Argentina sube tipos de interés y halla ganadores y perdedores

Por: | 06 de febrero de 2014

El Banco Central de Argentina, que preside Juan Carlos Fábrega, está desplegando una serie de medidas para domar la devaluación. Bajo las órdenes del ministro de Economía, Axel Kicillof, pero también apoyado por los técnicos de toda la vida de la autoridad monetaria, Fábrega procura que la brusca depreciación del peso del 22 y 23 de enero no se extienda más allá y que se acorte la brecha entre la cotización oficial y la de los múltiples mercados paralelos en los que inversores y ahorradores se hacen de dólares, o sea, fugan capitales, ante las restricciones para hacerlo en la plaza principal. Por un lado, el Banco Central reflotó este miércoles una norma que impone un límite a la tenencia de inversiones en dólares de los bancos locales, incluidas las filiales de BBVA y Santander, con lo que la moneda norteamericana sufrió su primera caída considerable desde la crisis cambiaria, de 8,01 a 7,91 pesos en un solo día. Por el otro, para acotar la diferencia entre las cotizaciones oficial y paralelas, una distancia que estimula las expectativas de nuevas devaluaciones, el Banco Central viene subiendo en las últimas dos semanas los tipos de interés.

 

Para comprender la movida, primero veamos los diferentes tipos de dólares a los que se puede acceder en Argentina, un país en el que desde hace 40 años, por crisis, devaluaciones e inflación, la moneda norteamericana es usada por ricos y clase media para ahorro y operaciones inmobiliarias. Está el mercado oficial, donde el dólar cotiza a 8,91 pesos y al que solo pueden acceder los exportadores, los importadores y las filiales de multinacionales que con cuentagotas consiguen autorización gubernamental para remitir beneficios a sus casas matrices. En el mercado oficial también pueden comprar un cupo de divisas los argentinos que viajan al exterior, pero deben abonar un recargo tributario que encarece el precio a 10,68 pesos. Desde el 24 de enero también pueden recurrir a este mercado, pero en cantidades reducidas, los ahorradores, con un recargo que eleva la cotización a 9,49 pesos. Las restricciones a personas y empresas que quieren hacerse del verde, la lechuga  o la rúcula, como se apoda a la moneda norteamericana por estos pagos, ha llevado a que se desarrollaran otros mercados, algunos legales y otros ilegales. Está el dólar ilegal o blue (azul) que se compra en las cuevas, que son casas de cambios, sociedades de bolsa, compañías financieras, agencias de turismo o incluso estancos, y donde cotiza a 12,60 pesos. Es un mercado pequeño pero influyente en las expectativas de devaluación. Más voluminosos son las sumas que se manejan en otras dos plazas legales, pero del sofisticado mundo bursátil: el llamado contado con liqui, al que recurren personas y empresas con cuentas en el exterior y que consiste en comprar acciones y bonos argentinos que cotizan en el extranjero y liquidarlos después allí, y el dólar MEP, que consiste en adquirir títulos públicos locales pero nominados en dólares y venderlos después para depositar el dinero en una caja de ahorros dentro del propio país. El contado con liqui cuesta de media 12 pesos y el MEP, 11.

Para reducir la brecha entre los dólares oficial y paralelos, el Banco Central elevó los tipos de las letras que coloca en el mercado para absorber liquidez del 21% al 29% en dos semanas. La medida elevó a su vez los tipos de los depósitos a plazo, como una manera de tentar a los ahorradores a ir los bancos en lugar de hacerse de dólares, que suelen ser acumulados en efectivo en cajas fuertes. Esta subida también impactó en el encarecimiento de los créditos tanto a grandes empresas y pymes, que suelen acceder a préstamos más comerciales que para inversión, como a las personas, que los usan para consumo. Las tarjetas de crédito elevaron el coste de la financiación y los planes que ofrecían las casas de electrodomésticos para ventas en 12 cuotas sin interés se han reducido a seis.

Dolar

¿A quién beneficia y a quién perjudica la subida de tipos?

Ramiro Castiñeira, economista de la consultora Econométrica, reconoce: “Hay un lobby (cabildeo de grupos de presión) para que suban, pero el alza de los tipos no soluciona el problema de fondo, la inflación (27,5% anual hasta diciembre pasado), que es por la emisión monetaria que se usa para cubrir el déficit fiscal. Lo que está haciendo el Banco Central es decirle al sector privado que se quede en pesos. El alza es negativo para quien toma créditos. Quien vende créditos venderá menos. Todo esto hace que la economía se empiece a frenar (en los primeros nueve meses de 2013 creció al 3,1%). El beneficio es que no suba el dólar paralelo. Es como decirle al sector privado: ‘¿Vos pensás que el blue va a subir a 15? Te tiento con más tasa (tipo) en el plazo fijo (depósito a plazo)’. Esto va a funcionar y además tendrá un efecto antiinflacionaria también, pero insuficiente. Cuanto menos sube el dólar paralelo, menos expectativas de que el oficial se aprecie (lo que genera inflación) y menos se atrasan las exportaciones (sobre todo, los agricultores y las comercializadoras de granos, principales productos de exportación de Argentina, están demorando sus ventas al exterior por perspectivas de que el día de mañana siga la devaluación del peso, lo que los beneficia porque cobran en divisas). El riesgo de subir las tasas de las letras del Banco Central es que se deteriora su patrimonio si se mantienen así en el largo plazo, y eso alentaría nuevas devaluaciones”.

