Los bancos centrales se han convertido en las estrellas económicas del momento. Fracasadas las apuestas por las políticas fiscales —de estímulo y de ajuste— como respuesta a la crisis, solo las autoridades monetarias han contado con herramientas suficientes para evitar el desastre y el caos. Sin que ello conlleve tampoco garantías de éxito en el intento de retomar el crecimiento y el empleo. El propio Paul Krugman, vecino de esta sección, señalaba recientemente en su blog que los bancos centrales de las principales economías desarrolladas se encuentran atrapadas en una trampa de liquidez que es difícil combatir.
Los expertos de Economismo reconocen el papel estelar de los bancos centrales y plantean algunos cambios necesarios en sus competencias, puestos en evidencia por la crisis. Pero el debate no avanza mucho más. Ni siquiera nuestros expertos --Santiago Carbó, José Luis Martínez, Joaquín Maudos, Miguel Angel García, José García Solanes y Juan Ramón Cuadrado-- saben qué nos deparará el futuro de esta política.
De hecho, Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de la Bangor Business School, recuerda que esta es una cuestión recurrente tras las grandes crisis financieras y que ha sido precisamente la creciente complejidad de la actividad macroeconómica y financiera la que ha hecho crecer el papel de las autoridades monetarias a lo largo del tiempo. “Curiosamente, este año se han cumplido 100 años de la creación de la Reserva Federal y su mandato hoy poco se parece al de entonces”, apunta. Carbó sostiene que los bancos centrales “han adoptado un involuntario papel de liderazgo en las políticas económicas ante la menor capacidad de acción de algunos Gobiernos”, un protagonismo que “tiene algo de experimental por lo inusitado” de las políticas adoptadas. “Se trata de experimentos aún en marcha, cuyos resultados a largo plazo son inciertos”, concluye.
Para José Luis Martínez, estratega de Citigroup para España, el protagonismo de la política monetaria en esta crisis se explica en parte por el origen financiero de la misma, aunque no sea ese el único problema a resolver. “En un entorno de este tipo, la política fiscal pierde perspectiva ante la prioridad de reconducir las finanzas públicas y acotar el crecimiento de la deuda que supone una limitación a medio y largo plazo en el crecimiento potencial”, sostiene. Pero Martínez recuerda que ese protagonismo de las autoridades monetarias ha provocado que “muchos Gobiernos consideren que las medidas excepcionales de expansión de la liquidez suponen la nueva normalidad”, que reemplaza al resto de las medidas que ellos deben tomar. “Todo es más fácil con mucho dinero”, admite Martínez. “Naturalmente, esto tendrá por fuerza consecuencias negativas a medio y largo plazo”, subraya.
También Joaquín Maudos, catedrático de Fundamentos Económicos de la Universidad de Valencia, cree que las características específicas de la crisis explican el protagonismo de las autoridades monetarias. “Hasta ahora se ha demostrado que cuanto mayor es la independencia del banco central, mayor es su éxito en el control de la inflación. Pero ahora el debate es si los bancos centrales deben asumir objetivos de crecimiento además de la inflación”, apunta, aunque algunos como la Reserva Federal ya lo tengan incluido en sus objetivos. “Cuando la inflación no es un problema, los bancos centrales deben contribuir al crecimiento económico, sobre todo cuando la política fiscal está condicionada por los elevados niveles de deuda pública existentes”, defiende Maudos. A su juicio, es el momento de plantear abiertamente la reforma de los estatutos del BCE, para conferirle nuevas funciones distintas a la estabilidad de precios. Aunque admite que “desconocemos cuáles pueden ser las consecuencias a largo plazo de las medidas no convencionales y tan expansivas”, Maudos defiende que eran la mejor alternativa posible, que no por ello debe sustituir las reformas de los Gobiernos.
Pero tampoco los bancos centrales son el bálsamo de fierabrás. Como recuerda Miguel Ángel García, responsable del gabinete económico de CC OO, los bancos centrales demostraron “su incapacidad para advertir la influencia de su política monetaria en la formación de burbujas”, al centrarse en el IPC y descuidar el exceso de crédito. García denuncia el problema de la zona euro “al seguir funcionando como suma de nacionales” y, por tanto, ser incapaz de “equilibrar una política monetaria que facilite el acceso a la financiación a menor precio a todos los agentes económicos (públicos y privados) con un proceso de saneamiento razonable de las cuentas públicas”. A su juicio, las autoridades monetarias han podido aplicar políticas tan agresivas de aumento de la base monetaria porque “en la práctica no se trasladan a la oferta monetaria”. Pero, como recuerda, “el problema es saber parar”, ya que, “como no se han aplicado nunca, se desconocen todos sus efectos”.
