Argentina gravará bienes de lujo para contrarrestar la salida de divisas

Por: | 22 de noviembre de 2013

El Gobierno argentino quiere frenar la sangría de reservas que ha sufrido su Banco Central en los últimos dos años, pese a los controles cambiarios que impiden las compras de divisas para ahorro, como ha sido costumbre en este país durante las últimas cuatro décadas, y las restringe para los viajeros al exterior. La autoridad monetaria ha perdido más de un tercio de sus reservas desde 2011, si bien buena parte de ese retroceso se justificó por el pago de deuda externa. Es así que este viernes el nuevo jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, anunció que elevará los impuestos a la adquisición de bienes de lujo, como coches, yates y aviones privados, que en general son importados y que, por tanto, implican una salida de divisas y una consiguiente pérdida de reservas para este país sudamericano.

   

No es que esas importaciones explicaran la mayor parte de la bajada de recursos del Banco Central, pero se habían acrecentado porque para algunos suponía como una alternativa de inversión, pese a que se trata de bienes de consumo. Sucede que con una inflación anual del 24% y depósitos a plazo que rinden el 8% o 10,5% en bancos como BBVA y Santander, ciertos acaudalados no saben qué hacer con el dinero. Una opción consiste en correr el riesgo de invertir en bolsa, que este año ha sido una opción muy rentable, pues la plaza de Buenos Aires subió el 89% y solo fue superada en el mundo por Caracas (371%). En ambos mercados bursátiles la compra de bonos es usada como mecanismo para adquirir divisas y colocarlas en bancos del extranjero, es decir, constituye una vía legal de fuga de capitales, aunque a cotizaciones de las monedas locales mucho menores que las oficiales. Para ser claros: en Argentina, el dólar cotiza a 6,07 pesos en el mercado oficial –donde solo se pueden comprar con restricciones divisas para viajes al extranjero o para empresas que importan o giran beneficios a casas matrices en el exterior-, pero la moneda norteamericana vale 8,97 para quien fuga legalmente el capital a través de la adquisición de acciones o bonos –le llaman contado con liqui, abreviatura de liquidación- o 9,94 para quien va a las cuevas, que son casas de cambio ilegales que operan muchas veces en negocios financieros con fachada legal. Al dólar marginal le llaman blue (azul).

Muchos afortunados calculaban que era un buen negocio comprar un coche de lujo, un yate o un avión importados porque los pagaban a la cotización oficial del peso, pero son bienes que después se revenden en Argentina según un precio dolarizado. Y el día de mañana podían desprenderse de ellos por dólares que después liquidarían en el mercado ilegal o que en el segmento legal cotizarían a mayor precio. Hay que tener en cuenta el dólar se apreció gradualmente el 23% frente al peso en lo que va de 2013 y ciertos analistas pronostican una devaluación brusca, vaticinio que otros desestiman. La brecha de las cotizaciones del dólar entre el mercado legal y el ilegal hace pensar a ciertos operadores y economistas que el valor oficial terminará subiendo si un día se volviese a liberar el mercado de cambios, como hasta 2011. Aquel año, el Gobierno de Fernández buscó clausurar la fuga de capitales con controles cambiarios, de modo de evitar una devaluación que impactara negativamente en la inflación y la actividad económica.

Ferrari

 

Es cierto que los coches, yates o aviones se van desvalorizando con el tiempo, pero no tanto como el peso. Es así que la situación cambiaria incentivó la compra de automóviles de lujo. De por sí el mercado de coches de Argentina, que desde 2012 ha superado al español, creció el 12,9% en los primeros diez meses de 2013. La economía argentina se expande al 3,7%, el paro baja al 6,8% y además la adquisición de coches en general, nacionales o importados, es vista como alternativa al deteriorado ahorro con depósitos a plazos o ante la imposibilidad de acumular dólares. Pero el segmento de coches de alta categoría, cuyas precios están dolarizados, creció mucho más que el total. Mercedes-Benz aumentó sus ventas un 32,9%; BMW, un 95,6%; Alfa Romeo, un 138,9% y Porsche, un 75,6%, por ejemplo. No son datos que enorgullecen al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, autodefinido como nacional y popular. Por eso este jueves el jefe de Gabinete dio pistas sobre el aumento impositivo a estos bienes: "Cuidar nuestras reservas significa no destinarlas a asignaciones de carácter suntuario, sino, muy por el contrario, a todo lo que significa generar una matriz de insumo producto que promueva la industrialización, que generemos las condiciones para que los insumos estratégicos para el desenvolvimiento de la economía tengan la fluidez necesaria". Con un estilo inusual en el kirchnerismo, Capitanich celebra conferencias de prensa diarias y este viernes dijo que “los que quieran comprar bienes de lujo” deberán “pagar más”, aunque no especificó cuánto más. 

Capitanich se refería en su argumento a la necesidad de importaciones de energía y de insumos para el sector manufacturero. Las principales vías de salida de divisas de Argentina en los últimos dos años han sido seis, según contamos en este blog hace unos días, y no incluyen la importación de bienes de lujo. Sellada la puerta para la fuga de capitales a tasa de cambio oficial en 2011, el Banco Central perdió reservas porque el Estado canceló deuda externa, lo que reduce la vulnerabilidad del país; porque las empresas privadas también saldaron pasivos en divisas, por temor a una futura devaluación; porque las industrias de automóviles y electrónica son muy dependientes de piezas importadas para ensamblarlas; porque Argentina perdió en 2011 su autoabastecimiento energético y necesita importar cada vez más gas y gasóleo y porque ha aumento la cantidad de argentinos que hacen turismo en el exterior y ha caído la de extranjeros en este país.

 

 

Con el turismo sucede algo parecido que con los coches de lujo. Muchos argentinos compran paquetes con billetes de avión y hoteles todo incluido porque los abonan a la tasa de cambio oficial más un recargo tributario del 20% (es decir, a 7,30 pesos por dólar, menos que el contado con liqui o el blue) y con tarjeta de crédito en pesos en hasta 18 cuotas con tipo de interés del 0%. Más de uno piensa que el día de mañana continuará la inflación y la depreciación del peso, que por ahora es gradual, no brusca, y por eso considera que hay un incentivo a comprar en este caso un servicio que seguramente se irá encareciendo. Por el contrario, los extranjeros que vienen a Argentina y pagan con tarjeta de crédito cambian sus divisas a la tasa de cambio oficial y muchos consideran que así las cosas cuestan más caras que en sus países de origen. Por eso más de uno llega a este país con efectivo y lo cambia en las cuevas. Entonces lo caro deviene barato. Como el déficit de divisas por turismo ha crecido tanto hasta superar el de energía, los analistas prevén que el Gobierno de Fernández adoptará alguna medida para restringirlo. Por ahora no lo ha hecho sino que ha comenzado por el impuesto a los bienes de lujo y también este viernes inició allanamientos a almacenes de páginas web que contrabandean productos importados, desde gafas y remedios hasta zapatillas y ropa, y que los clientes pagan con tarjeta de crédito a tasa de cambio oficial más el 20% de impuestos, lo que también se ha transformado en un estímulo a la creciente salida de divisas. 

Hay 1 Comentarios

Hay un error manifiesto, el Banco Provincia o el Banco Credicoop pagan hasta un 18% anual...

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Sobre el blog

Novedades, tendencias y debates sobre el devenir de la economía y el desarrollo de Latinoamérica y los latinoamericanos.

Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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