El debate

Más libertad comercial

Por: | 04 de junio de 2011

Corte ingles520
Una vez conocidos los resultados de las elecciones municipales y autonómicas,  los representantes de los distintos grupos de comerciantes (grandes, medianos y pequeños), se acercan estos días a los partidos políticos vencedores para intentar modificar la legislación sobre libertad comercial, o mantener la actual situación.

España en su conjunto, y especialmente algunas CC AA, tienen una excesiva y estricta regulación sobre el sector comercial,  que “genera numerosas barreras para la competencia, e impiden la modernización del sector y el aumento de su productividad”, en  palabras utilizadas por distintos informes de la OCDE, el FMI o la Comisión Europea. En la situación actual de crisis, con el consumo en números rojos y el desempleo en números negrísimos, sería conveniente liberalizar el comercio, para adaptar su regulación por lo menos a la Directiva Europea de Servicios, que España no cumple.

El sector comercial español representa en torno al 15% del PIB, el 5% del Valor Añadido Bruto (VAB) y cerca del 10% del empleo en España. Unas cuotas nada despreciables, que en números absolutos suponen un número de puestos de trabajo de 1,8 millones de personas, repartidos entre las grandes superficies, los supermercados de distinto tamaño y los más de 800.000 pequeños comercios abiertos en toda España.

La regulación comercial en nuestro país ha sufrido importantes modificaciones en los últimos 25 años, hasta llegar a la actual situación de “sobreregulación”, en la que actúan tanto el Estado, como las Comunidades Autónomas.

En medio de todo ello, una durísima lucha entre las grandes superficies y los medianos y pequeños comercios. Los primeros abogan por la máxima liberalización posible y cuentan con el apoyo de la gran mayoría de los consumidores, mientras que los segundos buscan una regulación que les proteja de la competencia, y tienen como aliados a los sindicatos y a los partidos nacionalistas, que se aseguran el voto de los pequeños comerciantes a cambio de cerrar el paso a las grandes superficies. En definitiva, Competencia y consumidores quieren horarios más flexibles, mientras que los tenderos y las autonomías se resisten.

Vayamos a la historia. La primera gran reforma comercial en la España de la democracia la realizó Miguel Boyer, como Vicepresidente Económico del primer gobierno socialista, mediante el Real Decreto-Ley 2/1985, de 30 abril, de medidas económicas. Supuso un gran avance liberalizador del sector, sobre todo en horarios comerciales, en donde dejaba plena libertad. La respuesta no se hizo esperar por parte de algunas Comunidades Autónomas, con competencias transferidas en materia de comercio, que restringieron esa libertad.

El conflicto acabó en el Tribunal Constitucional y forzó una nueva legislación nacional, el Real Decreto-Ley 22/1993, que establecía un mínimo de 72 horas semanales el horario de apertura de los comercios, y un mínimo de ocho domingos o días festivos. Posteriormente, en 1996, la Ley de Comercio Minorista, consolidaba esas limitaciones, aunque abría la puerta a todas las CC AA a regular la actividad comercial.

A partir de ese momento, algunos gobiernos autónomos iniciaron una escalada regulatoria con el objetivo de defender a los pequeños comerciantes y cerrar el paso a las grandes superficies. Surgieron entonces la denominada “segunda licencia” (licencia comercial autonómica), las tasas de apertura y las restricciones en los horarios y días de apertura.

El anuncio de medidas liberalizadoras, en junio de 2000, llevó a algunas CC AA a aumentar el número de días festivos de apertura comercial de ocho a doce, aunque a partir de 2006 se volvió a producir una marcha atrás, hasta los ocho días. En estos momentos, algunas CC AA han abierto más la mano: Madrid, con 22 días, Murcia (10), Canarias (9) y Melilla (9), están por encima de los mínimos del resto de las regiones.

La verdad es que si viajamos por la legislación de nuestros socios de los países desarrollados, vemos que Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda, Suecia, Portugal e Italia tienen una regulación (o no regulación) muy liberal al respecto, mientras que Alemania o Francia tienen mayores restricciones al comercio, aunque ninguno como España.

