El trauma de comer mal en un restaurante

Por: | 09 de marzo de 2015

Mosca en la sopa

MATT MATERA

 

Estuditis: dícese de la enfermedad que afecta a universidades y medios de comunicación consistente en la publicación y difusión de estudios innecesarios sobre diversas materias. En su versión más dañina, la estuditis propaga información sesgada, como en los informes sobre las bondades de la cerveza, el café o el chocolate financiados por la industria que los elabora. En la más inocente, los estudios son extravagantes sin más, y uno se pregunta dónde nos llevan sus conclusiones y dónde compran la marihuana los científicos que los promovieron.

No sé si incluir en este último apartado el trabajo de Daniel Jurafsky,un profesor de Lingüística de la Universidad de Stanford, cuyo equipo ha analizado el lenguaje de cerca de 900.000 comentarios sobre restaurantes publicados por usuarios en la web Yelp. Su conclusión es que el lenguaje de las críticas negativas se parece al utilizado por personas que han sufrido alguna experiencia traumática. Usan mucho el pasado en vez del presente “para distanciarse de la situación”, “pronombres y menciones a otra gente”, “primera persona del plural” y palabras negativas como “terrible” y “horroroso”.

Según Jurafsky, el tono es similar al de los afectados por el 11-S, los tiroteos en los institutos estadounidenses o los accidentes, de lo cual deduce que los clientes sufren “traumas menores” cuando comen mal o son mal atendidos en restaurantes. ¿Exageración? Atendiendo a mi experiencia particular, podría decir que me he sentido profundamente traumatizado cuando he pagado pastones por comidas mediocres, y también tras pasar duras jornadas disolviéndome en el baño tras ser intoxicado. Los restaurantes traumáticos existen, tanto en la alta cocina como en la cocina de menú de Mordor, pero también pienso que entre los autores de críticas furibundas no faltan los clientes insufribles, los amargados y las drama queens que llevaban ya el trauma puesto antes de sentarse a comer.

En Stanford también se fijaron en las opiniones positivas, y descubrieron que en los locales caros se abusa de las metáforas eróticas para describir la comida, mientras en los baratos, mandan las comparaciones con las drogas. El foie es orgásmico; las patatas fritas enganchan como el crack. Mi teoría al respecto, tan sombría como improvisada, es que sobrevaloramos el sexo y nos escudamos en la adicción para entregarnos a la comida guarrindonga. Aunque quizá este análisis sea tan peregrino como el propio estudio, así que cójanlo con pinzas.

Hay 18 Comentarios

En los restaurantes caros, además de las metáforas eróticas señalaría los nombres larguísimos de algunos platos, que más que decirte el nombre el mismo es como si te estuvieran leyendo la etiqueta. Y muchas veces para que, detrás de un nombre pomposo se esconda un plato de lo más normalillo... :S

¡Se comentan los artículos, señores! ¡Qué ansias tienen algunos de publicitar su blog! Creo que hay concursos para darse y darlo a conocer.

Comer mal es como beber mal y lugares con musica de ahora que solo se encargan de darte de beber garrafón. Aupa lo Retro y lo de calidad como nuestro local http://www.45revoluciones.es

Todo es muy discutible, sin embargo las opiniones de los clientes en TrypAdvisor hay que leerlas entre líneas porque hay mucha gente sin el criterio adecuado. Ninguno de nuestros cocineros os defraudará, seguro.

A mí me parece un muy interesante estudio de lingüística especulativa.

Un respeto para Carlos de Vegetal y tal, por favor

Creo que este artículo, es tan exagerado como lo que se espera de cualquier restaurante, bar, taperia, chiringuito de playa, etc...

Seamos conscientes que una buena alimentación se basa en el consumo de buenos productos.

Ir a un local a cenar, ha de ser algo esporàdico y muy puntual.

Tenemos que saber elegir y sobre todo ir a probar cosas que no sean habituales en nuestra cocina, la cocina de casa.

Unas bravas, te aseguro que estan más buenas hechas en casa, que las que te venden en el bar. (depende de que bar, claro). Para mí un plato de bravas por 5,50 euros, blanditas y refritas me resultan carísimas.

Que decir de las opiniones, cada uno tiene la suya. Para llegar a opinar sobre la opinión de un desconcocido, habrá que saber de el, antes de opinar.

Somos libres de opinar, así que cada cual que asuma la opinión de cada cual y opinar sobre opinión , es muy opinable.

