ANTONIO ARGANDOÑA, profesor de Economía.
Del 'Blog de Antonio Argandoña'.- He sufrido un ataque de profesoritis (ya saben, esa enfermedad de los profesores que, de repente, nos hace entrar en trance y dar una clase). Es sobre la deuda pública.
“Cada español deberá pagar no sé cuántos miles de euros para devolver nuestra deuda pública”, nos dicen los medios de comunicación de vez en cuando. No. La deuda pública no hay que devolverla. Bueno, a lo mejor hay que devolver una parte, pero no toda. Usted, lector, y yo sí que hemos de devolver nuestra deuda, porque tenemos una vida finita, y nadie nos prestará si sospecha que vamos a morir pronto, a no ser que dejemos garantías suficientes (una casa era una buena garantía, al menos hasta hace unos años), o un seguro de vida, o la firma de los hijos para que continúen pagando la hipoteca. El Estado no tiene ese problema, porque su vida es infinita: detrás de un gobierno vendrá otro, de modo que la continuidad está garantizada. Y ningún gobierno se negará a hacer frente a las deudas de su predecesor porque, en caso contrario, nadie le prestaría. En todo caso, el gobierno puede cobrar impuestos de sus ciudadanos, o sea, puede disponer de los ingresos necesarios para cumplir con sus obligaciones financieras.
Es por ello que la deuda pública simplemente se refinancia. El gobierno recibe crédito (coloca, por ejemplo, deuda pública a tres años) y cuando esa deuda vence, emite nueva deuda para devolver la anterior. A esto me refería cuando decía que la deuda no hay que pagarla: cada emisión de deuda sirve para pagar una anterior (o para aumentar el endeudamiento, como hemos podido comprobar en los últimos años).
Esto puede no funcionar, claro, si se pierde la confianza en esa deuda, esto es si se considera que el país puede ser insolvente (en eso consiste la crisis de la deuda soberana que tenemos ahora). En tal caso, el gobierno no conseguirá renovar el crédito y, entonces sí, se le exigirá que lo pague, como los bancos hacen con nosotros, los particulares. Y esto ocurre, precisamente, cuando el país está en peores condiciones para pagar su deuda. Pero la vida es así: también a nosotros los bancos nos persiguen para prestarnos cuando no necesitamos el dinero y nos persiguen para que lo devolvamos cuando no podemos devolverlo.
Intereses de la deuda
Lo que no debe dejar de hacer el país es pagar los intereses de la deuda. Lo mismo que nosotros: los bancos miran con más simpatía al deudor que paga puntualmente cada mes, porque de este modo el problema queda disimulado. ¿Podrá seguir pagando más adelante?, se pregunta el banco. No lo sé, contesta; por ahora va pagando, o sea que… sigamos así.
Si la proporción de la deuda pública sobre el PIB es baja, y no se espera que vaya a crecer en el futuro próximo, el gobierno no tendrá problemas para refinanciar su deuda, al menos como regla general. La crisis de la deuda soberana aparece cuando el porcentaje de deuda pública sobre PIB es muy alto, o cuando se espera que crezca mucho. Lo primero puede ser síntoma de mala gestión fiscal en el pasado: el gobierno gastó más de lo que ingresó durante mucho tiempo y, claro, su volumen de deuda creció (es el caso de Japón, de Italia o de Grecia). Lo segundo puede ser síntoma de mala gestión fiscal reciente (el gobierno gasta más de lo que ingresa y no parece ser capaz de parar esta tendencia), o de falta de confianza de los mercados, que imponen tipos de interés muy altos (la famosa prima de riesgo) y, claro, si tienes que pagar un interés del 20 por ciento anual, a menos que tus ingresos crezcan más del 20 por ciento, tu marcha hacia la quiebra es imparable. Sospecho que el lector no se acaba de creer todo esto. ¡Sería tan bonito no tener que devolver la deuda!
