Luis Bértola es el segundo economista que entrevistamos este año para analizar la encrucijada en que se encuentra Latinoamérica. Es uruguayo, profesor titular de Historia Económica y Social de la Universidad de la República, en Montevideo. Investigador asociado de la Universidad Carlos III y del londinense Centro de Investigación de Política Económica (CEPR, según sus inglas en inglés), fue consultor de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Gobierno y el Banco Central de su país. Después de jugar por la mañana al baloncesto, atiende desde la capital uruguaya.
Pregunta. ¿Cómo ve a América Latina?
Respuesta. La primera advertencia es que, si bien hay características parecidas que nos hacen seguir hablando de Latinoamérica, implica un corte un poco grueso. Yo me cuento entre los que advirtieron que el ciclo de la última década no era una ruptura con el pasado de la región. Como historiador económico no hice más que advertir que la historia de Latinoamérica no es la de un estancamiento o un bajo dinamismo, es de fuertes fluctuaciones, altas tasas de crecimiento seguidas de estancamientos o crisis profundas. El desafío es el crecimiento estable y acumulativo. Hace unos años vivimos mucha euforia, con la consolidación de la democracia, que es un logro impresionante en perspectiva histórica. Tenemos una política macroeconómica más equilibrada, en términos generales, aunque siempre hay excepciones. Había muchos elementos para ser optimistas, pero hay un conjunto de ellos que ya empezaron a desaparecer. Hoy no hay riesgo de crisis de deuda o de crisis económica como la de 2002 en el cono sur de la región, pero sí de lento crecimiento que no permita acortar distancias con los líderes de la economía mundial, lo que sería un fracaso.
P. ¿Qué hacer entonces?
R. Es lo que todos quisiéramos saber. El problema es que, cuando nos damos cuenta de que la bonanza pasó, vemos dónde había que haber hecho énfasis. Pero los políticos y los votantes son cortoplacistas, las oportunidades de negocio hay que realizarlas en periodos cortos. Por los precios altos de las materias primas, se venden activos, se hacen inversiones de corto plazo. Lo que todos saben es que hay que sentar capacidades de desarrollo de largo plazo, aportar conocimiento, tecnología, instituciones. Hoy eso pasa por la integración regional porque la demanda externa no va a desaparecer, pero no tendrá la característica tan positiva de la última década. Hoy hay que mirar la expansión de los propios mercados internos y del mercado latinoamericano, no con una cultura cerrada sino de cómo insertarnos en el mercado mundial. Pero la economía política es muy cruel: ¿quién va a pensar que la prioridad es el mercado regional cuando estás vendiendo commodities (materias primas) a China? Para eso necesitas élites políticas y estados fuertes capaces de concitar adhesión a políticas de largo plazo. Pero estamos capturados por demandas mucho más inmediatas.
Luis Bértola/UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
P. Había y hay en Latinoamérica muchas demandas sociales urgentes…
R. La deuda social era enorme, y no estoy diciendo que había que concentrar la riqueza para invertir y crecer. De ninguna manera. Buena parte de la política productiva pasó por atraer inversiones con exenciones impositivas y eso generó enormes oportunidades, rentabilidad a sectores que no siempre conducían a ventajas dinámicas, exenciones no siempre necesarias para hacer rentables esas inversiones. Tenemos grandes desafíos de productividad y por supuesto los de bajar la pobreza y la desigualdad, pero articulados con la política de transformación productiva. Si apostamos a la educación, pero no al mercado de trabajo que absorba a esa gente, los graduados trabajarán de cualquier cosa o migrarán.
P. Si no son materias primas, ¿qué puede ofrecer la región al mundo?
R. Ese es el gran dilema. No voy a repetir que tenemos turismo y cuestiones culturales. No queremos ofrecer salarios baratos, y además es difícil competir en eso con China. Los commodities van a seguir teniendo un peso, no hay que darles la espalda, ni usarlos solo como fuente de extracción de renta para redistribuir. Pensar que la riqueza natural ya está creada es tan dañino como el que apuesta solo a esa riqueza. Más que preguntarse qué puede ofrecer al mundo, hay que ver qué puede ofrecerse a sí misma. Tenemos un mercado enorme, en el que se han desarrollado capacidades. Más allá que se hizo poco en política industrial, se ha hecho muchísimo respecto de los 90. Hay un lento aprendizaje, ensayos de políticas, desarrollo de capacidades estatales.
P. ¿En qué países?
R. Brasil es el que más ha avanzado. Argentina tuvo sus políticas que, si bien malencaminadas, revalorizaron la industria. Pero están muy basadas en la transferencia de la renta agraria. En Uruguay hubo modestos avances. En Chile se habla del tema. En Colombia hay una larga historia de construcción institucional. En México tienen bases de desarrollo industrial, aunque es más complejo. Pero lo importante es que esas políticas no sean solo unas islas sino el núcleo potente de transformación que madura solo a mediano y largo plazo. Debe haber cooperación regional, desarollo de las cadenas de valor regionales. Hay que trabajar la superestructura financiera para tener mayor autonomía regional. Es algo importante para proteger y potenciar ante la volatilidad de los commodities y de los capitales internacionales.