Además, ninguno de nuestros socios se ha atrevido a ignorar la Directiva de Servicios Europeos, que establece claramente que no se puede limitar la implantación de una gran superficie en base a criterios económicos, sino solamente por criterios de orden público, urbanismo o medio ambiente.

Esta situación ha llevado a que en los últimos años se hayan producido diversos informes de importantes organismos criticando la situación de España. Destacan el de la Comisión Nacional de Competencia de España, de 2009, que tras criticar la licencia comercial autonómica y la restricción de horarios, proponía eliminar la prohibición de venta de mercaderías en establecimientos financieros, modificar el régimen de fijación de precios por parte del Gobierno, eliminar la regulación de la prohibición de venta a pérdida y la restricción de las rebajas a periodos determinados.

Por su parte, el Banco de España recogía en un extenso informe las opiniones de organismos internacionales, como el FMI y la OCDE, para concluir que “la regulación ha sido clasificada como generadora de numerosas barreras a la competencia, por lo que es habitual encontrar entre las recomendaciones de estos organismos la liberalización del sector”. Añade el informe que “la regulación del comercio mayorista puede generar efectos significativos sobre variables como los precios, el empleo o la productividad”. Y enumera las principales restricciones existentes en las CC AA: horarios comerciales, temporada de rebajas, definición de grandes superficies, exigencia de licencia autonómica a las tiendas de descuento duro, moratorias comerciales o impuestos específicos a las grandes superficies.

Para hacer la propuesta de debate de esta semana, quiero utilizar un informe realizado por las consultora McKinsey y FEDEA, en el que destaca la necesidad de liberalizar realmente el comercio minorista en España actuando sobre tres aspectos: 1.- Adecuar los horarios al estilo de vida y las demandas de los consumidores,  2.- Reducir el exceso de barreras de entrada (burocracia de registros, licencias y permisos) y 3.- Orientar la mano de obra las necesidades de la demanda.

Hay 9 Comentarios

Miren, si tienes una pequeña o mediana empresa, espero que seas tú de las primeras en sufrir los efectos de la supuesta "libertad comercial". Yo creo que las personas son más importantes que los mercados. http://www.attac.es/la-teoria-economica-del-15m/

Ubide es un manipulador o un ignorante, aparte de ser un dogmático de la religión neoliberal. Me inclino por las dos cosas.

Buena nota, EL comercio necesita de la libertad para expandirse, pero no del libertinaje para cerrarse. saludos @reditof

Respuesta al artículo de A. Ubide: “La teoría económica del 15-M”, aparecido en la sección Negocios de El País el 5 de junio de 2011.


El señor A. Ubide dice unas cosas tan desatinadas que parece que escriba para hacer enfadar a los economistas. Como en la página donde está colgado su artículo no me dejan postear, le voy a responder aquí. Yo no represento al 15M, pero soy un ciudadano indignado y activo en los movimientos ciudadano.

Pongamos las cosas claras: el movimiento 15M no tiene una teoría económica, en todo caso está construyendo una economía política. Como toda buena economía política, una de sus principales preocupaciones es cómo se reparte la producción entre los miembros la sociedad en base a unas variables distributivas clave. Históricamente las variables distributivas clave han sido el salario y los beneficios. El 15M incluye la novedad de dar una grandísima importancia a los aspectos monetarios y financieros, como consecuencia de unas realidades históricas e institucionales concretas.

El movimiento ciudadano fue impulsado por los “jóvenes” (en algunos casos de 35 0 40 años y con años de experiencia laboral), pero encuentra la solidaridad entre personas de todas las franjas de edades y orígenes que ven sus intereses converger. Tanto los jóvenes y como los pensionistas se sienten ultrajados por verse sumidos en la pobreza. Jóvenes, funcionarios y trabajadores ven sus condiciones laborales empeorar y sus sueldos disminuir. Para citar dos ejemplos, numerosas asambleas han mostrado su apoyo por las manifestaciones de profesionales de la sanidad contra los recortes impuestos o los actos en favor de la regularización y la extensión de los derechos de los inmigrantes.

