Despensa viejuna: los productos zombis de Navidad

Por: | 23 de diciembre de 2013

 Perritos

Perritos bomba de mazapán. / TURRÓN BILBAO

 

Existe un caso en nuestra gastronomía capaz de poner la piel de gallina al mismísimo Iker Jiménez. Este fenómeno, tan habitual como inquietante, se da una vez al año, concretamente los días 24 y 25 de diciembre. Y no nos referimos al dudosísimo hecho del alumbramiento de un niño por parte de una virgen –eso sería irrespetuoso, y ya sabéis que aquí somos de misa diaria, rosario y cilicio bien apretado–, sino a la comida zombi navideña.

Hablamos de esos ingredientes más viejos que Fraga, cuyas composiciones no han variado desde que Ramsés se pintaba el ojo y que durante el resto del año no existen en las estanterías de ningún supermercado. Pero que, misteriosamente, vuelven cada año a las mesas en cuanto madres, abuelas y demás familiares mayores de 60 años sacan "el mantel bueno", la cubertería de plata y esas velas, oropeles y múltiples decoraciones que nos dejan cegarrutos como un conejo al que un coche le ha dado las largas.

Para celebrar estos días de concordia de la vieja escuela, recordaremos la existencia de algunos de estos elementos. La comida zombi navideña sí se crea, pero no se destruye, y la puedes tener danzando por casa hasta febrero -o hasta la siguiente Navidad- sin que a nadie le apetezca tomarla. Por eso aportaremos también ideas para dar salida al alimento en cuestión. Si veis que faltan elementos básicos como las peladillas o la fruta escarchada, es porque ya se citaron aquí en su momento.

Figuritas de mazapán

Pocas cosas hay en el mundo más viejunas y menos apetitosas que el mazapán. Un mazacote dulce y pesado que puede servir más como arma arrojadiza que como comida. Hasta su nombre suena pesado y difícil de digerir: maaazaaaapaaaán. La sucia estrategia de teñirlos de colores y darles atractiva forma de frutas han provocado más desengaños y llanto en los pobres niños estafados que la muerte de la madre de Bambi. Del turrón de mazapán con fruta escarchada ya hablaremos otro día, porque sólo de pensarlo ya me da el inicio de telele. Posible reciclaje: Triturándolo con leche y canela se puede hacer una sopa parecida a ésta.

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También hay bebés de mazapán. / KARAKEANDO

 

Sidra El Gaitero

¿Cómo transformar una bebida fresca, ácida, ligera y deliciosa como la sidra en un jarabe para aniquilar diabéticos, gaseado con unas burbujas más gordas que el globo de los Montgolfier? No me lo preguntéis a mí, sino a los creadores de sidra El Gaitero, famosa en el mundo entero. El éxito de esta sustancia como sustitutivo del champán se entiende en un contexto histórico de poshambruna como el vivido en la España franquista; la continuidad de su consumo en tiempos de bonanza sólo se explica si pensamos que hay gente que ve Qué tiempo tan feliz, participa en Entre todos o llama a Sandro Rey para que le lea el futuro. Pero bueno, algún mérito tendrá, porque el hecho es que El Gaitero ahí sigue, compitiendo peleón en las mesas navideñas contra vinos y cavas. Posible reciclaje:  en la web de El Gaitero proponen cócteles con nombres como "Aquamarine", "Mimosa Asturiana", "España en Llamas" o "Sid Fizz" (que debe de ser lo que tomaba Sid Vicious cuando venía a Lloret de Mar).

 

 

Turrón de Alicante y guirlache

Señores fabricantes, asúmanlo: las únicas personas a las que les gustan este par de bombas calóricas ya no tienen dentadura para comérselas. Seguramente hace seis siglos, cuando los inventaron, era lo más de lo más en postres, pero desde entonces hemos cambiado varias veces de Papa, las mujeres van con pantalones y se han inventado los ordenadores y los móviles, así que dan ganas de decirle a la industria turronera y guirlachera "airea eso, que huele a cuco". Posible reciclaje: Si los trituras, se pueden usar como ingrediente para bizcochos. Al menos así no te saltarás las fundas dentales, que están carísimas y seguro que aún las estás pagando. 

