Economía para el 99%

Sobre el blog

Este es un espacio para la reflexión económica que pretende interesar y ser accesible para el 99% de los ciudadanos; esa gran mayoría de personas que sigue la evolución de la crisis y que no deja de plantear preguntas para salir pronto de ella. Puede que haya un 1% que por opulencia o ignorancia no se sienta concernido en la búsqueda de una recuperación sostenible y beneficiosa para la mayoría. Ellos buscarán otras lecturas, pero un amplio 99% hallará aquí sus respuestas.

Sobre el autor

Carlos Mulas

. Soy economista de formación y académico de profesión con fuerte vocación política. Actualmente soy Profesor Titular de Economía en la Universidad Complutense de Madrid y Director de la Fundación IDEAS. Puedes conocer más sobre mi trayectoria en mi web personal: www.carlosmulasgranados.com


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La derrota de Arenas y la prima de riesgo

Por: | 26 de marzo de 2012

Euros-urnas

Algo extraño pasa en España con las elecciones y la prima de riesgo. Se supone que los mercados deberían preferir las victorias de los gobiernos de derechas, porque están más cerca de sus postulados y prometen mayor disciplina fiscal. Al menos eso es lo que dicen los académicos que trabajan en estas cuestiones (véase http://deepblue.lib.umich.edu/bitstream/2027.42/39961/3/wp575.pdf)

Sin embargo, en las últimas 4 elecciones que se han celebrado en nuestro país, nos encontramos con el efecto contrario. Cuando ha ganado el PP, la prima de riesgo ha aumentado significativamente: así, tras las elecciones europeas del 7-J de2009, la prima subió de 68,9 a 73 puntos básicos; tras las municipales y autonómicas del 22-M de 2011, la prima pasó de 213,3 a 249,9; y tras las elecciones generales del 20-N de 2011, la prima se disparó desde 432,5 a 463,8. Por el contrario, cuando el PSOE ha vencido a las encuestas, como en las elecciones asturianas y andaluzas celebradas ayer, la prima se ha relajado desde 351 a 339 puntos básicos (los datos se pueden ver en http://www.datosmacro.com/prima-riesgo/espana)

Los lectores más cercanos al PP dirán que esta aparente paradoja es pura coincidencia, pero cualquier experto en psicología financiera y en economía política sostendría lo contrario. La crisis de la deuda europea está demostrando en los últimos 24 meses que los mercados no están tan preocupados por el color del gobierno como se afirmaba hasta hace unos años, sino que lo que más les preocupa es la posible inconsistencia entre los discursos y las políticas.

Esa disonancia cognitiva propia de quien dice una cosa y hace la contraria es una constante en toda la carrera política de Rajoy. Por eso ahora parece que los mercados no están muy convencidos del compromiso del PP con la disciplina fiscal, o al menos, no piensan que sea más riguroso que el PSOE. De hecho, el aumento de la prima de riesgo tras las autonómicas de mayo de 2011 puede interpretarse en clave española por la alegría con la que los nuevos dirigentes autonómicos del PP (con Cospedal a la cabeza) comenzaron a hacer catastrofismo sobre las cuentas públicas que habían heredado en sus regiones. Ese “efecto afloramiento” de las cuentas autonómicas, junto al “efecto enfrentamiento” que ello vaticinaba con el gobierno central que aún controlaba Zapatero, pusieron muy nerviosos a unos mercados que ante todo buscan minimizar las incertidumbres. Durante los meses que transcurrieron entre mayo y noviembre del pasado año, los nuevos dirigentes locales del PP engordaron las cifras recibidas, pospusieron los ajustes y ocultaron sus datos al gobierno socialista, impidiéndole cumplir con sus compromisos internacionales.

