¿Puede el hummus solucionar el conflicto de Oriente Próximo?

Por: | 23 de septiembre de 2013

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El hummus sea con vosotros. / MAKE HUMMUS NOT WAR

 

¿Sabías que "hummus" no se pronuncia ni umus ni humus, sino jumus, como con una especie de hache rascada? ¿Que esta crema de garbanzos con sésamo, ajo y limón tiene supuestas propiedades afrodisíacas capaces de competir con a la Viagra, según dicen sus fanses? ¿Que en la Biblia ya hablaron del hummus... como método para ligar? Estas y otras muchas cosas sobre el plato de Oriente Próximo más popular del planeta se aprenden viendo Make hummus not war, un documental que se proyecta en el ciclo Culinary Zinema del Festival de San Sebastián. Sin embargo, la película es mucho más que un anecdotario sobre el hummus, porque indaga sobre un asunto aún más apasionante: cómo esta comida podría ayudar a entenderse a israelíes, palestinos y libaneses.

 

 

Los tres pueblos llevan años peleándose por la paternidad del hummus (entre otras muchas cosas, desgraciadamente). La guerra comenzó cuando Israel empezó a exportarlo como si fuera un invento nacional propio. Entonces Líbano decidió demandar a sus vecinos por ello ante la justicia internacional. No se oponían a que el plato se denominara como una “especialidad de Oriente Próximo”, pero calificaban de “increíble” que Israel se arrogara la invención del mismo. Israel batió el récord Guinness del plato más grande de hummus como acto de reafirmación. Líbano contratacó haciendo uno aún más grande (cinco toneladas), iniciando una guerra que deja el conflicto entre Villarriba y Villabajo en una riña de patio de colegio. Terceros en discordia, los palestinos, que reclaman hacer “el mejor hummus del mundo” y presentan esta supuesta virtud como prueba de paternidad irrefutable.

El garbancero conflicto llamó la atención de Trevor Graham, cineasta australiano que mantiene una relación particular con el hummus. De joven, se enamoró de una chica judía en Australia con la que descubrió el plato, cuando ella se fue a Israel, no paraba de tomarlo como remedio para el mal de amores. Así se convirtió en un “trágico del hummus”, papel en el que se reafirmó tras tener una segunda relación fallida con una siria también adicta a dicha crema.

 

 

El filme de Graham revela que el origen del hummus es tan difuso como el de casi todos los platos tradicionales del mundo. Según descubrió el periodista y escritor israelí Meir Shalev, en el libro de Ruth de la Biblia se habla de un humitz que podría ser el antepasado del hummus actual, y que la susodicha utilizaba como arma de seducción. Una de las máximas autoridades en gastronomía de Oriente Próximo, la judía egipcia afincada en Londres Claudia Roden (autora de El libro de la cocina judía, de donde saqué esta receta), lo confirma, pero añade un punto importante: “No creo que en la Biblia tuvieran una receta con tahina, limón y ajo”. Roden apunta a un posible origen sirio, pero lo que está claro es que el hummus existía mucho antes de que todos las naciones que reclaman su paternidad existieran como estados: antes de la Segunda Guerra Mundial, todos formaban parte del Imperio Otomano. Según explica Roden, los judíos que emigraron a Israel de los países del Este querían olvidar su comida, que identificaban con la persecución, y reconectarse con sus raíces bíblicas. Por eso lo adoptaron como propio.

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Posible crítica gastronómica del hummus en la última cena / MAKE HUMMUS NOT WAR

 

Ahora bien, ¿por qué es tan importante esta cuestión en la actualidad? ¿Qué significa el hummus en cada uno de los tres países? En Líbano, es un plato tan omnipresente que los camareros casi ni te preguntan si lo quieres: dan por hecho que lo vas a tomar, según cuenta el ministro de Turismo del país. Para los palestinos, el hummus es una parte crucial de su cultura, su historia y su identidad, según cuenta la activista Hanan Asrawi. “No es simplemente una comida. Nos han quitado todo lo demás, y no queremos que también nos confisquen nuestra gastronomía”. En una familia de Israel, una chica dice que comer hummus en una cita es “sexy”, mientras que su madre explica que es “comida de pobres, barata y verdadera”. “Conectada con la tierra porque crece allí, como nosotros estamos conectados con la tierra, con el estado de Israel y con nuestro judaísmo”.