Sucedáneos de caviar

No se por qué a ningún brillante empresario se la ha ocurrido aún llamar a este peculiar producto fantasía de caviar, teniendo en cuenta que, por un lado, lo puedes encontrar en los colores más locos, y por otro, debes contar con una imaginación desbocada para encontrarles algún parecido con el original. Evidentemente el Sevruga no está al alcance de las posibilidades de cualquiera, pero ¿y si comemos algo que sí lo esté y sepa bien? Por ejemplo, los ahumados no son tan caros, también tienen espíritu festivo y, lo que es mejor, no saben a bacalao regurgitado. Si realmente tenéis la necesidad de poner huevos explosivos de bicho marino en la mesa, que sean de salmón, que son algo más dignos. Posible reciclaje: Meterlo en un cohete camino de la luna. Alimentar con él a las pirañas. Untárselo por la cara a los abuelos cuando se queden dormidos completamente tajas por el coñac de la sobremesa. Usarlo para hacer una guerra de bolitas con una pajita. Cualquier cosa menos comérselo, vamos.

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También puedes pegártelo en las uñas. / BELLESALUD

 

Langostinos congelados

Hubo una generación que descubrió el congelado cuando ya era mayor y le vendieron la moto de que era la verdadera revolución. En ese momento para ellos el marisco fresco dejó de existir, porque había que ir a comprarlo al momento, porque era más caro y porque este anuncio y su hipnótica canción les hicieron un lavado de cerebro que ni en La Naranja Mecánica. Para convertirse en el epítome de lo viejuno, tienen que ir acompañados de una salsa rosa a base de mayonesa de bote, ketchup, zumo de naranja y algún alcoholazo de alta graduación "para que le de el toque". En ese momento es cuando el toque te lo quieres dar tú en la cabeza, y te llevas el resto de la botella para ver si eso alivia un poco la situación. Posible reciclaje: Explicar a los compradores compulsivos de marisco congelado que este viene de las Quimbambas o de criaderos que dejan mucho que desear, y que es mejor comer marisco de verdad una vez al año, que es Navidad, hombre/mujer de Dios. Y que la salsa rosa es la reencarnación de Judas. Cuando les tengamos convencidos, les enseñamos la receta de Quique Dacosta para cocinar las gambas rojas de Dénia (que, aunque no será lo mismo, también se puede aplicar al langostino): poner 16 gambas en agua de mar hirviendo (o con 20 gramos de sal por litro de agua dulce), apagar el fuego, dejarlas tres minutos y refrescarlas en agua con hielo para parar la cocción. Así, sí.

 

 

Bolitas de coco y empanadillas de cabello de ángel

Llevas comiendo desde la una del mediodía y son las cinco de la tarde. Has sobrevivido al aperitivo, atacado el entrante ya sin hambre, te has embutido el pavo –con su correspondiente relleno– como has podido y pedido clemencia a tu abuela cuando te ha obligado a meterte un segundo plato poniendo ojos llorosos y diciendo "¿No quieres más? ¿Es que no te ha gustado? ¿Te hago un huevo frito?". Y entonces llegan los postres. Sueñas con algo fresco y ligero: una mousse de cítricos, una sopa de piña con menta, un sorbete de jengibre con un toque de tamarindo y espuma rococó de limones del Caribe... pero la realidad es una mala pécora y tiene otros planes para ti. Estos se manifiestan en forma de bolas de coco rallado que parecen perdigones y unas empanadillas de cabello de ángel. Bañadas en azúcar, claro. Entre sudores fríos, lágrimas y taquicardia, solamente aciertas a preguntar por la piña. Posible reciclaje: Con las bolitas de coco, mezclados con leche y alguna fruta, o un poco de helado, se pueden hacer unos batidos supersónicos. Con las empanadillas no se me ocurre nada más allá de llevártelas a Estrasburgo para denunciar a su inventor ante el Tribunal de Derechos Humanos.

