Jomo Kwame Sundaram, más conocido como Jomo, es un economista malayo de 62 años que ocupa el cargo de subdirector general para el desarrollo económico y social de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, según sus siglas en inglés). Lleva desde 2002 desempeñándose en el sistema de la ONU. Como tal, anticipó la crisis mundial de 2008/2009, así como también lo había hecho con la debacle asiática de 1997/1998. Integró la comisión de expertos de Naciones Unidas que lideró el Nobel de Economía Joseph Stiglitz para la reforma de los organismos financieros internacionales. Graduado en la Universidad de Yale y doctorado en Harvard, enseñó en ambas, así como también en su país y Singapur. En Malasia fundó y dirigió entre 1978 y 2004 el Instituto de Análisis Social e integró el Consejo Consultivo de la Economía Nacional. Desde su cargo en Roma mira también a América Latina.
Pregunta. ¿Cómo ve a la región?
Respuesta. Latinoamérica es muy diversa. Pero es correcto enfatizar ciertas tendencias comunes. Buena parte de Latinoamérica estaba creciendo razonablemente bien hasta los 70. Después vinieron una o dos décadas perdidas: en los 80, la crisis de la deuda y en los 90 hubo un poco de mejora y luego un declive. Las cosas mejoraron en la última década y la principal razón fue el aumento de los precios de las materias primas. Hay varias razones para este incremento. El precio del petróleo subió y eso afectó los de otros productos básicos. Otro factor importante es que el crédito internacional está disponible a bajos tipos de interés y eso ayudó a financiar algo del crecimiento latinoamericano. Algunos países de la región lo hicieron especialmente bien por motivos específicos. Pero la capacidad manufacturera de Latinoamérica, sobre todo en el área hispana, es decir, sin incluir a Brasil, fue en general destruida en los 80. Entonces la región se convirtió otra vez en una economía principalmente productora de materias primas. El alto incremento de los precios de estos productos en el periodo reciente fue en especial en minerales. Hubo algo de aumento en varios productos agrícolas, pero no tanto. Pero ahora tenemos la reversión de las dos condiciones importantes que impulsaron el crecimiento en la década pasada. Uno es el mayor coste del dólar, pero más importante es el colapso del precio del petróleo y su impacto en otros minerales y, en menor medida, los productos agrícolas. Aquellos países que fueron exitosos en el periodo reciente exportando materias primas ahora van a sufrir.
P. ¿Por qué?
R. Desafortunadamente, la mayoría de las economías latinoamericanas no se ha diversificado mucho en este periodo. El otro proceso en la región desde principios de este siglo fue el descenso de la desigualdad. Este declive se debió a varios factores: mejora del empleo y protección social, que mejoraron las condiciones de los pobres. Muchos pobres se transformaron en gente de medianos ingresos. Buena parte de sus ingresos adicionales los gastan porque viven aún en condiciones modestas. Cuando gastan ese dinero, se incrementa la demanda y eso ayuda a esas economías. Pero ahora, a pesar de que no sabemos si habrá una reversión de los programas sociales, las mejoras en los ingresos por el empleo o por los aumentos de precios de los productos básicos están revirtiéndose y eso afectará la demanda doméstica. Esto es un gran problema para el futuro de Latinoamérica.
Jomo Kwame Sundaram, subdirector general de FAO para el desarrollo económico y social/ONU
P. Entonces es pesimista sobre Latinoamérica…
R. No solo sobre Latinoamérica sino sobre la mayoría de los países en desarrollo. Solo unos pocos países en desarrollo han sido capaces de diversificar sus economías para ser más industriales. Latinoamérica era diferente que otras regiones porque había habido algo de transición hacia la industrialización desde principios de los años 30. Sobre todo las grandes economías latinoamericanas fueron industrializándose de manera lenta, con Brasil más rápido que otras por su enorme mercado doméstico y por las políticas de sus Gobiernos. Brasil tuvo la mayor tasa de crecimiento en el mundo entre los 30 y los 70. Pero esa situación ya no existe. Muchas de las instalaciones industriales de Latinoamérica fueron destruidas por las políticas económicas que quisieron o debieron adoptar desde principios de los 80.
P. ¿Cómo están las grandes economías latinoamericanas?
R. Brasil tiene ahora varios problemas específicos, que tienen que ver con políticas domésticas y su relación con la situación internacional. México también está afectado por políticas domésticas, pero por razones distintas. Lo mismo puede decirse de Argentina. Venezuela sigue siendo muy dependiente de las exportaciones de petróleo y esto la va a afectar. Y, por supuesto, la situación política está muy díficil. La situación de Chile y especialmente de Perú no es tan mala. Y Colombia está en una situación muy especial: porque está empezando a recibir los dividendos del diálogo de paz y además ha sido un gran receptor de asistencia económica de EE UU y otros países.