Make hummus not war demuestra las profundas implicaciones culturales que pueden tener unos humildes garbanzos machacados. Lurri Levi, hijo de expulsados de Irak explica que el hummus se come cogiéndolo del plato con el pan de pita y compartiéndolo con los demás comensales. “Es como una ceremonia, que significa que comemos juntos, estamos juntos, formamos parte de un grupo y estamos conectados. Es como Facebook”. En Israel hay diferentes variantes del hummus dependiendo de las zonas del país de donde vengan. Más o menos especiados. Más espesos o más ligeros, más o menos triturados. Es una comida tan popular que incluso ha creado un nuevo tipo de restaurante especializado, las hummuseras. Y que da pie a eternas discusiones sobre dónde se sirve el mejor –esto me suena a tortilla de patatas en España–, aunque echo en falta una teoría de la receta única del estilo "garbanzos con cosas no son hummus". 

El autor de The Hummus Blog -bitácora cuyo lema es “Give chickpeas a chance”, dedicada a todo lo que ocurre alrededor de este plato- coincide en que el hummus es algo más que una comida. “Es una subcultura. Tienes chistes de hummus, arte de hummus... hay hasta un hummusexual”. Hablando de hummusexualidad, el documental no cita el momento relacionado con el hummus más cómico de la historia del cine: Bruno, el megapetardo periodista gay interpretado por Sacha Baron Cohen, confundiendo el hummus con Hamás y preguntando a un político israelí y a otro palestino “por qué tanto lío con esto si el problema es el pan de pita”.

Por si fuera poco, el hummus es además un gran negocio, por lo que su identificación con un país u otro tiene importantes repercusiones económicas. En 1995, en Estados Unidos la industria del hummus movía unos cinco millones de dólares. Hoy, las ventas anuales alcanzan los 4.000 millones. Por ahora, dos empresas israelíes se llevan el gato el agua, al controlar dos terceras partes del mercado. Y la americanización ha generado extraños como el hummus con chimichurri o con rábano picante nunca vistos en Oriente Próximo. A destacar como categorías diferenciadas: hummus con garbanzos encima, hummus con garbanzos debajo. Como decía Alejandro Sanz, no es lo mismo. Además, comprar una marca u otra puede ser un acto incluso político, ya que algunas apoyan el apartheid israelí. Esto ha hecho que diversos grupos de activistas se monten flashmobs informativas en algunos supermercados a ritmo de Lady Gaga.  

 

 

La pregunta del millón es quién hace el mejor hummus. El que más gusta al director está hecho por palestinos en los territorios ocupados por Israel: lo hacen en un tugurio en Jerusalén sin batidora, con mortero. Además de ajo le ponen un pimiento verde picante al que el director llama “jalapeño” (¿¿¿???). En otra escena de la película, un tendero israelí cuenta una anécdota reveladora: Ehud Barak, ministro de Defensa israelí y, según dice, hummusólico convencido, viajó una hora en coche hasta Acco Acre, en la Palestina ocupada. El camarero le preguntó: “¿Qué hay en este hummus, diamantes?”. Barak contestó: “No, los árabes tienen el hummus de verdad”.

Haga quien haga el mejor hummus, algo tan subjetivo como rebatible, si algo deja claro la película es que israelíes, palestinos y libaneses comen muy parecido (o al menos sus diferencias son prácticamente imperceptibles para el que lo ve desde de fuera). Es decir, que no son tan diferentes. El hummus es un alimento común que, olvidando inquinas históricas, debería unirles más que separarles, y eso es algo en lo que gran parte de los testimonios entrevistados en el documental están de acuerdo. Incluso hay quien propone "sentarse juntos a la mesa a disfrutar de un buen plato" como solución al conflicto.

“El hummus y los garbanzos son un símbolo de nuestra común humanidad, de nuestra necesidad básica de comer y disfrutar de la vida”, resume el director Trevor Graham. “Quería que esta película tuviera ese mensaje, que tenemos más cosas en común que las que nos dividen”. La historia particular de Trevor de "sexo, amor, hummus y lujuria" termina en brazos de Rose, una portuguesa que adora este plato con la que ha tenido una hija, Angelita. Esperemos que la de israelíes, palestinos y libaneses tenga un final igual de feliz. 

'Make hummus not war' se estrena mañana en el ciclo Culinary Zinema del Festival de San Sebastián. También se proyectará en el festival Film&Cook.

