Barilla, la pasta homófoba

Por: | 26 de septiembre de 2013

Guido barilla

La he liao parda. / L'INTRAPRENDENTE

 

"¿Quién me mandaría conceder esta entrevista?". Supongo que esto es lo que lleva diciéndose a sí mismo desde esta mañana Guido Barilla, presidente del grupo que fabrica la pasta que lleva su apellido. Gracias a unas palabras pronunciadas por él en la italiana Radio24, su marca se ha visto envuelta en una importante polémica que puede perjudicar sus ventas. Y con razón, porque lo que ha dicho no debería tener pase en ninguna sociedad democrática moderna.

Cuando le han preguntado por qué Barilla no incluye parejas homosexuales en sus anuncios, el empresario ha contestado: "No haremos publicidad con homosexuales porque nos gusta la familia tradicional. Si los gays no están de acuerdo, siempre pueden comer pasta de otra marca. Todos son libres de hacer lo que quieran porque no molestamos a nadie".

¿No molestamos a nadie? Pues parece que sus declaraciones, signore Guido, SÍ han molestado a mucha gente. A casi todos los grupos de defensa de los derechos de los gays en Italia. Y a miles de ciudadanos de toda orientación sexual que muestran su desagrado con ellas en las redes sociales, y que llaman a dejar de comprar sus productos bajo la etiqueta #boicottabarilla.

Seguramente habrá quien no entienda tanta polémica, y que defienda el derecho del magnate a mantener esta postura. Bien, a estas personas les sugiero que hagan el siguiente ejercicio: sustituir "gays" por "negros" en las declaraciones de Barilla. "No haremos publicidad con negros porque nos gusta la familia blanca. Si los negros no están de acuerdo, siempre pueden comer pasta de otra marca. Todos son libres de hacer lo que quieran porque no molestamos a nadie".

¿A que suena heavy? Pues igual de intolerable es discriminar a un colectivo por el color de su piel que por sus preferencias amatorias. De hecho, esa coletilla final de "no molestamos a nadie" me ha recordado mucho a los defensores del apartheid en Suráfrica, cuando decían que ellos no tenían nada contra los negros y que simplemente querían vivir separados de ellos. O peor aún, a los que se manifiestan en contra del matrimonio o la adopción igualitaria pero luego dicen que no son homófobos "porque tiene muchos amigos gays".

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"No importa si te gustan los farfalle o los macarrones. Simplemente ama". / GAY POWER

 

Justamente va por ahí la "aclaración" -es un decir- que ha tenido que hacer Guido Barilla al comprobar el pollo que había montado con sus afirmaciones. Atentos a sus palabras: "En la entrevista simplente quería subrayar la centralidad del papel de la mujer en el interior de la familia. Tengo el máximo respeto por los gays y por la libertad de expresión de cualquiera. Lo he dicho antes y repito que respeto el matrimonio entre gays. Barilla en su publicidad representa la familia porque ésta acoge a cualquiera y desde siempre se identifica con nuestra marca".

Tras leer la primera frase, creo que alguien debería informar a este hombre de que existen ciertos seres humanos llamados "lesbianas". Al parecer ignora que los homosexuales no son sólo hombres, porque si no no entiendo a qué viene meter a "la mujer" en este ajo. En cuanto al "respeto", si de verdad lo tuviera no habría enfrentado como opuestos los conceptos "pareja gay" y "familia". Quizá esa misma persona que le explique al señor Barilla en qué consiste el lesbianismo le podría contar también que hay familias formadas por dos hombres o dos mujeres, y que muchas de ellas tienen hijos. Y que los gays también cuentan con hermanos, tías, primos y suegras. De hecho, apuesto a que en la suya hay uno o más de uno, por pura estadística.

Guido Barilla tiene todo el derecho del mundo a pensar que los gays no pueden formar una familia "tradicional" y que por eso no deben aparecer en los anuncios de su marca. El mismo derecho que tenemos los que pensamos que su opinión es impresentable a no comprar sus productos como muestra de disgusto ante una empresa que practica la discriminación.

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Elige el tipo de familia que más te gusta.

