Rodar, por encima de mis posibilidades

Por: | 20 de agosto de 2013

SteadySteadycam construida con Lego.

Cuando empecé a rodar Fantasma no tenía ni idea de cómo sería mi película, más allá de lo que escribí en el guión (un texto parco en detalles). Yo ruedo sin storyboard, y generalmente no sé si voy a poder grabar en un sitio hasta que estoy allí y nos dejan sacar la cámara. Susana Herreras (de Canal+) me preguntó hace unas semanas ¿cómo vas a reflejar el arco de transformación de tu personaje? Yo le respondí varias palabras en castellano que, en unión y poniendo algo de voluntad para entenderme, querían decir algo así como: ya veré. Agradezco que Susana ponga voluntad.

Durante el rodaje de la ópera prima de Pedro Aguilera (La influencia, 2007) él estuvo viendo mucho cine, películas de Tarkovsky (creo recordar) que casualmente le hicieron replantear varias decisiones del rodaje, influenciándole casi en tiempo real a modificar la puesta en escena de algunas de las secuencias que finalmente fueron aplaudidas en Cannes. Aunque se grabó en cine, la peli de Aguilera hoy sería etiquetada como low cost. De eso se libró.

FantasmaelpaisLos créditos de Fantasma han sido grabados de forma improvisada, una plano secuencia de escorzo de la actriz caminando desenfocada por los pasillos de un canal de televisión. No estaba en el guión y lo grabamos al finalizar lo planificado. Y como quedó tan bien, planteamos repetir todo el comienzo de la peli en plano secuencia, enlazando con este paseo por los pasillos hasta la sala de realización donde se desarrolla la acción.

Por suerte la inspiración alumbró en el primer día de rodaje. Y no se ha vuelto a ir. La idea exacta sobre cómo será tu película puedes tenerla donde y cuando quieras. Lo digno es que esas ideas se te ocurran en casa o en tu estudio, frente a un cuaderno o al ordenador, meses antes de rodar. Lo apropiado es que esas ideas las debatas con tu equipo de dirección y producción: “¡chicos! todo serán planos subjetivos…”, “vamos a grabar todo con un tele…”, “que en cada plano se vea un objeto rojo que marque contraste con la pálida piel de la actriz…”.

No es una excusa, pero yo sólo tengo tiempo para escribir y rodar. El resto del tiempo lo tengo que invertir a partes iguales en: ganar algún dinero para dar de comer a mi hija, e introducir esa comida en su boca. Pensar en cómo será mi película es algo que tal vez disfrute cuando despierte de esta pesadilla de la crisis y de no tener pasta suficiente para pagar la hipoteca. Así que las ideas exactas sobre cómo será mi película se me ocurren cuando estoy grabándolas, a veces diez minutos antes de decir acción,  y a veces diez minutos después, pero aún a tiempo de grabar unas cuantas tomas valiosas.

ResplandorSegún el ensayo-documental Room 237 (2013) Stanley Kubrick se podría haber tomado muchas molestias orquestando la disposición de muchos de los elementos de El Resplandor (1980), en este fotograma, por ejemplo, alineando un archivador con la entrepierna del director del hotel, impostando un falso pene (subliminal). Esto es la antítesis de la producción low cost, en la que con suerte el director logra convencer a los actores para que se presenten al rodaje.

Aunque ruedes sin dinero ni tiempo, el objetivo es el mismo que si no fuera así: crear una obra de expresión humana (¿Arte? Bueno, sí...). Suena mal, pero aunque el proceso sea precario en muchos aspectos, tanto que a veces casi asfixia la creatividad, el resultado que buscas no puede bajar ni un solo escalón. Tienes que tirar la piedra lo más alto posible para acercarle un golpe a Allen, Trier, Haneke… y alejarte así lo más posible del BurguerTown en el que estás. La única diferencia es que bajo esta estructura de producción, estás intentando crear A-R-T-E rodeado de balas, las de la realidad que te recuerda que tú no deberías estar haciendo esto.

Hace unos días reboté en mi cuenta de Facebook unas frases de Sidney Lumet sobre qué hace que una película sea de un modo determinado: “Hacer una película es como hacer un mosaico. Cada elemento es como una pequeña pieza. La coloreas, le das forma, la pules lo mejor que puedes. Haces quinientas o seiscientas de esas piezas, quizás un millar.(...) Luego las pegas literalmente unas a otras y esperas que el resultado sea el deseado. Pero si quieres que el mosaico se parezca a alguna cosa, mejor será que tengas claro lo que pretendes cuando estés trabajando en cada pequeña pieza".

