Gastrogonzo: Catar insectos (y descubrir que están ricos)

Por: | 04 de diciembre de 2013

El Comidista continúa con su serie Gastrogonzo, sección de periodismo suicida sobre comida en la que probamos cosas raras, peculiares, estrambóticas o poco habituales en nuestra civilización. El objetivo final es comprobar si nos estamos perdiendo algo o si es mejor (virgencita, virgencita) que nos quedemos como estamos.

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Clara y Carlos, dos de nuestros cómplices en la bichocata / EL COMIDISTA

 

Comer insectos: qué asco, qué horror, bichos ni de broma, que se los coman ellos, yo vomito, a mí dame un buen filete. ¿Ya? Bien, pues ahora que ya hemos sobrerreaccionado como buenos occidentales y estamos más relajados, hablemos con calma de la posibilidad de considerar estos animalitos como un alimento.

Este pensamiento no es en absoluto disparatado, por múltiples motivos. Uno: una parte importante de la población mundial (unos 2.000 millones de personas) ya los consume, por lo que nuestro rechazo es puramente cultural. Dos: ya comemos insectos sin saberlo. El entomólogo y experto en la materia Marcel Dicke calcula que los occidentales ingerimos unos 500 gramos de insectos triturados en productos de origen vegetal (chocolate, galletas, harina, sopas de sobre, etcétera). Tres: la ONU lo recomienda con argumentos sólidos. Los insectos no sólo son sanos y nutritivos, sino que su producción resulta más barata y sostenible que la de otros productos comestibles. Y cuatro: ¿qué pasa si están buenos?

Para resolver esta última duda, la semana pasada nos fuimos a un restaurante mexicano de Barcelona, la cantina Machito, donde sirven un plato combinado con tres preparaciones típicas de aquel país que incluyen bichos. Además, añadimos al menú unos chapulines (saltamontes) de la tienda online Sous Chef y unas orugas mopane secas que me había traído yo de Burkina Faso. Allí me dijeron que las comen tal cual, pero después supimos que también se toman rehidratadas y guisadas.

Además de los gastrogonzeros habituales -Mònica Escudero y yo-, participaron en la experiencia entomofágica Clara P. Villalón, ex concursante de Masterchef, y Carlos Román, uno de los tres artífices del blog No Más - De Mamá. Ambos se acaban de estrenar en el mundo editorial -Clara, con la novela El club del cupcake, y Carlos, con el recetario No más platos de mamá-, pero no vinieron a hablar de sus libros sino a probar bichos. Como nos interesaba la opinión de alguien menos lanzado en lo gastronómico que nosotros, también se unió José de Ros, una "persona normal" a la que, sorprendentemente, no nos costó demasiado convencer.


Insectos 1

CHAPULINES FRITOS CON CHILE, SAL Y LIMÓN (precio: 7,95 libras)

Ricos en proteínas, bajos en grasa y ligeramente parecidos a los camarones en su textura, los chapulines son una de las botanas (aperitivos) favoritas de los mexicanos. Se sirven fritos con sal y limón y los hay de diferentes tamaños. Estos eran un poco diferentes a los que nos sirvieron en el restaurante: estamos bastante convencidos (pero no al 100%) de que eran ninfas, pero puede ser que directamente fuera otra especie.

Clara: Venga, empiezo. Me sabe como a baya de Goji. A fruto rojo deshidratado, pero un poco picante y saladito. ¡Están ricos! Me recuerdan también al té Rooibos. No sé, pero a cualquier cosa menos a un animal.

Yo: Saben un poco a madera. O a té. A algo vegetal y muy espartano.

Carlos: Yo no sé si será por mis antepasados mexicanos, pero yo con una cerveza como snacks, los veo. A mí me saben como a té negro, a Earl Grey.

Jose: También saben a tabaco. ¿Quién decía antes que no tenían grasa? Sí que tienen, mira como quedan los dedos después de cogerlos...

Mònica: Porque están fritos, pero el animalito en sí no tiene grasa ni tiene nada. Está hueco por dentro, como una patata frita de Mc Donalds...

