El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, gran defensor de los ajustes. / W. K. (Efe)
Que Alemania deba corregir su elevado superávit por cuenta corriente no evita que los demás debamos corregir nuestros propios errores para evitar, por uno y otro lado, que los desequilibrios se desboquen dentro de la unión monetaria. Es la conclusión principal de los expertos que han participado esta semana en el debate de Economismo, sin que ello signifique un respaldo a las posiciones políticas alemanas. Todos coinciden en que Berlín podría y debería hacer más por estimular su demanda interna, como vía para que la eurozona pueda dejar atrás la crisis, pero creen difícil que Alemania cambie a estas alturas de rumbo. Y recuerdan que, en cuestiones de desequilibrios, aún tenemos muchos deberes pendientes. Cierto, también Alemania.
Para empezar, Mónica Melle, profesora titular de Economía Financiera de la Universidad Complutense de Madrid, insiste en que la “supuesta” virtud del superávit exterior de Alemania llevada al extremo dificulta la salida de la crisis a los países del sur de Europa. “Resulta inadmisible que con esos datos no se acepte por parte de Alemania subir los salarios, incrementar la inversión pública para infraestructuras y poner incentivos para que aumente la inversión privada, aunque sea aceptando algo de inflación”. Melle sostiene que sin mayor “simetría”, la zona euro difícilmente saldrá de la recesión, y asegura que, si no se ha cambiado ese patrón de crecimiento ha sido por el “egoísmo alemán”.
Mauro Guillén, director del Lauder Institute en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, recuerda que Alemania “tiene el mayor superávit por cuenta corriente del mundo junto con China. Tres quintas partes de las exportaciones alemanas van a otros países de la zona euro”. Guillén defiende una corrección de esos superávits “porque desestabilizan a toda Europa”, y para ello, las recetas son conocidas: aumentos salariales y del gasto público. “Además, el BCE debe permitir una mayor inflación”, apunta.
Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de la Bangor Business School, prefiere serenar el debate: “no se le puede echar toda la culpa a Alemania”. Pero recuerda que, si bien “sobre el papel Alemania ha hecho bastante bien sus deberes”, “también cabe la crítica porque Alemania es parte de una unión de la que se beneficia”, subraya. Carbó pone el acento en los costes de financiación y la fragmentación del mercado en la eurozona. “No puede perpetuarse una estructura financiera en la que las empresas alemanas disfrutan de financiación de hasta 300 puntos básicos menos que otras empresas europeas tanto o más competitivas”, asegura. “Es una ventaja inaceptable”, sostiene Carbó, que asegura que “no responde solo a su competitividad”. Es más, el catedrático de la Bangor advierte de que semejante distribución de roles en la UEM es “poco aceptable para una unión económica y comercial que pretende también ser una unión bancaria”.
Precisamente, ahí pone el acento José Luis Martínez, estratega de Citigroup para España, que asegura que bajo el actual esquema de unión monetaria sin unión fiscal y en pleno proceso de integración financiera, complejo y largo, “no es fácil pedir a sus autoridades que aprueben medidas expansivas que van a suponer un deterioro de sus fundamentos”. Por mucho que “un mayor crecimiento alemán nos vendría bien a todos”, como motor de crecimiento del resto del área. Martínez augura que habrá medidas para ayudar a los Estados miembros a tirar de su demanda interna, y defiende que “los países con problemas debemos superar nuestros desequilibrios para hacernos merecedores de la ayuda que vaya más allá del apoyo financiero”.
En esa línea se posiciona Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco e investigadora de Fedea. En su opinión, aunque Alemania se beneficie de los desequilibrios del Sur, “echar todas las culpas a Alemania por nuestra situación es, si se me permite la expresión, tirar balones fuera”. De la Rica defiende que el endeudamiento privado español, tanto de empresas no financieras como de familias, “es nuestra única responsabilidad”, y sostiene que solo comenzar por este reconocimiento “nos hará actuar con mucho más sentido común”.
José García Solanes, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Murcia, reparte responsabilidades: “Todos, los países del núcleo del euro, y también los de la periferia, son responsables de la gestación de las burbujas inmobiliarias y de las quiebras bancarias que vinieron a continuación”. Son, en su opinión, dos caras de la misma moneda, a la que suma otros responsables como “la regulación inadecuada de los mercados y las debilidades institucionalidades de la zona euro”. Eso implica, según García Solanes, que los países del Sur deben, en cualquier caso, mejorar sus sistemas productivos, sus mercados e instituciones. De lo contrario, una vez que salgamos de la crisis “volveremos a perder competitividad”.
