Ahora que los precios de las materias primas han bajado surge la pregunta de qué otros productos tiene Latinoamérica para ofrecer al mundo. ¿Industria, servicios? Una duda radica en cómo puede Latinoamérica situarse en los eslabones de mayor valor añadido en unas cadenas globales de producción en las que no solo los productos básicos sino también las manufacturas ceden valor frente a los que desarrollan las innovaciones. El desafío para la región resulta entonces cada vez mayor.
El Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe, dependiente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), organizó el pasado lunes una mesa redonda en la Universidad de Buenos Aires (UBA) sobre las cadenas de valor y la reestructuración productiva en el nuevo escenario global y regional. Andrés López, profesor de la UBA de 53 años y director del Centro de Investigaciones para la Transformación, recordó que, cuando él estudiaba, industrialización era sinónimo de desarrollo, pero planteó que en la actualidad hay que preguntarse dónde se añade más valor. Puso como ejemplo los teléfonos de Apple: no son los fabricantes chinos los que más valor agregan sino los diseñadores y programadores de EE UU. “Las cadenas están más internacionalizadas y los empleos de bajo y mediano valor van perdiendo peso en ellas”, advirió López.
El catedrático opinó que se debería prestar más atención al volumen de exportaciones de valor añadido que al de las ventas externas totales, y comentó que en esa primera categoría los envíos de servicios al extranjero superan a los de manufacturas. “Si uno quiere hacer proteccionismo, cuidado con el antiproteccionismo porque puedo frenar la importación de productos que contienen componentes que mi país antes exportó”, alertó López.
Una planta de procesamiento de salmón en Puerto Chacabuco, Chile/REUTERS
El investigador de la UBA mencionó que si se toma el valor añadido extranjero sobre el total de las exportaciones de los países, Honduras, México y Costa Rica presentaban las cifras más altas de Latinoamérica, con más del 30%. Recordó que eran países en los que se desarrollaron las maquilas (industrias ensambladoras de exportación). Venezuela, Ecuador y Perú, cuyos envíos al extranjero se centran en los minerales, presentan los datos más bajos, con menos del 10% del valor añadido foráneo. Brasil, Colombia y Argentina, con diversos niveles de desarrollo manufacturero, figuran con más del 10% de contenido extranjero en sus exportaciones. Chile, con su minería pero también con sus vinos, frutas, maderas y pescados, figura con el 20%.
Otra medida importante es ver cuánto valor añadido de un país está presente en las exportaciones de otros. Así se puede apreciar cómo los clientes terminan aprovechando mejor las riquezas de los proveedores. Perú, Chile, Bolivia, Venezuela y Brasil son los países que más valor aportan a las exportaciones de otros, más del 30%. Les siguen Argentina y Colombia, con más del 20%. El Salvador, Honduras y México, con menos del 10%, son los que menos contribuyen. “México se quedó en el ensamblado de electrónicos, mientras Asia evolucionó de eso hacia producciones de más valor", observó López. "Tampoco es un gran negocio sino un mal negocio ensamblar para el mercado doméstico, como hace Argentina”, criticó el profesor de la UBA.
López también disparó contra aquellos que pregonan por la industrialización de los recursos naturales que produce Latinoamérica. “Algunos dicen que hagamos fideos con nuestro trigo, pero eso no es el negocio, el negocio es crear una marca. Por eso, si desarrollamos la minería, el negocio es hacer software para esa industria”, ejemplificó López, que abogó además por que los países latinoamericanos creen grandes empresas que dominen las cadenas globales de producción, de modo tal que no sean las compañías de la región las que tengan que buscarse hueco en los encadenamientos bajo la hegemonía de otros países.
Fernando Porta, profesor de la UBA y de la Universidad de Quilmes, defensor del desarrollo manufacturero, coincidió con López en que “no se puede pensar la industria fuera del marco regional”. Es decir, Latinoamérica es el mercado natural para las manufacturas de la propia región. En este sentido, Porta se refirió a la industria del automóvil de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela), una de las más desarrolladas de la unión aduanera que grava con un 35% las compras de coches importados: “Hay una ausencia casi total de coordinación de políticas macroeconómicas. No hay ninguna política regional automotriz”.
