Fotos tan buenas que yo nunca las podría hacer. / AINHOA GOMÀ
¿Recordáis aquel anuncio de Navidul de la tómbola del jamón serrano, en la que te podía salir bueno o salado? Pues algo parecido ocurre con los mangos: cuando los compras, nunca sabes si estás adquiriendo una jugosa delicia, un mondongo insípido con más fibras que un espárrago crudo o una bola de pasta dulzona semifermentada. Teniendo en cuenta el nada módico precio de esta fruta en España, semejante incertidumbre podría echarte para atrás a la hora de comprarla, pero cuando tienes la fortuna de dar con buenos ejemplares, la satisfacción te empuja a jugártela de nuevo en la ruleta.