Lejos de las sanciones que han aplicado EE UU y la Unión Europea contra Rusia, los países latinoamericanos han abogado por el diálogo para solucionar las crisis de Ucrania y Crimea. Después de la considerable influencia que tuvo la Unión Soviética en América Latina en la Guerra Fría y la pérdida de peso ruso a partir de la caída del comunismo en los 90, la Rusia de Vladímir Putin ha estrechado lazos políticos y económicos con la región, sobre todo con algunos países. El gigante euroasiático le da una importancia significativa al grupo BRICS, que integra con Brasil, India, China y Sudáfrica, que en 2013 proyectó la creación aún no concretada de un banco de desarrollo. Pero además ha designado socios estratégicos a Argentina, Cuba, Ecuador y Venezuela. Incluso el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, ha llegado a plantear hace semanas que su país negociaba la instalación de bases militares en tierras cubanas, nicaragüenses y venezolanas.