El campesinado, de la rebelión zapatista a un manual para jueces

Por: | 06 de enero de 2014

Llegan noticias de los que viven de y en el campo. De tierra adentro. La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) Vía Campesina (VC) difundió este viernes un comunicado para celebrar los 20 años de la rebelión zapatista en Chiapas. Y al día siguiente difundió un manual para jueces sobre la protección de los derechos de los campesinos. Este material fue elaborado en conjunto con la oficina regional de la Coalición Internacional para el Hábitat, FoodFirst Information and Action Network (FIAN) Internacional y la Red Iberoamericana de Jueces.

 

Empecemos por la carta de CLOC-VC a los campesinos de Chiapas, del resto de México y de otras partes del mundo. “Aquel 1994 navegaba en tiempos donde germinaban y fructificaban luchas en América Latina (sembradas y cultivas durante muchos años), a pesar de la ofensiva neoliberal que azotaba (y azota) a los pueblos del mundo”, dice la secretaría operativa de la organización. En aquel tiempo México ingresaba al área de libre comercio de América del Norte, con EE UU y Canadá. “No caben dudas de lo que significó para nosotras y nosotros el digno y rebelde alzamiento zapatista de enero de 1994, destelló iluminando nuestras luchas allí donde estuviéramos, fortaleció y agrandó nuestras esperanzas, allí en la trinchera o el camino, la montaña o la selva, el barrio o la villa, la comunidad, el cantón, el campamento o asentamiento, sea en el campo o la ciudad, en las fincas, en el arduo trabajo rural, o en las aulas de las universidades, en fábricas, en las cárceles, en el monte… en todos los rincones fue oxígeno rebelde, con el que se avivaron las llamas de las luchas populares y aun las brasitas y cenizas de luchas pasadas que algunos creían (o deseaban) apagadas”, señala la CLOC-VC. En 1999 llegaría al poder en Venezuela Hugo Chávez, que emprendió una reforma agraria y que es reivindicado por la organización campesina latinoamericana. En 2003, accedería al Gobierno brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), que aceleraría una tibia redistribución de tierras, que continúa su correligionaria Dilma Rousseff. En 2006 comenzó en Bolivia la administración del campesino Evo Morales, que emprendió su reforma. Al año siguiente fue el turno en Ecuador de Rafael Correa, que aún están por lanzar la suya. 

Pero la lucha campesina aún es ardua en todo el continente, incluidos los países mencionados. El manual para guiar a los jueces les recuerda los derechos de los que trabajan la tierra y analiza 25 casos judiciales de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala y México. En el primer capítulo, Sofía Monsalve Suárez, de FIAN Internacional, pregunta y responde “por qué es necesario aumentar la protección judicial de los derechos humanos de las campesinas y campesinos”. Comienza contando que en el mundo hay 1.200 millones de campesinos, de los cuales el 10% es de Latinoamérica. En esta región se emplazan 17,5 millones de explotaciones: 11 millones de subsistencia, 6 millones de agricultura comercial y medio millón de agricultura empresarial. En el país más extenso de América Latina, Brasil, los campesinos producen el 70% del frijol, poroto o judía, el 46% del maíz, el 58% de la leche, el 34% del arroz, el 59% de la cría de cerdos y la mitad de la de aves, es decir, son clave para la alimentación básica.

Pero Monsalve advierte de que los campesinos han sido “deliberadamente invisibilizados y condenados a desaparecer a medida que avanza el desarrollo y la modernización” de las sociedades. “Las violaciones masivas y sistemáticas de sus derechos humanos, raramente percibidas por los gobiernos, la justicia y la opinión pública en general, son quizá la muestra más flagrante de la opresión social, económica y cultural a la que prácticamente todas las sociedades contemporáneas han sometido al campesinado”, añade la autora.

De los 120 millones de campesinos latinoamericanos, 62 millones son pobres y 35 millones no pueden satisfacer sus necesidades de alimentación. De los 53 millones de latinoamericanos con hambre, dos tercios viven en el campo. El comité asesor del Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha buscado razones: la expropiación de tierras, desalojos y desplazamientos forzosos, la discriminación sexual, la ausencia de reforma agraria y de políticas de desarrollo rural, incluidos los sistemas de riesgo y de semillas –cita a Cuba, Japón, China y Taiwán como ejemplos positivos-, la falta de salarios mínimos y de seguridad social, los escasos ingresos de los campesinos no asalariados y la represión y penalización de los movimientos de defensa de los derechos de las personas que trabajan en zonas rurales, como en Brasil, donde entre 2001 y 2010 ha habido más de 10.000 conflictos territoriales, con 6 millones de agricultores afectados, 360 de ellos asesinados, según la Comisión Pastoral de la Tierra.

 

Monsalve añade una lista de problemas específicos de los campesinos en el acceso a la justicia. En eso influyen la distancia física de los tribunales, los costes de los litigios, la ausencia de tribunales agrarios en muchos países, la morosidad para impartir justicia, la reciente incorporación de los derechos sociales a las normas constitucionales y su falta de comprensión e interpretación jurídica sobre cómo aplicarlos a las cuestiones agrarias, las lagunas en la legislación agraria para proteger los derechos de los campesinos, la existencia de legislaciones contrarias a sus derechos –nombra a Ecuador y Bolivia como países que han reformado este tipo de normas- e impunidad “rampante” de los responsables de crímenes –en el estado brasileño de Pará, en la Amazonia, entre 1982 y 2008 unos 687 campesinos fueron asesinados, pero solo en 259 casos la Policía los investigó, en 144 se abrieron procesos penales y 18 terminaron en condenas contra 18 sicarios y nueve autores intelectuales, pero ninguno de estos nueve ha ido a prisión porque está prófugo o ha apelado la sentencia-. También alerta sobre la penalización de la protesta social y las violaciones de los derechos humanos  por la discriminación en el acceso a la justicia y por las relaciones de poder altamente desiguales en las zonas rurales.

Hay 2 Comentarios

Gracias Sr. Rebossio por esta noticia (diferente al estilo que nos tiene acostumbrados)... No me había puesto a pensar, pero es completamente cierto en todos los países de Latinoamérica: hemos invisibilizado a los campesinos.

Americano? USA? o de los Estados unidos Mejicanos?

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Sobre el blog

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Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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