Una vez más, los acontecimientos han ido más rápido que los temas planteados para el debate. Mientras los expertos de “economismo” opinaban sobre los criterios aplicados para la recapitalización de los bancos “sistémicos” en la Unión Europea, el Eurogrupo volvía a temblar ante la amenaza de Grecia de convocar un referéndum, cambiando el paso a la reunión del G-20 que se celebraba en la ciudad francesa de Cannes. Tanto el debate, como los propios acontecimientos de la semana muestran la falta de rigor de los líderes europeos a la hora de tomar sus decisiones para salir de una crisis que dura ya demasiado tiempo. Los criterios fijados para la recapitalización bancaria son una prueba más de que los políticos europeos no están a la altura de las circunstancias. Éstas son algunas de las opiniones expresadas en el blog de “economismo”.
Rafael Myro: Quedan muchos cabos sueltos tras la cumbre europea. La recapitalización bancaria se ajusta a valores mínimos, apoyándose en unos stress test parciales y poco fiables. El problema reside en la falta de criterios rigurosos y transparentes en cuanto a la solvencia de cada banco. Los políticos españoles tienen que ser recapitalizados, pero no menos que los demás políticos europeos.
Mauro Guillén: Yo sigo preocupado. Creo que esta combinación de medidas (quita del 50% de la deuda griega, recapitalización bancaria y ampliación del FEEF a un billón de euros) puede funcionar, pero también puede crear más confusión y desconfianza en los mercados. No estoy seguro que sea el tipo de solución que todos esperábamos, una que pusiera punto y final a esta pesadilla que está abocando a millones de europeos al desempleo. Desgraciadamente, seguimos sin estar a la altura de las circunstancias.
Antonio Merino: Si, como dice “la morosidad del ladrillo acabará pasando factura a los balances de bancos y cajas”, ¿por qué entonces no pararse a pensar que también puede haber dudas sobre la solidez y la solvencia de los bancos y cajas más allá de nuestras fronteras y de que cualquier medida que reduzca esas dudas, aunque pueda percibirse como discriminatorias, puede se útil?
Guillermo de la Dehesa: La decisión del EBA de recapitalizar 70 bancos sistémicos basadas en su riesgo de deuda soberana es similar a otras decisiones sobre la crisis de la deuda. A la hora de tomar decisiones son los 11 miembros con mejor situación fiscal (excluyendo de los 17 a Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, España y quizá Bélgica) los que más mandan. Y los supervisores bancarios de algunos de esos países permiten que sus bancos utilicen unos modelos internos que calculan sus activos ponderados por riesgo utilizando un rasero muy inferior al de la gran mayoría de los otros miembros.
Joaquín de la Herrán: En la actual coyuntura no hay nada peor que no saber tomar decisiones y que cuando se tomen originen incertidumbre y falta de confianza. Desgraciadamente, estamos sufriendo esa doble incapacidad de las instituciones europeas. El origen y la naturaleza de esta crisis son financieras y todavía no hemos salido de lo que sería la primera fase de resolución de la misma, que es recuperar la confianza en el sistema financiero internacional. Las últimas actuaciones de los máximos responsables europeos no ayudan.
Santiago Carbó: Las decisiones tomadas en la Cumbre Europea son llamativas. Es un poco irónico que al único país que había tomado una dirección ordenada en la reforma bancaria, llegue ahora la EBA y le cambie el paso. El resultado es que empobrece la percepción relativa de la solvencia bancaria de España. Eso también es irónico, porque los bancos españoles está entre los de mayor reputación mundial.
Joaquín Maudos: La banca española ha salido mal parada frente a la banca alemana y francesa, pese a su elevada exposición a la deuda griega. El problema es que al valorar la EBA la deuda a precios de mercado, ellos se apuntan plusvalías. Me temo que pagan justos por pecadores. Y en el caso español sucede lo mismo: algunos de los bancos a los que se les exige más capital no son los que más problemas tienen con el sector inmobiliario.
José García Solanes: Debemos valorar positivamente los acuerdos, porque ayudaron a tranquilizar a los mercados, aunque siguen siendo una respiración asistida que no resuelve la enfermedad de fondo. Una vez más, urge que el BCE compre deuda soberana y que lo haga de manera rápida y demostrando a los mercados que no permitirá descensos en el valor de la misma.