Economismo

Sobre el blog

Economismo es, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, “la doctrina que concede a los factores económicos primacía sobre los hechos históricos de otra índole”. Este foro pretende abrir una línea interactiva de debate, de alta calidad y diversidad, sobre economía nacional e internacional. Para ello, contamos con la colaboración de destacados expertos que aportarán sus opiniones a lo largo de toda la semana.

Sobre los autores

En este espacio tendrán cabida los debates de nuestros expertos sobre cuestiones de máxima actualidad y todos aquellos temas que pensemos que puedan ser interesantes para nuestros lectores, cuya participación será fundamental para todos nosotros. Coordinado por Alicia González.

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Metodología

El autor elaborará semanalmente un artículo de tema económico, cuyo titular será una afirmación y que estará razonado y documentado. La extensión no deberá superar los tres folios. La idea es que el artículo sea debatido por un grupo de expertos económicos, que deberán estar registrados en el foro para poder participar. Se accede al registro o por invitación del autor, o por solicitud del interesado. El artículo será enviado a los expertos registrados los viernes a última hora de la tarde. Posteriormente, será colgado en elpais.com el sábado y publicado en el suplemento de Negocios de El País el domingo. El debate estará abierto hasta el jueves de la semana siguiente, en que el autor elaborará unas breves conclusiones, que se colgarán en la web y se publicarán en Negocios, junto al siguiente tema de debate.

El debate

¿Qué priorizar el Primero de Mayo?

Por: | 30 de abril de 2011

Manifestación del Primero de Mayo en Madrid.  (Foto: Luis Sevillano)

Como todos los años, los sindicatos mayoritarios de España, CCOO y UGT, han convocado las manifestaciones “reglamentarias” para celebrar el Primero de Mayo. Los líderes de ambos sindicatos, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, han elegido Valencia para marchar juntos y hay convocadas manifestaciones en todas las grandes ciudades españolas. Lo mismo sucederá en la mayoría de las capitales europeas.

Surgen varias preguntas en estos momentos: ¿Qué reivindicaciones deberían ser prioritarias en los tiempos de corren? ¿Cuál debe de ser el papel de los sindicatos en el siglo XXI? Y la respuesta que han dado UGT y CCOO se resume en el lema que presidirá los actos del Día de los Trabajadores: “Empleo con derechos contra los recortes sociales”.

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Otra semana más, el foro de “economismo” ha anticipado el debate que se ha producido en los últimos días en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera. La vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado, aplicó el miércoles 27 los criterios de exigencia de mayor transparencia y control en el gasto autonómico y local, tal y como pedían los expertos de este foro. Éstas son algunas de las ideas lanzadas en el debate de la semana:


 Mauro Guillén: Hay que abordar tres aspectos de forma urgente: la duplicación del gasto; la descentralización del gasto pero no de la responsabilidad de obtener los ingresos necesarios; y los desmanes, abusos y corruptelas que siguen caracterizando a la administración autonómica y local.

 Guillermo de la Dehesa: Hay que replantearse la relación entre el Estado y los ciudadanos. Estos momentos de fuerte ajuste fiscal son propicios para intentar racionalizar el conjunto del Estado, aunque solo sea para evitar un mayor despilfarro de lo aportado por los contribuyentes, y de paso reorganizar la sociedad civil.

 José Luis Martínez: En España ha aumentado la transparencia y el control de la financiación autonómica, pero sería deseable tanto una mayor racionalización del gasto, evitando duplicidades, como descartar el riesgo moral que pueden asumir algunas autonomías dando por el hecho de que el Estado cubrirá sus incumplimientos.

 Fernando Gutiérrez: Las CC.AA. controlan el 40% del gasto público, por lo que se tienen que involucrar a fondo en el ajuste fiscal. A corto plazo hay que incrementar el coste político del gasto autonómico. Respecto a los Ayuntamientos, deben disponer de mecanismos propios de financiación, con requerimientos de transparencia y control.

