"El avance social dependerá menos de la abundancia y más del reparto"

Por: | 12 de octubre de 2015

Ha finalizado ya la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Lima, la primera en Latinoamérica en casi medio siglo, y ha quedado resonando la voz crítica del execonomista jefe del Banco Mundial y Nobel Joseph Stiglitz, que pidió nuevas reglas para la economía mundial. En este espacio entrevistamos hoy a un economista que escribió en 2010 con Stiglitz y Stephany Griffith-Jones el libro ‘Tiempo para una mano visible: lecciones de la crisis financiera mundial de 2008’, el colombiano José Antonio Ocampo. De 62 años, formado en EE UU (graduado en economía y sociología en Notre Dame y doctorado en Yale) y exministro de Hacienda de su país, Ocampo dirigió la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y ahora da clases en Harvard. Desde Nueva York, dialoga con El País sobre una economía latinoamericana que este año se contraerá.

 



Pregunta. ¿Qué fenómenos ve en la coyuntura económica latinoamérica?

Respuesta. En el periodo 2003-2007, América Latina tuvo una confluencia de factores favorables, casi como una alineación de las estrellas. Había un mercado internacional en rápido crecimiento; un auge de los precios de los productos básicos, que favoreció sobre todo a Sudamérica; un acceso a los mercados de capitales como no se veía desde la segunda mitad de los años 70; y unas oportunidades migratorias extraordinarias, sobre todo hacia EE UU y España, lo que favoreció sobre todo al norte de la región, desde México hasta Colombia y Ecuador. De esos cuatro factores, dos desaparecieron con la crisis de 2007/2009: el rápido crecimiento del comercio mundial y las oportunidades migratorias. El comercio crecía entre mediados de los 80 y 2007 a ritmos superiores al 7% por año. Desde la crisis crece a un máximo del 3% e incluso este año está en contracción, como lo estuvo en 2008 y 2009. El llamado superciclo de precios de productos básicos también comenzó a debilitarse en 2012, especialmente para los productos no petroleros, y a mediados de 2014 se le fundió el petróleo. Hoy estamos en un fuerte ciclo descendente de precios de productos básicos. Solo sobrevive una de las cuatro condiciones que alimentaron el auge: el acceso a los mercados internacionales de capitales privados, que ha tenido algunas coyunturas negativas pero sigue siendo una realidad, salvo para algunos países, como Argentina y Venezuela, que no tienen todavía acceso.

P. ¿Está estudiando algún tema en particular de la economía latinoamericana?

R. He estudiado por mucho tiempo la dinámica de los precios de los productos básicos y mis investigaciones me llevan a creer que estos productos enfrentan unos ciclos de más mediano plazo. Después de periodos de altos precios, que duran unos diez años, vienen 20 de debilitamiento. Ahora estamos en la fase inicial de ese ciclo. América Latina se gastó el auge de los precios de productos básicos en exceso, y eso es lo que hace más difícil la coyuntura actual. La tendencia latinoamericana a políticas procíclicas implica que no existen grados de libertad significativos cuando se inicia la fase descendente porque no se ahorra lo suficiente durante la fase de auge. Esto es, con algunos matices, lo que está sucediendo en Sudamérica en particular. El matiz importante es que hoy en día el grueso de los países tiene niveles de endeudamiento mucho menores y de reservas internacionales mucho mayores de los que tenían en las típicas crisis del pasado. Eso, unido a lo que acontece en los mercados internacionales de capitales, ha hecho que América Latina siga teniendo un relativamente buen acceso a los mercados externos. Las crisis venían en América Latina con un cierre del financiamiento. Eso hasta ahora no ha acontecido. Para la mayoría de los países, los mercados siguen abiertos, en condiciones un poco menos ventajosas, pero no críticas. Y además hay otra fuente de financiamiento: China.

