ANTONIO ARGANDOÑA, profesor de Economía y Ética Empresarial
Del blog "Economía, ética y RSE de Antonio Argandoña". Revuelo (pequeño, es verdad) en la economía española. El gobierno ha hecho un plan para desconectar los precios regulados de la evolución del Índice de Precios de Consumo (IPC), y hay muchos precios regulados: la electricidad, el abono a las líneas telefónicas, la botella de butano, los autobuses urbanos, el metro…
Aplaudo la idea. La indiciación o indexación de los precios introduce una rigidez innecesaria. Cuando sube el IPC por cualquier causa ocasional, como un aumento del precio del petróleo o una subida del impuesto sobre el valor añadido, esos precios suben inmediatamente, de forma que el IPC vuelve a subir… La lucha contra la inflación es mucho más difícil, porque las subidas son automáticas, pero las bajadas no lo son.
Algunos ganan, claro. Los proveedores de esos servicios y los trabajadores de las empresas que proveen esos servicios, cuyos ingresos están más seguros. La competencia se reduce, no hay incentivos a bajar los precios, porque los competidores los van a subir, de todas maneras. ¿Ganar en eficiencia? Está bien, pero hace menos falta que cuando el mercado no está regulado. ¿Los consumidores? Si el precio está ligado del IPC, van a pagar más, en todo caso. El gobierno tendrá que pagar menos por sus contratos, y me parece que esta es la razón última de esta medida.
Detrás de la indiciación puede haber una idea equivocada de la justicia: si el precio del pan sube el 2%, ¿por qué el de las patatas no va a subir otro tanto? Pues…por mil razones: porque hay exceso de producción de patatas, porque la gente quiere comprar menos patatas, etc. Mantener los precios relativos, de unos productos respecto de otros, no tiene sentido económico. Ni, por supuesto, responde a un criterio de justicia, sino más bien a la curiosa manera de pensar de los políticos o de los funcionarios, movidos, seguramente, por los lobbies correspondientes.
Bienvenida sea la desconexión respecto del IPC. Pero no se alegren ustedes antes de hora: el gobierno tiene planes para conectar esos precios a otros indicadores, como los costes de fabricación o de prestación del servicio. En fin, a ver qué resulta del proyecto.
© Antonio Argandoña. Profesor de Economía y titular de la Cátedra "La Caixa" de Responsabilidad Social Corporativa y Gobierno Corporativo en el IESE-Universidad de Navarra. Doctor en Economía por la Universidad de Barcelona. Conferenciante, autor de numerosos libros y artículos y es titular del 'Blog de Antonio Argandoña'.
Hay 1 Comentarios
Lo que nos ha venido demostrando las estrategias económicas de este gobierno y el anterior es que nada está hecho al azar. Un movimiento que parece favorecer al consumo siempre llevan condcionantes que acaban actuando contra los intereses de los consumidores. Es imposible alegrarse de medidas que a la larga acaban socabando la capacidad de consumo o los derechos a la libre elección de los ciudadanos.
http://interesproductivo.blogspot.com.es/
Publicado por: Robertti Gamarra | 06/10/2013 10:11:58