Ayer un amigo bajaba la calle Atocha y se topó con un rodaje, más tarde me enumeró lo que vio: tres camiones, una larga mesa de cátering, burras de vestuario, focos grandes y pequeños, y personas que parecían actores pero que tenían más bien pose de extras. Parecían esperar a las estrellas, y al grito del director para vivir la magia de estar en una ficción (vivir otras vidas por unos minutos, y cobrar 50 € por media jornada de figuración). Agradezco que mi amigo me diga cómo era un rodaje profesional en exteriores, porque a mí me suele dar vergüenza mirarlos tan directamente cuando paso junto a ese tipo de camiones, me siento un hijo bastardo de una industria que ni me conoce, y cualquier mirada furtiva sólo avivaría mi reclamación de ser reconocido como parte de la familia. Así que si camino al lado de un rodaje de exteriores lo más probable es que tropiece por no mirar por dónde voy.

Bardem Acabo de escuchar a Javier Bardem en una entrevista (antigua) hablar sobre cómo se sintió rodando en la calle Beautiful. Dice que prefiere los interiores, porque en la calle todo es más caótico y todo ese trajín de personas, ruido y espacio lo pone más difícil para el trabajo actoral, pues el actor a veces necesita un poco más de concentración, y eso generalmente lo proporciona el cobijo de los rodajes en interior.

Volviendo a mi amigo, él concluyó su descripción del rodaje de exteriores con una frase del tipo: “todo este lío para una película que nadie verá”. Yo asentí, pero en el fondo pensé ¿y por qué no la va a ver nadie? Mi amigo apelaba a la intrascendencia de las películas que generalmente se ruedan en España. Que tal vez sobreviven al estreno, pero pocos días después desaparecen de la memoria. Cine de usar y tirar, que a veces ni se usa. El cine que a veces no es obra, sino trámite.

Suelo decir que hago cine porque me gusta ver cine, pero cuando más ganas me entran de escribir y de rodar es cuando percibo que una película no es un trámite transaccional sino una O-B-R-A. Un micromundo empaquetado con fuerza bajo el nervio de un creador. Una mirada única que vertida sobre la mente de cada espectador provocará una reacción completamente diferente en cada visionado, en cada persona.

Hacer cine low cost es empeñarte en sacar esa magia de una varita arrancada de la pata de una silla de vertedero, y ponerle tantas ganas y abrir tanto los ojos, que la varita al final logre encenderse, un poco.

Hay 2 Comentarios


Insistes constantemente en que ruedas sin storyboard, como si fuera algo especial.

Pues bien, no lo es.

Muchísimos directores de cine, especialmente dentro del cine de autor, ruedan sin storyboard. No tiene nada de especial. Y lo peor es que lo sabes.

Muchos ruedan hasta sin guión.

Siento decirte que no sintonizo con tu discurso aquí, fundamentalmente por dos razones.

La primera, por la obsesión que tú y muchos como tú tienen con dar más valor a "cómo se hacen" las cosas que al "qué se hace". Un discurso de creación que gira siempre en torno a "hago las cosas de esta manera".

Y la segunda razón, conectada con la primera, por la obsesión con preocuparse demasiado por lo que hacen los demás, como en tu comentario sobre Pedro Aguilera, como si eso te convirtiera a ti en un ejemplo más honorable. Es curioso, además, porque precisamente tú ejerces como el que más la copia/referencia de las cosas que te gustan.

En todo caso, suerte con el film, porque, por si se te ha olvidado, el film es lo único que nos importa a los espectadores, y si es bueno, bienvenido sea.

Me ha alegrado el día leer esta entrada. Qué gustazo leer a alguien (español) con entusiasmo, humor, valor, que le gusta lo que hace... da vida! Me entristece que no tenga 200 comentarios o 2000 como el de Vallejo en el Pais:(.
Salud y suerte!!! ;)

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El Hombre Orquesta

Sobre el blog

En esta película de bajo presupuesto el guionista también ejerce de director, productor, cámara y sonidista, cual hombre orquesta. Este blog trata de ordenar el proceso de gestación de la película, además del flujo de ideas, personas y tendencias que bailan alrededor.

Sobre el autor

David Navarro es realizador, guionista y productor hiperactivo. No se ha planteado pedir una subvención ni esperar el visto bueno de una televisión. Compagina los rodajes con la docencia y cosas peores. Desarrolló las series independientes “Oído Caníbal” y “Nada que celebrar”, ambas emitidas en CANAL+.

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