Los temas monetarios implican a todos los ciudadanos: una inmensa mayoría de los residentes en España se siente estafada por sistema financiero en general y más en particular por el sistema bancario y asegurador. En cuanto a las cuestiones sobre nuestro modelo representativo y legislativo, todo ciudadano debería estar muy preocupado ante los déficits democráticos de nuestro sistema nacional-europeo (y esto le incluye también a usted, aún que usted ya tiene los medios para ejercer una influencia considerable en las decisiones de los representantes).

El movimiento 15M acaba de nacer y no ha tenido tiempo de desarrollarse. Todavía no ha podido desarrollar un corpus de análisis y proposiciones políticas, pero ya apunta maneras. Lo han querido comparar con el mayo del 68, pero más allá de algunos parecidos evidentes, el espíritu y el modo de trabajo es diferente. Los implicados no quieren quemar coches, quieren hablar largo y tendido sobre cuál es mundo que quieren, pero sobretodo quieren discutir con qué mecanismos y con qué desarrollos legislativos se va a conseguir.

Los indignados no quieren hacer la revolución entre mañana y pasado mañana, ya la han empezado a hacer y no se detendrán hasta haber acabado con el poder de la oligarquía: las cúpulas de los grandes partidos y de los sindicatos mayoritarios, las mafias autonómicas y municipales, las grandes corporaciones-conglomerados empresariales y financieros mundiales y las instituciones internacionales. Pasito a pasito, lleve los años que lleve. Será difícil definir el funcionamiento concreto una democracia participativa o directa, ya lo sabemos. Lo que sucede es que el mundo va cada vez más rápido.

El movimiento ciudadano que está surgiendo (más allá del 15M) tiene dos fuerzas que ninguna institución en el mundo puede igualar. Aún con todos los reproches que se le hacen (algunos bien fundados) no hay nadie ni nada que pueda aspirar a unos resultados parecidos en tan poco tiempo y con tan poco coste. Su primera fuerza es la capacidad de internacionalización. El 15M ha sido la empresa de España con mayor proyección internacional de un día para otro (y ha sido emprendida por una mayoría de parados y de precarios). Actualmente las protestas se están extendiendo por muchas partes del mundo con mayor o menor intensidad. En algunas ciudades, el 15M tiene tan solo algunos “embajadores”, en otras, la población autóctona está haciendo suyo el modelo (los modelos) españoles y el movimiento ciudadano se expande.

La segunda es su modo de trabajo: la capacidad de organizarse en red, establecer confianza en base a la experiencia y delegar trabajo y decisiones. Ninguna persona es la única en realizar o conocer una tarea. El conocimiento se comparte. Las decisiones clave se someten a votación. Las cosas avanzan muy rápido. Se dice que el éxito de las movilizaciones deriva de la existencia de las tecnologías de la información. Esto no es del todo verdad, el éxito deriva principalmente de la utilización que se hace de esta tecnología: no es la tecnología, es el know-how. La gente que no sigue el asunto pregunta: “¿para qué?” y reprocha que no haya más medidas concretas. Por ahora se está haciendo una demostración (una lección) del cómo: como trabajar y como tomar decisiones. Las aplicaciones concretas serán el resultado de este trabajo y del consenso.

¿Qué papel juega en todo esto la teoría económica? Ninguno. La teoría económica es una teoría autista que vive apartada de nuestro mundo. Tiene una consideración científica parecida a la escolástica.

A partir de la segunda mitad del siglo XX la teoría económica tomó forma. En principio tenían el objetivo de desarrollar modelos que permitieran explicar aspectos de la realidad con cierta precisión y capacidad de previsión siguiendo el método matemático. A medida que fueron avanzando se dieron cuenta que con sus ingredientes fundamentales (ley de la oferta y la demanda para la determinación de los precios, formación de demandas individuales, agentes precio-aceptantes) no podían explicar ni en un modelo simplificado (en el que no existe ni moneda ni sector financiero) cómo se puede determinar un equilibrio.