 Santiago Carbó: Las propuestas de techos de gasto pueden ser útiles a medio plazo, pero habrá también que mantener una férrea disciplina en el corto plazo. Otro tema sin resolver es el de la contribución neta que las CC.AA. hacen al Estado y a la solidaridad interregional.

 Pablo Vázquez: El déficit autonómico tiene un nombre claro: sanidad. Las medidas para poder contener el gasto en esta materia son, en buena medida, de competencia estatal o compartida. Todos tienen deberes por hacer.

 Joaquín de la Herrán: Las CC.AA. han aportado y generan un impacto positivo. Además de preocuparnos por los excesos e ineficiente distribución del gasto autonómico y local, habría que priorizar en la educación, la sanidad y la innovación.

 David Taguas: Hay que reafirmar el compromiso con la estabilidad presupuestaria mediante un objetivo a medio plazo más concreto y transparente, como hizo Alemania en 2009. Habría que pactar un equilibrio estructural en 2016 para todas las administraciones públicas.

 José Antonio Alonso: Partimos de un Estado descentralizado con un sistema de distribución de la financiación complejo, heterogéneo entre las CC.AA. y cambiante en el tiempo. Hay que clarificar este panorama y definir reglas fiscales que incorporen sanciones por su incumplimiento.

 Miguel Ángel García: Las Comunidades Autónomas han desarrollado unas prácticas de gasto no siempre asociadas a los intereses de los ciudadanos. Afrontan presupuestos desequilibrados al haber aumentado el gasto de acuerdo a unos ingresos altos del periodo anterior.

El debate

Apretar el cinturón autonómico

Por: | 23 de abril de 2011

Salgado
Los mercados se han convertido en los últimos años en una especie de hidra de siete cabezas, similar a la hidra de Lerna que, según la mitología griega, fue aniquilada por Heracles cortando una a una sus cabezas. Cualquier tropezón económico, el aumento del paro y, sobre todo, las medidas de ajuste más impopulares, se achacan a la dictadura de los mercados que, además, parecen ser los únicos culpables de la crisis financiera que ha causado la recesión económica mundial.

Lo que se suele olvidar es que detrás de los mercados, igual que detrás de los gobiernos, las empresas, los sindicatos y las organizaciones multilaterales se encuentran personas. Hombres y mujeres que toman las decisiones siguiendo una lógica diferente en cada caso y siempre discutible por unos y otros.

No seré yo quien ponga en duda que la codicia de muchos financieros y la excesiva desregulación de los mercados mundiales (sobre la que se había llamado la atención en muchos foros internacionales), fueron los causantes de la crisis financiera iniciada en 2008. Ni tampoco negaré que todavía no se han solventado los graves problemas de desregulación financiera y de debilidad de muchas entidades financieras.

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El debate

Es posible reducir y eliminar la corrupción

Por: | 22 de abril de 2011

El tema propuesto para el debate de esta semana ha llevado a los expertos de “economismo” a plantear posibles medidas para reducir, e incluso eliminar la corrupción. Todos están de acuerdo en que la corrupción es un fenómeno que afecta tanto al plano institucional, como al cultural y que produce efectos económicos muy negativos para los países. Por eso, proponen medidas que ataquen los tres elementos.

Aquí van las recetas de los expertos:

Mauro Guillén: Es posible reducir y eliminar la corrupción siempre que se tenga voluntad política y social para lograrlo. Hay factores que ayudan, como una prensa libre, tribunales independientes y mayor apertura comercial. Además, en los países en dónde hay más mujeres en puestos políticos hay menos corrupción.

Manuel Escudero: La corrupción añade un 10 por ciento el coste total de los negocios. Además, añade costes de incertidumbre y distorsiona las operaciones de empresa. En España hay dos focos sistémicos sobre los que actuar: las donaciones a partidos y las decisiones de desarrollo urbanístico.

