
Alfred Brendel, en un tren entre Barcelona y Madrid el pasado lunes. / Massimiliano Minocri.
La ironía suele dejarse caer por las conversaciones de Alfred Brendel. Más bien su refinado sentido del humor en sus variadas formas. También la indisimulada carcajada, como puede observarse en la foto (arriba) del viaje en tren que realizó el lunes entre Madrid y Barcelona. Así
que sería extraño que el legendario pianista, retirado de los escenarios desde
2008, no hubiese investigado sobre ese sutil componente psicológico en la
música que le ha acompañado todos estos años. Y ya van 82. Anoche, en su faceta
de conferenciante –que compagina con la de músico y escritor- realizó una
exposición, en el marco de la vibrante y ecléctica programación de esta
temporada del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), con ejemplos
prácticos al piano (en una de las raras ocasiones que se le puede ver al
teclado), de cómo el humor, o la comicidad, ha impregnado algunas de las
grandes obras de compositores como Haydn o Beethoven. O de cómo en otros donde
cabría esperar ese elemento a raudales, como Mozart, su detallada exploración permite
apenas encontrar algún rastro de ello. Una rebelión en toda regla contra cierta seriedad imperante en la música.