Frutos secos con cáscara

El verdadero Misterio de la Navidad no es el que sucede dentro del portal, sino el hecho de que, mientras el resto del año consumimos felices nueces y avellanas peladas y almendras tostadas, ese día aparezca en la mesa un bol repleto de todos ellos con cáscara. ¿Por qué? Hace un año que ni Dios usa el cascanueces, y cuando no aparece, el tío Aurelio –que es más bruto que un arado y además va pedo–, dice que si eso ya lo hace él con el martillo. El final lo podéis escoger vosotros, pero seguramente pasa por urgencias... Posible reciclaje: descascarillarlos para usarlos en la cocina, o tratarlos como si fueran munición y emplearlos con un tiragomas para acabar con los miembros de la familia que menos te gusten.

 

Rondel Oro, Rondel Verde y otras 'champañas'

Hay que ser muy facha y estar un poco tarado para hacer boicot al cava por ser catalán. De hecho, hay motivos mucho más sólidos para aborrecer esta bebida: sus versiones más infames nos llevan emborrachando, causando acidez y posterior resaca espantosa a los españoles desde hace eones. De entre todas estas "champañas" -así se conocía a los cavas en tiempos viejunos- baratuzas, la que más cariño nos despierta es el Rondel, por su elegancia, por su glamour, por su precio de 200 pesetas y por ponernos siempre en el brete de elegir entre su versión Oro (más de noche) o su versión Verde (más de cocerte al mediodía en el cóctel de navidad de la empresa y querer morir por la tarde). Posible reciclaje: usarlo para hacer un pollo al cava, probarlo como desatascador de tuberías o analizarlo hasta descubrir su genoma y comprobar que es como tú.

Yemas

Los libros de historia registran unos cuantos desmanes cometidos por la Iglesia a lo largo de los siglos: quemas de herejes, castigos a científicos por decir verdades, apoyo a cruzadas fascistas... Sin embargo, en este capítulo siempre se ha pasado por alto la fabricación de yemas por parte de las monjitas. Estas bombas H de calorías llevan el suficiente azúcar como para conservar algo tan delicado como el huevo por los siglos de los siglos, sin que ninguna bacteria se le acerque por miedo a sufrir un coma hiperglucémico. Si existe una comida nutricionalmente inadecuada para finalizar un banquete en el que te has puesto como la Moñoño, son las yemas, pero aún así las personas con más de 150 años las siguen adorando e imponiéndoselas como dulce navideño a sus descendientes. Posible reciclaje: troceadas podrían servir como remate de algún postre con crema o yogur, siempre que estos apenas lleven azúcar.

Yemas

El dulce que tu tatarabuela pedirá esta Navidad. / REGIÓN DE MURCIA

 

Bombones de licor

Ya, ya sé que no son estrictamente navideños. Pero como a) también aparecen por estas fechas tan señaladas como abominable signo de distinción y elegancia, y b) es uno de los productos que más odio sobre la faz de la tierra, no me he podido reprimir. Si algún día me preguntaran cuál es mi idea del infierno, respondería que un sitio en el que tienes mucha hambre todo el rato y sólo hay para comer bombones de licor. Y que encima sea un licor que no toñe, claro.

Documentación: Mònica Escudero.

Hay 169 Comentarios

De la lista de condenados, y aún a riesgo de merecer por los newajeros que aplauden ésta el calificativo de hereje y la pena de hoguera o galeras, yo salvaría la sidra El Gaitero. Me gusta aunque les parezca inexplicable, y en cambio no puedo con el champán en su versión francesa o autóctona, así como el turrón de Alicante, por que es el único que como.
También los langostinos, que era el único lujo que nos permitíamos en mi casa en esas fechas junto con una pinquita de jamón "del bueno" que sólo llegaba a regular, en unos años en que hasta los juguetes de latón se compraban a plazos, dejando una cantidad todas las semanas en la tienda del señor Mariano. Y con orgullo.

