El debate

Dos modelos frente a la crisis

Por: | 02 de noviembre de 2012

El mundo económico y financiero vivirá esta semana pendiente de los resultados electorales de Estados Unidos. Son muchos los retos en juego en estas elecciones, tanto para la propia economía estadounidense como para el resto de la economía global, tal y como recuerdan los expertos de Economismo. Y las consecuencias que tendrán para los próximos cuatro años varían considerablemente en función de quién sea finalmente el inquilino de la Casa Blanca, según se desprende de las aportaciones mayoritarias nuestros economistas. No será lo mismo que el demócrata Barack Obama logre su reelección como presidente, que la llegada del candidato republicano Mitt Romney al despacho Oval. La historia, cuando menos, les da la razón.

Las elecciones suponen una referencia a nivel internacional, como recuerda Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de la Bangor Business School, en un momento donde existe “un riesgo no despreciable de recesión, por primera vez verdaderamente global”. El próximo presidente tendrá que hacer frente a retos de enorme calado, recuerda Carbó, entre ellos el denominado precipicio fiscal. “La próxima administración de la Casa Blanca se enfrenta a la posibilidad de tener que emprender una drástica reducción del déficit si el Congreso no llega a un acuerdo a finales del año sobre las posibilidades de aumento de gasto”, subraya. La igualdad de fuerzas en la contienda electoral y la capacidad de veto de los republicanos en la Cámara de Representantes, ha provocado “una significativo estancamiento en las decisiones de política económica que ha dado más protagonismo, si cabe, a la política monetaria de la Reserva Federal”.

José Luis Martínez, estratega de Citigroup para España, recuerda que, pese a todo, “la economía estadounidense llega a las elecciones en una situación mejor que la europea” y con la enorme diferencia de que la Reserva Federal está entregada a dar tiempo a que la crisis se supere. “En estas elecciones se juega lograr un escenario político de calma que le permita enfrentarse a medio plazo con los desequilibrios, en términos de deuda —de las familias en niveles de 120 % de la renta disponible y del sector público equivalente al 105 % del PIB—”, asegura. Porque son esas incertidumbres, sostiene Martínez, “lo que mantiene atrapadas a las empresas, limitando su capacidad y disposición a invertir”. A su juicio, las diferencias entre Obama y Romney son mucho mayores en defensa, sociedad, sanidad y sector exterior que en economía. “Esperemos que reine la cordura entre ambos partidos para alcanzar acuerdos que limiten este riesgo. Por el bien de todos”.

Para Miguel Ángel García, responsable del Gabinete Económico de CC OO, EE UU afronta unos desequilibrios económicos insostenibles a largo plazo, gane quien gane las elecciones, por lo que “necesitará de mejoras en la capacidad de crecimiento económico pero también en cambios significativos en la estructura de ingresos y gastos público”. En su opinión, “la victoria de Romney cierra la puerta al aumento de las aportaciones de las rentas de capital”, aunque admite que “el triunfo de Obama tampoco da garantías de su aplicación”. Eso sí, confía en que “después de las elecciones habrá un acuerdo para no caer por el precipicio de la bancarrota”.

José García Solanes, catedrático de la Universidad de Murcia, hace repaso de la reacción de las economías a las victorias republicanas. “Una victoria de Romney traería consigo acciones inmediatas para corregir el déficit público, incluyendo el precipicio fiscal, un menor recurso a las fuentes de financiación extranjeras y un fortalecimiento del dólar”. A su juicio, “Romney reavivaría las tensiones cambiarias y comerciales con el gobierno de China, al que acusa públicamente de generar un tipo de cambio del yuan clarísimamente infravalorado”. A su juicio, “no es de extrañar que fuera de EE UU el programa de Romney cuente con muy pocos apoyos”.

Rafael Myro, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, sostiene que “lo que está en juego es la posibilidad de afrontar con éxito” una serie de problemas que afronta la economía mundial: el efecto desequilibrante de una deficiente regulación bancaria; la creciente desigualdad social; y las dificultades para recuperar los niveles de empleo previos a la crisis. Su apuesta personal tampoco deja lugar a dudas. “Aunque los demócratas ya no suscitan las mismas esperanzas de renovación que hace cuatro años, pues no en vano recogen toda la desazón que han producido en los estratos más progresistas el haber tenido que acudir en ayuda de los bancos díscolos, así como los parcos resultados obtenidos de las políticas anticrisis, siguen representando la única opción de progreso y de crecimiento sostenido a medio y largo plazo”.

Juan Ramón Cuadrado, catedrático de la Universidad de Alcalá, hace un análisis bastante exhaustivo de los programas económicos de ambos candidatos y concluye que “ambas propuestas son, sin duda, bastante electoralistas porque los análisis no garantizan ni los incrementos de ingresos que desea Obama, ni la fácil reducción de los gastos de Romney, basada en la sanidad pública y recortes en los gastos discrecionales, entre ellos la inversión”. Cuadrado considera que, pese a los datos preocupantes que muestra la economía estadounidense, como el déficit del 8,2% previsto para 2012, solo el paro, en el área económica, afecta a la voluntad de los votantes. En su opinión, gane quien gane las elecciones será preciso llegar a un acuerdo para evitar una respuesta drástica al precipicio fiscal. “Lo esperable es que se pospongan recortes del gasto y que se prolonguen algunos estímulos fiscales vigentes desde Bush. El país necesita un plan creíble y esto implica que las medidas se tomen con mayor lentitud, cosa que se está ya descontando por parte de los inversores y las empresas”. No obstante, tampoco el consenso representa la panacea para la economía ya que, como recuerda el catedrático alcalaíno, “la experiencia muestra, tal y como subraya el analista Vincent Reinhart, que cuanto más tiempo tienen los políticos mayor es el riesgo de desacuerdos y de que el retraso se alargue, lo cual no es lo que ni el nuevo presidente ni los mercados pueden desear”.

Hay 2 Comentarios

La verdad es que no puedo estar más de acuerdo y si saliesen los republicanos podrían corregir esa situación, aunque siendo sinceros, lo veo muy improbable , porque aunque en mi opinión es la única manea de intentar llegar a un sistema estable poder corregir a corto medio plazo los erroresdel pasado,sería una medida impopular, ya que mucha gente se vería afectada y no pensaría en el mañana, la quita se va a producir de todas formas, aunque gracias a Dios no como propuso G.Mankiw y su tómbola..jeje
saludos

Mitt Romney y los republicanos, podrían corregir el error histórico cometido por Richard Nixon en 1971 cuando eliminó el respaldo en oro al dólar, lo cual ha generado expansiones monetarias, que han conducido a las economías mundiales al borde del colapso. Con esa medida arrastró a otros países que habían tenido una moneda fuerte, al fracaso económico. Puede leer una historia interesante al respecto, en el artículo "Como Salvar a un País de su Crisis Económica" del enlace http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/2012/01/como-salvar-un-pais-de-su-crisis_26.html

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