El Concertino

Sobre el blog

Una visión de la música culta para el siglo XXI. Valores, desafíos, debates, tendencias y análisis de la mano de los periodistas de EL PAÍS. Un blog para vivir y disfrutar de la ópera y la clásica. Textos para saber más y, sobre todo, para acercarse hasta donde permiten las palabras a la emoción de la música.

Sobre los autores

Daniel Verdú. Periodista de la sección de Cultura.

Jesús Ruiz Mantilla.Periodista de El País Semanal.

J. S. Bach se pasa al formato USB

Por: | 27 de noviembre de 2012

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Hippocampus, el grupo especializado en interpretación histórica de música del siglo XVII y XVIII.

Aturdida como anda la industria musical en el ya largo y pesado debate sobre lo físico y lo digital, algo se mueve sin complejos en la clásica. La crisis no ha golpeado tan fuerte a este campo, pero muchos ven el momento como una oportunidad perfecta para arriesgar. Arsis, un pequeño sello español centrado en los periodos romántico y barroco, ha dado un golpe de timón y ha sido el primero en empezar a lanzar sus referencias en formato pendrive. Ni completamente físico, ni absolutamente digital. Un formato que, por su versatilidad, utilizan muchos dj's para transportar toda su música y pinchar en clubes que disponen de reproductores USB. También algunos grupos de pop para ofrecer contenidos extra. La novedad ahora es la atención que le presta la clásica para mudar el formato completamente y ensayar soluciones a esta época que no acaba de nacer, pero tampoco de morir.

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Barenboim... la saga continúa

Por: | 20 de noviembre de 2012

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El violinista Michael Barenboim.

Ser hijo de una leyenda viva de la música y dedicarse al mismo campo artístico tiene ventajas e inconvenientes. Como todo. La sangre y la educación tiran mucho. Pero también se arriesga uno a que todo el mundo se pase media vida recordándole de dónde procede. A que esa sea la primera pregunta en cualquier entrevista. Como en ésta. Michael Barenboim (París, 1985) estuvo de paso ayer en Madrid, donde tocará con Lorin Maazel y la Filarmónica de Múnich el miércoles, de camino a Zaragoza. En la estación de Atocha, esperando su tren, charlamos con él sobre muchos de estos temas mientras toma una hamburguesa. Por cierto, con bastante mala pinta. “Para saborear la buena comida, a veces hay que comer estas cosas”, dice resignado.

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Furtwängler tenía razón

Por: | 16 de noviembre de 2012

Por Josep Maria Prat  

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El director de orquesta Wilhelm Furtwängler

“El arte no tiene nada que ver con  mercados de consumo, doctrinas, democracia, comunismo, etc. No tiene nada que ver con el odio entre los pueblos, sea cual sea la razón, el lugar y el modo en que aparezca”. Wilhem Furtwängler

El próximo domingo y con un programa dedicado a Sibelius, Strauss y Beethoven se celebrará el concierto inaugural de La Filarmónica. La cálida acogida que la afición musical de Madrid ha dispensado a la propuesta nos hace pensar que no fue tan mala idea dedicar el nombre de nuestra entidad a la histórica Sociedad Filarmónica de Madrid. Esta entidad impulsada por Félix Arteta Jáuregui  con el apoyo de la familia Bauer  inició sus actividades en 1901 organizando 596 conciertos hasta su cese el 1936. Con una programación rigurosa y exigente que incluía desde estrenos y primeras audiciones de Falla, Albéniz, Debussy, Ravel y Strauss hasta la integral de los cuartetos de Beethoven, presentó en Madrid a auténticas celebridades como Pablo Casals, José Iturbi, Manuel Quiroga, Wanda Landowska, Nathan Milstein, Alfred Cortot… Dedicada principalmente a la música de cámara, organizó sus conciertos en diversas salas de la ciudad como el Teatro Español, el Hotel Palace, el Teatro de la Comedia…

A lo largo de su existencia contó con un millar flotante de asociados. En la trayectoria de la Sociedad Filarmónica de Madrid y de los aficionados que la sustentaron encontramos el germen de lo que después ha constituido una de las aficiones musicales más ricas, extensas y vertebradas de las capitales europeas. Y esta nueva Filarmónica quiere inserirse y complementar el rico tejido de iniciativas musicales privadas que animan la vida musical madrileña.