La pregunta que ahora quiero plantearme es la siguiente: ¿Es la deuda pública una carga que imponemos sobre nuestros hijos? Pues… a veces sí, y otras no. Depende de a quiénes llamemos “nuestros hijos”.
Supongamos que España es un país cerrado, sin relaciones financieras con el exterior. Nuestra deuda pública es 100, y cada año hemos de pagar 5 de intereses. El gobierno tendrá que cobrar impuestos por valor de 5, de modo que, efectivamente, esos intereses son una carga para nosotros, los ciudadanos españoles, que hemos de sufrir esos impuestos. Pero esos intereses los cobramos también nosotros, los ciudadanos españoles, de modo que, como colectivo, la deuda no es una carga. Claro que esto puede provocar una redistribución de la renta, si son unos ciudadanos los que pagan los impuestos y otros los que cobran los intereses. Pero, insisto, como país, todo queda en casa.
Cuando la deuda la tenemos con los de fuera
El problema es diferente si la deuda está en poder de extranjeros, porque entonces somos nosotros, los españoles, los que sufrimos los impuestos, pero no cobramos los intereses, que van a parar al bolsillo de los extranjeros. Esta es, al menos, una parte del problema que sufrimos ahora: la parte (elevada) de nuestra deuda en poder de no españoles acaba suponiendo una transferencia de recursos hacia ellos: directamente, si son extranjeros los que poseen nuestra deuda, o indirectamente, si son nuestros bancos los que poseen esa deuda pero la financiaron con créditos en el exterior, cuyos intereses tienen que pagar (y, en algún momento, cuyo nominal tendrán que devolver).
¿Significa esto que endeudarse es una mala idea? No necesariamente. A veces la deuda es necesaria. Si el país sufre un terremoto, necesita hacer un gasto extraordinario para reconstruir las zonas devastadas, y esto exige endeudarse.
© Antonio Argandoña. Profesor de Economía y titular de la Cátedra "La Caixa" de Responsabilidad Social Corporativa y Gobierno Corporativo en el IESE-Universidad de Navarra. Doctor en Economía por la Universidad de Barcelona. Conferenciante, autor de numerosos libros y artículos y es titular del 'Blog de Antonio Argandoña'.
Hay 10 Comentarios
Aquí, como en los foros y discusiones económicas de especialistas, no se menciona un tema profundamente vinculado con deuda e intereses: y éste es la ESPECULACIÓN. Nosotros estamos pagando unos intereses astronómicos ¿a quién?: éstos que compran nuestra deuda pública, ¿son los mismos que nos califican de "riesgo" para cobrar más intereses?. El Banco Central Europeo ¿por qué no controla esa especulación de "los mercados" si se supone que está para proteger los intereses europeos? (¿lo está?). Leí recientemente que el inefable Zbigniev Brzezinsky había escrito un libro donde apuntaba la "conveniencia" de establecer una Europa a dos velocidades, donde los países mediterráneos, eso sí, manteniendo la libertad de mercado, pasaran a un nivel inferior. La "conveniencia" para quién?. Y visto que hoy leo que el FMI acaba de otorgarle un crédito millonario a Marruecos, "para defenderle de enemigos externos", y que recientemente la UE cerró un tratado con Marruecos que puso los pelos de punta a nuestro sector agrario español; que a pesar de estar destrozando el sistema productivo español, italiano, y griego con tanta austeridad, no recibimos ninguna consideración de los supuestos socios, ...etc., me pregunto si los países mediterráneos no harían mejor en separarse de la UE, formar una unión mediterránea, quizás con algunos países del norte de Africa, aumentar los vínculos con América Latina, que está en crecimiento económico y político, ah, y también negociar la baza de la pertenencia a la Otan, no sea que nos quieran como a Turquía, en la Otan pero fuera de la UE. Quizás así la "conveniencia" sería en nuestro favor, y no de ningún otro designio imperial.
