El fundador de Gowex, Jenaro García, el día de la salida a Bolsa de la empresa en el MAB / Efe
El escándalo relacionado con las cuentas falseadas de la empresa de redes wifi Gowex ha puesto en entredicho el funcionamiento y la viabilidad del Mercado Altenativo Bursátil (MAB). Sin embargo, los expertos de Economismo sostienen que el MAB debe tener futuro, dada su importancia como instrumento de acceso al mercado para las pymes y vía alternativa a la financiación bancaria. Eso sí, su supervivencia pasa por que los reguladores y supervisores exijan el cumplimiento de las obligaciones ya requeridas y, en esto hay una gran coincidencia, por una reforma en profundidad del funcionamiento de las empresas de auditoría.
“El MAB tiene y debe tener futuro”, asegura Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de la Bangor Business School, que admite que lo sucedido con Gowex ha sido un contratiempo muy importante. “Lo que importa ahora es que la reacción sea rápida y contundente para dar seguridad a los inversores”, advierte, y pide al regulador y al supervisor que adopten medidas para que el mercado funcione bajo parámetros de seguridad más sólidos. Carbó pone el acento en las empresas auditoras y apunta que “esta y otras experiencias del pasado parecen dar la razón a quienes sugieren que es precisa una reforma de los requerimientos a empresas de auditoría en España”
José Luis Martínez, estratega de Citigroup para España, hace una encendida defensa de este mercado que, a su juicio, “no sólo tiene sentido sino que debe ser potenciado”. Martínez sostiene que el MAB, como otros instrumentos que facilitan la desintermediación bancaria, son útiles en momentos de restricción de crédito, pero también suponen una importante diversificación y abaratamiento de las fuentes de inversión. “Lo importante ahora es recuperar la confianza pérdida, mejorando la supervisión y regulación de forma que la inversión vuelva a este mercado y que las empresas que quieran acceder a él lo hagan sin temer ningún tipo de discriminación”
Mónica Melle, profesora titular de Economía Financiera de la Universidad Complutense de Madrid, cree que el MAB debería circunscribirse a empresas nacientes y al periodo de su puesta en marcha y primeras etapas de crecimiento. Y pone el acento en el cumplimiento de las obligaciones que ya existen, como primera condición. “El problema que ha quedado puesto de manifiesto tras el escándalo de Gowex es que nadie verifica si lo que se está exigiendo a las empresas, que es bastante, se está cumpliendo o no”. Melle cree que para mejorar el funcionamiento del MAB se debería fomentar y propiciar que hubiera más empresas que cotizaran, para que funcionara el mercado, ya que le daría más amplitud, más profundidad y más liquidez al mismo.
José García Solanes, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Murcia, sostiene que el escándalo de Gowex revela fallos del marco regulatorio, demasiado laxo y ambiguo. “¿Cómo es posible que haya empresas que estén más de cinco años sin presentar sus cuentas consolidadas en el registro mercantil?”. García Solanes pone el acento, de nuevo, en los graves defectos de auditoría. “No puede ser que las firmas auditoras se limiten a fiscalizar el mero proceso contable sin fijarse en la veracidad de las facturas y del resto de los documentos”. El catedrático insiste, además, en que tampoco es concebible que sean las empresas quienes elijan a sus auditores y quienes retribuyan directamente los servicios de estas últimas, “pues ello da pie a corrupción en el proceso de auditoría”. Dicho lo cual, García Solanes sostiene que las pymes españolas dependen excesivamente del crédito bancario (en más del 85% de su financiación, frente a 55% en Alemania y 30% en EE UU), y por eso no pueden renunciar a ninguna de las vías de financiación alternativas. Pero para que el MAB permanezca, en su opinión, la CNMV debería vigilar las cuentas de las pymes con el mismo rigor que aplica en las empresas grandes y el proceso auditor tendría que modificarse mediante la creación de un fondo común, financiado por las pymes, con el que se contratarían firmas auditoras.
Guillermo de la Dehesa, presidente del Center for Economic Policy Research (CEPR) en Londres, sostiene que “si hay un problema acuciante en el sistema financiero español es la falta de mercados de acciones y de deuda para las pymes”, a diferencia de lo que sucede en Europa y Estados Unidos. A su juicio, hay que potenciar dichos mercados de acciones y deuda al máximo que es lo que intenta el Banco Central europeo (BCE) con la nueva subasta de liquidez. De la Dehesa sí advierte, sin embargo, que en “en el MAB el riesgo es mayor y aquellos que invierten en él deben de ser muy cautos y estudiar a fondo las compañías”. Pero, en su opinión, “sería muy deseable que hubiera muchos MAB y mucho más grandes”.
Joaquín Maudos, catedrático de Fundamentos Económicos de la Universidad de Valencia, defiende la necesidad de diversificar las fuentes de financiación, reduciendo la excesiva dependencia del crédito bancario. En España, recuerda, “por cada 100 euros de pasivos, la renta fija no llega ni a un euro, mientras que en la eurozona aporta el 4,1% de la financiación”. Maudos defiende que tanto para emitir deuda como acciones, es fundamental disponer de mercados donde captar directamente financiación, siendo este el objetivo del MAB. “El escándalo de Gowex debería servir para corregir las posibles lagunas existentes en materia de regulación y supervisión, pero no para cuestionar el MAB”.
José Luis Curbelo, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas de la Universidad Camilo José Cela, respalda la necesidad de consolidar el MAB pero también advierte a los inversores. “Por su naturaleza estos mercados son, y siempre serán, más arriesgados que los mercados bursátiles tradicionales” dice, “la contrapartida del mayor riesgo debiera ser mayores niveles de rentabilidad esperada para los inversores”. Curbelo defiende que más allá de que sea necesario incrementar al máximo posible la regulación y control de los mercados alternativos, “la realidad es que los inversores que participan en los mismos han de convivir menores niveles de información”, lo que exige, a su juicio, “limitar el acceso al MAB a inversores con relativamente alto nivel de sofisticación”.
Por ahí abunda también Juan Ramón Cuadrado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá. “Si se cree en el mercado, hay que pensar que este siempre comporta riesgos” y cree que los reguladores y supervisores no pueden poner permanentemente en duda las actuaciones de los auditores ni impulsar un proceso de constante cambio en los cumplimientos de requisitos administrativos. “Lo que hay tener disponible es una legislación penal y civil más estricta, cuyo peso recaiga sobre los individuos y los consejos de administración que engañen o que encubran dicho fraude. Esto implica que hay que reforzar, sin duda, las condiciones de responsabilidad de los consejeros”. Cuadrado asegura que la economía española necesita el MAB y hay que fortalecerlo para que sea una cantera de empresas que puedan internacionalizarse y acabar cotizando en el primer mercado bursátil.