José Ignacio Wert: Hay dos dimensiones en la corrupción: la institucional y la cultural. Hay falta de incentivos para obrar de otra manera, porque no hay sanción electoral clara. La corrupción se instala con mayor facilidad en los mesogobiernos que no controlan las estructuras centrales de los partidos.

José Luis Martínez: Hay un componente cíclico en la corrupción. El periodo de gran moderación de los últimos diez años la ha favorecido. La sociedad debe imponer a los políticos que luchen contra la corrupción.

Guillermo de la Dehesa: La forma más rápida de acabar con la corrupción y, de paso, con el tráfico de drogas, de mujeres y niños, de órganos humanos, de armas, etc. Es dejar de emitir billetes de denominaciones altas en dólares, euros, francos suizos, libras, yenes y otras monedas relevantes.

José Carlos Díez: El mayor coste económico es que la corrupción pervierte la eficiente asignación de recursos en una economía de mercado, ya que no gana el contrato mejor, sino el que más soborna y los costes en términos de crecimiento potencial son desproporcionados.

Santiago Carbó: No solo hay que conocer el nivel real de corrupción, sino cómo es percibida por los ciudadanos. En España, mejorar el sistema de incentivos es prioritario para que haya la conciencia social adecuada para desarrollar actividades empresariales y que no se dañe la percepción exterior del país.

Rafael Myro: La crisis económica actual es producto de esta alteración del esquema de valores, de las que se descubren cada día nuevas manifestaciones, no solo en el ámbito del sector público, sino también del privado.

 

 

El debate

Tolerancia cero con la corrupción

Por: | 16 de abril de 2011

Correa
El martes pasado, uno de los expertos del foro de “economismo”, José Antonio Alonso (director del Instituto Complutense de Estudios Internacionales), presentó en Madrid su libro Corrupción, Cohesión Social y Desarrollo. El Caso de Iberoamérica”. Un trabajo oportuno e imprescindible para entender los terribles efectos negativos que tiene la corrupción sobre el desarrollo económico. Como muestra, un dato de sus conclusiones: la región iberoamericana registraría un crecimiento económico de entre el 0,7 y 1,3 por ciento superior al actual si se eliminara la corrupción.

Entre las principales conclusiones de este importante trabajo, impulsado por la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), Alonso destacó que la corrupción es un fenómeno ubicuo (está en todas partes y no se puede extinguir), variado y multiforme, vinculado al marco institucional que es imperfecto, muy costoso para los ciudadanos, que frena el desarrollo económico y social, que se ha tolerado durante demasiados años por parte de empresas e instituciones, muy relacionado con los niveles de educación de los países y, sobre todo, muy difícil de combatir, aunque no imposible. Unas conclusiones que no solo valen para Iberoamérica, sino también para España.

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El debate

Aunque España no sea Portugal, no nos podemos confiar

Por: | 15 de abril de 2011

Otra semana de alta participación en el debate de “economismo”. No solo han participado los expertos registrados, sino que además Fernando Gutiérrez trajo a colación la opinión de Wolfgang Munchau, en el Financial Times del lunes pasado, que se mostraba mucho más pesimista sobre la capacidad de España de romper las inercias negativas de los mercados.

Hay casi unanimidad al señalar que hay muchas diferencias entre las economías de España y Portugal y que hay que excluir una intervención de nuestro país, siempre que sigamos adelante con las reformas emprendidas, aceleremos la solución de la crisis de las cajas de ahorros y pongamos coto a los gastos de las Comunidades Autónomos.

Aun a riesgo a descontextualizar los comentarios, paso a enumerar una idea de cada uno de los expertos que han participado esta semana en el debate, en riguroso orden de aparición.

Mauro Guillén: Frente a Portugal, España cuenta con un gran número de empresas con presencia internacional. No podemos dormirnos en los laureles y hay que facilitar más el desenvolvimiento de las iniciativas empresariales.