 

Aunque al compartir la noticia en las redes sociales todas las reacciones han ido más bien por el lado de la indignación, ha habido alguna voz disonante que se preguntaba si ese es un criterio para comprar o no comprar pasta. Pues bien: para mí lo es. Todo lo que hacemos conlleva algún tipo de responsabilidad social, porque nos guste o no los humanos somos seres políticos. Podemos (¿debemos?) usar nuestro poder como consumidores para apoyar o rechazar prácticas o ideas.

Parece bastante sensato que en una misma gama de precios sea más apetecible consumir el producto de una marca que, por ejemplo, favorece la conciliación familiar o trabaja con discapacitados que de otra que se posiciona abiertamente en contra de los gays. Desde luego que no podemos saberlo todo, y seguro que muchas otras marcas mantienen líneas de actuación parecidas a las de Barilla sin decirlo públicamente. Pero si alguien es suficientemente bocazas y homófobo para poner esta información a nuestro alcance, siempre podemos reaccionar, aunque sea con una pataleta unipersonal.

Otro argumento posible en contra del boicot a Barilla es que "hay compañías que hacen cosas mucho peores”. No tengo la menor duda de que es así, pero este tipo de justificaciones no llevan más que a una aceptación entre fatalista y borreguil de cualquier mal. Si el presidente de una empresa dedicada, por ejemplo, a la elaboración de chocolate, saliera por la tele diciendo que sus trabajadores curran 18 horas al día en condiciones infrahumanas y que “a quien no le guste que no lo consuma”, lo dejaríamos de tomar ipso facto. Por ese mismo motivo, a mí no me quedan muchas ganas de comprar la pasta de Guido, al menos hasta que no cambie su política.

Hay 231 Comentarios

El articulista López Iturriaga, estigmatiza a este señor que es forzado en su respuesta por el periodista: ¿por qué no incluyen a los trolos en sus propagandas? Cada vez me convenzo más que la intolerancia viene del lobby homosexual. Lástima que no vendan sus productos en la Argentina, los compraría como una forma de protestar contra la canallada de utilizar esto como argumento para enlodar e intimidar a las personas que no adhieran al lobby.

Homopinión, parece mentira que recociéndote gay des la razón al señor Barilla y se la quites al autor del blog. A mi las palabras del italiano me parecen claramente homófobas y denotan una actitud muy semejante a la de muchos de los que escriben aquí que creyéndose machos-machos(?), toda alusión a la diversidad sexual les pone a la defensiva y se ven en la necesidad de insultar o burlarse de lo que no les gustaría ser. Estoy seguro de que también estarás de acuerdo con Rouco o Putin y que te encantaría vivir en Rusia o en Teheran. Si todos los gays fueran como tu, aún estaríais escondidos y riendo las gracietas homófobas de los heteros para disimular.

Se dice en mi pueblo que "o falar non ten cancelas", pues a algunos les debería salir caro. Yo, por supuesto, no compraré Barilla. Muy buen artículo, Mikel.

Bariila: te acabás de ganar una cliente INCONDICIONAL.
Basta de manipulaciones ridículas. Los que estamos a favor de las familias clásicas y tradicionales: hombre + mujer + hijos, tenemos los mismos derechos que los gays. Tratar de meter la cuestión de la libertad sexual en el marco de la publicidad de pastas me parece bizarro. En otro orden, los gnochis De Cecco son mi trampolín imaginario a Italia, desde México. Cómo extraño las pastas aquí en tierra azteca, x Dios! Gracias nuevamente Barilla, me salvaste!

En mi país este artículo tiene un adjetivo, es una gran culerada!!!
La democracia no es como un azadón, que jala solo para adentro, un gay puede hacer de su culo un florero si quiere, ese es su derecho, el mío es que me guste saberlo o no.
Así es el derecho de Barilla, si no le gustan los culeros ese es todo su derecho, si a los culeros no les gusta que el sea homofóbico ese es su derecho también.

qué hartura!!!
hasta los buevos estoy de que mezclen churras con merinas en defensa de "mis" derechos.
El señor pastero ya lo ha dicho claramente: anuncian para quien quieren, y quien quiera, que les quiera.
Pues ya está.
Libertad de expresión, comercio, mercado... y de hacer o dirigir sus productos a quien les convenga.
PD: soy mariquita, y no como Barilla porque no me mola.

