El presidente chino Xi Jinping ha viajado esta semana por Europa. /Fabrizio Bensch (Reuters)
La expulsión —de momento, temporal— de Rusia del Grupo de los Ocho países más industrializados ha abierto la posibilidad a que China pasara a sustituirle en ese selecto club. Pero a juzgar por la opinión de los expertos de Economismo, no parece que una decisión de tanta trascendencia geopolítica como la salida de Rusia del G8 vaya a ser el detonante de la entrada de China en el club. La opinión mayoritaria de los expertos es que esa incorporación acabará produciéndose, dado el poderío político, económico y militar de China pero para ello el Gobierno de Pekín debe adoptar muchas más medidas que garanticen su adecuación a las normas comerciales, laborales y financieras globales y un mayor umbral de respeto a los derechos humanos.
Mauro Guillén, director del Lauder Institute en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, recuerda que China ya es la mayor potencia comercial y podría convertirse en la mayor economía del mundo, por no contar su papel como exportador de capital neto —junto con EE UU, la UE y Japón—. “Si el G8 quiere seguir siendo relevante, tendrá que hacerle hueco a China. Pero eso no significa que sea necesario eliminar a otro país”, sostiene Guillén, que apuesta por mantener los canales de comunicación abiertos con Rusia.
Menos partidaria de Moscú se muestra Mónica Melle, profesora titular de Economía Financiera de la Universidad Complutense de Madrid, que recuerda que Rusia puede verse seriamente afectada por la salida de fondos de su economía aunque recuerda que esa decisión también “puede repercutir negativamente en la afluencia de turistas rusos a España, siendo éstos además de elevado poder adquisitivo”. Melle defiende que, dado el peso económico de China “se le podría incorporar en los foros de gobernanza mundial como el G8, pero a cambio de darle mayor voz y presencia se les debería exigir al menos el respeto de los derechos humanos”.
José Luis Martínez, estratega de Citigroup para España, apuesta por incluir a China en el grupo de las grandes potencias, tanto por consideraciones económicas como por su influencia política y militar pero no se muestra convencido de que sea a cambio de la salida de Rusia. “Creo que la importancia de la economía china ya es un hecho. Y también creo que sus autoridades están tomando medidas para dotarla de mayor flexibilidad y resistencia. Es importante no sólo para amortiguar los riesgos a corto plazo derivados de una deuda privada que ya es excesiva como también para hacer más ordenado el cambio de modelo económico”, subraya. Martínez respalda los planes de reforma que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pedido al país: flexibilidad y competencia, saneamiento y fortaleza del sector financiero y cuidado del medio ambiente. No obstante, pone en duda “si el pragmatismo de sus autoridades en lo económico sigue siendo coherente con su estructura política. Este será uno de sus mayores retos a medio plazo para China y también para el resto del mundo”.
No solo del G8, sino también del G-20. Es la posición de José García Solanes, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Murcia, frente a la posibilidad de expulsar a Rusia de los clubes de países más selectos y como demostración, dice, de la unidad ante “principios constitucionales compartidos”. De ahí que la incorporación de China al G8 sería una buena ocasión pero poco probable si la condición es “que los dirigentes del gigante asiático comulgaran con los valores, principios y responsabilidades de sus miembros”. García Solanes asegura, además, que “la pertenencia de China al G8 catapultaría la reforma financiera y las reglas del mercado en ese país” y allanaría el camino de la flexibilización, y consiguiente apreciación, del tipo de cambio del yuan. “Sin embargo, no tengo claro que los dirigentes del gigante asiático aceptaran la invitación, aunque solo fuera por no traicionar a su tradicional aliado ruso”, recalca.
Juan Ramón Cuadrado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá, hace un repaso de cómo se creó el G7, inicialmente, y cómo se incorporó Rusia al grupo en 1998, pese a no compartir con el resto de integrantes más criterios que el relevante peso político, económico y militar. Pese a ello, Cuadrado descarta que la expulsión de China implique la incorporación de Rusia. “El G8 no es una reunión de los países más industrializados del mundo”, subraya el catedrático porque si fuera así, recalca, China y Brasil (como segunda y séptima potencias económicas) podrían integrarse en el grupo, a la vez que Italia y Canadá deberían dejar sus puestos. Por su peso político y militar, China también tendría derecho pero seguramente sería vetado por otros miembros como Japón, apunta. Asimismo, el catedrático alcalaíno recuerda que China se encuentra en estos momentos en un importante proceso de cambios económicos internos, con los que trata de avanzar hacia una economía más dinámica, pero todavía no hacia una economía más abierta y libre. Además, el país “sigue fuera de los grandes acuerdos comerciales internacionales y no asume algunos compromisos —políticos, laborales y de tratados internacionales—”, imprescindibles a estas alturas para formar parte del G8.
Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de la Bangor Business School, analiza pros y contras de la decisión. “Que China pase a formar parte del G8 es una cuestión que tiene tantos condicionantes políticos como económicos”, apunta. Según Carbó, a favor de su incorporación está el peso de China en la economía mundial y su importancia en los flujos comerciales. También serían factores positivos que el G8 es, en muchos casos, un foro en el que limar asperezas y resolver tensiones más o menos puntuales (por ejemplo, las tensiones cambiarias). “En ese punto, la participación de China podría ser también importante”, subraya. En contra de China juegan los escasos movimientos liberalizadores en el país y el hecho de que China no compite bajo parámetros laborales o industriales comparables a los de otras economías del G8. Carbó sostiene que las recientes medidas adoptadas son más una respuesta a sus crecientes debilidades que una apuesta por un modelo económico diferente, y tienen su origen, entre otras, en “la pérdida de fuelle de su producción industrial, ilustrada en una caída prolongada del precio del cobre en los mercados internacionales”. Y lanza una alerta: “esta caída es especialmente peligrosa para China porque buena parte de sus préstamos de baja calidad tienen como garantía colateral, precisamente, el cobre”. Así que parece que China tendrá que esperar.
Hay 5 Comentarios
Si a China le han invitado es por dar a Rusia en las narices.
Pero a este país tan grande no se van a atrever a decirle ni pio....
Pero el G8 es una gran mafia de Ganstes, y estos a China le van a limpiar los zapatos con la lengua, porque la gran mayoria de las empresa de las empresas del mundo estan alli, miren Ustedes la procedencia de la grandisima cantidad de genero que viene de ese país con sus precios tan atractivos para estos vendedores e intermediarios.
Y sobre los derechos humanos que se mencionan ¿ A que derechos humanos se refieren ? Posiblemente sean los referidos a que los empresarios puedan robar mas de lo que lo hacen en los paises Occidentales, que tengan mas derechos cómo humanos despiadados, ya que en China se les persigue y en los paises Occidentales se les proteje, posiblemente sea ese el tipo de derechos humanos que desean, que los ciudadanos normales no entendemos y menos llegar a comprender.
Hay demasiada hipocresia en el G8 para Putin.
Publicado por: polette | 01/04/2014 18:09:21
Julio, parece que no te enteras: en China la ausencia de derechos humanos no tiene nada que ver con lo que tenemos en occidente, un auténtico lujo en comparación, con tudas las deficiencias que le quieras encontrar. Uno de los derechos fundamentales es a estar informado de las ingentes masas de dinero que roban los jerarcas, que sale de tu sudor y de tu derecho a la comida, a la sanidad, a la educación, a la vivienda mientras las élites de la dictadura derrochan escandalosamente y a la vista de todo el mundo, y también a poder protestar por ello. Sin eso, se crean situaciones de injusticia social extrema como las de China, basadas precisamente en esa ausencia de derechos humanos, y que no tienen parangón en los países occidentales.
Publicado por: Nakosina | 31/03/2014 5:42:48
Rusia es una mosca cojonera, pero nada más. Es Putin y el monocultivo de hidrocarburos, los dos con fecha de caducidad, pero fuera de eso no es que sea nada, pero es poca cosa. China sí que puede ser un problemón para el club privado occidental, y ahí está Japón. Lo de los derechos humanos es que da risa.
Publicado por: Jose | 29/03/2014 13:57:09
Estoy totalmente de acuerdo con el comentario de Julio. Y añado que la ONU debiera convertirse en el verdadero G, es decir, que asuma la responsabilidad global de resolver la gigantesca miseria que padecen millones de seres humanos y que se deje de tanto imperialismo, de un mundo regido por tiburones y hienas.
Publicado por: RAMÓN | 29/03/2014 12:21:50
Espero que China no cometa el error de entrar en ese club. Hablar del G 8 y de derechos humanos al mismo tiempo me parece una hipocresía tremenda. El primer derecho humano es la comida: millones de hombres mueren de hambre mientras los del club derrochan a placer, con el dinero ganado de la especulación de los alimentos. Lo mismo podríamos decir de la enseñanza, de la sanidad, del derecho al agua, del derecho a nos ser bombardeados e invadidos, de nos ser recluidos en campos de concentración como los palestinos y saharauis por países modelo de derechos humanos. Sin ir mas lejos los millones de personas que , aquí, En Europa, cuna de los derechos humanos no tienen trabaja, ni casa y pasan hambre. ¿De que derechos humanos hablan ustedes?
Publicado por: Julio | 29/03/2014 11:35:30