P. ¿Encuentra buenos o malos ejemplos en la región?
R. Muchas personas en el mundo a las que les preocupa la desigualdad y cómo la demanda doméstica puede mejorar la economía aprecian muchos los logros en Latinoamérica en la última década. También hay mucha gente preocupada por Grecia y que mira cómo Argentina enfrentó varios problemas serios de la tasa de cambio fija con el dólar, que rigió durante los 90. Ahora parece que habrá una solución: parece que EE UU y el FMI (Fondo Monetario Internacional) pestán aceptando que hubo un gran problema no solo del país deudor sino también de quienes le prestaron en determinadas condiciones. Pero el fallo (de EE UU) del año pasado a favor de los ‘fondos buitre’ (y contra Argentina) pone problemas a esa solución. También mucha gente está mirando cómo otros países latinoamericanos resolvieron problemas similares a los del sur de Europa, ya sea Grecia, España o Italia. La gran diferencia es que estos países europeos son miembros de la eurozona. Pero estamos en una situación diferente en la que la distinción entre países desarrollados y en desarrollo es menos relevante y la gente está aprendiendo lecciones de unos y otros.
P. ¿Cuáles son los buenos ejemplos latinoamericanos en reducción de la desigualdad?
R. El más espectacular éxito ocurrió en Brasil, pero hay una lista de muchos países en los que hubo progresos significativos. Hay que recordar que en la mayoría de estas economías la desigualdad era muy alta, pero da esperanzas porque en muchos otras partes del mundo la desigualdad está creciendo.
P. ¿El conflicto con los ‘fondos buitre’ y la actual crisis de deuda de Argentina no demostrarían que el ejemplo argentino no es tan perfecto?
R. Es cierto, pero ahora la gente buscará tomar deuda en otras jurisdicciones. Algunos argumentan que si Argentina no hubiese tomado dinero en Wall Street sino en Londres, este problema no hubiese ocurrido. La ley es muy poco clara. La discrecionalidad de los jueces es muy compleja. El hecho de que no haya acuerdos internacionales sobre reestructuraciones de deuda es un problema mayor. En el pasado todo el mundo pensaba que las reestructuraciones de deuda eran un problema de los países en desarrollo, pero en los últimos años vimos que esto también es muy importante para otros países. No es una cuestión de izquierda o derecha. En Grecia ahora hay izquierda y derecha en la coalición gubernamental. Islandia rechazó pagar la deuda como la demandaban Reino Unido y Holanda, y era un gobierno conservador. Si hubiese un acuerdo internacional, los procesos de reestructuración serían menos dolorosos. Es difícil predecir las consecuencias del caso argentino, pero puede haber más gente yendo a financiarse a Londres, Fráncfort, Hong Kong o Shanghai.
Protestas en la crisis argentina de 2001/AFP
P. No mencionó si hay malos ejemplos en la economía latinoamericana…
R. Soy un funcionario internacional: no hablo mal de ningún país. Es importante aprender lecciones del pasado. Mucha gente está de acuerdo en que se cometieron muchos errores, como con la tasa de cambio fija que derivó en la crisis de deuda de Argentina (2001).
P. ¿Y en el presente le preocupa algún país de la región?
R. La mayoría está enfrentando problemas de corto y largo plazo. La caída del precio de las materias primas y el fortalecimiento del dólar son problemas actuales, pero tenemos que mirar más allá: cómo desarrollamos de manera más balanceada las economías, no solo concentradas en producción primaria, cómo crear puestos de trabajo para que se llegue cerca del pleno empleo. Muchos de estos países sufren un severo subempleo (trabajadores que se desempeñan menos horas o con menos ingresos de los pretendidos, o sobrecalificados para su empleo). De hecho, en la mayoría de los países en desarrollo la gente no puede afrontar el hecho de estar desempleada y tiene otro tipo de empleos. Como funcionario de FAO, digo que es muy importante el rol del desarrollo agrícola, pero también insisto con el rol del desarrollo industrial.
P. ¿Qué opina del enfrentamiento entre agricultura de exportación y familiar?
R. La cuestión es que la mayoría de las unidades agrícolas son familiares, incluso las grandes. La diferencia radica entre los minifundios y los latifundios. Pero ser un pequeño agricultor no significa que no se hagan cultivos comerciales o para exportación. En Malasia hay un montón de plantaciones de caucho de grandes productores, pero también las hay de pequeños y son muy competitivos. El problema en Malasia y en muchas partes del mundo es que hay políticas que discriminan a los pequeños productores. Deben tomarse medidas apropiadas para revertir esto. También hay grandes tierras destinadas a producciones pobres, no necesariamente para exportación.
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En el Perú casi las tres cuartas partes del mercado laboral son de trabajo precario. Y somos los campeones mundiales en horas de trabajo extra no pagadas. Nuestro crecimiento económico es una mentira...
Publicado por: Javier G | 28/02/2015 23:48:47
"Muchos países latinoeuropeos sufren un severo desempleo"
Publicado por: bossa-nova | 25/02/2015 20:34:20