Tras el 20-N, la victoria de Rajoy no modificó este esquema de actuación. Entonces quedó claro que el PP volvía a poner por delante sus aspiraciones electorales, frente a sus aparentes convicciones fiscales y pese a las promesas hechas por nuestro país. Rajoy pospuso el presupuesto 4 meses, revisó la cifra de déficit para 2011 (subiéndola del 6 al 8,5%), relajó el objetivo de déficit para 2012 (del 4,4 al 5,8) sin negociarlo con Bruselas, y se negó a seguir hablando de ningún recorte adicional. La sensación evidente para algunos analistas internacionales era que modificaba las cifras hacia atrás y hacia adelante para absorber los 4 meses de inacción fiscal que implicaba esa sucia apuesta electoral por desbancar a los socialistas andaluces a toda costa.

El resultado fue que los mercados volvieron a asustarse. Como me contaba este fin de semana un antiguo compañero que hoy trabaja con inversores internacionales en la City de Londres, el sentimiento creciente entre ellos es que “no somos Grecia, pero últimamente nos comportamos de forma parecida (…) afloramos déficit sin explicaciones y no tomamos decisiones mientras hay elecciones”.

Ante este panorama, la derrota de Arenas ante Griñán (no en escaños pero sí en capacidad de gobernar) podría tener la siguiente lectura. En primer lugar, evita el esperado “efecto afloramiento” que sin duda habría hecho el líder regional del PP para tratar de manchar el legado socialista y así comprar algo de margen para los recortes que ocultó durante la campaña. Unas décimas adicionales de déficit andaluz por boca del señor Arenas habrían colmado la paciencia de los mercados.

En segundo lugar, la derrota de Arenas va a forzar a Rajoy a aplicar sus recortes con vehemencia el día 31, para dar signos de fortaleza interna en su partido y para demostrar hacia afuera que “él hará lo que hay que hacer”, a pesar de que la oposición progresista se haya mostrado más viva de lo esperado.  Los mercados están esperando esos recortes a nivel nacional, y cualquier signo de dureza adicional será bienvenido.

Por último, es posible que a los mercados les guste el equilibrio democrático que supone el contrapeso socialista en Andalucía. Griñán será más proclive que Arenas a políticas de crecimiento (y no sólo de ajuste), y los mercados saben que las deudas se pagan creciendo (no sólo recortando) en una Comunidad que debe hacer frente a una tasa de paro altísima. Además, el fortalecimiento del PSOE a nivel nacional que supone mantener el gobierno andaluz, permitirá a Rubalcaba seguir adelante con su “oposición útil”, lo que es crucial para sacar al país de la crisis.

En definitiva, como en las próximas elecciones los socialistas vuelvan a resistir (o a mejorar) y los mercados sigan recortando la prima de riesgo, algunos estudiosos van a tener que mirarse el caso español con lupa.  

 

Los efectos económicos de las huelgas

Por: | 13 de marzo de 2012

Huelga-general
El anuncio de huelga general en España prevista para el próximo 29 de marzo ha desatado la polémica habitual en torno a la utilidad y pertinencia de estas acciones por parte de las organizaciones sindicales y los trabajadores.Los argumentos que ya están empezando a esgrimir el gobierno y el PP son falaces.Fundamentalmente se quejan de que los sindicatos son reacios al cambio y a la modificación de las relaciones laborales y sostienen que convocar una huelga general en medio de una crisis económica como la que está viviendo España es una traición de Estado. Para el PP, los trabajadores que quieren ejercer su bien fundamentado y conquistado derecho a la huelga cometen además un atentado contra sus propios intereses porque estarían retrasando la salida de la crisis.

Sin embargo, si echamos un vistazo a la literatura sobre relaciones laborales y economía industrial, es facil descubrir cuan erróneos y manipuladores son esos argumentos. La mayoría de los estudios en esta área  se centra en analizar las causas de las huelgas, pero hay pocas investigaciones sobre los efectos económicos de las mismas (véase http://www.psa.ac.uk/2009/pps/Kelly.pdf). En todo caso, los trabajos publicados sobre las consecuencias de los paros masivos se dividen entre aquellos que consideran que las huelgas tienen efectos negativos a corto plazo y aquellos que consideran que pueden tener efectos positivos a medio.Examinemos los razonamientos que se ofrecen en cada caso.


