Los expertos de “economismo” han debatido esta semana sobre los planes de rescate de la UE en los países periféricos, mientras los ministros de Economía y Finanzas europeos aprobaban el salvamento de Portugal y abrían un debate sobre el futuro de Grecia. Las conclusiones principales de la discusión se resumen en tres afirmaciones: hay que replantearse los planes de rescate, avanzar en la coordinación e integración europea y lanzar una especie de “plan Brady” similar al que solventó los problemas de la deuda latinoamericana en los ochenta. Éstas son algunas de las ideas:
Mauro Guillén: Pese al rescate y a los ajustes, es improbable que Grecia, Irlanda y Portugal puedan hacer frente a su deuda sin una reestructuración. Hay que reestructurar la deuda periférica con cuidado. No hay otra salida.
Joaquín de la Herrán: Hay que retomar las lecciones aprendidas sobre la solución de la deuda de Latinoamérica en los ochenta: soluciones imaginativas como los “bonos Brady”. Además, serían buenos acuerdos entre el sector privado, los bancos acreedores, el sector público y los organismos multilaterales, aceptables y posibles de cumplir.
Rafael Myro: Es necesario reafirmar la capacidad de gestión interna de los problemas del área euro. Este camino, iniciado con la creación de EFSF y ESM, debería culminarse con la ampliación de la capacidad operativa de estos fondos y la emisión de bonos europeos. Además es clave que los líderes europeos ratifiquen su voluntad de completar la construcción europea.
Santiago Fernández de Lis: Los planes de rescate están sustituyendo financiación privada por financiación oficial, metiendo a Grecia, Irlanda y Portugal en una burbuja que les aisle de la disciplina de los mercados. La mejor receta es avanzar hacia una mayor unión fiscal, como las emisiones de eurobonos, pero requiere de una cohesión política en la UE difícil de alcanzar hoy por hoy.
José Luis Martínez: Habría que negociar con los acreedores privados un alargamiento de los plazos de la deuda actual y avanzar en la unión política. No se trata de castigar a los países con problemas, sino de crear condiciones aceptables para reconducirles.
Santiago Carbó: Es ineludible cambiar el modelo de rescate, relajar la carga financiera y alargar los plazos, en línea con el “plan Brady”. Además, urge un acuerdo marco europeo sobre responsabilidades financieras en todos los ámbitos respecto de la deuda de los países rescatados.
José Carlos Díez: En el futuro se estudiará la crisis de la deuda europea como un ejemplo de cómo no gestionar una crisis. Ahora, no queda más remedio que reestructurar y convendría emitir nuevos bonos con el respaldo del Fondo Europeo. La historia también nos enseña que hay vida después de la reestructuración.
Guillermo de la Dehesa: Los rescates actuales no funcionan. Lo único viable hoy sería que los acreedores puedan trocar su deuda griega, irlandesa o portuguesa por bonos del EFSF, con máxima seguridad de cobro y plazos más largos, o aceptar un “haircut”, manteniendo los plazos actuales. Los bonos del EFSF pueden hacer hoy de bonos Brady. Todavía se está a tiempo de evitar lo peor.
Fernando Gutiérrez: Los planes de rescate del tipo “ayudas por austeridad+reformas” no funcionan. La única manera de de superar la pérdida de herramientas monetaria y cambiaria es un avance drástico en la integración europea hacia un modelo federal. Entretanto, parece inevitable reestructurar la deuda griega, de la forma menos traumática y contagiosa posible.
Joaquín Maudos: Relajar las condiciones de financiación de Gracia es necesario, pero no suficiente. Hay que plantearse una reestructuración de la deuda, aunque en estos momentos puede ser contraproducente.