José García Solanes, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Murcia, valora positivamente los resultados de las medidas extraordinarias adoptadas por las autoridades monetarias, pero cree que estas “deberían implicarse más en la recuperación económica”, especialmente en el caso del BCE. “La demanda inerme y los precios elevados de los productos energéticos que ahora sufrimos requieren una meta de inflación más elevada” en el caso europeo y también “abarcar otras variables representativas del bienestar social”.
Juan Ramón Cuadrado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá, cita a Charles Goodhart, de la London School of Economics, para ofrecer algunos argumentos contra la independencia total de los bancos centrales y recuerda, al igual que Miguel Ángel García, que esta crisis ha demostrado que “la moderación en los precios al consumo no comporta un efecto similar en los precios de otros activos”. De ahí que Cuadrado cuestione si “el logro del objetivo de inflación por los bancos centrales es la estrategia adecuada para lograr el crecimiento económico y la creación de empleo”. Su respuesta es clara: el catedrático alcalaíno cree necesario coordinar la política monetaria, el objetivo de estabilidad financiera y las políticas macroprudenciales para prevenir que se produzcan y acumulen desequilibrios económicos y financieros. Para ello, Cuadrado defiende modificar el objetivo de inflación por un objetivo de crecimiento del PIB nominal. De esta forma, el objetivo último de un banco central “sería lograr una tasa de aumento del PIB nominal más elevada, por ejemplo del 5%, equivalente a un crecimiento del potencial a medio-largo plazo del 2%, con una inflación controlada de alrededor del 3%”.
Hay 7 Comentarios
No a los bancos el dinerito debajo de un colchon!!
Publicado por: imprenta en cádiz | 15/04/2013 18:34:44
Cuando todos los bancos mueran, el hombre conocerá la libertad
Publicado por: Dípticos A6 | 15/04/2013 18:06:59
estoy harto de los bancos . no me hables mas :)
http://www.newshub.es/ noticias en tiempo real.
Publicado por: rss noticias | 15/04/2013 12:32:01
Parece que el incremento del dinero en circulación es una condición necesaria aunque no única para reactivar la economía pero sería interesante estudiar las consecuencias del nulo control que los estados tienen sobre los bancos. Se me ocurre que si yo soy un banco Japonés o EEUU, cojo el dinero gratis que me ofrecen sus bancos centrales y vengo a Europa a comprar deuda el 4%. El negocio redondo para los bancos, a nosotros no nos vendrá mal aunque a los ciudadanos yankis o japoneses maldita la gracia que les hará.
Pero también tenemos que comprender que el incremento del dinero en circulación no genera "per se" un incremento del consumo. Las empresas pueden llegar a tener dinero mas barato pero como no prevean que van a tener una demanda adecuada no invertirán, nadie pone una fábrica de paraguas en el Sahara por mucho dinero que los bancos ofrezcan. Por eso deberán de ser los Estados mediante la realización de obra pública, Keynes dixit, la que genere una demanda adecuada y eso no se consigue recortando todos los días, Y por supuesto eliminando la competencia desleal de los países emergentes con aranceles que compensen el bajo nivel de los costes de personal, dumping puro y duro.
Publicado por: JoseC | 14/04/2013 23:58:28
¿¿Soluciones a la Japonesa?? Un error - Breve explicación en un vídeo de las problemática de Japón con su deuda. Todo lo necesario para entender lo que está sucediendo en la Economía Global - http://www.miguelangeldiez.com/charts
Publicado por: Economy and World | 13/04/2013 11:49:54
Muchos estrategas, y pocos visionarios.
Bla,Bla,Bla y vamos para el sexto año de bajón.
¿Saben algo de economía?
Publicado por: MIGUEL | 13/04/2013 5:09:16
Como yo lo veo es que, efectivamente, por la naturaleza de la crisis, o, más bien, por el momento en que coje al capitalismo la crisis --un capitalismo corporativizado--, la única solución es ampliar la base monetaria, de manera de favorecer el aumento de las ganancias en términos nominales, no absolutos..., con lo que se crea un efecto positivo en los inversionistas. La caída del ciclo de acumulación de capital permite que este aumento genere un crecimiento aparente que estimula la inversión. En el mediano plazo, la inflación (o el deterioro de los términos de intercambio) terminará reduciendo la capacidad de compra de los asalariados (con una reducción sustantiva en su poder adquisitivo), que permitirá retomar tasas de ganancias nuevamente "atractivas" para los inversionistas. Puede verse más en http://www.escudrojo.wordpress.com
Publicado por: Sergio Reuben | 12/04/2013 23:20:20