Cuando la diseñadora Tati Guimarães llegó a Barcelona en 1998 no entendía como la gente podía tirar tantas cosas de valor a la basura. Venía de Río de Janeiro, una ciudad en la que había aprendido a sacar provecho de los restos más inverosímiles. Hoy, esta brasileña de 34 años inventa productos más ecológicos con varias vidas de uso y crea materiales sorprendentes a partir de desechos como anillas de lata, corchos, tetra briks...
“Cuando empecé, decían que hacía reciclaje y que era un poco hippie, ahora lo llaman ecodiseño”, ironiza Guimarães, cuyos pensamientos vuelven una y otra vez a la ciudad de Río en la que nació: “Allí la gente más humilde reutiliza por necesidad, pero es todo un arte que ya sabían nuestros abuelos y esas calles están llenas de verdaderos ecodiseñadores”.
Su colega Gabriela Gusmão los denomina inventores del arte de la supervivencia. Esta otra brasileña recorrió las calles de Río de Janeiro entre 1998 y 2001 en busca de los artilugios más sorprendentes creados a partir de desechos. Se encontró con carritos de supermercado con equipos de música incorporados, gafas artesanales, mobiliario de todo tipo, instrumentos de trabajo… Todo un catálogo de artefactos diseñados por la gente más pobre, “tecnología de la necesidad”, que recogió en el libro “Rua dos Inventos” (libro / web).
Este insólito inventario de ingenios callejeros muestra como buena parte de la población utiliza para sobrevivir los desperdicios de la sociedad de consumo. Ocurre en otras muchas urbes del mundo, no sólo en Brasil. Sin embargo, en este país de grandes desigualdades llama particularmente la atención esta cultura de la reutilización. Al igual que el ejército de niños, hombres y mujeres que tratan de subsistir con lo que sacan por los desechos reciclables que encuentran en las calles o en grandes vertederos de Río como el de Gramacho. Existe hasta un Movimiento Nacional de Recolectores de Materiales Reciclables (MNCR).
“Yo he crecido viendo todo esto, te encuentras cosas increíbles por la calle”, comenta Guimarães, que no le entra en la cabeza por qué no intentar alargar la vida de las cosas. La mayor parte de los cachivaches recopilados en el libro “Rua dos Inventos” parecen encontrarse más cerca del vertedero que de los estudios de diseño. Sin embargo, estos objetos representan en realidad toda una filosofía sobre la relación de los seres humanos con los materiales y bienes de consumo. La misma que sigue Guimarães cuando se pone a diseñar un nuevo producto con criterios de sostenibilidad. “Lo primero que busco desde el principio es que tengan varias funciones para aplazar el fin de su vida útil”, explica esta ecodiseñadora que ha creado para su firma Ciclus cajas de botellas de vino que se convierten en lámparas, árboles de Navidad que se transforman en posavasos o salvamanteles que van incorporando los corchos usados de las botellas.
Los conocimientos para aprovechar mejor los materiales a veces vienen también de la artesanía ancestral. Es en lo que trabaja desde hace años el diseñador Renato Imbroisi, que se dedica a recuperar viejas técnicas y materiales artesanales para transformarlos en productos innovadores y comerciales. Nacido también en Río de Janeiro, y nieto de una costurera de la que aprendió a confeccionar sus propios tejidos, Imbroisi ha creado también varias colecciones a partir de investigaciones en África. A Guimarães fue la madre de su amiga Lúcia la que le enseñó a trenzar el papel de periódico para hacer cestos, la técnica que luego utilizó ella para fabricar nuevas texturas a partir de fotolitos de las imprentas, revistas o incluso tetra briks.
“Cuando llegué a Barcelona alucinaba al ver que la gente tiraba a la basura hasta ropa o muebles”, recuerda esta diseñadora. “Empecé a llevarme a casa todo lo que me encontraba como si tuviera una enfermedad, hasta que llegó un momento en el que lo tenía todo lleno de trastos”. “Esto es una forma de vida tan distinta; también me chocaba no ver a nadie durmiendo en la calle, aunque ahora sí que me los encuentro”.