Y nada más. El artículo de hoy puede ser muy opinable.

tAstantelmón

Al final acabas cansado de comer mal fuera

La verdad que si sumas malas experiencias, acabas por buscar recetas y cocinar en casa. Además de ahorrar dinero puedes probar distintas comidas, sin esperar sorpresas inesperadas.

Aunque a todos nos gusta degustar un buen plato en restaurantes o sin tener que cocinar disfrutar de un catering en casa.

Para ello la solución es contratar servicios con recomendaciones de otros clientes, o ir a restaurantes de calidad (tambén recomendados)

Saludos!

Según Stanford esto se parece a la declaración de la renta en cuanto a resultado negativo o positivo; cuando las críticas son negativas todos somos iguales y algún peso llevamos y cuando son positivas lo dejamos en un sistema de castas balsámico para los pudientes.

Como no tengo posibles para comer en sitios caros amplío mi conclusión para stanford y dejo claro que además de no tener dinero, tampoco tengo la necesidad de de hacerlo puesto que el rollo orgásmico lo tengo más que completo, no como su estudio.

Jolin Mikel, con el primer enlace me he perdido de blog en blog............. de k estábamos hablando?

Es que no hay para tanto. Salvo que la comida esté en mal estado y cause problemas de salud, comer "mal" que, por otra parte es muy subjetivo, no tiene mayor importancia que una mala experiencia con una película, un mal libro, una mala exposición, etc. Lo que mas bien ocurre es que con la moda del hecho gastronómico, muchos se pierden o nos perdemos, en la hipérbole y, la verdad, no hay para tanto.

Por desgracia se come mal en demasiadas ocasiones, sobre todo en los "gastrobar" y "taperias" tan de moda ultimamente... http://goo.gl/2MZgoH

Ja, ja, Sergio. Y si llegas a esperar 4 minutos más, te encuentras con el otro que siempre viene a cuento. Todavía me acuerdo del pobre Carlos de Vegetal y tal..., él supo retirarse cuando le llovieron las críticas.

Todos hemos sufrido por desgracia, experiencias traumáticas en restaurantes, sabemos que como se come en casa en ningún sitio, siendo habitual alguna que otra metáfora erótica a la hora de describir algún plato, como los corazones de foia y manzana.
http://www.dosyemas.com/index.php/corazones-de-foia-y-manzana

Bueno, pensaba que ya en una entrada así era imposible que dejasen su pertinente comentario los pesados de gastronomía de Italia, pero no, nada más lejos de la realidad...

Debo reconocer que no voy a muchos restaurantes, y aún así, en alguna ocasión me han amargado el día por un mal servicio e inexplicablemente caro.
Pero hay que tenerlos como sandías para firmar un estudio comparando eso con las secuelas del 11s.
En fin, encima la loca esa que demandó al restaurante donde cenó en san Valentín tiene base ¿Científica?
qué mundooo...

Estoy de acuerdo. Comer mal en el restaurante es una experiencia traumática. Confías en los profesionales y descubres que comes mejor en tu casa (y, a menudo con los ingredientes de mayor calidad). Por esta razón quiero compartir mis recetas con usted. Así puedes tratar de cocinar cosas buenas! Saludos!

http://www.gastronomiaditalia.com

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Sobre el blog

El Comidista trata todos los aspectos de la realidad relacionados con la comida. No sólo da recetas fáciles de hacer, habla de restaurantes accesibles o descubre los últimos avances en trastos de cocina, sino que comenta cualquier conexión de lo comestible con la actualidad o la cultura pop. Todo con humor y sin ínfulas de alta gastronomía.

Sobre los autores

Mikel López Iturriaga

es periodista y bloguero, y lo más decente que ha hecho en su vida es crear El Comidista en 2009. Escribe en EL PAÍS y habla en el programa 'Hoy por hoy' de la Cadena Ser, después de haber pasado por Canal +, El País de las Tentaciones, Ya.com o ADN. Aprendió a guisar con su madre y, después, en la Escuela Hofmann, pero sigue siendo cocinillas antes que cocinero.

Mónica Escudero

es DJ, madre, escribe, cocina y pone la mesa para El País Semanal, ejerce de Comidista adjunta, y no necesariamente en ese orden. Dirigió las revistas Barcelonés y Madriz, y colaboró en medios como Marie Claire, SModa, Vanidad, Yo Dona o La Luna. Ha escrito A vueltas con la tartera, y lo que más le gusta es cocinar, la michelada y los gatos (pero no para comérselos).

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