Esta semana, mientras los jefes de estado y de gobierno de Europa se reunían en Bruselas para diseñar un plan de empleo y crecimiento, los think tanks progresistas del continente y EEUU, entre ellos la Fundación IDEAS, han decidido que es hora de ejercer aún más presión contra la auteridad, y es necesario hacerlo de forma colectiva.
La elección de François Hollande a principios de mes ha suscitado la esperanza de los progresistas de toda Europa de que una alternativa a las políticas de austeridad es posible. Cuando se dirigió a sus votantes en la Bastilla, Hollande reconoció que su elección era la victoria de todos los europeos que deseaban cuadrar las cuentas públicas a base de crecimiento y empleo y no sólo a base de recortes. Aun así, en la Cumbre del G8 en Washington la semana pasada, y en la cena del Consejo Europeo esta semana en Bruselas, el nuevo Presidente francés no ha conseguido cambiar el debate de forma sustancial. Mientras las promesas de crecimiento abundan, no existen planes reales de acción ni una hoja de ruta, cuando sólo queda un mes para que el Consejo Europeo de finales de junio intente cerrar un acuerdo.
Por tanto, sin voluntad política ni liderazgo, no es sorprendente que aumente la frustración en toda la sociedad y que cada vez haya más personas, colectivos y organizaciones de la sociedad civil que piensen que se necesita más presión desde abajo. Mientras los líderes se reunían en Camp David y en Bruselas, se empezaba a construir una coalición de instituciones progresistas a favor de una agenda pro-europea y pro-crecimiento. La campaña mundial “Austerity Isn’t Working” (www.austerityisntworking.eu) se inspira en parte en las campañas de movilización popular y a través de internet que, en los Estados Unidos han conseguido cambiar el rumbo de los debates públicos sobre la economía. De momento, esta iniciativa está en la fase de pre-lanzamiento, usando las redes sociales para recoger testimonios personales sobre cómo la austeridad está afectando a personas de verdad, y usando las redes intelectuales de los think tanks que la impulsan para aportar evidencia sobre los destrozos que las políticas de austeridad pueden crear en un contexto de restricción crediticia e incertidumbre generalizada. La campaña también pretende servir de plataforma para intercambiar nuevas ideas destinadas a ofrecer una respuesta fiscalmente responsable, pro-europea y pro-crecimiento a la crisis que sufrimos y, a principios del mes que viene, las diferentes plataformas implicadas empezarán a promocionar esa agenda públicamente.
Fue en Madrid donde el movimiento de los “indignados” alumbró la esperanza de que una democracia mejor era posible. Sus propuestas para fortalecer las instituciones desde abajo y servir de contrapeso a las economías de mercado desreguladas con otros modelos de producción y consumo cooperativos, creativos y sostenibles, tuvieron un impacto muy positivo en otras partes del mundo. El movimiento de los “indignados” tomó varias formas en Nueva York, Tel Aviv y Londres entre otras muchas ciudades del que vivieron sus propias “Primaveras” de activismo social.
Un año después, vemos que esos movimientos siguen activos pero se enfrentan a la necesidad de transformar sus reivindicaciones genéricas en iniciativas políticas concretas. Creo que para muchos ciudadanos la iniciativa “La Austeridad No Está Funcionando” puede ser la plataforma que estaban buscando, una plataforma para transformar su perplejidad y sus quejas ante la gestión actual de la crisis en una acción política de presión activa y positiva.
Esta campaña puede ayudar a que nuestros líderes políticos en Europa entiendan que la austeridad no tiene sentido en plena recesión causada por una crisis financiera. Aunque eso ya lo saben muchos de ellos, y por eso quizá lo más importante de esta campaña es que puede aportar historias personales que apoyen los argumentos con sentimientos de empatía hacia todos aquellos ciudadanos que están sufriendo las peores consecuencias de la crisis. Ciudadanos que están cayendo por debajo de los niveles de pobreza en zonas del mundo, como Europa o Estados Unidos, donde por primera vez en 6 décadas una generación entera de jóvenes se enfrenta a la desesperanza de un futuro sin empleo, y donde los otrora generosos sistemas de protección social son incapaces ya de cubrir las necesidades básicas de un número creciente de familias sin ingresos.
Quienes lanzamos esta campaña somos conscientes de que se trata de un experimento, pero estamos convencidos de que es un experimento que puede crear un punto de inflexión y marcar la diferencia. Todos necesitamos canalizar nuestras energías de forma positiva y, por eso cualquier persona que tenga algo que aportar en forma de experiencia vital, historia personal o reflexión intelectual, será bienvenido a bordo de esta iniciativa. ¿Te sumas?