Economista por la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá,el colombiano Jaime Ardila, hizo después una maestría en London School of Economics. Pero en 1984 su carrera se sumergió en el sector privado, en General Motors (GM), el sexto grupo mundial de coches por facturación, el mismo que en la crisis mundial de 2008 debió ser rescatado por el Gobierno de EE UU. Ardila es ahora presidente de GM Sudamérica y en una visita esta semana a Buenos Aires analizó el mercado regional del automóvil y la realidad de unas economías que ya no se benefician con los altos precios de las materias primas y requieren diversificar su producción y sus exportaciones. Es ahí donde aparece también su industria: fuera de su área de gestión, México es el séptimo productor mundial de vehículos y, dentro de Sudamérica, Brasil es el octavo y Argentina, 21º.
Pregunta. ¿Cómo ve la economía de América del Sur?
Respuesta. Es una región que tuvo unos años muy buenos durante la época del auge de los commodities (materias primas), por el crecimiento de China. Ese auge terminó, no solo por el crecimiento relativamente bajo de China de los últimos años sino por la reciente caída del precio del petróleo, que impacta a varios países de la región. Es una región muy impactada por los bajos precios del petróleo, sobre todo México, Colombia, Venezuela, Ecuador… Eso, combinado con el resto de commodities, cambió el panorama de la región. ¿Qué significa eso? ¿Significa que la región va a parar de crecer? No. Significa que tiene un desafío distinto y que los gobiernos necesitan darse cuenta de que es una situación estructural nueva que requiere ajustes importantes. Esos ajustes significan que las fuentes de crecimiento ya no pueden estar simplemente en la exportación de commodities sino de mayor inversión, mayores exportaciones de valor agregado y otro tipo de fuentes.
P. ¿En la industria del automóvil serán tiempos de más exportación que de un mercado interno en el que la reducción de la desigualdad creaba nuevos consumidores?
R. En primer lugar, yo no sería partidario de desmontar todos los programas sociales, porque no es viable en una región como la nuestra, pero sí podrían ser mucho más eficientes, menos costosos, con menos burocracia, gestionarse de manera más inteligente. Para seguir financiando esos programas sociales, como la educación y la transferencia de recursos a los más pobres, vamos a tener que buscar otras fuentes de crecimiento. Esas fuentes vienen de dos cosas. Primero, infraestructura. Este es un continente que requiere una verdadera revolución en infraestructura: en vías (carreteras), puertos, aeropuertos, ferrocarriles, que está muy atrasado con respecto al resto del mundo. Hay países que gastan entre 5% y 7% del PIB en infraestructura. La media de América Latina está por debajo del 3%. Tanto el gobierno como el sector privado deben participar. Las asociaciones de ambos serían importantes. Lo segundo es buscar más fuentes de exportación. Eso en el sector automotor significa remover trabas, reglas de juego claras, una política consistente de tipo de cambio, que tenga algún tipo de previsilidad, porque desarrollar mercados en un negocio como el nuestro lleva tiempo. No es que yo mañana voy a empezar a exportar porque los otros mercados ya están abastecidos por otras fuentes. Para yo conquistarlos, tengo que tener un plan, que requiere tiempo e inversiones.
El presidente de GM Sudamérica, Jaime Ardila/GM
P.¿Dónde puede exportar más coches Latinoamérica?
R. Para empezar, dentro de la propia América Latina.
P. ¿Coches de qué otras regiones desplazarían?
R. Nosotros estamos importando una gran cantidad de productos chinos y coreanos a la región. Son fuentes que podríamos estar reemplazando con productos nuestros si tuviésemos un plan. Igual que hacemos en una gran proporción en Brasil y Argentina, podríamos hacerlo en el resto de la región.
P. ¿Pero los coches chinos y coreanos no son mucho más baratos y con mejor tecnología?
R. Más avanzados tecnológicamente no son. Menos costosos sí son, pero muchos de esos costes podemos removerlos. Son costes laborales, logísticos, impuestos, políticas que se pueden cambiar. Una cosa muy importante son los acuerdos comerciales. Si nosotros lográramos que se expandiera al resto de la región lo que hemos hecho en Mercosur, que no es perfecto pero mal que bien funciona, estaríamos en muy buena posición competitiva.
P. La industria del automóvil de Mercosur se desarrolló sobre la base de cierto proteccionismo, o sea en sentido contrario a las tendencias de libre mercado.
