Adrián Ramos, master en Economía en la London School of Economics, trabajó durante 15 años en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en la sede de Buenos Aires. Este economista argentino que actualmente tiene 44 años interrumpió en 2011 la carrera en ese organismo de la ONU para incorporarse como asesor del entonces candidato presidencial de su país Ricardo Alfonsín. Es que Ramos siempre ha sido, como los Alfonsín, de la Unión Cívica Radical (UCR), el tradicional rival del peronismo. Ahora da clases e investiga en la Universidad de Buenos Aires (UBA), pero además se candidatea a diputado por Buenos Aires en las elecciones legislativas primarias y obligatorias que se celebrarán el próximo domingo en Argentina, y en las que el peronismo kirchnerista constará cómo marcha su nivel de popularidad. Ramos participará de las primarias de la alianza Unen, que integra a fuerzas de centro y centroizquierda.
La lista de Ramos se llama Suma Más y está encabezada por otro economista, Martín Lousteau, que fue el ministro de Economía del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que ideó el aumento tributario a las exportaciones agrícolas que derivó en el intenso conflicto agrario de 2008. Lousteau renunció en plena disputa, que se extendió durante cuatro meses de bloqueos de carreteras, y desde entonces se ha mostrado crítico con el kirchnerismo. En diálogo con El País, Ramos advierte de que no ve en toda Latinoamérica "ninguna estrategia para un crecimiento alto y sostenido en el tiempo".
Pregunta. ¿Cómo está la economía argentina?
Respuesta. El año pasado fue un año muy malo porque hubo una sequía muy fuerte en el sector agropecuario y también hubo problemas en la economía de Brasil, que afectó bastante a Argentina. Estas dos variables que son exógenas a las decisiones de política económica local tuvieron un desempeño distinto en 2013. Por un lado, el sector agropecuario mejoró en forma relativa y, por otro, la situación de Brasil, si bien sigue con problemas en términos de ritmo de crecimiento, mejoró respecto al año pasado. Por un lado, tenemos una economía argentina que desde 2007/2008 entró en un sendero de crecimiento moderado, de estancamiento que, más allá de los vaivenes como los que estoy mencionando de un año más o menos, entró en un sendero en el cual romper la tendencia no parece muy probable en el horizonte que uno puede prever.
P. ¿Cuáles son los problemas por los que no se puede crecer rápido otra vez?
R. Existen dos tipos de problemas. Por un lado, aquellos asociados en forma directa con las torpezas de la política económica del Gobierno local. Por otro, más asociados a la ausencia de políticas de largo plazo. En el primer caso, aparecen los temas más conocidos en forma cotidiana, como la inflación. Se vienen acumulando ya varios años con tasas de inflación del orden del 20% o 25%. Inicialmente el Gobierno negó estas cifras a través de la manipulación del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos). Después buscó atrasar el (precio del) dólar (respecto de la inflación, con la consiguiente apreciación real del peso) y aumentar los subsidios para mantener las tarifas (de servicios públicos) como variables antiinflacionarias. Finalmente intentó moderar las (negociaciones salariales) paritarias y congelar precios. En realidad, fue un conjunto de parches sin una estrategia seria contra la inflación. Pero diría que en los últimos dos o tres años el problema se agravó más porque, mientras hace dos o tres años uno podía estabilizar la inflación atacándola en forma directa al mantener de manera relativamente constante los precios relativos, la distorsión de precios que se acumuló en los últimos años ha hecho que esto sea mucho más difícil y más aún cuando se perdieron las holguras fiscales y externas. A pesar de ser un país de bajo endeudamiento en términos relativos en la región, menor que los de Brasil, Uruguay o Chile, las tasas de interés que paga por esa mala política económica son más altas. Desde 2009 tenemos un déficit fiscal financiado básicamente a través del impuesto inflacionario, a través de una política monetaria totalmente pasiva respecto al déficit. Además están los problemas de mediano y largo plazo. Argentina sigue sin poder conciliar estabilidad, crecimiento sostenido y mejora distibutiva. Esto solo es posible con una estrategia de desarrollo económico-social. No es una carrera de 100 metros sino una maratón. Aquí aparecen dos variables por tener en cuenta. Por un lado, el tema exportaciones y, por el otro, inversiones. Argentina, luego del colapso de la convertibilidad (el régimen por que el cada peso era convertible en un dólar y que duró entre 1991 y 2002), entre 2003 y 2008 tuvo un desempeño de las exportaciones muy importante. Crecieron casi 13% por año en precio y casi 4% por año en cantidades. Pero desde 2008 las exportaciones están estancadas: mientras que los precios continuaron creciendo alrededor del 4% por año, en cantidades están estancadas entre 2008 y 2012. A pesar de haber tenido una mejora de precios internacionales muy importante, las exportaciones en los últimos cuatro años no han tenido un desempeño ni siquiera satisfactorio. Argentina es una economía con tendencia a la especialización en recursos naturales y servicios, y eso es claramente insuficiente para crecer sostenidamente y a la vez reducir las dualidades que existen. Es una economía que necesita expandir sus actividades urbanas con mayor valor agregado y generación de empleo, que están asociadas con el sector industrial. Por último, el tema inversiones, que son un compromiso del presente con el futuro. Para eso es necesaria una limitación de la discrecionalidad, un horizonte realmente previsible de apropiabilidad de la renta. Esto se ha visto afectado por los cambios de la política económica. Para adelante, el desafío principal sigue siendo ampliar, diversificar y modernizar el aparato productivo en una economía abierta.