Conclusiones temporales: hay acuerdo con el sabor a vegetal y a hoja tostada, y nos enjuagamos la boca como verdaderos profesionales para proseguir con la cata. Vale, en realidad la única que lo hace con agua es Clara, el resto bebemos cerveza o micheladas...

 

Insectos 2

GUSANOS MOPANE (comprados en un mercado de Bobo por menos de medio euro)

Inconscientes de los intríngulis de su preparación más civilizada (aunque Clara llegó solita a la conclusión correcta, mientras los demás poníamos todas las caras raras del mundo ante la idea), nos los comimos a lo bruto.

Clara: Éste de entrada, por el aspecto, echa un poco para atrás. Así negro, seco, tiene aspecto de... bueno, de algo de lo que no se habla en la mesa.

Mònica: Esto no tiene ningún aspecto ni sabor de haber sido un animal ni nada vivo en ningún momento de su existencia.

Clara: ¡Sabe a cáscara de pipa!

Carlos: Exacto, esas pipas como quemadas que te comías enteras, que sabían amargas pero molaban. O a los garbanzos de frutos secos.

Clara: Noooo, ¡los garbanzos están mucho más ricos! Por la textura en boca me recuerda a la avena, que por muchas vueltas que le des no se desintegra nunca.

Yo: Nunca he comido madera quemada, pero no creo que sepa muy diferente a esto. También se podría describir como hueso de pollo churrumado en la barbacoa.

Jose: Sabe a tierra. Es más: estoy seguro de que ES tierra.

Clara: Igual es que no le hemos dado una oportunidad... ¿Y si se hidratara?

Carlos: Cogerá textura como de orejón rehidratado.

Jose: Igual revive...

Carlos: Puajjjjj... Me recordaría a una sanguijuela.

Yo:  De todas maneras son mucho menos asquerosas que las larvas que se comen en Asia, que son gordas y tienen un rellenito cremoso. ¡Eso sí que da asco! (Nota: Entonces no sabíamos que lo que comíamos era esto).

Mònica: Sí, que no sea como un Ferrero Rocher se agradece. ¿Lo podemos retirar ya?

Conclusiones temporales: El chapulín frito con chile y limón es un producto mucho más evolucionado que lo que ya llamamos "larva reseca". En algunos aspectos el chapulín nos recuerda a las gambas deshidratadas que se usan en la gastronomía china. Estamos de acuerdo en que el insecto más agradable de comer es el que menos nos recuerda a los insectos más desagradables: los viscosos, babosos o 'con juguito'. En la batalla exoesqueleto versus vísceras blanditas gana el primero por goleada.

 

Insectos 3

CHAPULINES, AHUAUTLES Y JUMILES (Precio: 17,5 euros)

Empezamos por los ahuautles, unas huevas de chinche acuática Axayácatl, con los que se hacen tortitas rebozadas de huevo que se untan con crema agria y se cubren con guacamole. Aunque se conocen como 'el caviar mexicano', no se consumen frescos como un caviar al uso, sino que se secan y se tuestan para alargar su vida útil.

Carlos: Está salado. La comparación con el caviar no hace falta ni hacerla, ¿no?

Jose: (Antes de probarlos) ¿Pero de qué animal son estos huevos? Debe ser muy grande.

Risas ante la confusión: no nos estamos comiendo una tortilla hecha con los huevos del animalito en cuestión, sino que los huevos están mezclados con la masa.

Mònica: Creo que es una especie de mosca o chinche acuática... (matiz ante la cara de asco generalizada) Todo estos animales se crían en entornos controladísimos, en granjas. Llegan a España congelados y son totalmente sanos y seguros, que ya lo he mirado.

Clara: Es como una tortilla un poco insípida, ¿no?

Mònica: De vez en cuando noto como que explota algo dentro. No sé si me gusta esa sensación, porque es algo muy pequeño. Pero aparte de eso, no le veo gran cosa.

 

Insectos 5


Los jumiles, a pesar de tener aspecto de bolita una vez cocinados –algo que nos confundió y nos hizo creer que se trataba de una especie de hormiga, ya que habíamos oído hablar de las hormigas culonas– pertenecen a la familia de las chinches. Desde la época prehispana se le atribuyen propiedades analgésicas y anestésicas, además de un sabor especiado fruto de su alimentación.

