Una nueva política industrial (II)

Por: | 07 de abril de 2013

JONÁS FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, director del Servicio de Estudios de Solchaga Recio & Asociados
JOSÉ RAMÓN GUTIÉRREZ, Director Asociado del Executive MBA del IESE

Las crisis del petróleo de la década de los setenta se llevaron tras de sí buena parte del consenso keynesiano que había reinado en la política económica tras la segunda Guerra Mundial. Una de las políticas eliminadas de las agendas de los gobiernos occidentales fueron las políticas industriales. Estas políticas se basaban en forzar una elevada tasa de ahorro interna que era canalizado por el gobierno hacia sectores que se consideraban claves, dado que podrían presentar elevadas externalidades positivas.

JFernández y JRGutiérrezEn todo caso, este paradigma murió en los setenta catalizado por las crisis del petróleo. Tras varias décadas con estas políticas, las empresas industriales comenzaron a mostrar notables ineficiencias. El apoyo público había sido útil para hacer nacer este tipo de iniciativas empresariales, pero una vez estas empresas alcanzaban la frontera de posibilidades de producción, marcada por una tecnología dada, eran incapaces de generar incentivos para acentuar la innovación. Este paradigma terminó de morir cuando las subidas del precio del petróleo trastocaron la función de costes de estas empresas, y el modelo acabó de saltar por los aires.

Desde entonces, la economía reelaboró un nuevo paradigma marcado por la competencia como instrumento para hacer desplazar esa frontera. La innovación sólo era fruto de la competencia y, por tanto, las políticas públicas debían ir dirigidas a maximizar el nivel de competencia, interna y externa.

Sin embargo, la crisis actual está poniendo en cuestión este paradigma:
1. La competencia no es siempre el mejor elemento para la innovación o, mejor dicho, no es condición suficiente para que afloren las nuevas ideas.
2. Estos procesos en algunos casos fueran llevados adelante sin un marco institucional que garantizase la competencia, de modo que oligopolios públicos pasaron a manos privadas.

Todo ello junto a la gran recesión de las economías occidentales, especialmente en la zona euro y en España, ha reabierto el debate sobre las políticas industriales. Es importante distinguir los retos a los que se enfrenta el sector industrial en España:
1. Existe un proceso estructural de desplazamiento de la actividad más intensiva en mano de obra no cualificada a territorios con menores costes laborales.
2. Hay compañías que están sufriendo la caída de la demanda interna en Europa, y que ante la “incompletitud” de los mercados financieros para cubrir este periodo podrían, o ya están abordando, planes de reestructuración o incluso cierres.
3. Se están desarrollando nuevas actividades de alto riesgo, que en el actual entorno  recesivo están sufriendo paralizaciones y aplazamientos sine die.
4. Europa debería fijar una posición común en el marco de la OMC y en el resto de negociaciones comerciales, para garantizar la competencia y evitar comportamientos gubernamentales espurios fuera de nuestro territorio.

Pues bien, para cada una de las medidas debe existir una respuesta de política industrial diferenciada.

- Una nueva política industrial (I): Desmontando los mitos sobre la industria


© Jonás Fernández Álvarez. Director del Servicio de Estudios de Solchaga Recio & Asociados. Es licenciado en Economía por la Universidad de Oviedo y máster en Economía y Finanzas por el CEMFI-Banco de España. Ha ampliado estudios con un programa de econometría avanzada en la LSE y es Executive MBA por el IESE Business School.

© José Ramón Gutiérrez. Licenciado en  Economía por la UCM, doctor en Economía por la Universidad Nebrija y Executive MBA del IESE. Tiene una experiencia de más de 10 años en consultoría y dirección de proyectos de Tecnologías de Información, en España y en Italia, en Telefónica, Indra y Deloitte. Desde hace 3 años es director de programas en el IESE.

Hay 2 Comentarios

Me ha gustado el enfoque, pero si tenéis un (III) estaría bien abordar soluciones concretas a los problemas enunciados.

Creo que, si hay que hacer que España o Europa sean competitivas, esto no lo va a conseguir la iniciativa privada, pues no tiene ni los medios, ni la filosofía. Para hacer a España o a Europa competitivas, hay que llevar a cabo una nueva reindustrialización (en los sectores de mayor futuro) e invertir recursos en investigación. Esto sólo lo pueden llevar a cabo los Estados.

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