Novedades, tendencias y debates sobre el devenir de la economía y el desarrollo de Latinoamérica y los latinoamericanos.
Sobre el autor
Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.
La salida de capitales de un país perjudica su desarrollo de diversas formas. Por un lado, porque son fondos que, al salir del sistema financiero local, dejan de prestar a la actividad económica de allí. Por otro, porque muchas veces esos recursos salen de manera ilegal y dejan de tributar en el país de origen. En general, los capitales que salen de países en vías de desarrollo van a los desarrollados o a paraísos fiscales. Entre los emergentes que más han sufrido históricamente la salida figuran los latinoamericanos, pese a que en el siglo actual muchos de ellos atrajeron fondos, en general de países ricos.
Emiratos Árabes es un país del tamaño de Austria. Los PIB de ambos también tienen un tamaño similar, un poco menor a la de Argentina. El país asiático es la 28° economía del mundo, la octava de su continente. Su renta per cápita (39.058 dólares) es la 26°, un escalón por encima de la británica y un tercio más que la española. Tiene solo 9 millones de habitantes, pero el 10% de las reservas probadas de petróleo del mundo y uno de los polos financieros más importantes de Oriente Medio, Dubái, cuyo aeropuerto es el de más viajeros internacionales del planeta, ha superado este año a Londres-Heathrow.
A la negociación del acuerdo de asociación entre la Unión Europea y Mercosur le sucede como al cuento del lobo. Desde hace 14 años alguien dice que está a punto de sellarse, que esta vez el diálogo va en serio, pero el pacto nunca llega. Los negociadores comerciales más duros dicen que es mejor un “no acuerdo” que un mal acuerdo. Quizá eso es lo que ha sucedido en estos años de infructuosa negociación entre un bloque proteccionista del campo, como la UE, y otro exportador de bienes agrícolas, pero con interés en resguardar su industria, como el sudamericano. En ese contexto, el jefe de Gabinete de Ministros de Argentina, Jorge Capitanich, destacó la semana pasada que la anterior en Montevideo los negociadores de Mercosur lograron “avances significativos” para la “presentación de una oferta común” a la UE. Cada bloque debe presentar ofertas de liberalización del 90% de su comercio, pero primero Mercosur debe alcanzar un consenso entre sus miembros sobre qué productos quedarán en el 10% resguardado y cuáles bajarán antes o después sus aranceles de importación. A finales de abril, se celebrará otra reunión interna del bloque del Atlántico para definir la propuesta final que se elevará a la Comisión Europea, que tiene un mandato para negociar, no debe consultar a los 28 miembros comunitarios aunque elaborará su oferta teniendo en cuenta que un eventual convenio requerirá su ratificación por cada uno de ellos.
El rey Juan Carlos viajó la semana pasada con una delegación de empresarios a Kuwait, que, a diferencia de Catar y Emiratos Árabes, aún no ha despegado como centro financiero y aéreo en el Golfo Pérsico, pero que tiene planes de serlo a futuro. Territorio de la guerra entre Irak y EE UU entre 1990 y 1991, Kuwait tiene proyectos de infraestructura y no solo buscar ampliar sus lazos con España sino con Latinoamérica.
No es el mejor día para hablar de tecnologías de la información en Latinoamérica. Es a horas de que Intel anunciará el cierre de su emblemática planta de microprocesadores en Costa Rica, lo que afectará no sólo a la economía del país centroamericano sino al anhelo de toda la región de avanzar hacia una industrialización de bienes de alta contenido tecnológico y no depender sólo de las materias primas y el ensamblaje de manufacturas. Pero es hoy cuando en este blog presentamos que Brasil, Uruguay, Chile y Costa Rica cuentan con el mayor desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en América Latina. Por lo menos a esa conclusión ha arribado la Corporación Andina de Fomento (CAF) en un análisis que abarcó a 14 países de la región y que fue presentado hace dos semanas en un seminario sobre educación e innovación en Buenos Aires. Bolivia, Paraguay, República Dominicana y Perú se encuentran entre los de menor índice integral de desarrollo de las TIC, que abarca cuatro dimensiones: institucional, económica, de infraestructuras y de capital humano. La institucional incluye el marco regulatorio y la inversión pública en fibra óptica, por ejemplo. La económica contempla el gasto en TIC per cápita, el precio de los servicios, la concentración del mercado y las exportaciones del sector. De las infraestructuras se evalúa la penetración de los servicios, el desarrollo de la industria satelital y la presencia de las TIC en escuelas, entre otros aspectos. Por último, el ítem de capital humano evalúa la matriculación universitaria, la tasa de graduados en ingeniería, la proporción de investigadores por habitante, la capacidad innovadora, la calidad de las instituciones de investigación, la colaboración entre universidades e industrias y la adopción de las TIC por parte de los trabajadores.