Mònica: Creo que esto es lo que más asquete me da.

Carlos: (Masticando ya a dos carrillos) Están buenas. Me recuerdan un poco a los dátiles con bacon, son como crujientes y un poco ahumadas.

Jose: A mí me saben a chocolate...

Yo: No solo eso, también son agridulces, ¿no? Pero también tienen ese rollo de no terminar de deshacerse. Mucho más sutil que el gusano, claro, pero un poco sí se nota.

Mònica: Pues es verdad que no está nada malo. La salsa que leva por encima, ¿es de tomatillo verde? Le da un punto muy interesante, como de fresco y ahumado a la vez.

Yo: Creo que se me ha quedado algo en la garganta.

Clara: En eso me recuerda al maíz que se come en Latinoamérica. El que se pone en los ceviches. Eso que si te hace el vacío en la garganta te pasas una hora haciendo ruidos guturales y de todo para despegarlo y no se va. Pero me han gustado mucho.



Insectos 4

Aunque se supone que ya hemos probado los chapulines, estos tienen un aspecto diferente. Más alargados, mucho más crujientes y más sabrosos en si mismos, al ir menos condimentados. Nos cuenta la cocinera del local que los importan deshidratados, "como si fueran cereales".

Yo: A mí este con las patitas tan... visibles, como que no me gusta.

Mònica: Yo creo que a estas alturas ya no me impresiona nada. Coged la parte que tiene guacamole, que creo que le va a dar un buen contraste, y disfrutad.

Jose: Ni el sabor ni la textura son desagradables. Lo peor es mirarlos (se lanza). Pues no están nada malos.

Mònica: Para mí, los mejores. Se nota que están recién fritos, crujen mucho y están calientes. La diferencia entre estos y los de antes de como comerte una alita de pollo frita recién hecha y comertela dos días después, fría.

Yo: Si te esfuerzas en no mirarles las patas, están buenos.

Clara y Mònica repiten.

Conclusión final: Los insectos que probamos recuerdan por su sabor a vegetales tostados como el té, el rooibos, el cacao o el tabaco, a la vez que resultan interesantes por su textura crujiente. Dan cierto repelús en el plato, pero una vez en la boca la sensación desaparece y se disfrutan sin problemas. En general, excepto los gusanos, volveríamos a comérnoslo todo. Eso sí, su consumo debería salir algo más barato para convertirse en habitual: en el paquete de chapulines había unos 25 gramos de materia prima, y no creemos que cayeran mucho más de 30 en el plato por el que pagamos 17,5 euros.

Hay 57 Comentarios

Tienen tremenda buena pinta, si no supiera que son insectos, me los comería con los ojos cerrados.

No es mucho de mi agrado, prefiero otras cosas como los mariscos por ejemplo.

Yo soy fan del los escamoles con una cerveza bien fria: deliciosos. Los chapulines también están buenos y los pequeñitos no da tanta cosa comerselos.

Abrazo

Pues la experiencia parece muy interesante, pero lo cierto es que la poca curiosidad que tuviera en probar la insecto-food se ha volatilizado al leer cosas como que sabe a pipa agria o que es como másticar té negro(puaj). No parece que os haya gustado de verdad (subrayo "parece").

Lo que sería interesante es saber porque no se pueden comprar insectos para consumo humano en España. Antiguamente el mezcal lo importaban con gusano, ahora han dejado de importarlo por motivos fitozanitarios? Pregunto a todo el foro existe algún impedimento legal para importarlos, o las leyes de consumo en restaurantes no permiten vender insectos porque se consideran plaga para el restaurante? Je,je, Un abrazo a todos y ahi dejo esas preguntas

me parece buena iniciativa lo de comer bichos. Pero realmente es tan sano? la grandísima mayoría se comen fritos. Me hubiera encantado ver otro modo de preparación.

