En el mundo de los negocios cada vez más escuchamos la siguiente pregunta: "¿Papel o iPad?". Este cambio es evidente en la formación de directivos. Normalmente, se les entregan cientos de páginas de casos, documentos... Pero, si los dispositivos móviles forman ya parte de la vida diaria, ¿por qué no también de los procesos de formación y desarrollo?
Para comprobar hasta qué punto los dispositivos móviles pueden mejorar el aprendizaje, los profesores del IESE Evgeny Káganer, Sebastien Brion y Marco Tortoriello, junto a Gabriel A. Giordano, llevaron a cabo un experimento con 124 participantes del Executive MBA del IESE, cuyos resultados han sido publicados en Communications of the Association for Computing Machinery.
Los autores del estudio dividieron a los alumnos del Executive MBA en dos grupos. A los primeros, les dieron fotocopias de todo el material del curso. A los segundos, iPads con el contenido didáctico instalado.
Al final del programa, los profesores evaluaron el proceso de aprendizaje de los participantes mediante encuestas y entrevistas. Quienes trabajaron con tabletas valoraron positivamente la accesibilidad, portabilidad y productividad que permite el uso de contenidos digitales. Sin embargo, algunos exportaron los materiales a un ordenador portátil o de sobremesa, e incluso hubo algún participante que lo imprimió todo.
Los casos que tuvieron menos éxito en el iPad fueron los de las asignaturas más numéricas. En cambio, asignaturas como iniciativa emprendedora o dirección de personas, en las que los números tienen una menor incidencia, fueron las que mejor funcionaron en el iPad.
Los resultados que arroja el experimento constatan que seguimos viviendo en un mundo híbrido: estamos adoptando la movilidad y la digitalización, pero nos han educado para pensar, trabajar y aprender con métodos anteriores a las tecnologías móviles.
Este experimento es de gran utilidad para cualquier empresa interesada en conocer las necesidades de formación y desarrollo personal de los empleados. Los directivos deben concienciar a los miembros de sus equipos de que las tecnologías móviles de aprendizaje son el futuro y orientarles durante el periodo de transición.
Lo importante no es volcarse en determinados trabajadores, sino apoyar el esfuerzo colaborativo de todo el equipo, afirman los autores. Una buena manera de hacerlo es centrarse en logros rápidos, es decir: recurrir a las tecnologías móviles en situaciones en que los beneficios puedan ser inmediatos para todos, como las interacciones del trabajo colaborativo. Otra forma de mejorar el aprendizaje móvil es que los propios usuarios vayan documentando y compartiendo las buenas prácticas que descubran.
Más información en IESE Insight
Hay 0 Comentarios