En lo alto de un tranquilo cerro rodeado de manglares en la periferia de Río de Janeiro uno se olvida del ruido de la Cumbre de la Tierra. Esta montaña no destaca por su altura, unos 60 metros del nivel del mar, pero sí por todo lo que significa. Justo aquí debajo, cubierto por una capa de 50 centímetros de arcilla, está el que fuera el mayor vertedero de Latinoamérica: el Gramacho. Esto es lo que queda de los 60 millones de toneladas de residuos que se estima fueron descargados en esta parte de la bahía de Guanabara entre 1978 y 2012.