Guillermo de la Dehesa: Además de las diferencias de crecimiento económico, existe un consenso unánime entre los líderes europeos sobre que Portugal será el último rescate y que no va a caer ningún miembro más.

Joaquín de la Herrán: La comparación con Portugal es frustrante e irracional. Los mercados deberían confiar en nuestras reformas y nuestros socios deberían ser más contundentes en la defensa de la cuarta economía del euro.

Rafael Myro: La situación española es muy diferente de la portuguesa, aunque es necesaria firmeza y perseverancia en las reformas y mayor concertación entre agentes e instituciones.

José Ignacio Wert: Tenemos un calendario político perverso, que supone un riesgo añadido para mantener esa credibilidad que es clave para asegurar que los mercados nos crean.

Santiago Carbó: Nuestro reto es de largo plazo… hay que alcanzar un nuevo modelo de crecimiento más competitivo e innovador, porque el de los últimos treinta años está agotado y ya no puede financiarse en el exterior.

Manuel Escudero: España no es Portugal si consideramos el número de empresas globales… aunque la presencia española internacional real no se corresponde con la percepción global, equívoca y difuminada de su marca.

Joaquín Maudos: Para convencer a los mercados de que España no es Portugal, hay que avanzar más deprisa en las reformas pendientes y aumentar la transparencia informativa sobre el sector bancario.

David Taguas: Para eliminar las incertidumbres sobre la sostenibilidad de la deuda… hay que impulsar un plan de desinflación de la economía en dos frentes: equilibrio presupuestario y cambio radical del comportamiento de los agentes económicos en la negociación de precios y salarios.

Miguel Ángel García: El cumplimiento del plan de saneamiento de las cuentas públicas es muy importante para ganar la confianza de los inversores. No hay que confiarse y considerar superada la etapa de peligro.

Fernando Gutiérrez: Aunque España tenga una posición más sólida que Portugal, la opinión relevante es la de los mercados… y la preocupación fundamental es la combinación de crisis inmobiliaria, con un sistema financiero débil y alta deuda exterior privada, en un entorno de bajo crecimiento.

José Luis Martínez: Hay que aprovechar esta tregua para confirmar que se están poniendo las condiciones adecuadas para crecer, que el sector financiero no dará más sorpresas negativas y que el ajuste del sector público territorial es tan fiable como el del Estado.

Santiago Fernández de Lis: Hay que preguntarse por qué los mercados ven similitudes entre los periféricos… España tiene más capacidad de resistencia y, desde hace un año, se están haciendo las reformas correctas. Munchau es demasiado pesimista.

Pablo Vázquez: Esto va de crecimiento. Si pensamos que la tarea está terminada, que la ola ya nos lleva, España será Portugal.

José Carlos Díez: La aritmética nos demuestra que España está en mejores condiciones que Grecia, Irlanda y Portugal, con un sólo 4 por ciento del PIB de pago de la deuda en 2015.

José Antonio Alonso: La solidez no es garantía y la capacidad de discriminación de los mercados se acreciente en los momentos de acentuación del riesgo… para evitar el efecto dominó, hay que seguir con las reformas.

Juan José Dolado: Es posible que tengamos nuevas marejadas después del verano. Soy optimista a medio plazo y pesimista a largo.

 

Economismo

 

El 6 de abril pasará a la historia de Portugal como uno de esos días difíciles de olvidar. Después de cinco meses de dura lucha, el gobierno portugués se rindió el miércoles pasado ante la presión de los mercados y solicitó el rescate financiero a sus socios europeos. La imagen de su primer ministro, José Sócrates, hablando a través de la televisión con rostro compungido, era todo un poema: “Lo intenté todo, pero hemos llegado a un punto en que no tomar una decisión comportaría riesgos que el país no puede correr”, decía el líder socialista.