Ante estos resultados negativos hubo principalmente dos reacciones. Una que pareció prometer fue el desarrollo de la teoría de juegos, las teorías de las economías regionales o el estudio de la competencia imperfecta. A día de hoy parece que esto no sirvió para mucho (ahí tenemos a Stiglitz y a Krugman). Otra reacción fue decir: “estos resultados negativos no importan”. Esos economistas empezaron a simplificar los modelos y a seleccionar los supuestos necesarios para obtener los resultados deseados. Y esas prácticas han favorecido estos resultados.

Cuando el señor Ubide habla de la productividad real del capital, debería explicarnos con qué fórmula mágica la calcula. Seguramente coge una serie estadística del valor agregado en términos monetarios de la inversión o de un stock de bienes de capital heterogéneos. A partir de aquí supone que en el mundo sólo existe un solo bien y un solo consumidor para construir un modelo matemático. Luego utiliza la estadística (la econometría) para ir repitiendo estimaciones de un modelo estocástico con modificaciones sucesivas hasta obtener el resultado deseado: los salarios deben bajar. Es evidente que este método de trabajo no convence.

Cuando a finales del siglo XVIII se establecieron las bases del pensamiento económico moderno, el sujeto de estudio era la economía política. Por ese entonces la delimitación de las ciencias sociales era más realista que hoy, ya que los economistas sabían que para hacer un buen análisis debían tener en cuenta la historia, las instituciones existentes y las leyes, la existencia de clases sociales, de conflictos sociales y del poder de unas personas sobre otras. La discusión sobre la moneda era más una cuestión de política que de economía.

Ya en el siglo XIX, la teoría de los precios se descubrió subsidiaria de la teoría de la repartición de la producción. Para explicar la repartición escogieron dos variables clave: el salario y el beneficio. Pero para explicar el beneficio debían explicar el valor del capital (o si quieren el capital agregado), por lo que necesitaban conocer los precios. Está claro que un sistema de ecuaciones simultáneas puede sacarnos de este impasse. En el siglo XX se desarrollaron los instrumentos matemáticos para estudiar estos sistemas. A partir de los años 40 una parte de la profesión se dedicó ha hacer teoría económica y principalmente la teoría del equilibrio general; la otra parte siguió con las tradiciones de la economía política. La primera, tras las muy interesantes aportaciones de los pioneros, derivó en las corrientes anteriormente citadas a causa de los resultados negativos y degeneró al utilizarse como justificación y propaganda de las políticas económicas y los diseños institucionales implantados. La segunda encontró también numerosos resultados negativos y fue cayendo en el ostracismo.

Nos encontramos que tenemos un pensamiento económico en mal estado, enfermo. Va a costar tiempo rehabilitarlo. Para hacerlo se habrá de tener en cuenta que los precios y la distribución de la renta no dependen de un mecanismo neutral de mercado, si no de la existencia de todo un conjunto de realidades sociales e institucionales y de grupos o clases sociales con sus conflictos de intereses en un momento histórico concreto. Tampoco se habrá de olvidar el papel de los mecanismos monetarios y financieros sobre el crecimiento (y el modelo de crecimiento), la repartición y la deuda. Vamos a utilizar modelos matemáticos cuando haga falta, pero ahí no se va a detener nuestro análisis. Adicionalmente, cada vez se plantea con más ilusión cómo se podría trasladar el modelo de producción del software libre y su acceso gratuito a otros campos.

Señor Ubide, siga si quiere haciendo su propaganda a favor de los grandes intereses políticos, económicos y financieros. Pero no manche con sus patrañas la labor de todos esos ciudadanos que le pueden dar muchas lecciones de economía. Nos son jóvenes, son trabajadores.
http://desequilibriogeneral.wordpress.com/2011/06/07/respuesta-al-articulo-de-a-ubide-%E2%80%9Cla-teoria-economica-del-15-m%E2%80%9D-aparecido-en-la-seccion-negocios-de-el-pais-el-5-de-junio-de-2011/

No soy partidaria de las grandes superficies o ,por lo menos, de su actuación en determinados lugares. Creo que estas grandes empresas son capaces de aumentar y disminuir los precios de los alimentos; tienen fuerza suficiente para comprar al agricultor por debajo de los costes de producción y con ello su desaparición.