Después de 36 años de trayectoria desde GrupCamera vemos culminado un antiguo sueño: presentar nuestra propia programación en Madrid. Actualmente nuestro grupo tiene temporada propia en Barcelona (la más antigua de la ciudad) en Girona, en Vitoria y ahora debutamos en Madrid. Estas cuatro temporadas se complementan con una agencia especializada en giras orquestales y managament de solistas.  Nuestra particular estructura y el hecho de actuar al mismo tiempo como agentes y programadores nos permite no limitarnos a comprar conciertos. Cada proyecto debe ser creado en origen y los programas y los itinerarios son decididos de acuerdo con las necesidades de nuestras temporadas. Para ello necesitamos imprescindiblemente del contacto directo con los artistas y con los responsables artísticos de las instituciones. Al cabo de los años, hemos aprendido que todo este trabajo artesanal y detallista acaba influyendo en la calidad de los conciertos. Como aprendimos  del gran Maestro Sviatoslav Richter el arte no puede existir sin sorpresa y sentido de detalle.

Las frases de Furtwängler con las que encabezo este artículo están incluidas en el extraordinario libro que bajo el título Conversaciones sobre música publicó en 2011 por la editorial Acantilado. En estas mismas conversaciones que mantuvo en 1937 Wilhem Furtwängler con Walter Abendroth, el gran director de orquesta también afirma: “en lo referente al punto decisivo, a saber, la capacidad artística de expresión inmediata.  Es difícil influir en una técnica adquirida como un fin en sí mismo, pero esta a su vez se influye; una técnica estandarizada crea retroactivamente un arte estandarizado”. Poco podía imaginar Furtwängler el rumbo y la trayectoria que Herbert von Karajan, su sucesor al frente de la Filarmónica de Berlín,  daría a su orquesta y mucho menos la influencia que tendría para la música y su industria. Porque sólo podemos hablar con propiedad de industria musical clásica a partir de la enorme influencia que tuvo von Karajan en la industria discográfica y en  la publicidad y supremacia de la imagen en la organización de los conciertos... y en los honorarios de los artistas. Toda esta gran mercantilización e industrialización de la interpretación musical ha traído consecuencias nefastas: el encarecimiento de los conciertos no subvencionados hasta convertirlos en auténticos productos de consumo de lujo, la supremacia excesiva y tiránica del intérprete sobre el compositor y la peor de todas la temida “estandarización del arte” que nos anunciaba en 1957 el maestro Furtwängler.

En los principios de mi trayectoria Sviatoslav Richter me reprendió severamente con la siguiente observación: “No olvide que nosotros no estamos aquí porque yo sea un pianista y usted un organizador sino por Schubert, Mahler y Beethoven”.  Es posible que al final de esta crisis se produzca un renacimiento en la vida musical. Es deseable que la música deje de ser un producto de consumo de lujo para recuperar su papel esencial de alimento espiritual,  de goce para los sentidos y de ejercicio intelectual saludable. Nuestros gobernantes deberían darse cuenta, que más allá de un mero entretenimiento, la música puede ser un elemento extraordinario para conseguir lo primero que necesitamos para salir de esta crisis: mejorar nuestro estado de ánimo.

Josep Maria Prat es promotor musical y dirige el GrupCamera, que el domingo estrena un nuevo ciclo sinfónico en Madrid bajo el nombre de La Filarmónica-Sociedad de Coinciertos.

 

Fe de errores: donde decía "En estas mismas conversaciones que mantuvo en 1957...", quería decirse en 1937.

Y Vengerov volvió a tomar su violín...

Por: | 13 de noviembre de 2012

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Por Jesús Ruiz Mantilla

Entre las buenas noticias de este apocalíptico y repugnante 2012 podemos rescatar una: Maxim Vengerov ha vuelto. En estos momentos de escasa fe era necesario ser testigo. Y el domingo pasado, en el Auditorio Nacional, quienes estuvimos dentro del ciclo Juventudes Musicales, lo certificamos. Allí apareció el gran Maxim, con su Stradivarius en la mano y al cuello de regreso a la fantasía compartida con que su música nos vuelve a contagiar.

