Nueva sede del BCE en Francfort. / Boris Roessler (Efe)
El euro sigue su escalada imparable. Tanto que hasta el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha admitido su preocupación por las consecuencias que la fortaleza de la moneda única puede tener para la recuperación de la eurozona. Una inquietud compartida mayoritariamente por los expertos de Economismo y para la que casi todos ofrecen la misma receta: el BCE debería actuar. Otra cosa es que piensen que la autoridad monetaria vaya finalmente a hacer algo o, incluso, que deba hacerlo. Pero parece que hay razones que sustentan que el euro fuerte ha llegado para quedarse.
“Sería deseable que las autoridades europeas actuase para frenar la fortaleza del euro. Sin embargo, parece poco probable”. Así arranca Mónica Melle, profesora titular de Economía Financiera de la Universidad Complutense de Madrid, que incide en las necesidades dispares que se dan dentro de la zona euro. Melle recuerda que un euro fuerte merma la competitividad de las economías más débiles y dificulta equilibrar sus balanzas comerciales y, con ello, la salida de la crisis. “Por ello no es sostenible esta tendencia a largo plazo”, apunta.
Mauro Guillén, director del Lauder Institute en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, sostiene que “el BCE debería seguir inyectando liquidez, tolerando una inflación mayor para ayudar a los países deudores, y así contribuir a un tipo de cambio con el dólar más realista”. Pese a todo, Guillén cree que si las economías excedentarias aumentaran el gasto público y los salarios, eso se convertiría en una fuente de crecimiento alternativa para los países de la periferia.
Precisamente, Rafael Myro, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense, culpa al euro fuerte de los malos datos del sector exterior español a finales de 2013, lo que, en su opinión, “contrarresta cualquier avance en la devaluación interna”. Myro explica las razones que sustentan la subida del euro: superávit por cuenta corriente en la eurozona (2% del PIB) y una política monetaria menos expansiva que en Estados Unidos. “Si la política europea no se altera”, explica”, “el euro podrá alcanzar los 1,40 dólares y mantenerse ahí varios meses, bastante por encima de cualquier estimación de su valor de equilibrio”.
También José Luis Martínez, estratega de Citigroup para España, insiste en las razones “estructurales” que apoyan la fortaleza del euro. “En economías acreedoras la característica de fondo es tener una moneda fuerte”, a lo que hay que sumar una inflación baja y la estabilidad del euro, una vez superado el riesgo de ruptura. “Bolsa y deuda han mostrado una clara resistencia en las últimas semanas de inestabilidad, sinónimo de que muchos inversores internacionales consideran al euro (moneda incluida) un refugio”. La pregunta, según Martínez es: “¿qué prefieren primas de riesgo y tipos de interés más altos o una moneda más depreciada?”.
José García Solanes, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Murcia, insiste en que la cotización de la moneda única es uno de los aspectos que más delatan la polarización dentro de la eurozona. Pero en conjunto, concluye, “la mayoría de analistas consideran que el euro está sobrevalorado con respecto al resto del mundo, y que ese desequilibrio ha ido en aumento en los últimos trimestres”. García Solanes se muestra favorable a que el BCE propicie una depreciación del euro con una política monetaria más acomodaticia.
Miguel Ángel García, profesor colaborador de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, también considera “posible y deseable una política monetaria más expansiva concentrada en el aumento de las operaciones de reposición de cédulas hipotecarias y créditos a las pymes”, como vía para que el euro perdiera valor. en todo caso, García cree insostenible el juego continuo de “empobrecimiento del vecino” mediante la permanente depreciación de los tipos de cambio de todas las monedas para ganar competitividad-precio y defiende que la eurozona avance para construir un área monetaria más óptima.
Más rotundo es Juan Ramón Cuadrado, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá. “Hay que actuar, y pronto, para rebajar la posición del euro respecto al dólar y otras monedas” y eso debería significar, a su juicio, que el BCE deja de ser tan cauto. Según Cuadrado, practicar una política monetaria más activa influiría, sin duda, en una reducción de la posición del euro a escala internacional, “algo que es absolutamente necesario para que la competitividad de las exportaciones europeas hacia terceros países pueda mejorar”.
Joaquín Maudos, catedrático de Fundamentos Económicos de la Universidad de Valencia, incide en el daño del euro fuerte para la competitividad. “En España, las exportaciones están perdiendo fuelle desde la segunda mitad de 2013, en parte como consecuencia de un tipo de cambio poco favorable”. Aunque Maudos se pone en la piel del emisor y dice entender “que el BCE no quiera actuar invocando al tipo de cambio ya que no es su mandato, pero debe hacerlo porque no cumple su objetivo de inflación. Y si actuara con una política más expansiva, ayudaría a depreciar el euro, contribuyendo de paso al crecimiento de los países periféricos y a la corrección del excesivo superávit externo de algunas economías”.
Santiago Carbó, catedrático de Economía y Finanzas de la Bangor Business School, también cree que la combinación de desinflación y una moneda fuerte “sí que parece requerir algún tipo de intervención” aunque cree que el mensaje que traslada el BCE es que “la autoridad monetaria no puede erigirse en la 'salvadora' de cada mes”. Carbó insiste en que el BCE podría hacer más y no lo ha hecho, coartado por una ortodoxia mucho mayor que la de Estados Unidos y de la que países, como Alemania, no le permiten salirse.
Guillermo de la Dehesa, presidente del Center for Economic Policy Research (CEPR) en Londres, es el único que apunta que la fortaleza del euro es temporal y desaparecerá según la Reserva Federal vaya retirando su política de estímulos y más todavía cuando empiece a subir los tipos mientras que el BCE continua, a su juicio, dos años más con tipos cercanos a cero. “Más todavía si, para evitar una deflación en los estados miembros con problemas, realiza fuertes compras de su deuda para evitar lo peor” porque, a su juicio, la mayor amenaza de la zona euro es caer en la deflación. “Se juegan mucho Estados Unidos y el área euro en los dos próximos años por lo que tendrán que colaborar estrechamente en sus políticas macroeconómicas”.
Hay 1 Comentarios
menuda tonteria
Publicado por: Anuncios segunda mano | 18/03/2014 16:07:04