“Estamos entrando en un periodo crítico de diez días para completar y concluir la respuestas a la crisis de la Unión Europea”. La frase corresponde al comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn y fue pronunciada el pasado martes, 29 de noviembre. Así que, al día de hoy, y en traducción libre, la afirmación sería más rotunda: “tenemos cinco días para salvar el euro”.
Puede parecer alarmista e incluso catastrofista, pero en estos momentos nadie duda de que estamos en tiempo de descuento. Los políticos europeos llevan dos años jugando con fuego y la situación se ha deteriorado de tal forma que algunas de las grandes empresas europeas preparan planes de emergencia ante una eventual ruptura del euro. El mundo está pendiente de las reuniones del Consejo de Gobernadores del Banco Central Europeo (el día 8 en Francfort) y de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (8 y 9 en Bruselas).
La historia de los tres últimos años en Europa ha estado marcada por los continuos embates de lo que empezó como una crisis financiera, se transformó en una recesión económica y demostró que la estructura política de la Unión Europea deja mucho que desear. Lo explicaba Xavier Vidal-Folch en su columna del jueves pasado en este mismo periódico: “Esos avatares configuran el otro gran proceso de atenaza a Europa, una crisis de sus cimientos, en la que lo viejo (las precarias soberanías económicas nacionales) no acierta a morir y lo nuevo (la unión económica europea que complete a la monetaria) forcejea aún por nacer”.
El caso es que la UE ha tenido que rescatar a tres de sus socios de la quiebra (Grecia, Irlanda y Portugal), ha pedido ayuda al FMI, ha creado diversos fondos multimillonarios para prestar dinero a los países con problemas para pagar su deuda soberana, ha inyectado dinero público para sanear a decenas de bancos privados, ha obligado a todos sus socios a realizar ajustes fiscales nunca vistos (incluso a cambiar constituciones nacionales para asegurar la estabilidad presupuestaria), ha asistido a la caída de ocho gobiernos de entre sus miembros (Reino Unido, Holanda, Irlanda, Portugal, Dinamarca, Grecia, Italia y España), ha contemplado la impotencia de sus órganos de decisión para hacer frente al asedio de los mercados, ha debatido sobre lo que puede o no puede hacer el Banco Central Europeo para luchar contra los especuladores… y todo ello mientras la recesión económica y los propios recortes presupuestarios hacían más pobres a sus ciudadanos.
Ante esta auténtica avalancha de acontecimientos, los políticos europeos no han estado a la altura. Ni a nivel nacional, ni en las instituciones de la Unión. Ante una situación tan grave, los líderes del Viejo Continente han dado medicinas al enfermo para calmar el dolor o que le baje la fiebre, han tenido que acudir a algunas veces a la cirugía para evitar que muriera el paciente, pero no han ido al fondo del problema y, hasta la fecha, nadie ha propuesto un tratamiento serio para curar la enfermedad que padece la Europa del euro.
En lo que hay plena coincidencia es que lo primero que hay que hacer es parar la sangría de la deuda soberana. Los inversores llevan meses tirando a parado, mientras la prima de riesgo de los estados periféricos bate récords y obliga a países solventes, como Italia y España, a pagar intereses desorbitados que intoxican los presupuestos futuros y obligan a hacer recortes sobre recortes de gasto público.
Para frenar la sangría hay que tumbar al mercado. O, lo que es lo mismo, tener disponibilidad suficiente de fondos para que los inversores no ganen siempre jugando a la contra (one way risk). Lo explicaba el martes pasado el presidente de BBVA, Francisco González, en un artículo publicado en Financial Times Deutschland: “Es urgente un acuerdo europeo que garantice financiación suficiente a precios razonables para todos los tesoros y bancos europeos solventes, pero vulnerables. El BCE debería ampliar la gama de activos que acepta en sus operaciones monetarias y prestar en cantidades generosas a plazos muchos más largos que los actuales. También debería mantener un flujo sustancial de compras de deuda pública hasta que lo peor de la crisis haya pasado”.
La mejor prueba de que ese tipo de tratamientos de choque funciona lo vimos el miércoles pasado, después de que la Reserva Federal, el BCE y los bancos centrales de Reino Unido, Japón, Canadá y Suiza anunciaran “barra libre” de fondos para evitar que ningún problema de liquidez se convierta en problema de solvencia. Aunque, una vez más, esto es el torniquete para que deje de brotar sangre de la herida, no el tratamiento para curar la enfermedad.
Y la enfermedad en Europa tiene brotes sobre los que hay que actuar de forma firme, eficaz y solidaria: crisis fiscal, crisis bancaria y crisis institucional. Es en ese tratamiento en el que están fallando una y otra vez los políticos europeos que, cumbre tras cumbre, siguen sin ponerse de acuerdo en la forma de afrontar la situación. Lo malo es que después de cada reunión fallida, el enfermo recae con más fuerza y los tratamientos de choque ya no hacen el mismo efecto, mientras empiezan a aparecer claros síntomas de anemia (recesión).
Los expertos de “Economismo” llevan semanas debatiendo sobre esa “hoja de ruta” necesaria, que se resume en las siguientes recetas:
Eurobonos y Eurotesoro
Gobierno económico europeo, con política fiscal y presupuestaria común
Mantenimiento de las políticas de ajuste, con sanciones automáticas
Reformas estructurales y armonización regulatoria y fiscal
Replanteamiento del papel del Banco Central Europeo, con un modelo más flexible
Y, todo ello, evitando que las reformas desemboquen en una Europa a varias velocidades y buscando el primer momento posible para que los países que puedan vuelvan a incentivar el crecimiento.