Se abre ahora un periodo de solicitud formal del rescate, negociación de las condiciones de las ayudas, y, lo que es más importante, contrapartidas que tendrá que dar Portugal a cambio de los hasta 90.000 millones de euros a que podrían ascender los préstamos de sus socios europeos; es decir un nuevo y duro plan de ajuste en las finanzas públicas de nuestro país vecino. Probablemente, mucho más duro que el presentado por Sócrates al Parlamento portugués el pasado 23 de marzo y rechazado por la oposición.

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El debate

Tipos de interés: ni sí ni no, sino todo lo contrario

Por: | 08 de abril de 2011

Intenso e interesantísimo debate el que ha movilizado quince de los expertos de “economismo” durante toda la semana. Un debate que cerró el presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, a las 14 horas del jueves, con el anuncio de subida de un 0,25% en los tipos de interés para la zona euro. Media hora después, en conferencia de prensa, Trichet justificaba el aumento y sugería nuevas subidas de tipos a medio plazo.

La verdad es que la subida estaba más que anunciada. Aún así, el último “post” de este foro lanzaba la provocadora afirmación de que “el BCE no debería subir tipos todavía”, y añadía una interrogante final: “¿o sí?”. Y la respuesta de nuestros expertos ha sido muy variada. Las opiniones van desde sí, hasta no, pasando por sí pero no y no pero sí.

Un grupo importante ha apoyado la subida de tipos de interés que iba a decidir el BCE. Ángel Ubide afirmaba que “sea este mes o en un par de meses, no cambia nada, ha llegado el momento de acabar con la política de emergencia”. En la misma línea apuntaban José Juan Ruiz (“hay que caminar sin muletas y ahora es el momento”), Alberto Nadal (“una subida de un cuarto de punto no va a tener mayores consecuencias económicas”), Fernando Gutiérrez (“hay argumentos ortodoxos para la subida”), José Luis Martínez (“es el inicio de la normalización de la política monetaria”), David Taguas (“debe iniciarse la normalización de los tipos de interés”) y Juan José Dolado (“si el BCE sube 0,25 o 0,50 y se queda ahí, estará bien”).

En el otro, se encuentran los que se oponían a la subida, aunque sabían que el BCE lo iba a hacer. Guillermo de la Dehesa es tajante: “no debería subir ahora, pero si lo hace su señal no será adecuada y deberá esperar a hacer la siguiente hasta estar muy seguro”. Secundan esta opinión Santiago Fernández de Lis (“el error de subir tipos demasiado pronto es potencialmente más peligroso que el de mantenerlos bajos”) y Luis Garicano (“me parece una locura empezar ahora a subir los tipos”). Los tres justifican su negativa en que todavía no se ha recuperado el crecimiento, en la asimetría entre países de la zona euro, las altas tasas de paro y, como señala De la Dehesa, “el rescate de Portugal aumenta todavía más la incertidumbre”.

Y entre unas y otras opiniones, se encuentra un amplio grupo de expertos que consideran que, antes o después, habrá que subir tipos y normalizar la política monetaria europea, pero que no tienen nada claro que hubiera que hacerlo ahora. Es decir, sí pero, o no pero sí. Están en esa posición Mauro Guillén (“me pregunto si una subida de tipos no va a frenar la inversión y la creación de puestos de trabajo”), Rafael Myro (“no veo la urgencia de subir los tipos, que traerá la consecuencia inmediata de encarecer el euro”), Santiago Carbó (“tal vez pueda ser algo pronto para hacerlo”), Manuel Balmaseda (“normalización sí, pero con pausa”) y Federico Prades, que defiende que hay ir normalizando la política monetaria poco a poco, “respecto a unas circunstancias excepcionales”.

Hay muchas razones y matices que no caben en este resumen. Merece la pena leer el debate completo en este foro.

El debate

El BCE no debería subir tipos ahora, ¿o sí?