El problema de las comidas festivas es la copiosidad de principio al fin, por eso detestáis los mazapanes y similares, porque no apetecen; pero un polvoroncito junto con un cafecito a media tarde un día cualquiera no me digas que no sabe divino!
Pues al que no le guste el mazapán o las yemas, que no se los coma. No vivo en Espain y este año me he dedicado a elaborarlos en plan casero y regalar a los amigos, recibiendo aplausos y vítores (aquí no los conocen).
Y en un arrebato de melancolía patria he comprado en Lidl unos langostinos congelados marca "Sol-Mar Pasión Española", con una foto del puerto de Ibiza y made in... TOLEDO!! No estaban mal, oye ;)

Me encanta el artículo. No entiendo por qué tanto insulto. Parece que hay mucho amargado que no sabe reirse de la vida. Al que no le guste, lo tiene fácil, no leerlo. A mí me gustan las bolitas de coco, el turrón de coco del Mercadona y casi todo lo que lleve coco. Los mazapanes los odio particularmente. Sobre los langostinos con salsa rosa, no me gustan pero no dejo de reconocer que son un clásico en mi casa. Disfruten de la vida, si está amargados, ya saben un buen par de bolitas de coco o incluso unos buenos bombones de licor a ser posible del Día, Hiperdino (supermercados de Canarias) o similares.

Espero que sea un broma. Te tenía por mas inteligente, veo que me equivoque. Un artículo ridículo, y que te deja como un personaje vago de ideas.

Ahora os descojonáis de los anuncios de Rondel y El Gaitero, pero ni siquiera os imagináis lo que se van a partir el culo de aquí a 25 años con las gilipolleces y soplapolleces que soltáis en blogs como este, si es que llegan a leerlo. Y encima no es gracioso. Y encima pretendéis que las chorradas que soltáis sean dogmas de fe, y los que no las siguen, unos catetos. Y encima a mi, que trabajo en una tienda de comestibles, me tocáis los huevos porque hordas de idiotas que se creen Ferran Adriá están todo el día dándome la matraca gracias a sitios como este. Y por eso sí que no paso, esnobs de mierda.

Me estoy riendo un montón, he "padecido" con estoícismo algunos de los alimentos que comentas. Gracias por el buen rato que estoy pasando y encima aprendiendo sobre cocina.

La escoria que ha escrito esta mierda de articulo, aparte de snob y pretenciosa, prepotente, repugnante y bastarda, trata de encubrir con humor lo que no puede.

Que los mazapanes y distintos productos no le gustan porque se los mete por el coño. Solo así se explica que esta hija de la gran puta sea capaz de comentar públicamente esta basura.

¿Y los polvorones y mantecados sí pasan el corte? Porque no hay nada más viejuno que el polvorón de "chocolate" o el de "limón"

Apreciado Miguel, no tengo muchos años pero disfruto como loco con los cerditos, ángeles, perritos y demás faunas de mazapan y si tienen ojos de fruta escarchada que parece que tienen vida propia más aún. En la mesa de navidad nada como ver a las abuelas y bisabuelas soltándose la faja y jugándose la vida por sentirse niñas comiendo esas masas viejunas que las transportan a su infancia.. esa es la navidad en familia. Por tus venas que corre??? Seguro que algún batido vegano.. de esos que no le hace ilusión ni a un conejo aburrido de la vida.

Cambia las yemas por tocino de cielo de Villoldo. Impresionante !

"pedido clemencia a tu abuela cuando te ha obligado a meterte un segundo plato poniendo ojos llorosos y diciendo "¿No quieres más? ¿Es que no te ha gustado? ¿Te hago un huevo frito?"" jajaja A quién no le ha pasado!

Gracias por el artículo. Hacía tiempo que no me reía tanto. Estoy completamente de acuerdo. Faltan los Ferrero Rocher, que aparecen hasta en las sopas. Yo ya he decidido desde hace tiempo tomarme unos chupitos en lugar de la sidra o champán para brindar con las uvas; por lo menos no te hinchas la tripa de gases después de la cena con lo que queda de noche. Muchas gracias por este momento.

Me gustan las yemas y los frutos secos con cáscara, las nueces ya peladas son asquerosas!!!

"Artículo que destila pretenciosidad y prepotencia por todos sus poros..." (mjf)
Sí, como cuando tus padres pensaron en tener descendencia inteligente.

Dios mío, yo descubrí las yemas de Ronda y las de Ávila de adolescente y suspiro por ellas cada vez que las recuerdo, ahora con 25

Y que no hayas dicho nada de las peladillas y esas macro-almendras rellenas de mentirijilla con esa cascara insípida...
Quiero pensar que las únicas yemas que has comido eran de un color radioactivo y de textura granulosa... sacrílego! :*

"Está claro que temas como el mazapán o la Guerra Civil siguen siendo heridas abiertas para los españoles. " (George Keaton )

X-D

He! Pues a mi me chiflan las figuritas de mazapán, y tengo sólo 25 tacos.