Hay 57 Comentarios

El conflicto del Oriente Próximo nada tiene que ver con el humus alimenticio. Es tan solo un problema de estrategia de los grandes intereses que controlan el petróleo. La afinidad de Arabia Saudita y Estados Unidos es evidente y tanto Israel como Líbano, Siria, Egipto e Irán son simples piezas del ajedrez internacional, al que juegan también Reino Unido, Francia, Turquía, Rusia y China.

Sé que no tiene relación con la comida, pero antes de llegar a los 40 segundos, el autor del vídeo ya demuestra que es parcial o que está muy desinformado. La capital de Israel no es Jerusalén (Al-Quds para los palestinos), es Tel Aviv.

A mi el hummus la verdad que no me gusta nada. Mikel ¿es cierto que hay comidas que nos hacen más promiscuos?: http://xurl.es/9ik46

El humus sabe francamente mal. Lo he probado varias veces y da la sensación de un alimento muy primario al que le falta algo para hacerlo apetecible. Definitivamente lo he apartado de mi dieta. Salvando esto, que es sólo mi opinión, coincido al 80% con la aportación de "mark" a este blog. El 20% restante ya os podéis imaginar por qué.

¡Muy interesante!
Pueden responder esta encuesta sobre las preferencias de los niños por los juguetes?
nos harían un gran favor
http://es.surveymonkey.com/s/8YVX2QK

Gracias! :)

Ciertamente, desolador. Que el ingrediente que el progreso ha aportado al hummus sea la sangre de tantas contiendas...
Es muy revelador que los tres países coman lo mismo, determinados platos aúnan territorios: véase nuestra tortilla de patata.
Interesante artículo.
www.orritsa.com

Por desgracia hace falta mucho más que el humus para solucionar las cosas en aquellos lugares, pero el artículo muy bueno. Tampoco conocía ese alimento por lo que ya se algo más.
http://comidadehoy.com

Idea: ¿Puede la tortilla de patatas solucionar el conflicto entre la Comunidad Autónoma catalana y el Estado español? :P Sí, no he puesto Cataluña ni España...

¿Y la tarta de higos? tocaba hoy!!! que ayer se os coló por error!! ¿o pensáis ponerla mañana? pues vaya semanita...hasta el jueves nada nuevo...grrrrrrr

Los indios ya lo intentaron con sus señales de humo. Por no hablar de la pipa de la paz.

No entiendo por qué no se puede poner perejil en el humus; ni tampoco entiendo porque nadie ha mencionado nada sobre el gomasio y sus propiedades intelectuales…

No se si el hummus salvaría al mundo de la guerra, pero si que una buena comilona relajaría a más de uno. Comiendo se entiende la gente! :P

Para Daguerre: los mejores garbanzos del mundo son los castellanos, de ahí lo de "legumbres finas de Castilla"; no como otros doctorandos indecentes

Pues a mí me dijeron que el humus este estaba muy rico y era super cool, así que al final me hice con un saco (no sé por qué lo venden en sacos, pero tuve que ir a un vivero y todo) y la verdad, me sabía a tierra. A tierra cagada por lombrices, de hecho. Pa vosotros todo.

"El 17 de mayo de 1948, en el marco de la Guerra de Independencia de Israel, fuerzas de la Haganá toman Acre, que quedará finalmente incorporada al estado israelí. Como consecuencia de la guerra, Acre pierde tres cuartas partes de su población árabe. Desde entonces Acre es rebautizada con su nombre hebreo, Akko."
Limpieza etnica?

No sé si el Humus salvarà Oriente Próximo, pero la verdad, no lo creo.... Lo que si que hace el humus es salvar més de un táper para llevar al trabajo con unas crudités.

http://cuinescuina.blogspot.com.es/2012/01/humus.html

Humus con crujiente de maíz para ir empezando, pastela de gallina de primer plato y brocheta de cordero con salsa de yogur como principal, esta es la propuesta de Enrique Ortueta, cocinero profesional que te lo prepara todo en tu casa, como si fuese un restaurante.

