El diplomático

2020: Europa vuelve a ser un concepto geográfico, no político

Por: | 24 de octubre de 2011

Por Ricardo Martínez de Rituerto

La batería de reuniones de altísimo nivel del pasado fin de semana en Bruselas (a la espera del Consejo Europeo decisorio del miércoles 26) concluyó, de nuevo, con la mirífica ficción de que la solución a la crisis está encarrilada y el deseo, expresado en confianza por una alta fuente a cambio del anonimato, de “que en algún momento los mercados vean que somos serios; aunque no sepamos cuándo llegará ese momento”. En otras latitudes también hacen ficción con la UE. Daniel Hamilton, director del Centro para las Relaciones Transatlánticas de la universidad Johns Hopkins, y el exembajador de Estados Unidos Kurt Volker acaban de publicar Transatlantic 2020. A Tale of Four Futures,  un trabajo que especula con cuatro futuros en la relación entre Estados Unidos y Europa.

Cover Transatlantic 2020El volumen agrupa ensayos de distintos especialistas de ambos lados del Atlántico y plantea la novedad, frente a otras investigaciones de prospectiva, de optar por la ficción en vez de por el análisis convencional a la hora de proponer  (hipotéticas, y nunca mejor dicho) conclusiones enraizadas en hechos y tendencias tan reales como son los desequilibrios fiscales, la evolución demográfica, los movimientos humanos, la aparición de nuevas potencias, la innovación y la competencia, la energía o los desafíos de seguridad.

El caso es que en el capítulo titulado  Vive y deja morir (en honor a la canción Live and Let Die de Paul McCarney y los Wings, 1973, que servía de banda sonora de la película del mismo título de James Bond) los autores rompen el tabú y se plantean el fin de la UE tal y como la conocemos o se ha venido ambicionado. Es el corolario, dicen, del ascenso de un Sur Global que ha hecho insostenible la presencia de un Sur Europeo en el marco de la vieja UE. “El sueño de una Europa unificada que movió a anteriores generaciones nunca se hará realidad y en su lugar la zona euromarco será reconocida como en nuevo núcleo de Europa”, escriben los autores ficticios de un ficticio informe dirigido al canciller alemán en un ficticio 2020.

Cuando “quedó claro a los mercados y luego a los líderes europeos que ningún rescate o dolorosas medidas de austeridad podrían compensar” los desequilibrios fundamentales de aquella UE que empezó a trastabillar en 2010, “lo que había sido impensable, la disolución de la zona euro, se convirtió en el único medio de salvar tanto a las economía sanas como a las tensionadas”. La eurozona se hundió en 2013. 

“El nuevo euromarco en el norte era lo único que podía salvarse, lo que sirvió de base a la Europa de dos velocidades que después ha surgido”, prosigue el relato. Al euromarco pertenecen una decena de países (“Alemania, los nórdicos, Francia, Polonia quizá, Reino Unido, que hacen un esfuerzo por seguir siendo algo en el mundo”, dice Hamilton en la presentación de libro en Bruselas) mientras el resto queda en la periferia. De esta Europa norteña sigue tirando Alemania, mientras que en el sur “la economía sumergida, el turismo, la agricultura a pequeña escala y las diferencias culturales y de forma de vida con respecto al norte han hecho que el declinar del sur haya sido relativamente modesto”, dice el imaginario informe. “Las economía de la región es ahora más estable que antes”.

Hay también otros cambios políticos en esta posible Europa de 2020. Los movimientos nacionalistas, que fueron tenidos en su día por marginales, se han convertido en las fuerzas políticas dominantes en cada país. Y “mientras que antes los ciudadanos, que se veían a sí mismos como europeos, aceptaban costes, dirección, identidad y  sacrificios –aunque también esperaran beneficios- de las instituciones de la Unión Europea, la opinión pública de hoy no acepta costes ni beneficios más allá de las fronteras. Europa ha vuelto a ser un concepto geográfico, no uno político”.

“Quizá se pueda encontrar  algo positivo en el hecho de no hay amenazas serias de seguridad para Europa”, prosigue el informe. Los gastos en defensa no superan el 0,25% del PIB y aunque “Europa es capaz de contribuir a misiones de policía, normalmente en su propia periferia, hace tiempo que renunció a la innecesaria ambición de encabezar operaciones auténticamente internacionales o participar en intervenciones agresivas”. En este cuento, la OTAN se ha desinflado, Estados Unidos busca fuera de Europa los socios necesarios a la hora de abordar cuestiones serias de seguridad y las cumbres Estados Unidos-OTAN-UE han quedado relegadas a una por Administración.

“Se acabaron los sueños de Europa como importante actor global, de una sola Unión, de una superpotencia económica capaz de utilizar su fuerza e influir mediante el poder blando en el mundo”, resume el informe imaginario. “Es su lugar tenemos una variada Europa con un Mercado Único, pero con importantes diferencias en actividad económica, nivel de vida y relaciones exteriores”.

Vimont-2-1610dPierre Vimont, embajador de Francia en Estados Unidos antes de convertirse en secretario general del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) y mano derecha de Catherine Ashton, la Alta Representante para la Política Exterior de la UE, discrepa de algunas de las cosas dichas en el libro y pasa de puntillas por los acuerdos, aunque alguno revela. “Los mercado ven que no tenemos la casa en orden a pesar del Tratado de Lisboa”, comenta en la presentación de Transatlantic 2020. A Tale of Four Futures, de la que fue anfitrión el German Marshall Fund.