P. ¿Cómo avanzar en la integración regional mientras rivalizan Mercosur y la Alianza del Pacífico, que a su vez mira a un acuerdo Transpacífico con EE UU y Japón?
R. Soy de la idea de avanzar en la integración regional lo más amplia posible. Lo que hay que tener es un objetivo de desarrollo y transformación productiva, incorporar la innovación. Si la integración regional genera comercio, pero inhibe a los sectores estratégicos, me pongo a pensarlo. Para Uruguay, Mercosur es un poco frustrante, la tentación de otras opciones es importante, pero hay que ver que la estrategia de integración regional responda al desarrollo y no solo al movimiento capitales y mercaderías. Mercosur es un elemento valiosísimo que hay que preservar.
P. ¿Cómo ve a las grandes economías de la región y a su país?
R. Las economías grandes están con desempeño más moderado. Brasil está muy frenado. México está bastante frenado y además con problemas institucionales muy serios que atentan contra la credibilidad del país. Veníamos de periodos en los que los países grandes y medianos y de renta más alta crecían más que los chicos, pero ya no. Se agotó un ciclo, no logramos cambiar las condiciones de productividad, que no ha aumentado y eso es un dilema importante.
El paso fronterizo entre Chihuahua, México, y EE UU/EFE
P. ¿Y fuera de Brasil y México?
R. Venezuela está en una situación desastrosa. Es un país que gozó de una renta petrolera enorme y antes de que terminara el ciclo de precios altos ya estaba en crisis. Es un modelo de fracaso, además de las consideraciones políticas que se puedan hacer, de la polarización, los radicalismos de ambos lados. No logró sembrar con petróleo una transformación profunda de la estructura productiva. Sí generó cierta ciudadanía en amplios sectores populares, pero sin bases sustentables de la economía y por eso hoy hay una crisis muy profunda. Colombia ha logrado diversificarse en minería y otros recursos naturales. A pesar de los problemas políticos, tiene mucha estabilidad institucional. Pero tampoco hizo cambios muy radicales: tuvo crecimiento medio o medio alto, pero no sé cómo le pegarán ahora los precios de los commodities. Perú es otro caso que ha obtenido renta, creció mucho, pero sus transformaciones sociales y económicas son muy moderadas. En 2014, Latinoamérica creció menos que la media de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico). Ya no sigue el ciclo de acortar distancias con la OCDE. En 2015 creceremos a la par de ella. Y la brecha sigue enorme, lo cual es importante no solo por el nivel de ingreso sino también por la productividad, la competitividad, que hace a la brecha a futuro.
P. ¿Y qué dice de Argentina, Chile y Uruguay?
R. Chile fue muy privilegiado con el cobre, pero no hubo transformación profunda. Tenía una deuda democrática y social muy profunda, alta desigualdad, que no se ha reducido de manera importante. Hoy el Gobierno, más que meta de crecimiento, tiene una meta social, la reforma educativa, la distribución del ingreso, el aborto. Está enfrentado a un dilema: ¿puede mantener el crecimiento mientras siga habiendo pocos avances en las reformas políticas y sociales? Hoy está cambiando el legado de la dictadura (1973-1990). No sé qué suerte puede tener. Argentina es un mundo aparte. Y Uruguay venía con una alta tasa de crecimiento, pero desaceleró radicalmente, del 6% o 7% a 2,5% o 3%. Ha reducido en forma importante la desigualdad, con políticas progresistas en muchos sectores sociales, pero sin transformación productiva, depende de los commodities. Sí hubo aprendizaje en política industrial y desarrollo del software, pero resultan moderados. Pero tampoco veo una crisis.
P. ¿Por qué Argentina es un mundo aparte?
R. Es un sistema político muy fragmentado, con un nivel de confrontación ideológico muy fuerte, con la hegemonía peronista difícil de cuestionar, con una oposición difícil de armar. Las políticas que han llevado adelante se basaron mucho en la extracción de la renta primaria para políticas industriales y sociales, pero no estoy seguro de los resultados dinámicos de estas políticas. Es un país que no termina de construir pactos sociales amplios que aseguren la continuidad de políticas. Hay una sensación de fragilidad del modelo basado en algunas medidas a veces arbitrarias y poco sustentables, con impacto regional. Los vecinos la vivimos poco abierta a la construcción estratégica regional y muy centrada en su propia política.
Hay 1 Comentarios
es que la oferta educativa y la oferta de empleo deben ir parejas y cogidas de la mano, se debe educar a profesionales en tanto que el país tenga la capacidad de absorberlos mediante la creación de empleo, y por elegir, casi diría que la balanza se debería inclinar más hacia la creación de empleos.
Publicado por: bilma | 11/02/2015 20:10:28