Acco en la Palestina ocupada?? no sé a que Acco te refieres, pero Akko (uno de lo puertos más antiguos del mundo) no está en la Palestina ocupada (a menos que estés considerando todo Israel como Palestina ocupada, claro) ... Por otro lado no creo que la mayoría de los Israelíes piensen que el Hummus es un plato Israelí, a casi cualquiera que le preguntes te dira que es un plato árabe, originalmente creado por árabes del Levante o de Egipto. En cualquier caso en Israel nadie discute seriamente la hegemononía Palestina al hacer el hummus. Si quieres saber más de comida tradicional en esa zona de conflicto recomiendo el libro "Jerusalem" de dos autores israelíes: Yotam Ottolenghi (judio) y Sami Tamimi (árabe). Es una verdadera maravilla de libro...

@ valenciano | 23/09/2013 15:05:42: He leido pocas cosas tan soberbias y ridículas como tu comentario, insultando y despreciando sin matices a un enorme grupo humano que desconoces. Para tu información, yo no soy proarabe ni antijudio: me costaria mucho, ya que son grupos humanos inmensos y formados por individuos muy diferentes. Lo que si soy (y creo que la mayoría de los españoles y desde luego toda la gente decente del mundo) es antisionista y contrario al colonialismo israeli. Para tu información (que parece que te hace mucha falta) los judios no son necesariamente sionistas. De hecho algunos muy famosos como Eistein o Menuhin eran abiertamente anisionistas, y hay hasta una Liga Mundial de Organizaciones Judias Antisionistas. Ellos, como yo, están en contra del colonialismo europeo, una de cuyas expresiones es Israeal, y de un movimiento racista y nazi (no lo digo yo, es como se definían los sionistas alemanes en la carta con que felicitaban a Hitler por su triunfo electoral) que ha asesinado a cientos de miles de personas y provocado aun mas refugiados. En cualquier caso, soy adicto al hummus, una prueba mas de que el racismo es un imposible para cualquiera con dos dedos de frente.

Recuerdo haber leído en algún sitio que, durante unas negociaciones en Camp David (EEUU), los negociadores israelíes y palestinos estaban (para variar) como el perro y el gato...hasta que la conversación llegó al tema del hummus que les servían los americanos: ambas partes se pusieron rápidamente de acuerdo en que era infecto. Esto abrió las puertas a un entendimiento mutuo que desembocó en los Acuerdos de Oslo.

Vamos: " hasta Acco, en la Palestina ocupada" ya habéis hecho Acre (Acco en Hebreo) la Palestina ocupada. Es una ciudad bien dentro de fronteras de Israel, tanto como T-A.
Ya esta bien deimpresiciónes y errores.

Valenciano Valencia es catalana...

para Garbancita, en árabe se pronunciará como dices, pero en hebreo se pronuncia con ¨jet¨ (ח) y equivale a la ¨j¨española, es decir, fuerte. De igual forma la ¨tahina¨árabe en hebreo es ¨tjina¨ con sonito de j fuerte

Acco o Akko no es Palestina, es Israel según las leyes internacionales. En resumen, no está en Cisjordania( Judea y Samaria) ni en Gaza. Entiendo que sois fanáticos proárabes y que odiais mucho a los judíos, como hicieron vuestros antepasados antisemitas, pero de ahí a inventarse que Akko está ¨ocupada¨ ya es el colmo. Recomiendo al autor mirar un mapa antes de abrir su bocaza

Hummus se pronuncia hum-mus (con dos emes y hache aspirada, con con jota). Por cierto,la propia palabra no significa más que lo que es: 'garbanzos'; por eso no lleva tahina (¿de dónde sale eso de tahini?), y se comerá bueno en muchos sitios, pero yo añoro el que comía en Damasco, aunque no me atrevo a decir si es mejor en otros sitios porque no lo he probado en todas partes donde lo hacen.

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es periodista y bloguero, y lo más decente que ha hecho en su vida es crear El Comidista en 2009. Escribe en EL PAÍS y habla en el programa 'Hoy por hoy' de la Cadena Ser, después de haber pasado por Canal +, El País de las Tentaciones, Ya.com o ADN. Aprendió a guisar con su madre y, después, en la Escuela Hofmann, pero sigue siendo cocinillas antes que cocinero.

Mónica Escudero

es DJ, madre, escribe, cocina y pone la mesa para El País Semanal, ejerce de Comidista adjunta, y no necesariamente en ese orden. Dirigió las revistas Barcelonés y Madriz, y colaboró en medios como Marie Claire, SModa, Vanidad, Yo Dona o La Luna. Ha escrito A vueltas con la tartera, y lo que más le gusta es cocinar, la michelada y los gatos (pero no para comérselos).

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