Lo que contamina un ladrillo

Por: | 09 de julio de 2010

Fabricar un kilo de ladrillos supone emitir unos 270 gramos de CO2. Cuando se examina el consumo energético de una casa se suele prestar atención a su diseño, a su climatización, a su equipamiento, al uso de energías renovables. Sin embargo, a menudo se suele obviar la propia casa en sí, es decir, la cantidad de energía requerida para producir cada uno de sus componentes: ladrillos, vigas, cemento, tejas, baldosas…

Esta información resulta muy interesante y puede producir algunas sorpresas. Como que una vivienda diseñada con criterios de eficiencia luego no lo sea tanto cuando se analiza lo que hay por dentro de las paredes. O que el gasto de energía para construir una plaza de aparcamiento subterránea pueda llegar a ser equiparable a la del uso del coche que está aparcado en ella. Y es que, como incide el investigador Ignacio Zabalza, del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), cada metro cuadrado habitable construido de un edificio convencional requiere de un total de 2,3 toneladas de materiales. Si se considera el peso de los recursos afectados por el proceso de fabricación, entonces esta cifra se multiplica por tres: 6 toneladas por m2.

¿Hasta qué punto son importantes los materiales de construcción en el balance energético de una vivienda? Imaginemos una casa unifamiliar de 222 m2 situada en Zaragoza, que es donde la coloca este ingeniero aragonés en un estudio publicado en la revista científica Building and Environment. Si se introducen los datos de esta hipotética vivienda en un programa de simulación que cumpla la actual normativa de certificación energética de edificios (RD 47/2007), el resultado que se obtiene es que va a generar cerca de 1,6 toneladas de CO2 al año, lo que corresponde a una clase B. Ahora bien, esto es teniendo en cuenta sólo el uso de la casa a lo largo de 50 años de vida (el gasto en calefacción, aire acondicionado, agua caliente, iluminación…), si se analizan los materiales utilizados en su construcción, entonces habría que añadir otras 57 toneladas de CO2.

Estas 57 toneladas adicionales supondrían el 41% del total de emisiones generadas por la casa a lo largo de 50 años. O dicho de otra forma, tendrían que pasar 35 años para que las emisiones producidas por el uso de esa vivienda en Zaragoza igualasen a las de su construcción. Paradójicamente, no son tenidas en cuenta por la normativa que evalúa la eficiencia energética de esa vivienda, cuando su impacto es mucho mayor que el de otros factores a los que se les da mucha mayor importancia.

Como explica Zabalza, se está desaprovechando una gran oportunidad de actuar en la eficiencia de las casas desde la propia elección de los materiales para su construcción. Un ejemplo de ello es el ladrillo, fabricado fundamentalmente a partir de arcilla extraída de canteras. Este investigador ha estimado que para fabricar un kilo de ladrillos en España se requiere consumir 3,56 megajulios equivalentes de energía primaria, gastar 1,89 litros de agua y emitir a la atmósfera 270 gramos de CO2. Sin embargo, existen algunas variantes que reducen de forma considerable estos impactos. Es el caso del ladrillo de arcilla aligerada (compuesto por un 85% de arcilla y un 15% de paja) y de los ladrillos silico-calcáreos (con arena de sílice). Sustituir unos ladrillos por otros puede resultar mucho más efectivo que otras medidas de diseño o de equipamiento de las que se habla mucho más.

Los bloques de arcilla convencionales no son tampoco los que tienen un mayor impacto en una casa. De acuerdo al “ranking” ambiental elaborado por Zabalza a partir de una adaptación de la base de datos suiza Ecoinvent, los peores materiales de construcción serían el aluminio (8,57 kilos de CO2 por cada kilo), el poliestireno expandido (7,34), la espuma rígida de poliuretano (6,79), el PVC (4,27), el cobre (2)… Y, al contrario, los mejores serían los compuestos de madera, el corcho o el ladrillo de arcilla aligerada.

“No vale como opción para todos los edificios, pero en algunos casos se podrían conseguir importantes ahorros sustituyendo las estructuras de hormigón por otras de madera”, incide el investigador aragonés. “Ahora se ha puesto de moda utilizar baldosas cerámicas de pasta blanca, lo que tiene un gran impacto por tener que importarse de Italia o Ucrania, cuando en Castellón y Teruel se tiene mucha arcilla de pasta roja”, recalca.

Otra forma de disminuir mucho el impacto ambiental de una vivienda sería si se pudiesen reutilizar algunos de estos materiales al final de la vida útil de la casa. Esto es hoy en día muy difícil, pues cuando se derriba un edificio lo que queda es una montaña de escombros en la que resulta muy complicado separar materiales. Por ello, este ingeniero aboga por un cambio radical en el diseño de la construcción para favorecer el desamblaje de algunos de sus componentes. “Esto es un cambio de mentalidad importante, pero habría que pensar en uniones que fueran atornilladas para facilitar la recuperación de materiales”.

Aunque este ingeniero va todavía más lejos y no se conforma con contabilizar el impacto de los ladrillos, también investiga la manera más eficiente de colocarlos. Si de la forma de construir edificios va a depender también la movilidad de las personas, por qué no incluir igualmente en el análisis la energía que se va a requerir después en los desplazamientos de sus habitantes. De esta forma, se podría comparar mejor las emisiones o el gasto de energía de un barrio residencial de casas unifamiliares dispersas frente al de unas torres de edificios de un barrio compacto. El propio Zabalza ha probado esta metodología para analizar el edificio del CIRCE, introduciendo el gasto en energía de los desplazamientos del personal desde sus casas hasta el trabajo (calculado por medio de encuestas). El resultado es que la movilidad supone el 50% de impacto del ciclo de vida de esa construcción.