Ocampo

José Antonio Ocampo/EFE



P. ¿Qué lo entusiasma y qué lo preocupa de la realidad latinoamericana?

R. Lo más preocupante es que en el periodo de auge nos olvidamos de construir un sector industrial que pueda competir en los mercados internacionales. Y en muchos países como Colombia también nos olvidamos del sector agropecuario. El auge de los productos básicos generó una especie de ‘enfermedad holandesa’ y su principal reflejo ha sido la ‘desindustrialización’ muy notoria de América Latina. Y eso estuvo acompañado además con muy escaso avance en materia de productividad, ciencia, tecnología e innovación. Algunos países con esfuerzos mayores como Brasil han cosechado en algunos sectores un fortalecimiento en materia de conocimiento, como el caso de la industria agrícola argentina. Pero como un todo vivimos unos diez años pensando que podíamos otra vez confiar en los productos básicos como motor de desarrollo, pero la realidad es desafortunadamente persistente: después de un periodo de auge de los precios viene uno de descenso. Esa realidad nos ha golpeado, salvo para algunos pocos productos.

P. ¿Vienen tiempos de retrocesos de los avances sociales de los últimos años?

R. Los avances sociales van a depender menos de la abundancia. Van a tener que depender mucho más de la redistribución y de la construcción de un aparato de bienestar de larga duración. La tendencia a solucionar los problemas sociales aumentando el gasto público no se va a materializar. Pero en el frente productivo está la oportunidad de reconstruir estos sectores que estuvieron muy afectados por la revaluación de las monedas que acompañó el auge de precios de los productos básicos.

P. ¿Qué medidas podrían adoptar los países?

R. Primero, un tipo de cambio competitivo, acompañado de la puesta en marcha de políticas de desarrollo productivo, sobre todo para los sectores industrial y agropecuario. Esas políticas tienen que contener un reforzamiento del sistema de ciencia, tecnología e innovación. En el frente social, hay que consolidar lo que se ha hecho y construir aparatos de protección social universales y estables, algo que está comenzando a materializarse en algunos países, pero que falta en otros. Y lo más importante de todo: hemos avanzado mucho en cobertura educativa, pero todavía tenemos inmensos problemas en materia de calidad. En países como Argentina, que había contado con un sistema educativo de excelencia, ha habido un retroceso.

 

P. ¿Se necesita proteccionismo para desarrollar la industria?

R. Tanto los compromisos con la Organización Mundial de Comercio (OMC) como los tratados de libre comercio limitan mucho la posibilidad de hacer políticas de protección. A veces uno debe hacer un uso prudente y temporal de políticas de protección, pero lo que se debe eliminar es la protección entre nosotros mismos y esta es una gran oportunidad para el comercio intrarregional. Los dos principales flujos de comercio intrarregional, que son los de Argentina con Brasil y Colombia con Venezuela, está muy destruidos por el proteccionismo y esto se debe revertir. La integración latinoamericana siempre ha sido chica en productos de mayor contenido tecnológico y aquí hay una oportunidad.

P. Usted habla mucho de industria, ¿pero el valor añadido no está hoy en día en los servicios?

R. En inglés, política industrial es política productiva, que es el sentido más amplio y que debemos adoptar. Debemos buscar oportunidades en recursos naturales con contenido tecnológico. Los cultivos de soja y maíz de Argentina y Brasil tienen un altísimo contenido tecnológico. Eso es algo bienvenido. También hay posibilidades interesantes en manufacturas y en los servicios, tanto en los de servicios de información y telecomunicaciones como en otros. Los servicios culturales y artísticos a veces se olvidan pero tienen alta calificación de mano de obra y somos bastante buenos en esto.

Hay 3 Comentarios

Los gastos sociales han de reinventarse, el crecimiento no va a ser ilimitado y será preciso encontrar nueva fórmulas de reparto, aquí la justicia social tiene un gran reto.

Un avance social viene precedido siempre por un avance tecnológico. En el reino animal no hay avances, solo hay lucha por la existencia. Gracias al desarrollo evolutivo el cerebro del ser humano se convirtió en creador de ideas y de técnicas... surgieron pues los instrumentos para la caza, la pesca, la agricultura, la minería, la construcción, etc, etc. sin olvidar la mecánica y mas tarde la educación que hizo posible el avance ideológico en lo social con el sentido de la ética. En todo ese proceso está presente la avaricia de mas poder y mas riqueza material que dieron origen al dinero y a las guerras y a los grandes imperios, cuyos efectos negativos parecen remitir en esta etapa de la historia en que la visión del mundo ha cambiado.

El reparto indica muchas cosas, entre ellas, el poder que tiene cada poder político.

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Sobre el blog

Novedades, tendencias y debates sobre el devenir de la economía y el desarrollo de Latinoamérica y los latinoamericanos.

Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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