Este es el mensaje que he mandado a los adminsitradores de los comentarios en las noticias de El País: "Muy bien los administradores del sitio: censura pura y dura. ¿Es por esto que trabajan? ¿Para censurar la información? ¿Se consideran ustedes periodistas? ¿Creen que están haciendo un buen trabajo? ¿Es que tienen unas condiciones de trabajo muy precarias y temen al despido? ¿Por qué los periodistas cierran la boca de esta manera? Ayúdenos y ayúdense. Ahora acatan las órdenes para no publicar las informaciones sobre los movimientos de protesta. ¿Que es lo próximo que van a tapar? Yo estoy indignado, ¿y ustedes?"

Denuncio a El País por censura. Estoy intentando poner el comentario anterior en diferentes noticias (los problemas en Yemen, la restructuración de la deuda en Grecia, el referendum en Italia o las elecciones en portugal) pero los administradores no me lo dejan pasar. ¡Viva la desinformación! ¡Viva la manipulación!

El País, como la mayoría de los demás medios de comunciación no está informando de los movimientos de protesta que se están extendiendo por el mundo a semejanza de en España. Cubren las manifestaciones multitudinarias de Grecia con una noticia que no llega a la media página. El martes pasado los manifestantes gregios cercaron el parlamento e impidieron la salida de los diputados durante horas. Finalmente pudieron salir, cerrados dentro sus coches (oficiales) entre insultos y escupitajos (pero sin violencia). De Portugal hablan de las elecciones, pero no de los movimientos de protesta que se extienden por muchas ciudades, ni del desalojo violento de los acampados en Lisboa y Porto entre otros. De Italia hablan del referendum y de Berlusconi, pero no del movimiento de acampadas que se ha extendido por más de 30 ciudades. De Francia no se dice nada, pero los indignados también se están organizando, desde Touluse a Paris. Periodistas y colaboradores, yo sé que la mayoría no está de acuerdo con esta desinformación y manipulación. Periodistas y colaboradores, indignaros y revoltaros contra estos medios nada independientes y manipuladores, ¡alzaros por la libertad de prensa!

Máxima libertad para el comercio, abajo el intervencionismo progre:

http://www.ingenioconsaboralaca.com/2011/05/movidas-electorales.html

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Economismo es, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, “la doctrina que concede a los factores económicos primacía sobre los hechos históricos de otra índole”. Este foro pretende abrir una línea interactiva de debate, de alta calidad y diversidad, sobre economía nacional e internacional. Para ello, contamos con la colaboración de destacados expertos que aportarán sus opiniones a lo largo de toda la semana.

Sobre los autores

En este espacio tendrán cabida los debates de nuestros expertos sobre cuestiones de máxima actualidad y todos aquellos temas que pensemos que puedan ser interesantes para nuestros lectores, cuya participación será fundamental para todos nosotros. Coordinado por Alicia González.

Metodología

El autor elaborará semanalmente un artículo de tema económico, cuyo titular será una afirmación y que estará razonado y documentado. La extensión no deberá superar los tres folios. La idea es que el artículo sea debatido por un grupo de expertos económicos, que deberán estar registrados en el foro para poder participar. Se accede al registro o por invitación del autor, o por solicitud del interesado. El artículo será enviado a los expertos registrados los viernes a última hora de la tarde. Posteriormente, será colgado en elpais.com el sábado y publicado en el suplemento de Negocios de El País el domingo. El debate estará abierto hasta el jueves de la semana siguiente, en que el autor elaborará unas breves conclusiones, que se colgarán en la web y se publicarán en Negocios, junto al siguiente tema de debate.

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