El debate suscitado la semana pasada en el FMI sobre la necesidad de poner en marcha estímulos económicos que eviten el double-dip (la segunda recesión), ha llegado también a los expertos de “Economismo”. Hay unanimidad a la hora de señalar que, en estos momentos, es urgente evitar esa recaída económica y que lo razonable sería mantener una cierta austeridad, con compromisos de ajuste fiscal a medio plazo, combinada con estímulos para la recuperación económica. Éstas son algunas de las conclusiones.
Mauro Guillén: Nos enfrentamos a una situación peculiar en la que las políticas económicas nos están conduciendo a un callejón sin salida. Hay que cambiar de curso. Los gobiernos tienen que comprometerse a un ajuste fiscal a medio plazo y poner en marcha estímulos a corto.
Santiago Carbó: Seguimos estancados y, poco a poco, estamos consolidando esa gran contracción que tanto se teme que pueda conducir en unos meses a un double-dip en muchos países. Con nuevas recesiones o sin ellas, si el crecimiento es muy reducido habrá que replantearse la intensidad de esa "triple d”: débil crecimiento, débiles balances bancarios y débiles decisiones políticas.
José Luis Martínez: Nos falta demanda económica. ¿Quién va a retomar el papel de motor de la demanda mundial en los próximos años? Hay poco candidatos y menos con la suficiente entidad como para que el crecimiento sea compatible con el de los noventa. No hay una única solución, sino un conjunto tomadas de forma coordinada. Dilatar los periodos de ajuste es fundamental y también eliminar las incertidumbres y una mayor colaboración desde los países emergentes.
Santiago Fernández de Lis: El ajuste fiscal es necesario, porque hay que detener la dinámica de la deuda, pero en una dosis razonable. Si la dosis es excesiva, puede ser peor el remedio que la enfermedad. Hace falta, al mismo tiempo, que fluyan los capitales y restablecer la confianza. Más bajadas de tipos no son la solución.
Pablo Fernández: Si algo ha demostrado esta crisis es que estamos ante la tormenta perfecta. La “triple d” implica que no hay crecimiento posible a corto, no hay financiación bancaria, ni tampoco posibilidad de incentivar la economía con dinero público por la crisis de la deuda soberana. La solución está en una actuación conjunta del G-3: Estados Unidos, Europa y China.
Joaquín Maudos: La prioridad deber ser la necesidad de alcanzar consensos con actuaciones coordinadas, dado el carácter mundial de la crisis. Hay que evitar que la ola de austeridad que recorre Europa acentúe aún más la recesión. Para ello hacen falta acciones coordinadas en los foros internacionales para evitar que se generalice aún más la austeridad. Hay espacio para una bajada de tipos de interés en Europa, lo antes posible.
José García Solanes: La macroeconomía de la estabilización prescribe medidas expansivas durante la fase recesiva que estamos sufriendo desde 2008. La situación requiere que las autoridades europeas y norteamericanas adopten, al unísono, medidas de estímulo, tanto monetarias como fiscales.