Mariano Kestelboim, consultor de empresas y sindicatos e integrante del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular, un colectivo kirchnerista, no ahorra advertencias sobre la subida de tipos: “Al trabajador lo perjudica porque va a provocar un ajuste de la economía. Se va a limitar el consumo porque se recorta el financiamiento en cuotas. Va a significar un mayor costo para las pymes, que son las que más gente emplean. Se les complicará la cadena de pagos. Las pymes de ropa, por ejemplo, compran hilado a 30 días y los supermercados les pagan a 90 o 180 días. El alza de tasas perjudica a todos, las ventas caerán, provoca recesión. Son tiempos en que las grandes empresas aprovechan para comprarse pymes porque cae el valor de los activos. Al único que beneficia esto es a los bancos siempre y cuando no caigamos en una recesión e inflación fuertes. Lo que busca el Gobierno con ésta y otras medidas es achicar la brecha cambiaria (entre tasas oficial y paralelas). El Gobierno necesita que el campo liquide su cosecha, para que, en vez de guardar los granos en silos, meta los pesos en los bancos. Para eso lo trata de seducir, congelando el tipo de cambio oficial. Y al reducir la brecha, se apuesta a la estabilidad macroeconómica del país. El ajuste puede aumentar el desempleo y así bajar los salarios, pero también activar inversiones más adelante en sectores como el minero y el petrolero”.

 

En cambio, Fernanda Vallejos, asesora del Ministerio de Economía, analiza el encarecimiento del dinero con mejores ojos: “Se apuesta a achicar el diferencial entre la tasa (de interés) doméstica y las internacionales. Busca desincentivar la dolarización de las carteras. Es una de las medidas para responder a la caída de reservas internacionales (de 52.000 millones de dólares en 2011 a 27.851 millones actuales, lo que ha desembocado en la reciente devaluación del peso). Teóricamente el alza de tasas puede tener un impacto negativo en la inversión, pero en Argentina los créditos a la inversión están ligados a líneas de financiamiento del Estado o a las que el Banco Central obliga a los bancos a dar, con un tope en las tasas. El alza de tasas es una medida de coyuntura que tiene más beneficios que potenciales riesgos. Si no se dolarizan las carteras, mejoran las reservas del Banco Central”. Y, como dice Kestelboim, el modelo económico kirchnerista tiene fecha de vencimiento en la medida en que se sigan perdiendo esas reservas, aumenten la devaluación, la inflación y se contraiga así la economía.

Hay 6 Comentarios

Como si se podía adoptar un tipo de cambio fijo con el dolar "por la cara"....por supuesto que no, se reemplaza por un tipo de cambio no oficial.


ROLANDO SANTIAGO......dime de que nacionalidad eres y te diré de que presumes y de que careces.

Unicamente, el ser humano comete los mismos errores dos veces. Los argentinos deberían de ser expertos en crisis cambiarias y hiperinflación. Tasas del 29% por las letras del Banco Central es una muy mala señal.
Sin lugar a dudas, la situación no viene facial para los argentinos.

alejandro, están saliendo a la palestra graves perjuicios a la argentina, por parte de grandes poderes económicos, es mas, al parecer el incendio de barracas no es muy casual que se diga, ya que se están encontrando documentación muy aspera que involucra a los propietarios del edificio en especulaciones graves, espero, cuando tengas mas información escribas un artículo sobre esto, ya que tu amigo peregil, no creo que lo haga.gracias.

Muy bien, Rebossio. Por fin un análisis equilibrado e imparcial sobre Argentina en este diario. Esto es periodismo y no lo que hace tu colega Peregil.

me parece que argentina otra vez esta cerrando bocas y está desdibujando sonrisas, y es que las catastrófes anunciadas por los medios en especial este, con peregil a la cabeza; no se han visto, al contrario ahora vemos con admiración como el dolar baja estrepitozamente y el central comienza a comprar dolares.
BIEN por argentina.
y

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Eco Americano

Sobre el blog

Novedades, tendencias y debates sobre el devenir de la economía y el desarrollo de Latinoamérica y los latinoamericanos.

Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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