Hay 5 Comentarios
Buenos días, os sigo desde también desde Brasil, en el Estado de São Paulo. He reflexionado bastante sobre la basura y el reciclaje. En primer lugar porque durante algún tiempo trabajé en rellenos sanitarios (soy química). Es impresionante la cantidad de basura diaria que se acumula, a cada día estos rellenos tienen que estar más distantes de los centros urbanos y el costo para el traslado es enorme. Y estos rellenos se completan cada vez en tiempos menores. Calculen, el promedio de basura diaria por habitante es de más de un kilo (aprox 1,5 kg). Hace muchos años el promedio era de 0,5kg. Quiero aclarar que en Brasil no se utilizan incineradores, o bien los detritos son llevados a los mencionados rellenos o se despejan en los basurales a cielo abierto y esto no necesita comentarios, claro. Hay en algunas ciudades personas que viven de lo que recogen en estos basurales, tanto adultos como niños y no hace falta mencionar los peligros con los cuales conviven. Pero, también por la miseria surgieron las cooperativas de reciclaje. Personas que antes vivían en la basura se organizaron y actualmente separan la basura en forma más organizada y encaminan (a la basura reciclable) a algunos centros de reciclaje. O sea, ellos hacen la separación y acopio, no propiamente el reciclaje. Aquí hay un mercado de precios variables de estos materiales. Actualmente las empresas de envases de latas de refrescos utilizan hasta el 95% del aluminio reciclado y las empresas de papel hasta el 50% de papel reciclado, entre otras cosas. Pero aún falta mucho porque según mi criterio continúa siendo el trabajo de las cooperativas muy insaluble. Pienso que cada habitante debe aprender a segregar los materiales, además de disminuir el desperdicio, evitar que se junten materiales que pueden reciclarse con los verdaderamente descartables. De esta manera la basura descartable iría (ya en menor cantidad) directamente para los rellenos, sin contacto con las persoas) y los reaprovechable o reciclables sí serían separados en las cooperativas. En realidad esta fue la idea de las cooperativas. En muchas ciudades (como en la que yo vivo), los recolectores pasan dos veces por semana a retirar los residuos reciclables (basura seca) y los otros días de la semana los residuos descartables (residuos humedos). El problema es que las personas no se sensibilizan con esto y mezclan todo. Por eso insisto que donde más es necesario trabajar es con la educación. Las personas tienen que adquirir conciencia descubriendo que gran parte de lo que descartan son materiales de alto valor, de esta manera que aprendan a "mirar" con otra actitud a las cosas. Es ahí donde pienso que entran los ecodiseñadores o personas que tengan una mirada diferente sobre los materiales. En mi blog muestro algunas cosas que ya he realizado con papel reaprovechado y reciclado, envases de plástico (PET), CD, chatarra, PVC, etc. También en mi sitio presento algunos trabajos: www.artedereciclar.com.br
Pero en este proceso hay que tomar mucho cuidado de no colaborar con el aumento de basura (o sea, tratar de hacer cosas durables) y también no aumentar la contaminación con el empleo de pinturas y otros elementos que emanen gases tóxicos. Todas las pinturas que utilizo o son vegetales o solubles en agua.
Bien, espero que les guste las cosas hechas, desde aqui os envio un cordial saludo
Elsa
Publicado por: Elsa Cencig | 20/06/2010 14:42:57
Acabo de descubrir tu blog y me encanta! Te dejo el link del mio para que le eches un vistazo a ver que te parece! Hago muebles y objetos decorativos de cartón! http://cuatro-cartones.blogspot.com/ Espero que te guste, un saludo. Paula
Publicado por: Paula | 21/05/2010 14:34:12
Cosas para todos, que cada vez tienen que ser más baratas, que hacen que cada vez los sueldos sean más pequeños, las jornadas más largas y duren menos para abaratar y así se tiran cada vez más cosas. Pero como luego hay más para comprar, ¿quién necesita reutilizarlas o reciclarlas? Cuando se lo sugieres a la gente te mira de arriba a abajo y te dice lo cutre que es eso, que es de otra época. Hasta que no hay necesidad es un proyecto bonito enseñarlo, pero no se hará.
Publicado por: Alvaro | 20/05/2010 11:43:37
No sé Clemente si el contenido de este post tiene importancia o es mera anécdota. Para mí la auténtica moda "eco" sería aquella de prendas de buena calidad y perdurables. Los cambios de tendencia y las modas en el vestir no son más que una estrategia que fomenta el consumo y en consecuencia el despilfarro de recursos. Creo que todos estamos atrapados por esta inercia de la producción de objetos (perversamente denominados "bienes de consumo") y a veces reparamos más en lo superficial e inmediato que en lo sustancial. En cualquier caso, enhorabuena por el blog.
Publicado por: Alberto | 19/05/2010 17:46:23
Siempre se había reutilizado en las casas, la ropa que pasaba de hermanos, los libros, hasta el papel de envolver. Pero desde hace algún tiempo nos hemos creído que los recursos que malgastamos no tienen límite, nos comportamos como nuevos ricos que tienen que demostrar seguridad haciendo alarde de inconsciencia.
Se trata de hacer las cosas por las razones correctas, no porque puedo sacar beneficio inmediato, como todos esos intermediarios del CO2 que hacen su riqueza a costa de nuestra miseria. Hay una página que expresa mejor esto, http://www.substratum.es/editorial.html los sigo en facebook porque siempre estan dando una visión positiva y soluciones en la debacle.
Publicado por: Elias Gomez | 19/05/2010 15:03:35