“Quizá hayamos exagerado con el Tratado de Lisboa”, apunta con moderación diplomática ante un pacto vendido hasta la saciedad como el bálsamo de Fierabrás que iba a resolver todos los problemas de una Europa a la conquista (pacífica y por el ejemplo) del mundo.

Habla Vimont de cumbres entre Estados Unidos y la UE, “en las que no parece que pase mucho, lo que, por cierto, es verdad”, como quedó bochornosamente acreditado en la de noviembre de 2010 en Lisboa, pero discrepa de que la relación transatlántica vaya a ir a menos. Al contrario, “es más fuerte que nunca”, dice.

Los intercambios económicos entre ambas orillas suponen cantidades fabulosas y hay más: “Lo más interesante de la operación de la OTAN en Libia es que dos países europeos [Francia y Reino Unido] han estado al frente de la campaña, aunque con Estados Unidos apoyando de manera crucial”.

“Francia es un país que ha estado socavando la relación trasatlántica”, sorprende el exembajador de Nicolas Sarkozy en Washington al auditorio. “Pero ahora ha vuelto a la OTAN y hay un mayor acercamiento, aunque siempre habrá algún presidente en el Elíseo quejándose del excesivo dominio de Estados Unidos en la relación”.

B33455d3ebdf4343af30f1202290c95f-2ffcf619d5356917fc0e6a706700cd1e Angela Merkey y Nicolas Sarkozy, en rueda de prensa durante el Consejo Europeo del domingo. /AP

Nota final. Daniel Hamilton insiste en que lo dicho es ficción: “Hemos tomado lo que hay y hemos construido cuatro historias a partir de ello”. Que nadie se ofusque ni se ponga dramático. Quienes quieran leer pasajes reconfortantes para la UE en el libro de Hamilton y Volker los hallarán en el capítulo titulado Come Together (The Beatles, 1969). O en las conclusiones del Consejo Europeo del domingo o en las de su coda del próximo miércoles. (Aquí, la declaración final de la cumbre)

Post nota final. Los autores han querido homenajear a su manera a The Beatles con los encabezamientos de los cuatro capítulos. Dice Hamilton: “The Beatles son eternos”.

Hay 13 Comentarios

Los del sur de Europa tienen que hacer más y quejarse menos como hacen los escandinavos y los alemanes. Ustedes necesitan más de Alemanía, que ella de ustedes. Quisiera ver que harían si se acaba la Unión Europea. Me iba a alegrar mucho. Alemanía seguiría como siempre: trabajando e innovando. Y mejor sin la invasión de los europeos que solamente saben aprovechar la ventaja de no necesitar visa. Y ustedes seguirían quejándose e esperando que la solución les caiga del cielo. O se irían a los Estamos Hundidos de Norteamérica porque les parece más bonito que los traten mal en inglés a que los traten bien en alemán.

El desecho de una politica especuladora se llama deuda, es el producto de los Negocios rentables para algunos y la quiebra definitiva para otros, aprecio mucho tal opinión, lindo homenaje.

Pue eso, ficción: lo siento por los norteamericanos y por nuestros propios profetas del desastre. Ahora, para ver cómo van los Estados Unidos no hace falta salir de la realidad, basta con verla.

Esto es ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Señones Editores con sueldo Pro-USA hablen de la Superdescomunal deuda norteamericana que no podran pagar si no le chupan la sangre a alguien, en este caso el Euro con Grecia Irlanda Portugal.... etc...

y porque no nos planteamos que los que estan quebrados son los USA ¿por cuanto van, 17 Billones de deuda y subiendo? a bueno!!! que los escritores son de los USA. esa posibilidad mejor ni se la plantean, y que el euro supla al dolar como moneda patron internacional es su peor pesadilla...

Y por qué no plantear una Unión de países del Sur de Europa.

Italia, España, Portugal...(y quizás hasta Grecia). Que yo sepa, han sido la única prueba histórica de unión dentro de Europa.

En estos momentos no hay nadie mas ninguneado que el país que ostente la presidencia de la Unión Europea. ¿Alguien recuerda qué país es actualmente?

Observaciones:
1. Live and let die es una peli de 007, y de ahí la canción de Paul Mc Cartney.
2. Se escribe "Together".
3. Rubalcaba miente más que habla.

Estados Unidos es una República Federal donde impera lo federal y no las leyes particulares de cada uno de sus 52 estados (o regiones). La Unión Europea no es ni lo uno ni lo otro. Simplemente es la alianza de tres viejos imperios (Gran Bretaña, Francia y Alemania) que imponen sus condiciones al resto del los demás estados miembros, convertidos en meros rebaños de corderos.

Que se acabe ya la pesadilla europeista. Abajo la Unión Europea y el euro

vive y deja morir suena mucho mas cool

Inquietante perspectiva, mucho más real de lo que los europeos somos conscientes. La parte más interesante es cuando dice que a las economías del sur no les iría mal como proveedores de servicios y turismo para las del norte. La ruptura de la disciplina centroeuropea tendría su parte buena. Pero falta la respuesta a otra pregunta: ¿realmente es malo estar en un segundo plano geopolítico en el mundo? hay que empezar a plantearse si vale la pena la pelea.

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