R. No hay una fórmula única para desarrollar la industria del automóvil. Cada país tiene sus características, pero en general es muy difícil el desarrollo de esta industria sin algún grado de protección. Y eso ocurre por una razón muy simple: las inversiones son muy grandes, de largo plazo, requieren un plazo prudente para su recuperación y una mínima certeza de cuánto va a ser el mercado para abastecer. No conozco ningún país que haya desarrollado la tecnología y la capacidad de producción sin algún grado de protección. Ninguno.
P.¿Hay posibilidades de que crezca el bajo comercio que hay entre los países de la Alianza del Pacífico o que comercien más con Mercosur?
R. La Alianza del Pacífico va bien, rápido y tiene grandes perspectivas. Lo que se ha avanzado es increíble en poco tiempo. Es que Mercosur lleva muchos años. Yo soy un defensor de que haya una integración mayor entre Alianza del Pacífico y Mercosur. En vez de volverse competidores, deben integrarse. Veo una posibilidad. Debería haber una conversación entre los gobiernos.
Jaime Ardila/GM
P. En México, la industria del autómovil se diferencia de las maquilas (ensambladoras) de otros sectores: ha sumado componentes locales y se han instalado centro de desarrollo. ¿Cómo puede hacer Sudamérica para seguir ese camino?
R. La industria mexicana es muy competitiva y lo es por dos razones. Primero: tiene escala, un mercado muy grande ahí al Norte, EE UU. Segundo: tiene unos costes laborales realmente bajos, no solo competitivos contra los nuestros sino al nivel mundial. Ha logrado niveles de eficiencia importantes. Comparemos con Sudamérica. Tecnológicamente, aunque sorprenda, está bastante más desarrollado Brasil que México, tanto en términos de integración local, de componentes, de desarrollo propio. Los motores flex (con capacidad de usar dos combustibles mezclados en un mismo depósito) son brasileños. Hay motores y transmisiones (cajas de velocidades) que se hacen desde hace mucho tiempo en Brasil, pero que no se hacen en México con el mismo nivel de integración. Brasil está tecnológicamente preparado, pero el problema es la competitividad. Los costes son mucho más altos en Mercosur.
P.¿Usted recomienda bajar los salarios?
R. No. Creo que los costes fueron muy elevados porque el tipo de cambio estaba sobrevaluado. Esto está en proceso de corrección. Los costes logísticos de Sudamérica son mucho más altos, hay un atraso importante de infraestructura, comparado con México. Y hay una serie de trabas de parte de los gobiernos que si lográramos removerlas, seríamos mucho más competitivos. No es quitándole derechos a los trabajadores que seremos más competitivos.
P. Dicen que este año México volverá a superar a Brasil como productor de coches, como en 2014…
R. No lo dudo, por las exportaciones.
P. ¿Es una tendencia que se consolidará?
R. Depende de qué tan rápido se recupere Brasil. Mi impresión es que el próximo año será mejor.
P. ¿Cómo ve los grandes mercados de América del Sur?
R. Colombia y Perú van bien porque las economías van bien.
La sede central de GM en Detroit, EE UU/EFE
P. A pesar de que desaceleran…
R. Se desaceleran de crecer 5% al año a crecer 3,5% o 4%, mucho más que otros países. Chile está teniendo un mal año, de caída del mercado importante, en parte porque la situación económica no va bien. Brasil es el que más me preocupa porque la economía va a tener un año difícil. La industria está cayendo a un ritmo cercano al 20%, vamos a ver a qué nivel se estabiliza. Chile y Brasil me preocupan mucho. Y en Argentina veo un cierto nivel de estabilidad. No puedo predecir lo que va a ocurrir después de las elecciones: depende de las decisiones que se tomen.
P. ¿Por qué teme por Brasil?
R. Lo que hemos tenido en Brasil es un tsunami y, como tal, los estragos que causa en el corto plazo son muchos, pero la duración es relativamente corta. Hay factores que están impactando, de orden político y de confianza del consumidor, que impactan mucho, pero se recuperan relativamete rápido. No creo que la recuperación sea en el primer semestre. Pensaría que podría haber una recuperación en el segundo.
P. ¿Y Chile?
R. Chile fue muy impactado por la caída del cobre y a esto se sumó ciertamente una pérdida de la confianza de parte de inversionistas y consumidores por algunas medidas que se tomaron en materia impositiva, que han impactado directamente en nuestro sector.
P. De Venezuela no dijo nada…
R. Es muy difícil la situación allá porque el Gobierno no tiene los dólares para permitir una operación normal del sector productivo, no solo el nuestro sino en general. Vamos a atravesar un momento muy difícil. Nosotros trabajamos bien y de cerca con el Gobierno, tratamos de mantener la situación controlada, pero atravesamos un periodo muy difícil por falta de dólares.
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