Joaquín Maudos, catedrático de Fundamentos Económicos de la Universidad de Valencia, cree que culpar a Alemania de los males de los países periféricos es una “crítica fácil”. “Los desequilibrios que hemos acumulado en muchos países [...] han pasado factura y exigen una corrección en función de devaluación interna y desapalancamiento”. Pero advierte de que “pertenecer a una unión significa que no puede haber desequilibrios tan asimétricos como los que han existido y existen en la actualidad, lo que exige corregirlos. Así lo está haciendo España, pero no Alemania”. Maudos insiste en que esa corrección es básica para avanzar más rápido hacia una unión bancaria, “ya que no es aceptable que en la actualidad haya una Europa de las dos velocidades en términos del coste del acceso a la financiación”
Juan Ramón Cuadrado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá, critica el retraso de la Comisión Europea en advertir a Alemania por su desequilibrio externo —que ha superado el 6% desde 2004 y ahora se sitúa en el 7%— porque encuentra razones más que suficientes para semejante amonestación. “En el fondo, lo que está ocurriendo revela un problema que está relacionado directamente con la implantación del euro y el papel efectivo de esta moneda”, asegura. Cuadrado reitera que Alemania se ha beneficiado claramente del euro y cifra en un billón de euros el aumento del PIB alemán derivado de las ventas a los demás socios europeos. Y concluye: “Lo que ocurre es que Alemania manda en Europa, pero no juega su papel de líder pro-europeo”.
Hay 9 Comentarios
¿Os acordáis cuando se planteaba la Europa de dos velocidades? ¿Cuando existía la posibilidad teórica de tener un euro fuerte en algunos países y un euro débil en otros? Todos queríamos ser ciudadanos de primera y de aquellos barros vienen estos lodos. Una unión monetaria de los países del sur sería, probablemente, mucho más competitiva. Haciendo un poco de política-ficción, es posible que nunca hubiésemos tenido tipos exageradamente bajos, para la serie histórica de países como España o Italia, y la epidemia crediticia no se hubiese producido. Al llegar la crisis, se hubiesen tomado medidas preventivas antes: bajada de los tipos y devaluación del euro-sur. Con costes productivos inferiores y un mercado interno sano, el ajuste no habría sido interno (salarios y desempleo).
Lo incomprensible es que ningún país del sur se haya planteado, si no romper el euro, sí aliarse con sus vecinos para hacer fuerza en políticas financieras y monetarias. Así nos luce el pelo.
Publicado por: Andrés | 23/11/2013 22:50:21
Trabajemos para que decrezca el superávit alemán. No compremos sus productos ni sus créditos. El mundo no se acaba en esta desunión europea.
Publicado por: danielerrece | 23/11/2013 22:20:56
Y además, ni unión bancaria ni leches. esto precisa de una federación fiscal. Alemania es rica porque otros no lo son, a Alemania le va bien porque a otros nos ha ido mal. y esto se compensa con una unión fiscal. o es que queremos ser todos como Alemania? todos exportadores y con balanza en superávit como Alemania, no? pero en que cabeza cabe.
Publicado por: Iván | 23/11/2013 21:58:10
Y por que los señores catedráticos no lo dicen claro: el euro en Europa, depende de en que país se este, no tiene el mismo valor. la unidad monetaria esta rota.
Publicado por: Iván | 23/11/2013 21:54:09
El primer error es comprar a los alemanes, el segundo, haber consentido en su reunificación, el tercero, no madarles a la mierda.
Publicado por: Iván | 23/11/2013 21:50:49
Pero ¿el mercado no lleva a estimular por sí mismo la demanda cuando la balanza presnta superávit? ¿por qué n o hace en este caso?
Publicado por: pepe111 | 23/11/2013 20:44:06
No me extraña que estemos como estamos, los economistas temen a Alemania, y hablar del 26 por cien de la población parada como desequilibrio interno, pues mas bien parece un desequilibrio mental, u olvido, o cinismo puro, se acaba la sopa boba, y ahora toca decidir, recortes hasta reventar, o comenzar a poner las cartas boca arriba, no veo a nadie denunciar que jamás corregiremos los desequilibrios sin crear empleo, esa es la cuestión que deberían contestar los economistas si queda alguno o alguna cuerdo.
Publicado por: Eduardo, un eurolandes errante. | 23/11/2013 19:13:44
Yo sigo la misma política que Alemania con mi economía personal y me va muy bien.
Debería cambiar mi estrategia para ayudar a imprudentes aunque me perjudique? Mmmmmmm.......
Publicado por: FelizyRelajado.com | 23/11/2013 14:54:28
Mirado desde fuera, desde la perspectiva de un ciudadano de a pie, la conclusión es muy clara. Mientras Alemania se mantenga fuera de franja de peligro de recesión, no cambiará nada, sobre todo porque considera que su política económica es la mejor, porque le mantiene fuera de peligro. Sin embargo, cualquiera puede darse cuenta de que esa política es egoísta, localista y poco flexible para los países en peligro.
http://interesproductivo.blogspot.com.es
Publicado por: Robertti Gamarra | 23/11/2013 10:08:07