Por: | 02 de abril de 2011

14537280 El próximo jueves, 7 de abril, el Consejo del Banco Central Europeo decidirá si sube los tipos de interés para el área del euro o los mantiene en el 1 por ciento. Su presidente, Jean Claude Trichet, lanzó hace un mes un claro mensaje de subida, al afirmar que el BCE “realizará una fuerte vigilancia de la inflación y actuará cuando sea necesario”. En mi opinión, la autoridad monetaria europea no debería subir tipos por ahora; y menos tras los acontecimientos derivados del terremoto de Japón, que están afectando al crecimiento económico de la zona.

Las opiniones de los expertos consultados son muy diversas y hay mayoría que apuesta por que el BCE suba tipos en jueves próximo. Y lo defienden. Sin embargo, hay una corriente de opinión muy fuerte que asegura que técnicamente es dudoso que sea imprescindible subir los tipos de interés en la zona del euro en estos momentos. Según esta teoría, que yo comparto, el mensaje enviado por Trichet el 3 de marzo habría que entenderlo en términos más políticos que puramente técnicos y en clave alemana.

Europa vive en tensión continua. No solamente los mercados están agitados y sometidos a presiones de todo tipo. Las instituciones europeas debaten estas semanas la futura gobernanza económica y Alemania está jugando muy fuerte para ganar posiciones e imponer sus criterios de ortodoxia económica y financiera, tras haber hecho sus deberes durante casi una década. Y eso afecta también a la política monetaria dictada por el BCE.

La salida de Axel Weber del Banco Central Europeo, que se hará efectiva en mayo, tiene mucho que ver con el duelo entre halcones y palomas en el BCE. Y la advertencia de Trichet de que los tipos subirán, está en la misma onda. Desde Francfort quieren dar un mensaje de dureza y ortodoxia que contente a Alemania, y los posibles candidatos a suceder al francés en la Presidencia de la autoridad monetaria europea también quieren ganar puntos en Berlín. “El Consejo está más politizado que nunca”, me decía esta semana un economista muy familiarizado con el BCE.

Desde el punto de vista puramente técnico, hay tantas razones para subir tipos, como para mantenerlos. Es verdad que los estatutos del Banco Central Europeo le obligan a velar por el control de la inflación y los objetivos están fijados en “below but close to 2 per cent” (debajo, pero cerca del 2 por ciento). Y es verdad que la inflación de la zona euro ha superado el 2 por ciento fatídico, forzada por la subida de los precios del petróleo. Hasta aquí, todos de acuerdo.

No hay que olvidar, sin embargo, que los objetivos de inflación hay que verlos a medio plazo y que la inflación subyacente (sin los precios del petróleo) de la zona euro está por debajo del 2 por ciento (“below but close to 2 per cent”). Así que también habría razones para esperar uno o dos meses a ver cómo evolucionan los conflictos del norte de África y Oriente Medio y, por lo tanto, los precios del petróleo.

Otra cosa muy distinta, que Trichet no ha comentado, pero que seguro está en la mente del Consejo del BCE, es que, antes o después, Europa tendrá que reequilibrar el tono de la política monetaria, que había mantenido los tipos muy bajos para evitar el riesgo de deflación. Es verdad que esa política ha propiciado muchas burbujas y un alto endeudamiento de las familias, las empresas y las administraciones.

Pero surge entonces otra pregunta: ¿Es el momento de reequilibrar ese tono de la política monetaria? Estados Unidos, Reino Unido, Japón y la propia OCDE piensan que todavía no. De hecho, mantienen sus tipos de interés entre el 0 y 0,5 por ciento, siguen comprando activos financieros en mercados libres y recuerdan al BCE el error que cometió en julio de 2008, al subir tipos hasta el 4,25 por ciento (para frenar una inflación que había llegado al 2 por ciento, con el precio del barril de brent a 150 dólares), y que tuvo que corregir antes de que acabara el año, tras la quiebra de Lehman Brothers. A partir de ese momento, el Banco Central Europeo inició una rebaja de su tasa rectora hasta situarla en el 1 por ciento en mayo de 2009, mínimo que no ha variado hasta ahora. ¿Están seguros en el BCE de que la situación de la economía europea es menos frágil que la de Estados Unidos?

