El famoso cartero de Cheers solia hacer hincapié en explicar que las reglas de Correos son para cumplirse.
Existe un departamento en Correos que cede material para rodajes. Si quieres mostrar a un cartero en tu película es buena idea contactar con ellos. Te pueden proveer gratuitamente de un uniforme, un carrito, e incluso una palm para que tu cartero de el pego en cámara.
En Fantasma tenemos un personaje breve que trabaja de cartero, mi idea inicial era comprar un polo amarillo y poco más, pero nuestra auxiliar de producción se tomó muy en serio hablar con Correos, y lo consiguió. Yo no habría imaginado que nos fueran ayudar altruistamente, y menos aún siendo nosotros unos Don Nadie grabando una película independiente.
Pero cuando ya teníamos todos los OK verbales tuvimos un problema. En Correos dedicaron un momento a leer el contenido del guión, y a raíz de eso nos denegaron el permiso. No les pareció bien que el cartero de nuestra ficción no fuera buen empleado. Posiblemente si el cartero fuera un asesino en sus ratos libres no habría sido un problema, pero que entregue mal las cartas les llegó al alma:
"Tal y como está planteado el guión, no podemos autorizar la grabación ya que no se ajusta a nuestra legislación. El cartero no puede entregar un envío sin pedir la identificación del destinatario y recoger la firma del mismo, y menos entregar mal un paquete o carta a una persona a la que no va dirigido e irse sin más".
Un fotograma de Fantasma con el actor Javier Corral interpretando a un cartero pese a no llevar el uniforme reglamentario.
En contra de la negativa de Correos no hay nada que argumentar. Escribo aquí sobre esta anécdota porque a veces es llamativo el conflicto que existe entre hacer una ficción y ajustarse o no a la rutina, que nada tiene que ver con que tu ficción sea verosímil o no. No creo que una empresa como Correos vaya a cosechar mala imagen porque en una película independiente se muestre a un cartero llevando una vida ficticia. Todo es ficticio desde el momento en que entendemos que el cartero del guión no existe, sino que es un actor disfrazado haciendo cosas que se le han ocurrido a un guionista.
Hace seis años grabando Oído Caníbal nos metimos con todo el equipo en una ferretería y le pedimos al dueño que nos dejara grabar cómo nos hacia una copia de unas llaves mientras que nuestra actriz le miraba con cara de suspense. Le explicamos que esto era una serie de ficción sobre voayeurs: se suponía que esta mujer/actriz había robado una llave y tenía prisa en hacer una copia para devolvérsela a su dueño, y tener una forma de entrar en esa casa furtivamente. Al ferretero le pareció muy bien colaborar con nuestra grabación, pero echaba en falta un poco más de realismo, le preguntamos cómo lo aportaría, y él nos explicó una bonita historia sobre unas llaves medievales de un monsterio y la enlazó con la revolución industrial y cómo desde entonces las cerraduras metálicas han progresado poco o nada. Nos propuso muy en serio que nos dejáramos de voayeurs que hacen copias de llaves y le hicíeramos unas fotos a esta llave medieval, y sacó una gran llave oxidada de debajo del mostrador. La diferencia entre el ferretero y Correos es que él colaboró.
Hay 2 Comentarios
La cuestión es criticar siempre: a Correos, a IBERIA, al del bar de la esquina y a los novios de la chica del entresuelo. Amen.
Publicado por: Joan | 31/08/2013 23:09:12
¿Y algo tan monolítico como el servicio de Correos está para resolver las papeletas de vuestro trabajo? Os dieron una pauta y os explicaron un procedimiento. Un independiente de verdad, no de boquilla o de etiqueta, se habría puesto a trabajar sobre ella.
Publicado por: Pilobolus | 29/08/2013 13:06:35