Totalmente de acuerdo con Homopinion.
Bastante mas inteligente su comentario que la entrada en si.
Tras bastante tiempo siguiéndole, me ha decepcionado usted Sr Iturriaga

Compraba marca blanca, ahora tendré que comprar barilla, en apoyo a la marca y la familia, no esa unión homosexual que tratan imponer.

vender pennes y comer barrillas me parece muy gay todo ello en si mismo... tal vez el heredero del imperio es un decadente, como la pasta..., en mi opinión cada vez es peor marca...

Pues yo estoy de acuerdo con Iker, qué leches, no me da la gana de comprar cosas fabricadas por cretinos, no lo hago por conciencia ni nada de eso, es porque no me sale. Si nadie aupara cretinos... bueno, para empezar en España no tendríamos banqueros, ni presidentes de clubs de fútbol, ni constructores especuladores, ni familias Ruiz Mateos... bueno, ni tampoco políticos, pero para lo que tenemos, eso sería un mal menor ¿no?. Como dicen por aquí, así que si al veto de los cretinos: estoy en mi derecho ¿no?

Que sensato me parece el comentarionde "homopinion". Creo que esta es una entrada absolutamente absurda y que parece rebuscar donde hay o no hay...en fin, para evitar suspicaciasnyo tambien soy homosexual y empiezo a estar un poco cansado con algunas pseudodefensas de "la libertad sexual" de algunos a veces me huele a demagogia.

Yo que soy gay me paso a la marca varilla y mi pareja que haga lo que quiera. Ya está bien de coacciones.

Soy gay, y defiendo que la libertad de elección sexual es un derecho básico. Por el mismo principio, defiendo que cada cual coma la marca de pasta que quiera, y que cada marca de pasta haga la publicidad que crea que más le pueda interesar y dirigida al mercado que decida. Si no quieren vender a la comunidad gay, bueno. Y si no, también. Por eso, esta entrada me parece una gran tontería. Y, aunque no sea mi marca preferida, no dejaré de comprar o comer pastas Barilla por este tonto artículo. Las pastas no son ni homófobas ni gays ni nada parecido. Pocas veces había leído algo tan absurdo. Flaco favor hacen a los que defendemos la igualdad y libertad sexuales estos comentaristas públicos que demuestran tener tan pocas luces.

Defender la familia y los valores tradicionales esta mal visto. A partir de ahora consumire pasta de esta marca

Menuda bazofia de artículo de un pseudoperiodista.

Barilla acaba de ganar un cliente incondicional. Basta ya de imposiciones de lo "políticamente correcto". Sobre el artículo, un escueto comentario: lamentable.

Saludos.

Para no entender algo tan sencillo como el daño que se hace discriminando a las personas por cualquier motivo hay que ser un ignorante con mucho miedo a asumir su responsabilidad en sociedad y con pocas ganas de pensar.
Esa es la tradición que nos encanta, la tradición de hablar sin pensar en el daño que se hace. Eso es tradición ! Vamos miedosos! A defender una España tradicional!!!

¿El nabo y los huevos son comida gay para un hombre? ¿Los alimentos transgénicos son el equivalente a la comida transexual? ¿si la familia tradicional está demodé, la comida tradicional también es algo a evitar? Qué lío…

La única postura decente es no comer jamás comida que no sea homosexual. Pastas lesbianas, panes gays, arroces pescados carnes huevos y judías gays lesbianas bisexuales transexuales. Dan verdadero asco las patatas heterosexuales o las tradicionales que no sean homosexuales o bisexuales. Muerte a todo atisbo de heterosexualidad en desayunos, comidas, meriendas y cenas.

esta persona ha sido sincera...
...y me alegro que haya sido sincera ya que de este modo yo, consumidor concienciado con la diversidad, elegiré enriquecer a alguien que la defienda.
...NUNCA mas compraré esta marca hasta que no haya por su parte un acto de retracción y por ejemplo lancen campañas con modelos de familia tradicionales pero no heterosexuales...
...que maricones y lesbianas ha habido siempre...
...en las mejores familias...
...de todas las tendencias políticas...

