El boliviano George Gray Molina es el economista jefe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para Latinoamérica. Estudió en EE UU la carrera de economía en la universidad Cornell y un master políticas públicas de la de Harvard, y es doctorado en ciencias políticas por la de Oxford, en Reino Unido. Fue funcionario en su país entre 2002 y 2004. Desde Nueva York analiza con inquietud la realidad latinoamericana.
Pregunta. ¿Qué fenómenos ve en la coyuntura económica de Latinoamérica?
Respuesta. Tenemos un informe de desarrollo humano que sale cada dos años y el tema que hemos escogido para 2016 se llama progreso multidimensional. La idea es analizar las fragilidades que están detrás de la emergencia de clases medias que han salido de la pobreza en América Latina y el Caribe. Hemos visto en los últimos meses que existe bastante sensibilidad de la pobreza con respecto al crecimiento económico y cambios en la protección social. Estamos viendo que los determinantes de salida de la pobreza son distintos a los determinados de la caída en la pobreza. Los determinantes de la salida están muy relacionados con la educación y el mercado laboral. Pero lo que no es muy conocido es que los determinantes de recaída, que ya afecta a millones en la región desde 2013, tienen que ver no solo con el mercado laboral y la educación sino sobre todo con protección social y acceso a activos, como los financieros, como cuentas de ahorro, o los físicos, como la tierra, la vivienda o algún material de trabajo, si uno es un autoempleado o del sector informal. Estos determinantes nos generan una disyuntiva en la política pública. El llamado más urgente actual es retornar al crecimiento económico como el de hace tres o cuatro años, pero eso va en contra de la necesidad de fortalecer la construcción de activos, la liberación de protección social y la generación de capital humano, que toman mucho tiempo en acumularse. Tenemos un desfase de tiempo. Son cerca de 220 millones de personas en América Latina, de las 600 millones en total, las que están en esta franja de vulnerabilidad, con probabilidad de caer en la pobreza en caso de un ‘shock’ (choque) adverso, una caída en el patrón de crecimiento económico o una desprotección social por una caída en el gasto. El 80% de esos 220 millones trabaja en el sector de servicios y un 60% son autoempleados en el sector informal o no remunerado de la economía.
P. ¿La pobreza ya está aumentando?
R. Nosotros tenemos datos estandarizados que nos envía CEDLAS (Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales) de la Universidad de La Plata (Argentina) y son hasta 2013. Hasta ese año había un ‘mesetamiento’. Lo que viene de 2014 y 2015 son de visiones de Gobiernos de la región. Uno observa el reciente anuncio de México en el que hay un aumento de 2 millones de personas en 2014, y eso que la economía estaba creciendo el año pasado a un ritmo bastante bueno, cerca del 3%. En septiembre Brasil anuncia sus nuevos datos de pobreza: 2014 fue un año bastante duro para la economía brasileña y por eso se espera una recaída de millones en la pobreza. Otros países de la región han ido anunciando esto. Vemos que los tres factores clave que tuvieron que ver con salir de la pobreza, que son educación, mercado laboral y cambio demográfico, es decir, inserción laboral de gente joven, están paralizándose y revirtiéndose. Tenemos economías que están creciendo a menos del 3%. Incluso tenemos tres con crecimiento negativo, que son Argentina, Brasil y Venezuela, según las estimaciones del Fondo Monetario (Internacional, FMI). Se esperaba sensibilidad en los datos de pobreza y desigualdad, pero nos preocupa mucho que hay recaída fuerte en la pobreza. Esto tiene que ver con el mercado laboral en los sectores de servicios e informal.
George Gray Molina, economista jefe del PNUD para Latinoamérica/PNUD
P. Si el acceso a activos demora en construirse, ¿la única forma de evitar esa recaída son las políticas sociales?
R. Exactamente. Y al mismo tiempo es el momento en que más estrechos se sienten los Gobiernos en el lado fiscal. Al caer el crecimiento económico, cae la recaudación fiscal y se genera presión de bajar el gasto social, como pensiones no contributivas, transferencias sociales o subsidios. Es una espiral no conducente. Abogamos no solo por mantener la protección social sino ahondarla los próximos años. Necesitamos generar estándarse de mejores condiciones de vida. Va a ser motivo de discusión política en todos los gobiernos.
P. ¿Cómo se construyen activos?
R. La bonanza de tres o cinco años en la acumulación de ingresos se va generando en activos. En algunos casos, en el sector financiero, a través del ahorro. Hay gente que va insertándose en el sector bancario o informal, de microfinanzas. Pero en Latinoamérica, a diferencia de Asia, ese no es el factor más importante sino la acumulación de un activo físico: el acceso a un departamento (piso), un vehículo u otro bien físico, como tierras, en el caso de las áreas rurales. La acumulación de esos activos genera capacidad de amortiguar en momentos de crisis. Pero requerimos de una generación de acumulación para que esto realmente signifique un estrato de clase media o generación de renta en el mediano y largo plazo. En los próximos meses o años vamos a ver la venta de activos para amortiguar crisis. Lo importante es generar incentivos de acumulación de activos a mediano plazo. En los últimos años los economistas hemos privilegiado demasiado la mirada de ingresos, el mercado laboral y el salario.
P. ¿Cómo ve a la región ante la desaceleración china y la salida de capitales ante la perspectiva de subida de tipos de interés de EE UU?
R. Habría que distinguir factores de coyuntura y estructurales. Los de coyuntura son los que usted mencionó, generan el bajón actual, las devaluaciones y las implicaciones de eso en el corto plazo. Pero en el mediano y largo plazo los factores estructurales que más preocupan tienen que ver con la estructura de crecimiento económico latinoamericano. El de Asia está más dirigido por demanda externa. Nosotros dependemos mucho de la demanda doméstica, incluidas inversiones del Gobierno y consumo y gasto de los hogares. Esto está correlacionado con el bajo nivel de ahorro de los hogares, que es un patrón de largo plazo y que hace que nuestras necesidades de inversión requieran captación de capital de afuera. Entonces tenemos continuamente cuentas corrientes en déficit. El reto es construir mayor equilibrio en la estructura económica. Eso significa diversificación: salir del patrón de dependencia de ‘commodities’ (materias primas), que hoy nos ha generado un auge bastante significativo, pero que en el mediano plazo nos ha entrampado. Esto está en la agenda desde hace 40 años. El FMI pronostica crecimiento regional del 0,9%. La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), 0,5. Como el crecimiento población está en 1,3%, estamos decreciendo en términos de PIB per cápita. Esto es muy preocupante. Hay que matizar que México y Centroamérica tiene una recuperación económica vinculada a la de EE UU. Los que han tenido una caída muy fuerte del ingreso son los sudamericanos, el grupo afectado por ‘commodities’. El Caribe tiene un leve despegue: estaba en 1% y ahora está en 2%, está buscando un nuevo engranaje, pero frágil.
Hay 1 Comentarios
Está muy bien fundamentado lo expuesto por Gray Molina. Son los gobiernos de la región quienes todavía no creen que la Economía es una Ciencia Exacta y es por ello que han usado a ministros capaces de decir " si wana" a todas las locuras que les nacen de sus mentes no educadas.
Publicado por: bergante | 26/09/2015 19:31:22