Este tipo de análisis puede crear controversia, pero daría un enfoque muy interesante de la edificación. Y también evitaría que, como ocurre a menudo hoy en día, se pusiese la etiqueta de “ecológico” a edificaciones que en realidad van a seguir incrementando las emisiones de CO2 por los materiales de construcción utilizados o por los desplazamientos para llegar hasta ellas.

Ahora que se habla tanto de rehabilitación de edificios para mejorar la eficiencia de las viviendas a la vez que se reactiva el empleo, puede ser útil realizar este tipo de cálculos. “En España, el parque edificatorio es ineficiente, y está claramente sobredimensionado e infrautilizado”, detalla el investigador, que considera que a pesar del “boom” del ladrillo en los años anteriores a la crisis, existen 12 millones de pisos con más de 30 años y 6 millones de más de 50 años. ¿Compensa realmente la rehabilitación desde el punto de vista energético? “Yo creo que sí es una oportunidad, pues hay muchas viviendas antiguas sin aislamiento que consumen mucha energía”. Ahora bien, según Zabalza, los resultados podrían ser muy distintos en función de cómo se hiciera. “La rehabilitación de un edificio supone generalmente un ahorro energético del 60% respecto a su derribo para volver a construirlo”, destaca el ingeniero, que cree que una selección adecuada de los materiales utilizados en la rehabilitación permitiría disminuir aún más los impactos energéticos globales.

Hay 9 Comentarios

Solo esperemos que se aplique la ley a las nuevas viviendas.

Sl2

LLevamos diez años construyendo con madera, corcho, cal, y cerámica, y explicando estos conceptos, por fin! se va empezando a tomar conciencia de una visión global de todos los impactos y en todos los procesos.
Enorabuena
www.satt.es

Trabajo en una fábrica de ladrillos, y para fabricar un Kg de ladrillo cocido empleamos vapor de agua, con lo que usamos mucha menos agua, y emitimos 150 gr de CO2. Esas cifras medias que aparecen son demasiado altas.
Me parece muy bueno el blog .... adelante.

Saludos ....

Me parece un enfoque muy interesante, complejo y dificil de evaluar pero no por ello se debe dejar estas lineas de investigación. Debe fomentarse el estudio de materiales y la difusión de resultados para poder disponer de bases de datos fiables a disposición de los agentes relacionados con la construcción.
Comentar tambien que sí existen herramientas disponibles con una primera aproximación para evaluar estos temas.
El "perfil de calidad" desarrollado por el IVE y la CMMAUV valora el uso de materiales con ecoetiquetas o certificación forestal así como la mejora en la Gestión de residuos de construcción con la Valorización de los mismos.
Podeis consultar ese documento en :
http://www.perfildecalidad.es/pdf/descargas/GUIA_DT01_V02_090114.pdf

La rehabilitacion ayudaria a generar actividad y mejorar los rendimientos, sin duda. Pero para que realmente funcione se debe empezar a facilitar la Certificacion Energetica fiable, auditada. Si un vehiculo eficiente se beneficia a la hora de pagar el IVTM, que el IBI desaparezca para clases B o C. Mira y si me apuras que le paguen al que consiga la A (auditada eso si).

Felicidades por ahondar en ese talon de aquiles de la ecologia en el mundo desarrollado, que es la vivienda.

Si tal como dices la madera es un material apto para construir y respetuoso con el medio ambiente ¿porque hay tanta reticencia entre arquitectos y ayuntamientos para permitir la edificación de viviendas de madera?

Hola, lo primero felicitarte por este blog tan interesante al que accedo muy a menudo y del que aprendo tanto.

Sin embargo, me gustaría destacar algo que creo que se tiene poco o nada en cuenta en este blog. Se habla muchas veces de eficiencia en la producción de materiales, pero en muy pocos casos se habla del impacto que produce conseguir esos materiales. Por ejemplo, la arcilla para los ladrillos se ha de sacar de una cantera y eso produce un enorme impacto ambiental que se debe tener en cuenta, y no sólo medirlo por la distancia del destino final. En muchos casos las canteras se ubican en zonas de grán interes paisajistico y faunistico, en países pobres donde se explotan sin contemplaciones, etc.

Al igual que la certificación FSC para las maderas, no se si existe una certificación parecida para los materiales minerales, pero sería algo interesante.

Por favor, me encantaría que continuarais con este tema, o nos aconsejarais para buscar más información sobre la construcción y la contaminación. ¿Cuánto contamina construir una presa o una central nuclear?
Saludos y agradeceros una vez más el trabajo que hacéis.

Fantástico análisis, una vez más.

Quercus 4.0

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Sobre el blog

Como si mirásemos por el ocular de un microscopio, Ecolaboratorio es un blog ambiental que trata de ver más de cerca todo aquello que nos rodea. En este particular laboratorio se buscan respuestas a las cuestiones más enrevesadas que nos asaltan de forma cotidiana.

Sobre el autor

Clemente Álvarez

(Madrid, 1973) es un periodista especializado en medio ambiente y ciencia. Colaborador de El País desde 2004, le entusiasma mezclar elementos de la ecología con reactivos de la energía y la economía, aunque la fórmula pueda resultar inflamable.

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