Esto es un desmadre queremos padre y madre

A una pregunta capciosa y respuesta poco diplomática ha seguido una reacción histérica, poco racional y hasta poco creíble.

En general, las empresas que venden algún producto se dirigen a segmentos de mercado relativamente bien definidos. En el caso de esta entrada, la empresa en cuestión se dirige a la "familia tradicional". Que todos sabemos en qué consiste, no hay que buscarle tres pies al gato. Nada que objetar. Las declaraciones que aquí se denuncian no son nada afortunadas y son plenamente criticables. Eso también queda bastante claro.

Ahora bien, de criticar la incorrección política de esas declaraciones a pasar a titular como un auténtico ser irracional que una pasta "es homófoba", hay bastante trecho en cuanto a un posicionamiento público con el que poder simpatizar.

Al menos por lo que a mí respecta, López ha conseguido que comprenda ahora bastante de su lado oscuro-irracional-histérico, que ahora entiendo que ocupa una proporción de su persona/personalidad mucho más predominante del que hasta ahora había sospechado [hipótesis 1]. A menos que todo sea puro fingimiento y de cara a la galería (gay). Lo que no es en absoluto descartable [hipótesis 2].

Es increíble la homofobia que se desprende de la lectura de muchísimos de los comentarios. Una pena de sociedad la que tenemos, en demasiados aspectos. Así nos va.

Soy limpio, aseado, pero padezco, a pesar del cuidado puesto para evitarlo, Pityriasis Simplex, o sea, caspa. Es molesto y doloroso para mi vida social. Lo voy llevando con resignación y temple pero cuando salta alguien que para defender su peculiar vida sexual llama "casposos" a los que son poco considerados con ella me siento mal, ofendido, discriminado y menospreciado en mis derechos civiles. Pido, por favor, que se agarren a otro epíteto para no hacernos de menos, para no crear discriminación, para que podamos ser aceptados en sociedad, para que nos podamos realizar plenamente a pesar de nuestra diferencia. No hagan de menos a una parte de la sociedad y por mor de defender sus derechos y criticar la homofobia no vayan a caer en la "caspafobia" o podrán ser tildados, con toda precisión de "caspófobos"

Mira, un ejercicio como el que Mikel planteaba con lo de los homosexuales y los negros. De su artículo de hoy:

"El punto máximo de majadería lo alcanzaba un tipo que manifestaba su intención de no volver a pisar el restaurante. Me recordó mucho a los imbéciles que anuncian que no visitarán más una web cuando en ella se vierte una opinión que no coincide con la suya. Como si alguien les fuera a echar de menos"

pueden cambiarse dos cosillas:

"El punto máximo de majadería lo alcanzaba un tipo que manifestaba su intención de no volver a pisar el restaurante. Me recordó mucho a los imbéciles que anuncian que no comprarán más un producto cuando su dueño vierta una opinión que no coincide con la suya. Como si alguien les fuera a echar de menos"

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Sobre el blog

El Comidista trata todos los aspectos de la realidad relacionados con la comida. No sólo da recetas fáciles de hacer, habla de restaurantes accesibles o descubre los últimos avances en trastos de cocina, sino que comenta cualquier conexión de lo comestible con la actualidad o la cultura pop. Todo con humor y sin ínfulas de alta gastronomía.

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Mikel López Iturriaga

es periodista y bloguero, y lo más decente que ha hecho en su vida es crear El Comidista en 2009. Escribe en EL PAÍS y habla en el programa 'Hoy por hoy' de la Cadena Ser, después de haber pasado por Canal +, El País de las Tentaciones, Ya.com o ADN. Aprendió a guisar con su madre y, después, en la Escuela Hofmann, pero sigue siendo cocinillas antes que cocinero.

Mónica Escudero

es DJ, madre, escribe, cocina y pone la mesa para El País Semanal, ejerce de Comidista adjunta, y no necesariamente en ese orden. Dirigió las revistas Barcelonés y Madriz, y colaboró en medios como Marie Claire, SModa, Vanidad, Yo Dona o La Luna. Ha escrito A vueltas con la tartera, y lo que más le gusta es cocinar, la michelada y los gatos (pero no para comérselos).

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