Nunca dijo que fuera definitivo. Pero desde 2007 no había vuelto al circuito como violinista. No fue solamente culpa de aquella lesión que le afectó al brazo después de una caída en el baño. La verdadera razón: estaba harto. Se cansó del circuito y sus demandas, pero también se había agotado a sí mismo, de avión en avión, de hotel en hotel, consciente en cada escala de que el mundo podía ofrecerle más que una vida acelerada sin tregua ni raíces.

Pronto dejó las suyas. De Siberia (Novosibirsk, 1974), donde sus primeros maestros y su padre oboísta certificaron el prodigio de un niño que interpretaba a Schubert con seis años, se mudó pronto a aprender las leyes de la perfección en cuerda a manos de profesores como Galina Turtschaninova y Zakhar Bron. Aunque él siempre ha reconocido que su principal guía espiritual ha sido Rostropovich.

Ganando concursos y asombrando a los grandes directores, orquestas y auditorios del mundo, Vengerov era el más rápido, el más virtuoso, el más voraz. Su energía daba para eso y más. Para el arte y el altruismo como primer músico embajador de Unicef, entre Sarajevo y Uganda, pero también para embarcarse en conciertos de rock o pop fascinado por uno de sus grandes referentes, Michael Jackson, así como para montar un espectáculo con otra de sus grandes pasiones: el tango.

Pero dijo basta. Críticos como el británico Norman Lebrecht en alguna entrevista, ante el ritmo desenfrenado que mostraba su carrera, le preguntó: ¿No tiene miedo de hartarse? Le contestó que no, que se sentía joven. Pero poco después anunciaba su adiós. Provisional. Aunque largo. Cinco años ha durado.

Suficientes eso sí para que haya aprovechado la vida también en la música, se haya casado y haya tenido una niña. Madurez, sosiego buscaba y, a juzgar por lo que nos mostró el domingo, lo ha hallado. La retirada del violín le ha servido para centrarse en la dirección de orquesta y en la enseñanza. Así que, en su regreso a Madrid, lo que hemos podido comprobar, es algo parecido a un compendio de tres Vengerov en uno. Dentro caben el solista, el maestro y el líder carismático.

Primero saltó al escenario solo para ejecutar de manera perfecta una Partita –la número 2 en Re menor- de Bach. Después, junto a un grupo de 16 jóvenes músicos pertenecientes a la International Menuhin Music Academy, dirigió e interpretó con su instrumento piezas también de Bach, de Mendelssohn y de Chaikovski.

¿Qué nos encontramos? A un Vengerov en plena forma. A un Vengerov riguroso, serio e irónico a la vez cuando tocaba, como fue el caso, los scherzos de Chaikovski o el Allegro Molto del Concierto en Re Menor para violín, piano y cuerdas de Mendelssohn. En todo momento mostró un dominio de las tonalidades y los estilos magistral, una riquísima expresividad, honda pero nunca afectada ni atormentada, una presencia y una energía contagiosas. Ganas de perdurar y asentarse con fuerza renovada fue lo que saltaba de sus cuerdas tras la sorprendente retirada, a lo José Tomás, de los ruedos. Ha sido para bien, para mejor y así lo pudimos certificar. Que dure.

Las 'masías' de los músicos sinfónicos

Por: | 06 de noviembre de 2012

Por MIGUEL PÉREZ MARTÍN

Acostumbramos a llamarlas “las hermanas pequeñas” de las orquestas profesionales, las grandes sinfónicas que llevan el nombre de las ciudades o comunidades autónomas en las que tienen su sede. Pero las orquestas jóvenes tienen una importancia crucial: en ellas se forma la cantera de instrumentistas españoles que mañana compartirán atril con los veteranos que hoy integran las orquestas sinfónicas. En época de recortes, de malos tiempos para la cultura y para la música –la semana pasada salió el dato de que ha caído un 40% el número de alumnos de las escuelas de música tras la subida de las tasas-, aparecen nuevas orquestas jóvenes como las recién fundadas en Córdoba, Zamora, Lleida (Joven Orquesta de Poniente), Zaragoza, la del Bicentenario de Cádiz o la de Juventudes Musicales de Ávila.

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