Publicado por: Leonarda | 05/08/2012 19:46:08
La deuda de España es Privada inter-bancaria con el exterior y nos la han colado como pública desde 2007. Las pérdidas se socializan, los beneficios son para algunos.
Publicado por: deuda interbancaria PRIVADA | 03/08/2012 20:47:10
Una idea. Homologar el sueldo de todas las Administraciones. Veríais como se ahorra. Este desmadre de las Administraciones Local y Autonómica en los Complementos se debería de controlar y/o legislar en la futura reforma de la función pública.
Publicado por: Fco Javier Domínguez | 02/08/2012 16:57:08
Una explicación de claridad meridiana pero ¿podría usted ser igual de claro para explicarnos con nombres y cifras quien compra nuestra deuda?. Hoy jueves 2 de agosto nuestro país subasta 3000 millones de euros que seguramente alguien comprará. Quién y cuánto, sospecho que es un dato que no interesa facilitar quedándose solo con destacar el posible "éxito" de haber "colocado" tal millonada.
Gracias.
Publicado por: Jorge Luis Alonso | 02/08/2012 10:39:23
El señor Argandoña no debía haber dicho que le ha dado un ataque de profesoritis, porque se vende desde la primera frase. ¡A ver ese profesor! No va a tener más remedio que aguantar un chaparrón de dudas. Ahí va otra: desde siempre, la prensa nos informa de que comparándonos con los países de nuestro entorno e incluso con otros más, el porcentaje de PIB que España dedica a cualquier asunto que se haya publicado es menor. En otras palabras, el porcentaje de PIB total que España dedica a defensa, educación, sanidad, investigación, cooperación y todo es menor que el porcentaje que dedican los "países serios". Como la suma de los porcentajes tiene que salir 100 y dedicamos menos que lo demás a todo lo que importa... ¡¿En qué partida que no se publica gastamos más que nadie?! En intereses de deuda no, porque tampoco tenemos o hemos tenido mayor deuda que los demás. En infraestructuras no creo, porque además han estado cofinanciadas muchas de ellas con fondos FEDER. Este es otro misterio para un profesor o para Íker Jiménez.
Publicado por: Picapenas | 01/08/2012 22:25:21
Quizás es una buena explicación para un mundo ideal. Pero el mundo no es ideal, como la realidad, como la actualidad. Así que me temo, profesor Argandoña que la reiterada mala gestión fiscal del pasado de nuestros gobernantes (da igual el color) y la reincidencia de la mala gestión fiscal del presente, son el origen del calvario que en forma de impuestos deban pagar, no sólo nuestros hijos, la próxima generación, nuestros herederos directos, sino los hijos de nuestros hijos (nietos). Y me atrevo a decir que sospecho que también los nietos de nuestros nietos recibirán una parte de esta nuestra herencia, de esos intereses de nuestras deudas. En fin... que las deudas, estimado profesor, antes que finitas, son infinitas, como los Estados. De recordar a nuestros nietos y nietos de estos que mantienen una deuda pendiente se encargarán, a dúo, Gobiernos y bancos.
Un cordial saludo
JJGO
Publicado por: JJGO | 01/08/2012 19:37:38
Yo tampoco entiendo nada de economía, así que sólo me queda aplicar mi sentido común. Lo primero que me chirría es ese sistema que explica el profesor, según el cual una Nación paga su deuda pública pidiendo un préstamo para cubrirla, y luego otro para cubrir éste y así sucesivamente. Me parece una barbaridad.
A continuación me chirría que sea necesario que una Nación pida prestado cuando sufre un terremoto. Para empezar, creo que la Nación debería tener fondos ahorrados para cuando esto suceda. En segundo lugar, si no es así, podría ser correcto pedir prestado, pero la realidad es que las Naciones se endeudan (y mucho más que España) aunque no sufran terremotos.