La mayoría de estas preguntas no tienen una respuesta de blanco o negro. Hay muchos grises. Pero hay algunas claves que hay que tener en cuenta para entender lo que pueda decidir el BCE el próximo jueves. Y la más importante es la clara asimetría que existe entre los 17 países miembros de la Europa del Euro. Si decidiera solo Alemania, la decisión de subir tipos de interés estaría clara, pero si nos rigiéramos por la media ponderada del Eurogrupo, probablemente habría que mantenerlos. Y dentro de éstos, los países que saldrían más perjudicados por una subida de tipos en estos momentos serían los más endeudados y más retrasados cíclicamente; España, entre ellos.

La respuesta la tendremos el próximo jueves, en el que los 17 gobernadores de bancos centrales y los seis miembros del Comité Ejecutivo del BCE (Jean Claude Trichet, Vitor Constancio, Lorenzo Bini Smagli. Jürgen Stark, Gertrude Tumpell-Gugerell y el español José Manuel González Páramo), tomen la decisión y la comuniquen urbi el orbe.

Hasta entonces, podemos debatir. ¿Es el momento de subir tipos en Europa, o no?

Los expertos del blog “economismo” han mostrado una práctica unanimidad sobre la necesidad de emprender una nueva regulación de las agencias de “rating”. Las opiniones de once de los economistas registrados coinciden en señalar que las agencias son necesarias (imprescindibles, dicen algunos), que deberían seguir siendo privadas, pero que las autoridades financieras deberían dar un paso adelante hacia una regulación global que reduzca los conflictos de intereses y la posición dominante, y asegure una mayor responsabilidad y transparencia en su trabajo.

La afirmación más repetida en los comentarios de la semana es la constatación de que “han fallado estrepitosamente en esta crisis” (Santiago Fernández de Lis). Con él coinciden, aunque cada uno con sus palabras, Miguel Ángel García, Mauro Guillén, Guillermo de la Dehesa, Joaquín de la Herrán y Santiago Carbó (“no se pueden repetir los excesos del pasado”).

Algunos de nuestros expertos van más allá, al decir que “en lugar de contribuir a la estabilidad de los mercados financieros, han acentuado la inestabilidad” (José Antonio Alonso), o “las agencias afrontan la pérdida de reputación de su optimismo antes de la crisis financiera, con un excesivo pesimismo” (David Taguas).

A pesar de esa crítica generalizada, todos opinan que las agencias son necesarias. Mauro Guillén asegura que “son un elemento imprescindible del sistema financiero”, y con él coinciden Fernando Guitérrez (“son necesarias y deben seguir siendo privadas”), Guillermo de la Dehesa (“producen un bien público”), José Luis Martínez, Juan José Dolado y Santiago Fernández de Lis que añade que “deben preservar su independencia, porque una agencia oficial estaría sometida a presiones de todo tipo”.

En cuanto a las reformas necesarias, la más repetida es la eliminación de los conflictos de intereses que suponen ser calificadores y consultores a la vez, y facturar a emisores e inversores. También destacan el duopolio o triopolio de la empresas, la falta de cualificación demostrada de sus analistas y, sobre todo “la necesidad de estar sometidas a mayor transparencia y supervisión”, como afirma José Luis Martínez.

Otra propuesta sobre la deseada regulación es la de Santiago Carbó: “habría que regular los sistemas de incentivos y de la configuración de las agencias en la red de seguridad, con requisitos informativos y de supervisión”. En una línea similar, De la Dehesa señala que las agencias de “rating” no responden de su información equivocada, sino que “están protegidos por la libertad de expresión, al estar dados de alta como periodistas financieros”. Y Juan José Dolado añade: “la paradoja es cómo han llegado a adquirir su estatus actual”.

El País

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