Los expertos defienden mayor simplificación tributaria. / Carlos Rosillo
Esos deberían ser los objetivos a perseguir por la reforma fiscal que prepara el gobierno, un debate que ha suscitado gran interés entre los expertos de Economismo. Los acentos son variados pero casi todos defienden la necesidad de combatir el fraude o la elusión fiscal y reequilibrar la relación entre ingresos y gastos públicos. A partir de ahí, propuestas para todos los gustos.
Mónica Melle, profesora titular de Economía Financiera de la Universidad Complutense de Madrid, defiende una reforma “que haga el sistema impositivo más justo y que cumpla su función de redistribución de la riqueza”. Melle apuesta por equiparar la imposición efectiva de las rentas del trabajo y del capital en el IRPF, incrementar las bases imposibles de las grandes empresas en el Impuesto de Sociedades y recuperar el impuesto del patrimonio. La profesora critica que “nueve de cada diez empresas del Ibex 35 operen en paraísos fiscales” y defiende un aumento del gasto —vía estímulos al crecimiento y a la creación de empleo— como fórmula para aumentar los ingresos públicos. Pero eso sería a medio y largo plazo, claro.
En esa línea, David Taguas, director del Instituto de Macroeconomía y Finanzas de la Universidad Camilo José Cela de Madrid, critica el aumento del gasto público en la crisis —“el tamaño del sector público ha aumentado casi diez puntos”—, mientras que los ingresos han pasado del 38,7% del PIB al 38%. “La evidencia impide afirmar que el déficit público español se debe a un problema de ingresos”, lo que hipoteca dice a futuras generaciones. Taguas sostiene que algunas posiciones que “se definen como progresistas suponen apego al gasto y son simplemente egoístas”.
Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de la Bangor Business School, defiende que el objetivo de la reforma debe ser una mayor eficiencia y no una mera rebaja de impuestos. Así se entendería, dice a modo de ejemplo, la eliminación de ciertas exenciones a empresas. Carbó advierte, no obstante, que “hay que elegir muy bien la combinación de cambios en bases imponibles y reducción de tipos marginales para evitar que la carga siga recayendo de forma muy marcada sobre las clases medias”, así como cuidar los gravámenes al consumo. Por el lado del gasto, el catedrático apuesta por una “ambiciosa” reducción y simplificación de la administración pública.
También José Luis Martínez, estratega de Citigroup para España, apuesta por la eficiencia y cree que la reforma fiscal debería aumentar el peso de la recaudación en la imposición indirecta frente a la directa; favorecer la contratación y elevar los tipos impositivos reduciendo los marginales. “Por ejemplo, prefiero reducir las cotizaciones sociales y subir de forma simultánea el IVA. Prefiero impuestos directos, renta y sociedades, más simples con tipos más bajos y menores deducciones. Y prefiero sin duda utilizar el margen existente para subir el IVA para mejorar los ingresos”, resume. Los cambios, en cualquier caso, dice el estratega del Citi, deberían perdurar en el tiempo para que los agentes económicos planifiquen sus rentas de cara al futuro.
Rafael Myro, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, insiste en que el objetivo de la reforma sea hacer un sistema fiscal “más eficiente y equitativo”, ya que España, “con tipos impositivos más altos que en otros países recauda menos en porcentaje de PIB”. Myro sostiene que si se reducen las exenciones fiscales —38.360 millones de euros, según los presupuestos para 2014— y se limitan los tipos reducidos del IVA —otros 20.000 millones—, más una mejor gestión de impuestos y menor fraude “desaparecería la diferencia en puntos porcentuales de recaudación sobre el PIB” respecto a la media de la UE, ahora en torno a los siete puntos.
Miguel Ángel García, profesor colaborador de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, denuncia que el actual sistema impositivo es insuficiente e ineficaz “debido a las medidas aplicadas durante la etapa expansiva (confundieron ingresos extras con normales) parcheadas en los últimos años con subidas indiscriminadas”. García defiende que al IRPF tiene pocas deducciones, lo que obliga a aumentar la potencia recaudadora a través del impuesto sobre Patrimonio, los de Sucesiones y Donaciones y Sociedades, donde “es necesario cortar la hemorragia de elusión fiscal” que favorece a las grandes empresas. Porque una de las claves de la reforma —dice— debe centrarse en reducir el gran incumplimiento de las obligaciones tributarias instalado en la sociedad española.
