A finales del siglo XIX vivió en Mozambique un jefe tribal descendiente directo de los reyes zulúes, la tribu guerrera más importante en la historia de África. Este monarca tenía una hija bellísima que fue pedida en matrimonio por un rico terrateniente portugés, un colono blanco, que siguiendo la tradición pagó una gran dote por la mano de la princesa africana. Tuvieron una hija.