Latinoamérica vive una encrucijada complicada en términos económicos. Se acabó la bonanza de los altos precios de las materias primas y el dinero que fluía a mansalva hacia los mercados emergentes por el dólar antes débil. Los logros sociales se estancan. ¿Y ahora qué puede hacer la región? ¿Qué más tiene para ofrecer al mundo que productos básicos? ¿Cómo se puede seguir reduciendo la pobreza y la desigualdad en tiempos de menor crecimiento económico? Para responder a eso iniciamos hoy una serie de entrevistas con economistas que estudian América Latina, así como hicimos en 2013, cuando ya se advertían algunas de las tendencias actuales.
Hace dos años, una de aquellas conservaciones que más impacto tuvo fue la que mantuvimos con el chileno Andrés Solimano, doctor en economía por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y presidente del Centro Internacional de Globalización y Desarrollo (CIGLOB). Allí recaló después de una larga trayectoria por organismos internacionales, la Universidad de las Naciones Unidas y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Sus últimos libros fueron Migraciones, capital y circulación de talentos en la era global y Capitalismo a la chilena. Y la prosperidad de las élites. Ahora conversó con El País desde sus vacaciones en Chiloé.
Pregunta. ¿Cómo ve a la región?
Respuesta. Hay una desaceleración de las economías emergentes, entre las que se encuentran las latinoamericanas. Al nivel global se desaceleran China, India, Rusia y también Latinoamérica. En 2014, la región habría crecido el 1,5%. Y hay una desaceleración general de las economías emergentes en parte por la desaceleración de China, por los precios de los commodities (materias primas), de los cuales Latinoamérica es bastante dependiente, y en algunos de nuestros países hay ciertos desequilibrios. No hay un colapso de los commodities, pero sí una reducción de precios. También hay una menor demanda de exportaciones latinoamericanas porque en los años anteriores se orientaron a Asia ante las bajas compras de la Unión Europea. Está el tema del dólar porque se aprecia frente al euro y las monedas latinoamericanas. Eso le puede servir a exportaciones no tradicionales porque hace más competititvas las economías, sobre todo las manufacturas y bienes agroindustriales. También ayuda a los que compiten contra importaciones. Puede llegar menos capital extranjero por una mayor tasa (tipo) de interés de EE UU, aunque no subirá en la UE. Entonces yo diría que el cuadro global es de menos crecimiento que en 2010-2014, con términos del intercambio (relación entre precios de exportaciones e importaciones) menos favorables para la región.
Andrés Solimano/ANDRÉS SOLIMANO
P. ¿Qué puede hacer Latinoamérica para seguir creciendo, creando empleo y reduciendo la pobreza?
R. En general están mejor las economías latinoamericanas que antes. En general tienen tipos (tasas) de cambio flexibles, salvo Argentina y Venezuela. Eso permite que el tipo de cambio se deprecie. Antes el ajuste era por la actividad económica. Ahora es por el tipo de cambio. La situación fiscal mejoró, también las reservas de los bancos centrales y el sistema bancario. Hay más fortaleza, no es total, pero no somos tan vulnerables como en el pasado. Los países con espacio fiscal podrían hacer política fiscal contracíclica, más gasto y menos impuestos. Podrían hacer proyectos de infraestructura física regional, que impulsarían la demanda. También hay que proteger lo social, que no se golpee a los trabajadores.
P. ¿Se puede revertir el estancamiento actual del empleo y los logros sociales?
R. La pobreza está en el 28%. El nivel máximo en 2002 era de más del 40%. Ha habido una reducción importante. La desigualdad ha bajado en países como Brasil, Venezuela, Argentina, en Chile un poquito, pero sigue alta en la comparación mundial. Cuando hay desaceleración económica, se golpea a los más a pobres. Esas ganancias de reducción de pobreza y desigualdad pueden verse afectadas. Hay aún 170 millones de pobres. Además el índice Gini (de desigualdad de ingresos) ha bajado, pero deja sin relevar a los ciudadanos de renta más alta porque no hay datos fiscales para medir mejor su situación. Los ricos tienden a subdeclarar en las encuestas de hogares. Entonces hay una subestimación de la desigualdad de ingresos. No es lo mismo que en la UE y EE UU, donde los investigadores sociales pueden acceder a datos, sin nombres, de las declaraciones de ingresos de esas rentas altas. También se desconoce el nivel de desigualdad de activos, que es significativamente más alta que la de ingresos.