Joaquín Maudos, catedrático de Fundamentos Económicos de la Universidad de Valencia, apuesta por aumentar el peso de la imposición indirecta frente a la directa. “Ello exige reducir los tipos marginales excesivos que tenemos en el IRPF y reasignar productos en el IVA desde los tipos reducidos a los normales sin tocar los tipos impositivos”. Maudos también incluye en la reforma la rebaja de las cotizaciones sociales como vía para aumentar el empleo e insiste en que es “de justicia social” luchas contra la economía sumergida y el fraude fiscal a la hora de reducir el déficit fiscal.
Juan Ramón Cuadrado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá, pone el acento en la necesidad de que el sistema tributario contribuya a impulsar el crecimiento al entorno del 2% —“lo cual debería implicar una reducción de los impuestos sobre el trabajo y las empresas, compensada con una ampliación de la base tributaria”. Cuadrado también introduce un nuevo elemento que, a su juicio, debería favorecer la reforma: el ahorro de las familias y empresas” y la simplificación en el IRPF —reducir los tramos a dos o máximo tres y bajar el tipo máximo y elevar el mínimo exento— y en Sociedades. El catedrático alcalaíno no cree esa sea la línea que siga el gobierno
Alicia Coronil, directora del Departamento de Economía del Círculo de Empresarios, ha querido participar excepcionalmente en este debate para defender, sobre todo, el punto de vista empresarial. “Es vital que la reforma dé lugar a un sistema fiscal estable, transparente, neutral y simple que favorezca la seguridad jurídica, la competitividad y menores costes de gestión para las empresas”, algo que pasaría, a su juicio, por un tipo de gravamen único y más reducido en Sociedades, bonificar la reinversión de beneficios e incentivar la inversión internacional, así como un régimen especial del IRPF para atraer la instalación de multinacionales extranjeras.
José García Solanes, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Murcia, pone el acento en la necesidad de reducir la imposición directa sobre el trabajo y mejorar el tratamiento de la I+D+i, para apoyar la recuperación y contribuir a la sostenibilidad de la deuda pública. Pero Solanes rechaza la propuesta del Fondo Monetario Internacional (FMI) de reducir cotizaciones sociales a cambio de subir el IVA porque las cotizaciones ya están por debajo de la media de la zona euro; las empresas se han beneficiado de una rebaja salarial del 10% y el IVA lastraría la recuperación.
Hay 3 Comentarios
Por supuesto que no es totalmente trasladable el sistema fiscal de un país a otro pero supongo que en ciencias no exactas como la Economía el conocimiento de cómo se hacen las cosas en los países que mejor funcionan no debe despreciarse.
Publicado por: pepe111 | 17/02/2014 20:36:14
Las empresas, los empresarios, y los contratos públicos que desde el dinero de los impuestos dinamiza nuestra economía española.
Entendida la economía como el dinero corriente con el se compra y se vende porque se tiene en el bolsillo.
Los empresarios, y el dinero que utiliza los conductos bancarios para fluir, con el estado garante, y la ciudadanía, son las tres pata del banco que nos permite a la gente, la ciudadanía seguir de pie.
Pero sin olvidarnos nunca, de que el motor primero y el principal, los remos y el sudor lo ponen la gente.
Que sufragan desde el estado garantizando y rescatando con los impuestos de la ciudadanía.
Todo, incluida la maquinaria.
Llevando la sangre a todos los órganos del cuerpo, pero la sangre no la producen los bancos, ni las empresas, que solo son depositantes, usufructuarios.
Que se van a pique en cuanto les falta la pasta.
Cosa que sabemos todo el mundo, incluido nuestro estado democrático, y los gobernantes.
Que es la gente el principio y el final, la gente de la calle, a la que se acude siempre.
Con el consabido dame algo.
Y que todo lo demás que no funciona es por mala gestión, prevaricación y malas artes.
Desviando el fluido en dirección contraria en lugar de facilitar el rendimiento, vampirizando la sangre que es la savia de nuestra economía en provecho ajeno privado o peor aun, propio.
Mirando para otro lado.
Silbando, y mirando al cielo.
Ante la atenta mirada de todo el mundo.
Que señala con el dedo.
Allí, ha sido aquel y aquellos y los otros y las otras.
Los que nos han dejado sin blanca.
Y en cueros.
Publicado por: Cíntia | 16/02/2014 18:07:32
Todas las propuestas son muy válidas y se nota que las personas que las foprmulan entienden de economía, pero se les olvidó explicarnos ¿cómo se va equilibrar las diferencias sociales? Es decir, cómo los ricos van a dejar aflorar la presencia de los pobres en las manifestaciones económicas de cada mercado.
http://interesproductivo.blogspot.com.es/2014/02/el-umbral-de-la-pobreza.html
Publicado por: Interés | 15/02/2014 9:43:35