Hoy llega el turno del economista que asesora a la candidata presidencial de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que compite este 9 de agosto en las primarias argentinas de la alianza centroderechista Cambiemos. En nuestra serie de entrevistas con asesores de los postulantes en estos comicios, esta vez conversamos con Horacio Schreyer, graduado en la Universidad de Buenos Aires y con un master en el Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina. De 57 años y larga trayectoria en el sector privado, Schreyer asesora en la Auditoría General de la ciudad autónoma de Buenos Aires y también se desempeñó en la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación en 1999 y en la empresa estatal Nucleoeléctrica entre 2001 y 2002. Aquí, analiza la economía de su país y la del resto de Latinoamérica.
Pregunta. ¿Cómo está la economía argentina?
Respuesta. En una posición muy difícil. Son años de haber dirigido los recursos de una mala manera. Argentina tiene que hacer un ajuste. Ha aumentado el gasto público más de 10 puntos del PIB desde 2003 (cuando comenzó el Gobierno kirchnerista). El tamaño del sector público es similar al de los países más ‘estatistas’ de Europa, como Francia, Dinamarca o Suecia, pero son muy deficientes los servicios que da. Esto genera un peso muerto sobre la economía y la hace poco competitiva. Las cuestiones se han superado porque Argentina tiene ventajas comparativas importantes desde hace siglos en el sector agropecuario, que a su vez ha tenido buenos precios internacionales en los últimos 12 años. Pero la asignación de recursos en lo que se refiere al resto de los bienes ha empeorado mucho, eso altera la eficiencia y entonces el nivel de vida tiene que caer. Se ha consumido el capital físico y se ha asignado el trabajo a actividades totalmente improductivas. El hecho de que hayan aparecido los planes sociales, que no incentivan el trabajo, sube el desempleo. Hay personas que, por no perder las asignaciones que tienen, no trabajan o trabajan en empleos informales. Hay un clientelismo político que hace que la economía funcione mal. Una economía abierta siempre puede vender su producción, no depende solo de la demanda doméstica. Es el caso de España, que, más allá de todos sus problemas, se ha empezado a reactivar gracias al sector externo y la economía relativamente funciona.
P. ¿Qué rescata de estos 12 años de economía kirchnerista?
R. Absolutamente nada… Lo único bueno no fue por su propia voluntad y es que la dependencia de los inversores extranjeros o privados respecto de la deuda ha disminuido. Y lo ha hecho por dos motivos. Uno de ellos no es muy meritorio: la quita sobre la deuda (en 2005 y 2010). Cualquier deudor mejora su posición si le hacen una quita sobre su deuda. Eso no es mérito de un deudor. Es simplemente una negociación en la que el ‘tipo’ (tío) declara que no puede pagar y la gente, con tal de no escucharlo más, le dice que pague tanto. El otro motivo es que ha habido cierto pago a inversores mediante el impuesto inflacionario. Argentina expropió los fondos de pensión (en 2008) y con ellos, los títulos públicos que estos tenían. Y nadie dijo nada. Fue una medida pícara, pero no meritoria. Es muy fácil expropiar. Había individuos que habían depositado ‘plata’ (dinero) pensando en su jubilación y el Estado, en su poder de policía, dice que va a velar por el futuro con otro sistema de pensiones. Hoy en día están saliendo algunos fallos judiciales que dicen que la gente puede recuperar las contribuciones no compulsivas a los antiguos fondos de pensiones. Entonces ha habido una sustitución de acreedores en la deuda pública argentina. Hoy en día los acreedores son la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social), otros sectores públicos y algunos inversores argentinos. Una de las banderas fundamentales de nuestro partido es la legalidad y la solución de la corrupción a la que se ha dedicado este Gobierno. Este Gobierno podría haber robado mucho más si además se hubiese endeudado con el exterior. Argentina estaría mucho peor si no solamente hubiera tenido inflación y se hubieran apropiado del impuesto inflacionario para cosas oficiales y no oficiales sino también hubiera tenido acceso a los mercados internacionales de crédito. Esto no sucedió porque el país repudió la deuda y no pagó nada (en la crisis de 2001).
