El otro día hablando con el maestro Corea me decía que a él ahora lo que le apetece es tocar con músicos jóvenes, de 20 años para abajo.
Hay algo en los músicos jóvenes, algún tipo de inocencia interrumpida, que les hace tocar con una frescura y un sentimiento especial que posteriormente el conocimiento se encarga de mutilar. No hace falta comentar cuantos geniales artistas y compositores no volvieron nunca a crear una canción como las de su adolescencia.
En la interpretación se nota aún más porque la inexperiencia técnica les hace buscar un objetivo y no se dan cuenta que el valor no está en ese objetivo concreto sino en la búsqueda del mismo. Esta búsqueda es lo que en realidad prende mecha.
Como decía Coltrane: "hay que cambiar aunque sea para peor".
Este es el caso de Edmar, en mi opinión, un músico genial y jovencísimo que es seguramente el diamante en bruto más especial que he visto en los últimos años. Yo creo que en su caso podremos disfrutar del diamante pulido algún día pero de momento, para mí, oir sus notas es uno de los placeres más agradables que el arte de escuchar provoca.
Hay 2 Comentarios
Siempre es posible conservar algo de inocencia. Creo que lo importante es huir del conformismo y la autocomplaciencia. El mejor trabajo está siempre por venir...
Publicado por: Ricardo Carrillo de Albornoz | 13/05/2013 13:11:49
Totalmente de acuerdo con el Maestro Corea y contigo Javier. Aparte de la frescura y chispa que mencionas, creo que también es posible que con el tiempo y las experiencias se pierda un poco la humildad, sencillez y el deseo de compartir. Me imagino que eso pasa no solo en la música sino en todas las profesiones.
Publicado por: Ikira Barú | 20/03/2013 21:33:29