Nos extrañamos de comer estos animales, y en cambio, por aquí se ha dicho, y con mucha razón creo, comemos caracoles, ancas de rana y marisco (las ostras tienen lo suyo, en lo que a textura se refiere....) y lo encontramos la mar de normal... En cada país se come lo que hay en la naturaleza... hormigas culonas no tenemos por aquí, sino, creo que es sin ningún complejo que los carnívoros nos las comeríamos (un amigo colombiano me contó que en su casa -de Bogotá- las comen cuales palomitas mirando tele...). Por otra parte, en EEUU no comen conejos y nosotros lo hacemos tan ricamente, pero... vamos a Perú y nos da cosa probar cuy (conejillo de indias...), que allí es plato de días festivos... Creo que es todo una cuestión cultural.
Bueno, la verdad, es que a mi no me dio nada de cosa comer cuy, yo estoy dispuesta a probarlo todo, no me da asco nada... otra cosa es si me gusta o no... si no lo hace, lo descarto...

Hola, mi nombre es Anabel. En este momento me encuentro realizando la primera investigación sobre periodismo gastronómico en Cuba. Agradecería muchísimo contar con su opinión. Me envía un email donde escribirle?
Saludos, Gracias

lo siento pero no estoy por la labor...
Me quedo con esto menos exótico... http://alicantegusta.com/recetas-de-cocina/2-recetas-de-cocina/877-ensaladilla-rusa-.html pero para mi mucho más rica :-)

Uffff, qué pereza los insectos. Todos los que he probado tenían mucha presencia gustativa, sabor denso... No gracias.
Estas larvas son muy apreciadas en el norte de China:
http://3.bp.blogspot.com/-DrcYiNFtclM/UCId6AWq0YI/AAAAAAAAApg/dRwDqYQwRcc/s1600/Cucarachas+de+las+praderas.jpg
http://4.bp.blogspot.com/-MSQIaWafQAk/UB6l1mbZNgI/AAAAAAAAAmc/xdYsQd6dmyc/s1600/Cucarachas+de+la+pradera+1.jpg
Y la tortilla de hormigas.

En mi opinion no tengo necesidad de pagar por pasar un mal rato. No creo que sea un sitio que pueda gustarme y menos engancharme como cliente.

Confieso que tengo cucarachas argentinas, pero para dar de comer a un distinguido huésped australiano. Las rebozo en polvos de calcio y se las doy como un manjar. No me veo en su lugar... Quizá como el monje trapense renunciando al celibato por Clara... ¡Dios! Según con quién hasta en el fin del mundo. Mientras tanto, mi gato se despereza y me recuerda que come moscas.

Buenísimos los chapulines. Soy de México. Yo sugiero que cuando los coman mejor junto a una buena copa de mezcal (40°), si les da repelús al menos alcoholizados se van a animar a comerlos...
A mi me encantan los escargots aunque no dejan de ser vulgares caracoles de jardín. (panteoneros les decimos)
Les faltó probar los escamoles a la mantequilla (esos son de temporada y cuestan una buena pasta).
Si de rarezas vamos deben probar el huitlacoche o cuitlacoche que es el hongo del maíz ¡verdadero manjar!

Muy bien. Le felicito por la experiencia, alguien tenía que hacerlo.

Yo no.

Todavía nos queda mucho para comer insectos de forma generalizada. No está en nuestra cultura, aunque si curiosamente comemos caracoles, ancas de rana y marisco (mucha gente considera las gambas, langostino y carabineros coo bichos).
http://comidadehoy.com

Ani " fan fatal de Clara"... Es que he mirado las fotos de Clara que hay por ahí y he tenido que renunciar ipso facto a 14 años de celibato. En cuanto Clara se lave los dientes y haga un par de gargarismos para despegarse las cascaritas de chinche que tiene en el paladar, me le declaro (y de paso renuncio a 14 años de silencio verbal). Eso sí, como me exija una prueba de amor a golpe de tragarme 1/2 kilito de saltamontes fritos, tendré que regresar al amor de Cristo y a sus sanísimos ayunos.