El economista Horacio Schreyer, el único de corbata en la foto, y el resto de asesores de la Coalición Cívica junto a su candidata a presidenta, Elisa Carrió/CC
P. ¿Cómo ve al resto de Latinoamérica?
R. Este mundo en vías de desarrollo no está tan bien como en los últimos años porque el ‘boom’ (altos precios) de los ‘commodities’ (materias primas) y la demanda de productos de mayor calidad de parte de los países desarrollados han caído a partir de la crisis de 2008. Hasta ese momento, había una gran bonanza. La demanda de los países desarrollados permitía que los que están en vías de desarrollo se dieran ciertos lujos. Hoy en día la cuestión es más peliaguda. La tasa (tipo) de interés es baja, pero no hay una perspectiva de un gran mejoramiento de lo que producen estos países latinoamericanos. Estamos haciendo un trabajo de hormiga que es acumular capital para producir mejor, pero no se ve un gran ‘boom’ (expansión). Sí se observa que hay países que tienen una buena estructura de instituciones que les está dando buenos resultados en un entorno internacional que no es favorable ni desfavorable. Hay países como Perú, Paraguay, Chile o Colombia que responden bien a distintos escenarios internacionales. Están en un proceso de convergencia con países de muchos más ingresos per cápita. Argentina y Brasil, aunque su caso no es tan grave, siguen un camino de un ‘estatismo’ excesivo que los ha llevado a una parálisis de su desarrollo. En el caso de Brasil, que tiene un gran mercado interno, la política de sustitución de importaciones funciona mucho mejor que en Argentina, pero aun así tiene problemas evidentes. Estos años Brasil ha buscado protegerse con aranceles, lo que ha minado su propia competitividad, y ahora busca abrirse con la Unión Europea y sacarse de encima el peso de Argentina. El proteccionismo deja una industria enana. Si no se desarrollan economías de escala, la industria no sirve para nada.
P. Pero hay economías abiertas como México que no logra acelerar, tiene un 46% de pobres y narcotráfico…
R. Bueno… Todos los países que regulan demasiado su economía no se pueden insertar bien en el comercio internacional, que es el motor para el desarrollo.
P. ¿Pero México regula mucho la economía?
R. Una cosa es que México tenga los precios alineados y metas de inflación y otra es cómo los canales educativos y del sector público llevan a desviar recursos a actividades que no lo merecen. Aparece un sector de la población que no termina nunca de incorporarse al sistema económico como corresponde. Los bolsones de pobreza que no se absorben provienen de que el individuo que está dentro de esos bolsones no puede incorporarse al sistema económico. Cuando hace 100 años en Argentina había inmigración, la gente también era pobre, vivía en un ‘conventillo’ (corrala), pero se incorporaba al proceso económico. ¿Cómo era posible? Porque había una demanda de empleos, porque había muchas cosas que hacer en Argentina y la economía estaba bien organizada. Si el capital y el trabajo fluyen a los empleos útiles, los que dejan de trabajar son los vagos. Si uno genera un sistema que protege la vagancia y la mafia, lógicamente el individuo buscará su mejor situación donde sea. Cuando un inmigrante llega a EE UU, no se le ocurre pensar en ser delincuente sino que quiere incorporarse al sistema porque quiere vivir en paz y termina siendo más cumplidor que un nativo.
Hay 3 Comentarios
Bergante: voy más de una vez por semana a los barrios pobres de Buenos Aires y no he visto nunca a un beneficiario de la asignación universal por hijo en camionetas de lujo. Todos trabajan en la informalidad, pues tampoco pueden conseguir empleos formales, dado su baja calificación laboral. Debe haber excepciones, pero no son la regla. Lo que sí se ve son muchos que reciben el plan Argentina Trabaja para que trabajen en cooperativas y no van a trabajar. Eso sí debería controlarse.
Publicado por: Alejandro Rebossio | 04/08/2015 1:25:40
RAMON :En Argentina hay beneficiarios de los planes sociales, que circulan en camionetas 4x4. Son familias donde marido y mujer permanecen como solteros. El marido se anota en un municipio y la mujer en otro, como jefes de familia. Y como tienen parientes viviendo en otro Municipio, también cobran de esa zona. No trabaja ninguno , a pesar que son jóvenes y sanos. ¿Cree que esto es justo?
Publicado por: bergante | 03/08/2015 21:17:52
Un plan social no es nada complicado... toda la economía se fundamenta en la relación oferta-demanda. La demanda es el impulsor de la actividad y presenta varios matices: vivienda, alimentación, educación, entretenimientos, y también orden en lo que se desea. Y es entonces que surge el lado de la oferta, la del productor de productos y servicios, que a lo largo de la historia se ha convertido en al factor clave del desarrollo social. En toda esta visión no hay que olvidar los dos grandes aspectos: lo público y lo privado que condicionan la relación oferta-demanda. Y es entonces que entra en juego lo político que a través del orden jurídico (las leyes) hace posible, o imposible, la ejecución de un plan social justo, en los que se basan las llamadas ideologías, conocidas como sistemas de pensamientos, etiquetados con los vocablos derecha, centro e izquierda.
Publicado por: RAMÓN | 03/08/2015 14:00:46