De hecho es mi postre favorito de Navidad... las figuritas de mazapán. Están buenísimas!

Nene, no es la misma sidra que se fabrica en Inglaterra. Alli hay bastante variedad y tipos, algunas llevan descaradamente azucar o edulcorantes y se parecen efectivamente a El Gaitero. Las mas conocidas como Strongbow o Magners son de este tipo, aunque bastante m'as ricas que las hispanas. Las hay de graduacion bastante fuerte, azucaradas o no y con burbujas abundantes y gruesas o casi sin burbujas. En realidad hay casi unas 500 marcas diferentes de sidra en UK, tambien obviamente de tipos similares a la sidra natural vasca, gallega o asturiana. A mi me gustan especialmente algunas fuertes y secas con burbuja muy fina o ninguna, y ningun aditivo aparte de la fruta fermentada, como la scrumpy del oeste del pais: http://en.wikipedia.org/wiki/Scrumpy

Artículo que destila pretenciosidad y prepotencia por todos sus poros...

....Soy "Marina a la que le gusta el turron de yema" (ver comentario en el blog " filetes se hacen a fuego lento?") y ahora confieso que también me gustan las yemas!!!! y solo tengo 34! soy la reencarnacion de Benjamin Button?
Un aplauso para todas las personas a las que le gustan las yemas y no han vivido la guerra civil en primera persona!

Otro que va de guay super cool por la vida. Patético.

Qué ignorancia en cuanto a Sidra el Gaitero... Esta sidra se comenzó a producir para exportarla a Cuba porque a) aguantaba el viaje y b) es la misma sidra que se produce en Inglaterra, que comenzaba a pegar fuerte por el Caribe en aquellos años.

Eso sí, si fuera "El Pelotari", seguro que no la incluías en esta lista.

Qué en serio os lo tomáis todo, que sólo está hablando de las comidas navideñas... no está insultando a vuestras personas. ¿Podríais defender vuestros gustos con el mismo humor que él ha usado? Que sepáis que yo soy fan de las empanadillas del cabello de ángel (MUY fan). Y los bombones de licor. Y si luego me echo una brisca con mi tía, perfecto. Hay ratos en los que me gusta jugar a ser viejuna con 23 años ;)

jaaaaa jajajaja, no paro de desco*****me desde que he leído este artículo. La sección que trata del turrón de yema en el otro artículo tampoco tiene desperdicio.

Discreparé sólo en que el mazapán para mí es una delicia... cuando no viene en tabletas con fruta escarchada, o reseco bajo forma de asquerosas figuritas.

Estimado Eduardo Laporte, los cocos y sus derivados culinarios sólo sirven para que los Monty Python hagan bromas, lo demás es sobreexplotación.

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El Comidista trata todos los aspectos de la realidad relacionados con la comida. No sólo da recetas fáciles de hacer, habla de restaurantes accesibles o descubre los últimos avances en trastos de cocina, sino que comenta cualquier conexión de lo comestible con la actualidad o la cultura pop. Todo con humor y sin ínfulas de alta gastronomía.

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es periodista y bloguero, y lo más decente que ha hecho en su vida es crear El Comidista en 2009. Escribe en EL PAÍS y habla en el programa 'Hoy por hoy' de la Cadena Ser, después de haber pasado por Canal +, El País de las Tentaciones, Ya.com o ADN. Aprendió a guisar con su madre y, después, en la Escuela Hofmann, pero sigue siendo cocinillas antes que cocinero.

Mónica Escudero

es DJ, madre, escribe, cocina y pone la mesa para El País Semanal, ejerce de Comidista adjunta, y no necesariamente en ese orden. Dirigió las revistas Barcelonés y Madriz, y colaboró en medios como Marie Claire, SModa, Vanidad, Yo Dona o La Luna. Ha escrito A vueltas con la tartera, y lo que más le gusta es cocinar, la michelada y los gatos (pero no para comérselos).

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