Porta, investigador del Centro Redes, abogó por una tercera vía entre quienes preferirían que Mercosur abandonara la industria del motor e importara coches más baratos de Asia y aquellos que, como el exsecretario de Comercio Interior argentino Guillermo Moreno, soñaban hasta 2013 con la construcción de un vehículo con 100% de componentes locales. “Sigue siendo importante tener una industria automotriz, pero con condiciones internacionales, no autárquicas”, propuso el catedrático. Además destacó que Brasil está sacando ventajas a Argentina en la radicación de montadoras y fábricas de componentes gracias al plan que desgrava impuestos a las filiales de las multinacionales del automóvil que en su territorio integren más piezas locales, añadan más valor, investiguen y desarrollen (I+D) y produzcan coches de bajo consumo energético.
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en la inauguración de una ensambladora de motos Yamaha en su país/EFE
Mario Sergio Salerno, coordinador del Laboratorio de Gestión de la Innovación de la Universidad de Sâo Paulo, profundizó en el desarrollo automotriz y comenzó por diferenciar a los países emergentes con industrias integradas a mercados ricos, como México y los de Europa Central, de aquellos que venden sus coches en sus mercados regionales, como Brasil y Argentina. “Brasil tiene un gran volumen de producción, pero con 64 fábricas de montaje con pequeña escala. No hay ingeniería de motores, como los eléctricos o a hidrógeno. Los otros mercados no quieren comprar nuestros coches porque son caros. China tuvo una política comercial agresiva para desplazar nuestros coches de Chile, Colombia y Perú”, contó Salerno.
Así es que la producción sudamericana de coche se ha mantenido a largo plazo, mientras en Asia sube. Y cuando se habla de Sudamérica la actividad se concentra en Brasil y Argentina, pues Colombia, Venezuela o Ecuador ensamblan poco. Mientras tanto, en Norteamérica, México está aprovechando la crisis de Brasil, cuya producción está concentrada en el mercado interno, y también la recuperación estadounidense para posicionarse como el principal fabricante latinoamericano.
“¿Por qué se discute tanto de la industria automotriz? Porque para Brasil supone el 5% del PIB, el 25% de su industria, 476.000 empleos directos. Es una industria con poder económico y simbólico”, opinó Salerno. Pero el profesor brasileño también abogó por el diseño y la innovación. Recordó que Volkswagen Brasil logró convencer en la década pasada a la casa matriz de Alemania que podía desarrollar un modelo propio, Fox, que era más acorde al bolsillo de los brasileños que el Golf, pero cualquier cambio que quisiesen hacerle debían consultarlo a los ejecutivos en Wolfsburgo e incluso la presión sindical alemana llevó a que debieran sumarle componentes de ese país europeo a aquellos vehículos destinados a la exportación. “Es complejo hacer política automotriz por las políticas de las montadoras”, reconoció Salerno.
Pero ahora aparecen nuevos desafíos tecnológicos, como los automóviles que se conducen solos. “Si los experimentos en coches de Google, Apple y otras empresas tecnológicas tienen éxito, cambiará el poder en la industria automotriz. El problema es que ni en Brasil ni en Argentina se controla ese tipo de software o microelectrónica. El I+D está concentrándose en las casas matrices. En Latinoamérica no estamos con el Internet de las cosas, la conectividad, las baterías, la energía solar, no tenemos empresas posicionadas en tecnologías disruptivas. Estamos muy lejos de ese nuevo mundo, mientras Asia gana peso. Por eso, la inversión en Argentina, Brasil o México ya no es tan importante como antes. No sé si esta industria les va a añadir más crecimiento a estos países”, lamentó Salerno.
Hay 2 Comentarios
Uma "indústria" com as seguintes linhas de montagem:
1- todos os embriões no ventre das mulheres serāo desejados por suas māes ou abortados até a decima segunda semana (a criminalidade em Nova Yorque diminuiu 20 anos depois da liberaçāo do aborto no estado).
2-todas as crianças nascidas terāo garantidas sua educaçāo por no minimo 15 anos de duraçāo.
3- todas as drogas serāo permitidas, com isto o tráfico será naturalmente eliminado e o governo recolherá impostos sobre a venda de drogas.
4- todos os criminosos hediondos (estupro, sequestro, latrocinio, etc) serāo condenados a morte.
5-politicos e juízes corruptos serāo considerados praticantes de crimes hediondos.
Publicado por: Sherazade | 25/06/2015 20:06:16
Si se mejora la seguridad en las calles, Latinoamérica podría ser líder mundial en la industria turística, una que nunca deja de crecer pase lo que pase en el mundo
Publicado por: Pak | 25/06/2015 16:13:04