Solo la mitad de los latinoamericanos no es pobre ni corre riesgo de caer en la pobreza. Un dato preocupante para una región que en el comienzo de este siglo creció como pocas veces en su historia, reduciendo la aún elevada desigualdad. Pero es una cifra real que difundió este lunes la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre la base de estadísticas de 2013, es decir, antes de que en este 2015 se contrajera por primera vez desde la crisis global de 2009 y la de Argentina de 2002.
La CEPAL, organismo de la ONU, advierte de que “la reducción de la pobreza se ha estancado desde 2012 y la indigencia muestra una leve tendencia al alza”. “Además, América Latina y el Caribe sigue siendo la región más desigual del mundo”, advierte el ente dirigido por Alicia Bárcena. Hasta 2014, unos 167 millones de latinoamericanos se encontraban en situación de pobreza, lo que supone el 28% del total de la población. De ese universo de pobres, unos 71 millones, el 12% del total, padece indigencia, es decir, carece de ingresos suficientes para comprar la comida básica.
“Los niños y niñas, las mujeres, los jóvenes, los adultos mayores, las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y las poblaciones afrodescendientes son quienes más sufren situaciones de discriminación, carencia, privación de derechos o vulnerabilidad en la región”, señala la CEPAL. El 7% de la población no indígena ni afrodescendiente es indigente o altamente vulnerable a la indigencia, porcentaje que se eleva a 11% en el caso de la población negra y al 18% en el de los pueblos originarios. El 62% de la población no indígena ni afrodescendiente es considerada no vulnerable a la pobreza, mientras que esa cifra baja al 56% en el caso de los negros y a solo 33% en el de los aborígenes. Asimismo, las mujeres solo acceden al 38% de la masa de ingresos monetarios.
Una familia pobre en Tegucigalpa, Honduras/EFE
“Entre los ámbitos de la sociedad que producen, exacerban o mitigan desigualdades, el más decisivo es el mundo del trabajo”, explica el organismo en el documento. Los ingresos laborales suponen de media el 80% del ingreso total de los hogares, el 74% del ingreso total de los hogares en situación de pobreza y el 64% en los hogares en situación de indigencia. El 18,9% del total de personas con trabajo recibe ingresos por debajo de la línea de pobreza. “De ahí la importancia del acceso a un empleo productivo y de calidad y al trabajo decente”, comenta el organismo de la ONU.
La CEPAL considera “crucial redoblar los esfuerzos para fortalecer y mejorar las políticas sociales, en particular, las estrategias de reducción de la pobreza y la extrema pobreza, asegurando su sostenibilidad financiera y dotándolas de herramientas que garanticen su eficacia y efectividad”. Bárcena señala en el prólogo del documento: “Lo social no se juega solo en lo social, sino que también en la economía, en la política y en el medioambiente. Tampoco la diversificación productiva y el cambio estructural se deciden solo en el campo económico: el desarrollo social inclusivo y la mejora de las condiciones de vida de la población son un requisito necesario para asegurar la prosperidad económica”.
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Mientras la indigencia crece al punto que sus números son ocultados, lo que ha crecido en cifras inocultables son los patrimonios de los políticos de turno y sus adláteres. Se sabe del jardinero de un ex presidente que posee hasta su propio avión particular y bienes de varios millones. Y casos como el que mencionamos hay largas listas. Otro tanto sucede con los Derechos Humanos. Algún país que se cree el adalid de los DDHH en la región, tiene a las poblaciones originarias carentes de agua, sin escuelas, sin médico que les atienda, al punto que se mueren de tuberculosis causada por la desnutrición que ya comienza en la infancia.
Publicado por: bergante | 02/11/2015 17:54:09