La hipótesis predominante (llamada neoclásica) según la cuál las huelgas reducen el Producto Interior Bruto, sostiene que cuanto mayor sea el número de días perdidos por huelga, más cae la inversión empresarial y el producto por trabajador. Incluso los defensores de esta tesis admiten que cuando se pierde un día de trabajo, se suele recuperar la actividad perdida en los días posteriores, de tal forma que el efecto sobre el PIB sólo se dejaría notar si las huelgas se concatenasen. Según varios estudios empíricos, las huelgas masivas empiezan a afectar negativamente a la economía cuando incrementan sustancialmente la conflictividad media de la economía en cuestión a lo largo de un año. Y es especialmente dañina cuando los paros afectan a todos los sectores de la economía (como en las huelgas generales) durante más de un día. En esos casos, diversos estudios dan distintas cifras, pero en media, la relación podría ser del tamaño 3 a 1 (por cada 3 días de huelga general, se pierde el equivalente a 1 día entero de PIB en las economías de la OCDE). (véase http://www.allbusiness.com/government/107315-1.html)

La hipótesis alternativa (llamada neoinstitucional) defiende que las huelgas pueden ser un instrumento efectivo para neutralizar el abuso en el reparto de rentas por parte de los empresarios y para reducir la discrecionalidad en las relaciones laborales. Al equilibrar el reparto del valor añadido entre trabajadores y empresarios, la economía se vería beneficiada por una demanda más robusta (más trabajadores con salarios mejores y mayor capacidad de compra). Al mismo tiempo, la reducción de la discrecionalidad incrementaría la seguridad en el empleo y los trabajadores serían más productivos en sus puestos de 
trabajo como resultado de esa mayor estabilidad.Según esta tesis, las huelgas puntuales no tienen ningún efecto en la economía a corto plazo y pueden ser muy positivas para conseguir un crecimiento más sostenido y equitativo en el futuro. Lamentablemente, dada la dificultad de medir este razonamiento, no parece haber ninguna estimación concreta de esos efectos positivos a medio plazo, al menos en los estudios que yo he consultado para este post.


Lo que sí hay es evidencia histórica, especialmente en la Europa de antes de la II Guerra Mundial (http://www.britannica.com/EBchecked/topic/228625/general-strike), cuando los movimientos obreros utilizaron en diferentes momentos el recurso a las huelgas masivas para lograr cambios importantes en las relaciones económicas y laborales, así como en las instituciones políticas. Las huelgas en Bélgica (1902), Suecia (1903), Italia (1904), Rusia (1905); Alemania (1920) o Reino Unido (1929) son claros ejemplos de cambios políticos y económicos sustanciales erigidos sobre huelgas generales masivas y prolongadas. Algunos de aquellos cambios darían lugar a modelos de crecimiento económico robustos y equitativos que se convirtieron en referente mundial durante todo el siglo XX. Sin embargo, las experiencias más recientes de huelgas masivas, al calor de los recortes que ha provocado la crisis financiera en países como Islandia, Grecia, Portugal e Italia, no parecen haber tenido mayores consecuencias positivas. 

En esta ocasión, los trabajadores españoles tienen buenas razones para manifestarse, ya que es la única forma de mostrar su rechazo a un profundo cambio en el marco de relaciones laborales vigente desde la transición a la democracia. Lo importante, en mi opinión, es que no lo hagan solo por los derechos que la reforma elimina, sino por la falta de medidas para generar nuevas oportunidades que tiene esta ley. Esa sería la mejor manera de llenarse de razones para plantear una reforma alternativa, más equilibrada entre los intereses de las partes y más efectiva para recuperar cuanto antes la capacidad de nuestra economía para generar empleo y salir de la crisis.

El País

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