Con el hambre que nos quieren hacer pasar los promotores del "efecto goteo" y demas mentiras hasta denunciadas por el PAPA FRANCISCO veremos menues asi pronto.
http://ernesto-consultoria.blogspot.com/2013/12/papa-francisco-hay-que-terminar-con-la.html

Menudo equipo de investigación más majo! (fans fatal de Clara) Me han sorprendido dos cosas: los sabores descritos (habrás que probarlo... supongo, glup) y el hecho de conozcas a una "persona normal". No sabía que existieran! ;)

Ves? Hace poco saltabas porque lo había dicho la ONU y ahora lo pruebas... si es que está en la mente! Los saltamontes siempre me han sabido a gamba, pero reseca, los chinches... la verdad es que no me saben a nada. He probado también saltamontes del tamaño de un dedo corazón y no están mal... arañas del tamaño de mi mano, negras y peludas, sofritas con ajito y jengibre, que no estaban especialmente sabrosas (patas crujientes, cuerpo pastoso), hormigas de miel y de limón (ambas vivas, lo siento) a descubrir... y gusanos de palmera, cremosos como la mantequilla. Bueno... igual de asquerosos, o no, que una gamba o un percebe. Pero ahí están y los comen millones de personas. Cuestión de probar. Gracias por el post!

Pues yo todavía estoy relamiéndome. No me importaría absolutamente nada apretarme otro plato de esos y tirarme toda la tarde quitándome patitas de entre los dientes tan tranquila y ricamente... :-D

Excelente artículo, pero eché de menos uina mención a los gusanos de maguey (exquisitos) y a los escamoles (huevas de hormiga), platos ambos muy apreciados en México, y con razón. También cabría mencionar que los chapulines, por ejemplo, contienen tanta proteína que comer una ración relativamente pequeña te hace sentir como si te hubieses comido un filete de buen tamaño. Y no hay que tener tantos prejuicios: ¿qué hubiera pasado si nadie se hubiese atrevido a comer la primera ostra?

Lo siento lolo, pero no sé quién le daría un beso de tornillo a Carlos Román, teniendo aún éste entre los dientes restos de chinches, saltamotes y gusanos... Por guapete que sea el mozo ! Claro que si Mikel ha perpetrado de lo mismo...

Yo creo que no tendría ningún problema en comerlos, siempre y cuando no parecieran bichos. Es decir, ese medio kilo que dicen que comemos al año sin saberlo... Pues muy bien, lo que no mata engorda.
Ahora, a mí lo visual me gana, que yo soy de las que no pueden comer conejo porque me recuerda demasiado a mis gatas.
Una pena, porque seguro que la experiencia mola.

Qué ahquete. Si me los hubieran dado cuando todavía no tenía uso de razón y ya comía caracoles como si fueran pipas, no te digo yo que ahora no prefiriera los saltamontes a los kikos... pero vamos, que así sin anestesia, me alegro mucho de que los hayáis disfrutado :P

Muy interesante.
Aquí en los USA es imposible encontrar gambas con cabeza (les da asco) en un supermercado normal, te tienes que ir a un comercio asiático para encontrarlas. Es cultural, igual que comer caracoles. Además, seguro que es mejor que comer soylent green ;)

Aprovecho y os paso la receta de la salsa verde de tomatillo:

http://amasakapaka.blogspot.com/2013/11/salsa-verde-de-tomatillo.html

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Sobre el blog

El Comidista trata todos los aspectos de la realidad relacionados con la comida. No sólo da recetas fáciles de hacer, habla de restaurantes accesibles o descubre los últimos avances en trastos de cocina, sino que comenta cualquier conexión de lo comestible con la actualidad o la cultura pop. Todo con humor y sin ínfulas de alta gastronomía.

Sobre los autores

Mikel López Iturriaga

es periodista y bloguero, y lo más decente que ha hecho en su vida es crear El Comidista en 2009. Escribe en EL PAÍS y habla en el programa 'Hoy por hoy' de la Cadena Ser, después de haber pasado por Canal +, El País de las Tentaciones, Ya.com o ADN. Aprendió a guisar con su madre y, después, en la Escuela Hofmann, pero sigue siendo cocinillas antes que cocinero.

Mónica Escudero

es DJ, madre, escribe, cocina y pone la mesa para El País Semanal, ejerce de Comidista adjunta, y no necesariamente en ese orden. Dirigió las revistas Barcelonés y Madriz, y colaboró en medios como Marie Claire, SModa, Vanidad, Yo Dona o La Luna. Ha escrito A vueltas con la tartera, y lo que más le gusta es cocinar, la michelada y los gatos (pero no para comérselos).

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