Hay 6 Comentarios
No es al euro a quien se debe salvar - sino a los desocupados y las pequeñas y medianas empresas
Pero, para ellos no hay plan, no hay nada, Merkel y Zarcozy se la pasan de reunion en reunion y jamás resuelven nada
Publicado por: Gatubela | 09/12/2011 1:57:03
¿Más crédito, menos crisis?
Tal vez la crisis no empezó en los '90 ni sólo es burbuja inmobiliaria: viene de más atrás y tiene componentes más radicales. Es posible que empezara en los lejanos '70 del siglo pasado...-->
youtube.com/watch?v=2VVG_tXB5Qg
Los “seis grandes” se unen para insuflar más dinero en el sistema crediticio, para alegría de unos y menosprecio de otros.
Ya ni pregunto de dónde sale ese dinero, pues si no es magia y si los bancos no tienen dinero y si las empresas están secas, entonces es que acaba saliendo de los ciudadanos.
Pero incluso obviando la fuente última de ese dinero, lo que me asombra es que ningún economista, político, analista o intelectual se esté planteando si la causa de no dar con la solución responde sencillamente a no dar con el problema.
En mi opinión, inyectar más dinero al sistema crediticio para que éste lo preste a la sociedad (empresas y ciudadanos) provocará aritmética e ineludiblemente un aumento la deuda privada, deuda que deberemos devolver los ciudadanos con cargo a nuestros ya magros sueldos, y las empresas, si quieren mantener el nivel de beneficios, traspasando los costes de la financiación a los precios, aumentándolos, o a los salarios, moderándolos -eufemismo de rebajando(nos)los.
Me disculparán los economistas, políticos, analistas o intelectuales aludidos pero, también en mi opinión, el problema de falta de soluciones que padecemos pasa por que no ven que la raíz de la actual crisis está en la inmoderación de los beneficios (suma de los de la economía real y los de la economía financiera, especulativa o no) realizada con cargo a los salarios de los trabajadores por cuenta ajena o autónomos, con lo que en atención a lo que dice el catedrático en economía Antón Costas (“Cualquier manual de iniciación a la macroeconomía le dirá que sin gasto la economía de mercado no funciona. El gasto de una persona o de un sector económico es el ingreso de otra. Si nadie gasta, la renta del conjunto de la economía se hunde. Y eso es lo que está ocurriendo.”, El País, 06/Nov/2011) la solución ni pasa ni pasará por más crédito, sino por más salarios con cargo a beneficios, lo que permitirá adquirir los bienes y servicios ofertados, y así poner en marcha la máquina económica.
En particular, y para empezar, la solución pasa por la eliminación de la economía financiera especulativa. Sólo es cuestión de reglamentación.
No es fácil, cierto, pero que no nos engañen -ni se engañen- más, por favor: para encontrar la solución, primero hay que dar con el problema.
Publicado por: Rafael Granero | 08/12/2011 18:37:58
Deseo que dentro de 10 años recordemos esta dura crisis como los años en que los Europeos supieron hacerle frente uniendose más ante la adversidad en vez de dejarse desmoronar.
De como hicieron de la crisis una oportunidad para acelerar la unificación.
Publicado por: ipurdi | 08/12/2011 15:38:21
En mi opinion hay que salvar el euro simplemente porque si no lo hacemos las grandes empresas de iran de Europa y como consequencia aumentara el paro tanto español como europeo, esperemos que encuentren solución porque sino caeremos tan bajo en esta crisis que sera muy dificil remontar.
Publicado por: Bruno | 04/12/2011 23:05:47
Si, hay que salvar el euro, seria una vuelta atras renunciar , ya no se puede imaginar una Europa sin euro, asi que tienen que encontrar una solucion que convenga a todos..no solo a Alemania! Ya empezamos a cansarnos de la intransigencia de la "Merkel".. Parece que ciertos europeos solo son solidarios cuando no lo necesita nadie, que tonta! Asi es mas barata la solidaridad..
Publicado por: Juana benitez | 04/12/2011 10:31:56
Barra libre y mas dinero para que ganen nas dinero los expeculadores de la Citi y los mercados que són los mismos. ¿Tenemos que facilitar mas dinero l@s Ciudadan@ de toda Europa para perjudicar de nuevo nuestros propios intereses?, no se si esta es la pregunta que debemos hacernos, pero, lo que si tengo claro es que tenemos que poner fin a los desmanes, de unos pocos, que nos estám arrastrando, a todos, a un futuro poco alentador. El primer paso que deberia tomarse es en consensuar un extension de los plazos de la deuda soberana, lograr un acuerdo pa que lo que tienen que pagar losPaíses en diez años, se acuerde mediante negociación para hacerlo en veinte o treinta años; Gratis, no, no pueden ni deben quedar impunes los desmanes de aquellos Paises que han gastado mas de lo que tenian y producian. Los Bancos Centrales deben garantizar a los acreedores el cobre de la dueda, deben ser los garantes, mediante Eurobonos adquiridos por el BCE,y, distribuidos a los distintos Paises, de la deuda contraida pero aumentada en su plazo.
Publicado por: Utielyague | 03/12/2011 11:20:13