P. ¿Qué tiene Latinoamérica para ofrecer al mundo además de materias primas?
R. Tiene una base industrial no tan fuerte como Asia, pero México, Brasil y Argentina tienen ciertos sectores. Con Mercosur, Brasil y Argentina han podido mantenerlos, mientras México exporta a EE UU, tiene mucha maquila (ensamblado), pero de todas maneras tiene un sector industrial. Y otros países tienen industrias, aunque no tan fuertes como las de esos tres. Hay que impulsar la industria, con el tipo de cambio, pero también con políticas tecnológica, del conocimiento e industrial, como hicieron Tailandia, Singapur, Corea del Sur o China. Latinoamérica debería aprovechar esta coyuntura para que su producción no sean solo materias primas y servicios de bajo valor agregado. Hay que ocuparse del conocimiento, del valor agregado, el capital humano, la economía de la información. Latinoamérica tiene buenas universidades, gente preparada, que podría vender conocimiento. La industria informática de EE UU usa inmigrantes y casi el 70% de ellos son de Asia, muchos de India, y pocos de Latinoamérica. Puede que no seamos tan competitivos, que los mercados no identifican a la región como de la industria del conocimiento y la información. Esto necesita un nuevo enfoque, después de aprovechar años de exportaciones de commodities.
P. ¿Pero ahora ya están exportándose otros productos o servicios?
R. Hay una industria de exportación importante. En Chile están el salmón, el vino, la madera, la fruta, que tienen algo de manufactura y podrían desarrollarse más. Ecuador exporta flores. Tambien el turismo podria exportarse más con mayores esfuerzos.
P. ¿Cómo ve a las principales economías: Brasil, México, Argentina, Colombia, Venezuela, Chile y Perú?
R. Veo complicados a México y Venezuela por la caída del precio del petróleo. Venezuela está muy concentrada en el sector petrolero. México justo está abriendo el sector al capital privado y extranjero. En Venezuela la balanza de pagos depende del petróleo, y ya venía con problemas grandes, con el mercado cambiario intervenido. La muerte de (Hugo) Chávez creó un vacío de liderazgo que afectó a la economía en general. Es un país a observar porque está en una situación difícil. México se beneficia del ascenso de EE UU, pero tiene grandes problemas de seguridad, narcotráfico, violencia, que afectan la llegada de inversores extranjeros y turistas. A Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, el club de los andinos, les ha ido bien, con un manejo macroeconómico adecuado. Ecuador hizo un esfuerzo de inversión pública y habrá que ver cómo se financia, pues depende del precio del petróleo. Colombia también hizo su modernización. Tiene un manejo económico bastante pragmático, con Mauricio Cárdenas como ministro. Le ayuda haber avanzado con el acuerdo de paz. No depende tanto de los commodities como Venezuela. Peru está mejor que Chile y el promedio latinoamericano, pero también corre el riesgo de la desaceleración global.
Puerto de Río de Janeiro/EFE
P. ¿Y el resto?
R. Brasil se desaceleró fuerte en estos dos años, como Rusia. Es una economía grande con producción para el mercado interno, que no está aislado. Hay que ver cómo vuelve a crecer, tiene demandas sociales, se ha metido a hacer el Mundial, los Juegos Olímpicos y eso le quitó recursos a la educación y el transporte. Argentina también se ve afectada por el cambio de las commodities, tiene un problema con el sistema cambiario, pero siempre sale adelante cuando hay expectactivas negativas. Es de los vulnerables junto con Venezuela. Chile se espera que crezca más lento. Creció 1,7% en 2014. Ya no 5,3% como en 2010/13. Pegó la bajada de los commodities y la derecha hizo una campaña dura contra las reformas de (Michelle) Bachelet, que afectó las expectativas del sector privado.
P. Ahora que se aprobaron varias reformas parece que Bachelet recupera popularidad…
R. Las reformas ya se aprobaron, no hay más incertidumbre. Es muy complejo el nuevo código tributario, yo hice mis observaciones sobre el bajo tributo al cobre. También avanza la reforma educativa y eso debería mejorar las expectativas. Los empresarios tienen bajos impuestos y tasas de ganancia muy altas, y eso se afectó, pero tienen que ser pragmáticos, ya está la ley aprobada. Tienen el costo de seguir postergando la inversión, los capitalistas tienen que invertir porque tienen que ganar dinero. Y el consumidor depende más de su expectativas de empleo y salario para definir cuánto gasta. Estará más cauto, aunque tampoco habrá crisis: las predicciones para 2015 son de crecimiento del 2,5% o 3%, va a tomar tiempo el volver a crecer rápido.
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