Lo siento, pero yo ya abomino de los sistemas de crédito. Para empezar, permitir que las naciones estén permanentemente endeudadas, les roba toda soberanía, y así se la roban a los ciudadanos, como estamos comprobando dolorosamente.
Y si hay que pedir forzosamente algún crédito, que se lo pida el Estado a una Banca Estatal, que forme parte del Estado y así no resulte un acreedor peligroso.
Y una pregunta, si hemos cambiado la Constitución recientemente para limitar el endeudamiento, ¿cómo es que aún seguimos emitiendo deuda, es decir, endeudándonos más, y más, y a un interés disparatado? La excusa es que debemos “financiarnos”. ¿Cómo es posible que no podamos vivir sin pedir prestado? ¿No deberíamos tener la capacidad de empezar a invertir en nuestro propio desarrollo sin pedir prestado? ¿Diseñar un proyecto de desarrollo, invertir nuestra propia riqueza en ese proyecto y trabajar en él hasta que dé fruto?
¿Qué tal dejar de pagar la deuda, e invertir ese dinero en nuestro desarrollo? ¿Y crear una banca nacional para financiarnos? ¿Y dejar de importar bienes de otros países, para empezar a consumir producto local? ¿E investigar en energías alternativas, incluida la nuclear y el Hidrógeno, para dejar de comprar gas, petróleo y electricidad extranjeros? ¿Y reducir las autonomías, los sueldos y prebendas de los políticos? ¿Y cerrar la Casa Real?
A mí me parece que este tipo de discursos como el de este señor, lo que pretenden es dar la sensación de que el actual sistema funciona bien, y que no puede ser de otra manera. Bueno, pues yo creo que sí puede ser de otra manera, pero se nos lo quiere ocultar porque los que están arriba no quieren apearse: banqueros, políticos y grandes compañías.
Publicado por: Nube | 01/08/2012 15:05:17
Hay un apunte importante sobre un asunto que es habitualmente objeto de demagogia: endeudarse no es intrínsicamente malo. Lo que importa es como y para qué uno se endeuda. Por ejemplo, una empresa es una unidad económica que se endeuda, con el dinero hace negocios y gana dinero para ella, para pagar los intereses y para devolver la deuda, lo que normalmente no hará, sino volver a invertir esa deuda o incluso endeudarse más. Y ganan dinero. Los estados no son muy diferentes si no hay corrupción, y ojo: para que los políticos se corrompan mucho es necesario, en democracia, que el pueblo sea corrupto. Buena parte del problema de España es que una parte muy importante de la población ve (o veía hasta hace muy poco, esto con suerte) con buenos ojos el pelotazo. Dime qué pecado perdonas y te diré qué pecado cometes.
Publicado por: Nessie | 01/08/2012 14:01:14
Sr. Argandoña. Me gustan sus reflexiones y me gustaría saber si esta deuda que padecemos es como la famosa "deuda externa" que ha mantenido durante décadas sin poder levantar cabeza a America Látina. (Más que nada para hacerme una idea de cuánto va a durar esto). Cuando tenga tiempo me gustaría leer alguna reflexión suya sobre nuestra balanza de pagos (también para saber de dónde vamos a pagar si no producimos nada). Gracias por sus artículos
Publicado por: José Vicente González | 01/08/2012 12:47:08
Vaya por delante que no tengo ni idea de economía, aunque me interesa (como a todos ahora, me imagino) y leo textos como éste. No entiendo por qué no se añade nunca la inflación en la ecuación. Quiero decir que una deuda de, pongamos, 50 mil millones de euros hoy es una barbaridad, pero en 50 años puede ser una ridiculez, con lo que, si mis cuentas de ignorante son ciertas, la deuda pública se paga sola sin tener que pagarla. No me olvido de los intereses, pero no sé por qué se olvida todo el mundo de la inflación. Es una duda que lanzo por si alguien tiene la respuesta.
Publicado por: Picapenas | 01/08/2012 8:39:58