P. ¿Cómo se resuelven estos problemas?
R. Para el primer grupo de problemas, como la inflación, la distorsión de precios relativos, el déficit fiscal y la tasa de interés, todo pasa por un manejo macroeconómico de corto plazo adecuado. No hay demasiado para inventar. Se trata de poner una coordinación de la política económica con un equipo económico que la lleve adelante. No parece un desafío que no pueda efectuar Argentina con un poco de raciocinio en el conjunto de políticas fiscales, monetarias y cambiarias. En las cuestiones de mediano y largo plazo, hay que definir una línea de desarrollo productivo en la que hay que asociar al sector público y al privado mediante una visión común al menos en algunas líneas generales que permitan conciliar estabilidad, crecimiento y mejora distributiva.
R. Son vaivenes, son cambios de un año al otro. Las modificaciones estructurales no se miden en periodos muy cortos. Lo cierto es que cuando uno mira la participación industrial sobre el PIB en la última década, no varió. Es más, tuvo una leve disminución. Y el desempeño exportador en los últimos cuatro años ha sido cero.
P. Pero en otros países latinoamericanos el PIB industrial se contrajo más.
R. La verdad es que no tengo la variación del PIB industrial de otros países en la cabeza, pero me parece que esta medida puede tener que ver con el bueno desempeño de los precios internacionales de las materias primas en la región. Pero es distinto en cada caso. Cuando uno mira la relación del valor de la producción de granos en Argentina, de cereales y oleaginosas, por habitante, es equivalente más o menos a 1.000 dólares por persona. Pero cuando uno compara, por ejemplo, con Chile con el cobre, el cobre es más o menos 2.000 dólares por persona. Y cuando uno mira lo que pasa con el petróleo en Venezuela, son más o menos 3.000 dólares por habitante. Con esto quiero decir que cuando uno trata de medir los recursos naturales de Argentina por habitante son menores a los de otros países de la región y, por lo tanto, la necesidad de tener un desempeño industrial mejor es mayor en un país como Argentina.
P. ¿Cómo ve la economía regional?
R. América Latina tuvo a partir de 2000 o 2002 un desempeño positivo a partir de la evolución de la economía mundial. Hubo un cambio muy importante de la economía mundial por el crecimiento acelerado de un conjunto de países con gran cantidad de población, que demandó alimentos y, por tanto, mejoraron las cantidades demandas como los precios de las materias primas tanto alimenticias como minerales. Esto favoreció un comportamiento relativamente importante del conjunto de las economías de América del Sur. Entonces tuvimos un periodo de crecimiento interesante en prácticamente todos los países de la región. Y cuando uno los toma en términos comparados, uno ve que todos tuvieron tasas de crecimiento relativamente similares, un ritmo del 3% o 4%, excepto algún destacado como Perú. Hacia adelante, en un mundo que está emitiendo algunas señales de cambio respecto a estas tendencias de las que hablábamos, se abren algunas conjeturas. Venimos de un periodo de alto crecimiento asociado a precios de materias primas elevados y a tasas de interés internacionales bajas. Hacia adelante pareciera que el ritmo de crecimiento de la economía mundial claramente va a ser menor al que tuvimos en el pasado reciente y la tasa de interés internacional puede tener una tendencia hacia el alza. Ambas variables macroeconómicas probablemente afecten la tasa de crecimiento media de nuestras economías. Además, sigue abierta la discusión acerca de la especialización sostenible de los países de la región. Hay una cierta reprimarización de la especialización productiva de nuestras economías. Éste es un debate abierto tanto en Argentina como en Brasil, Chile, Uruguay.
P. ¿Hay ejemplos o contraejemplos en Latinoamérica?
R. En América del Sur, más allá de algunas diferencias menores, hay corrientes grandes que las van arrastrando y que tienen producciones asociadas, ya sean materias primas alimenticias o mineras. Otra cosa es lo que pasa en América Central y otra, en México. Son países que han tenido evoluciones distintas porque los términos del intercambio (relación de los precios de las exportaciones e importaciones de un país) de estos tres grupos evolucionan de forma distinta con la economía internacional. Mientras en América Central una mejora de los términos del intercambio en petróleo o alimentos afecta de forma negativa esas economías, en América del Sur eso probablemente tenga efecto positivo.
P. Entonces no ve modelos o contramodelos…
R. Creo que América Latina está pendiente de una discusión. Tuvo un periodo de crecimiento importante en los años más recientes, pero sin definir una estrategia de mediano y largo plazo. No veo todavía ninguna estrategia para un crecimiento alto y sostenido en el tiempo.
P. Como miembro de la UCR, a la hora de buscar el voto, ¿no le pesa el pasado de la política económica de los dos últimos gobiernos radicales, el de Raúl Alfonsín (1983-1989), que acabó con una hiperinflación, y el de Fernando de la Rúa (1999-2001), que terminó en un colapso socioeconómico?
R. La verdad es que no. No me pesa para nada, como le debe pasar a los otros partidos que tienen una historia y una tradición en la política argentina, y que también tienen periodos buenos y malos.
Hay 2 Comentarios
Debe ser Rebossio, por que no la hay. La estrategia de tu pais y de sus vecinos es sobrevivir vendiendo sus recursos mientras sus poblaciones se endeudan y son trasquiladas con altos precios de los utilities, recuerda que el mercado lo resuelve todo.
Publicado por: willy | 06/08/2013 23:58:05
Lo felicito. la última pregunta anula todo lo anteriormente dicho en la entrevista. Las recetas liberales ya fueron implementadas y ejecutadas - a falta de votos a fuerza de tanques cuando hizo falta- en Argentina y en Latinoamérica. Los resultados ya fueron padecidos por cientos de miles de argentinos. Solo se le ocurre volver a lo mismo a los pequeños grupos de poder que siempre -como los gatos- caen parados..
Publicado por: Alejandro | 05/08/2013 23:13:16